Oleoductistán
William Blum
De The Anti-Empire Report
#117
4 de junio de 2013
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 27 de junio de 2013
He escrito en más de una ocasión sobre el valor de predicarles una y otra vez a
los creyentes. Un lector estaba de acuerdo con esa idea, y dijo: "¿Cómo el
cristianismo hubiera sobrevivido 2.000 años si no fuera por la reafirmación
cada domingo?"
Bueno, estimados creyentes, queridos feligreses, para el sermón de esta semana,
volvemos una vez más a Afganistán. Dado que los funcionarios de Estados Unidos hacen declaraciones a menudo que dan a
pensar que la presencia militar de EE.UU. en ese triste país definitivamente está
llegando a un fin - y que pronto desaparecerá, con la excepción normal de los
pocos miles de soldados estadounidenses que todo país necesita que se despliegue
en su territorio - se ven regularmente artículos en los medios de comunicación
y declaraciones del gobierno que tratan de explicar de qué se trataba todo eso.
¿Por qué buena razón miles de jóvenes estadounidenses
fueron a exhalar su último suspiro en ese país atrasado, y por qué Estados
Unidos mandó a decenas de miles de afganos a conocer a Alá (como parte de la tortura
generalizada y otras violaciones de los derechos humanos que hace Estados Unidos)?
El Washington Post citó recientemente un
informe del Departamento de Defensa que dice que Estados Unidos "se ha quedado
con un ‘plan B’ adecuado para lograr su objetivo principal de evitar que
Afganistán llegara a ser de nuevo un refugio para Al Qaeda y sus afiliados".
"Impedir que sea un refugio para los terroristas": esa fue la razón inicial dada en
2001 para la invasión a Afganistán, una coherencia que contrastaba con las
siempre cambiantes explicaciones dadas para Irak. Sin embargo, me parece que los más talentosos y más
brillantes de nuestro gobierno y de los medios de comunicación no recuerdan, si
es que alguna vez lo supieran, que en realidad la guerra de Afganistán jamás se
trataba del 11 de septiembre ni de luchar contra el terrorismo (exceptuando los
muchos terroristas que Estados Unidos ha creado mediante sus invasiones y
ocupaciones), sino que todo se trataba de oleoductos.
El presidente Obama dijo en agosto de 2009: "Nunca debemos olvidar que esta
no es una guerra de elección. Es una guerra de necesidad. Los que atacaron a Estados
Unidos el 11/9 están conspirando para hacerlo de nuevo. De no ser controlada, la insurgencia del Talibán hará [de Afganistán] un
refugio aún mayor, desde el cual Al Qaeda complotaría para matar a otros estadounidenses."2
No importa que, de las decenas de miles de muertos por Estados Unidos y la OTAN en
Afganistán, no se haya identificado a ninguno que tuviera relación alguna con los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001.
Eso no importa, incluso si se acepta la versión oficial del 11/9 de que el
"complot para atacar a Estados Unidos" en 2001 se planeó más en
Alemania, España y Estados Unidos que en Afganistán. ¿Por qué Estados Unidos no bombardeó esos países?
A saber, ¿qué se necesitaba concretamente para comprar pasajes y lecciones de
vuelo en Estados Unidos? Una habitación con una mesa y unas
sillas? ¿Qué significa "un refugio aún mayor"? Una habitación más grande con más sillas? ¿Tal vez una
pizarra? >Los terroristas decididos a atacar a Estados Unidos pueden reunirse en casi cualquier lugar.
En la actualidad, tipos terroristas antiestadounidenses se están reuniendo en Libia, Siria, Turquía, Pakistán, Qatar, Arabia Saudita,
Londres, París y muchos otros lugares. Y el Talibán
de Afganistán no sería particularmente antiestadounidense si no fuera por el
hecho de que EE.UU. invadió y ocupó su país.El Talibán es una agrupación diversa de insurgentes afganos
que los militares de EE.UU. han etiquetado con un solo nombre; no son principalmente
yihadistas internacionales como Al-Qaeda, con la cual han tenido de hecho una
relación muy cambiante.
La única "necesidad" que llevó Estados Unidos a Afganistán fue el deseo
de establecer una presencia militar en ese país -- que colinda con países de la
región del Mar Caspio en Asia Central, que tiene, según los informes, la
segunda reserva mundial de petróleo y gas natural-- y construir oleoductos y
gasoductos que irían desde esa región a pasar por Afganistán.
