worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


En The Guardian: ¿Es el fin de las órdenes de control?

07 de septiembre de 2009
Andy Worthington


Para Comment is free, de The Guardian, "Abandonar las órdenes de control" es un artículo que escribí para examinar si el muy criticado sistema del gobierno de arresto domiciliario para sospechosos de terrorismo detenidos sin cargos ni juicio sobre la base de pruebas secretas está a punto de colapsar después de que un juez anulara la orden de control que había mantenido a un ciudadano conjunto británico-libio (identificado sólo como AF) marcado, vigilado y sometido a un toque de queda de 14 horas durante más de tres años.

La decisión del juez siguió a una sentencia crucial dictada en junio, cuando los Lores de la Ley demostraron que ya estaban hartos del planteamiento del Gobierno para tratar a los sospechosos de terrorismo que no pueden ser deportados (en algunos casos porque son ciudadanos británicos) y a los que, según sostienen los ministros, no se puede someter a juicio, porque comprometería las fuentes y los métodos de los servicios de inteligencia, al dictaminar que la imposición de órdenes de control infringe el artículo 6 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que garantiza el derecho a un juicio justo, porque un sospechoso detenido en virtud de una orden de control no recibe "información suficiente sobre las acusaciones que pesan contra él para que pueda dar instrucciones efectivas al abogado especial que se le asigne."

Ante los fuertes indicios del Ministerio del Interior de que las órdenes de control restantes (que se cree que son unas 19) dejarán de tener efecto, ahora es un buen momento no sólo para que el gobierno acepte finalmente que debe unirse al resto del mundo en la búsqueda de una forma de utilizar las pruebas de interceptación en los tribunales (lo que implica una serie de técnicas perfectamente válidas para proteger sus fuentes y métodos - ver PDF), sino también para que los activistas presionen al gobierno para que abandone los casos de otros hombres detenidos bajo fianza de deportación, que también están detenidos sobre la base de pruebas secretas.

Como este último caso afectaba a un ciudadano conjunto británico-libio, escribir este artículo también me dio la oportunidad de demostrar cómo, en lo que respecta a los libios detenidos como sospechosos de terrorismo en el Reino Unido, el gobierno británico parece estar menos preocupado por prevenir el terrorismo y más por plegarse a los deseos del paria convertido en aliado coronel Gadafi y a los lucrativos contratos petrolíferos que esperan a las empresas británicas en el desierto libio. Como señalo en la conclusión de mi artículo: "A medida que el régimen de orden de control se desmorona, es hora de que esta hipocresía respecto a los libios también llegue a su fin".

Abandonar las órdenes de control

Andy Worthington
The Guardian
7 de septiembre de 2009

A medida que se desmorona el régimen de orden de control, también es hora de que se ponga fin a la hipocresía del gobierno en relación con los sospechosos de terrorismo libios.

El futuro del sistema de órdenes de control del gobierno -concebido en 2005 para mantener a los sospechosos de terrorismo bajo una forma de arresto domiciliario- está hoy en entredicho, después de que el gobierno haya retirado una orden de control que, durante más de tres años, mantuvo a un ciudadano conjunto británico-libio etiquetado, vigilado y sometido a un toque de queda de 14 horas, en lugar de revelar información que le permitiera responder a la causa abierta contra él. Ahora parece probable que el ministro del Interior revoque el resto de órdenes de control.

El sistema de órdenes de control fue, en esencia, improvisado por el gobierno después de que los jueces dictaminaran en diciembre de 2004 que mantener a hombres sin cargos ni juicio en la prisión de Belmarsh -la respuesta anterior del gobierno para retener a sospechosos de terrorismo que no podían ser deportados y que, según mantenía, no podían ser juzgados- era ilegal.

Aunque el sistema requiere la aprobación parlamentaria cada año, y también es supervisado por Lord Carlile, el revisor independiente de la legislación antiterrorista del gobierno, ha sido duramente criticado por abogados y grupos de derechos humanos, aunque no fue hasta junio de este año cuando los law lords dictaminaron finalmente que la imposición de órdenes de control infringe el artículo 6 del convenio europeo de derechos humanos, que garantiza el derecho a un juicio justo, porque un sospechoso detenido en virtud de una orden de control no recibe "información suficiente sobre las acusaciones que pesan sobre él para que pueda dar instrucciones efectivas al abogado especial que se le asigne".

Los jueces dictaron sentencia en el caso de tres hombres, identificados únicamente por sus iniciales. A uno de ellos, un ciudadano británico conocido como AN, se le anuló la orden de control en julio, cuando el juez Mitting dictaminó que el secretismo del gobierno en relación con las pruebas en su contra había "llegado al extremo de negar a AN el conocimiento de la esencia del caso contra él", y la semana pasada una sentencia similar en el caso de otro de los tres hombres, AF, llevó al ministro del Interior, Alan Johnson, a revocar su orden de control.

Mientras abogados y defensores de los derechos humanos se preguntan si será posible que el gobierno mantenga las órdenes de control que actualmente se aplican a otros 19 sospechosos de terrorismo -incluidos ciudadanos británicos y extranjeros-, la verdad contundente ahora es que el gobierno debería abandonar por completo las órdenes de control y, en su lugar, acusar formalmente a quienes considere que tienen conexiones con el terrorismo, unirse al resto del mundo en el abandono de su anacrónica oposición al uso de pruebas de interceptación en los tribunales y llevar a juicio a los sospechosos de terrorismo, con la seguridad de que existen medios viables para presentar pruebas al tiempo que se protegen las fuentes y los métodos de inteligencia.

Con el reciente furor por la liberación del terrorista convicto de Lockerbie, Abdelbaset al-Megrahi, y la creciente importancia de los acuerdos comerciales basados en el petróleo que Gran Bretaña mantiene con el gobierno libio (como admitió el secretario de Justicia, Jack Straw, la semana pasada), el caso de AF plantea otros interrogantes sobre la relación del gobierno británico con el dictador libio, Muamar Gadafi.

AF, cuya madre inglesa y padre libio están divorciados, nació en el Reino Unido en 1980, pero se crió en Libia. Tras regresar a Inglaterra con su padre en diciembre de 2004, se le impuso una orden de control por supuestos vínculos con un grupo de oposición al régimen de Gadafi. En junio, los Lores concluyeron que había "demostrado que mantenía vínculos inocentes con las personas mencionadas", pero como expliqué en un artículo en mayo, quizá sea aún más significativo que la respuesta del gobierno británico a los presuntos sospechosos de terrorismo libios en el Reino Unido parece haber estado dictada no por políticas antiterroristas nacionales, sino por consideraciones políticas, desde que Tony Blair visitó a Gadafi en 2004 y habló de la "nueva relación" que se había hecho posible desde que el régimen renunció a su programa de armas de destrucción masiva.

Como señalé en su momento, tanto el Reino Unido como Estados Unidos estaban tratando con supuestos sospechosos de terrorismo libios no porque fueran una amenaza para Occidente, sino porque era "considerado una amenaza para Gadafi, a pesar de que, antes de que el presidente libio se uniera hábilmente a la "guerra contra el terrorismo", era considerado un paria y un terrorista internacional y quien se le oponían eran vistos como luchadores por la libertad". A medida que el régimen de orden de control se desmorona, es hora de que esta hipocresía con respecto a los libios también llegue a su fin.


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net