Afganistán está bien situado para que dichas tuberías abastezcan a gran parte del sudeste
de Asia e incluso algunas partes de Europa, mientras circunvalarían -- un factor
crucial –las manías de Washington: Irán y Rusia. Pero ese plan solo funcionaría
si el Talibán no atacara las tuberías. He aquí lo que Richard Boucher, subsecretario de Estado para Asuntos de Asia Central y
Asia del Sur, dijo en 2007: "Uno de nuestros objetivos es estabilizar
Afganistán, para que ese país pueda llegar a ser una vía de paso y un eje entre
Asia Central y Asia del Sur, y así la energía pueda fluir hacia el sur."3
Desde 1980, se ha planificado todo tipo de tuberías en la región, solo para verlas
retrasadas o canceladas por uno que otro problema militar, financiero, o político.
Por ejemplo, el llamado gasoducto TAPI (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India)
recibió un fuerte apoyo de Washington, que estaba ansioso de bloquear un gasoducto
rival que llevaría gas a Pakistán y la India desde Irán. El plan TAPI remonta a finales de los años 1990, cuando el
gobierno del Talibán sostuvo conversaciones con la petrolera de California
Unocal Corporation. Estas negociaciones se llevaron a cabo con el pleno conocimiento del gobierno de Clinton, impertérrito ante la
represión extrema de la sociedad talibanesa. Funcionarios talibanes incluso realizaron viajes a los
Estados Unidos para las conversaciones.4
En su testimonio ante el Subcomité sobre Asia y el Pacífico de la Cámara de
Representantes el 12 de febrero de 1998, el representante de Unocal, John
Maresca, habló de la importancia del proyecto del gasoducto y las crecientes
dificultades de tratar con los talibanes:
Las reservas totales de petróleo en la región podrían alcanzar más de 60 mil millones de
barriles de petróleo. Según algunas estimaciones llegan hasta 200 mil millones de barriles... Desde un principio, hemos dejado
claro que la construcción del oleoducto que hemos propuesto para Afganistán no
puede comenzar hasta que esté en lugar un gobierno reconocido que tenga la
confianza de los gobiernos y sus líderes, y de nuestra compañía.
Cuando esas conversaciones con los talibanes se estancaron en 2001, el gobierno de
Bush amenazó a los talibanes con represalias militares si el gobierno afgano no
accediera a las demandas de Estados Unidos. El 2 de agosto en Islamabad, Christine Rocca, la negociadora
del Departamento de Estado de EE.UU., le reiteró al embajador del Talibán en
Pakistán, Abdul Salam Zaeef: "O acepten nuestra oferta de un tapiz de oro
[el petróleo] o los enterraremos bajo un tapiz de bombas".5 Las negociaciones se rompieron finalmente un mes
antes del 11 de septiembre.
Estados Unidos sigue trabajando en serio con miras a las regiones petrolíferas y de gas
natural del Mar Caspio y el Golfo Pérsico. A lo largo de una guerra u otra desde la guerra del Golfo de 1990-91,
Estados Unidos han podido establecer bases militares en Arabia Saudita, Kuwait,
Bahrein, Qatar, Omán, Afganistán, Pakistán, Tayikistán, Kirguizistán y Kazajstán.
No es posible “ganar” la guerra contra los talibanes, a menos que se maten a todos
los afganos. Es posible también que Estados Unidos intente negociar una vez más con los talibanes con el fin de conseguir algún
tipo de seguridad para las tuberías, para luego salir de Afganistán y declarar la
"victoria". Barack Obama seguramente ofrecerá
un discurso elocuente de victoria, leyendo su teleprompter. Incluso podría incluir las palabras "libertad"
y "democracia", pero ciertamente no dirá la palabra "oleoducto".
"¡Estamos respaldando literalmente a las mismas fuerzas en Siria que estamos peleando en
Afganistán y que hace poco asesinó a nuestro embajador en Libia! Tenemos que abandonar finalmente el impulso intervencionista
antes de que sea demasiado tarde. "- Ron Paul, miembro del Congreso, 16 de septiembre de 2012.6
Cómo todo esto comenzó:
"Ver a los valientes combatientes de la libertad afgana que pelean contra arsenales
modernos con sencillas armas de mano es una inspiración para todos los que aman
la libertad. Su valor nos da una gran lección
- que hay cosas en este mundo que valen la pena defender. Al pueblo afgano le digo en nombre de todos los
estadounidenses: admiramos su heroísmo, su devoción por la libertad y su lucha implacable
contra sus opresores."- El presidente Ronald Reagan, el 21 de marzo de 1983.
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