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Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

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Presidente electo Biden, es momento de cerrar Guantánamo

13 de noviembre de 2020
Andy Worthington

Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 19 de noviembre de 2020


Ocho de los 40 prisioneros que quedan en Guantánamo, quienes, junto con otros hombres ahí, deberían de ser liberados por Joe Biden lo antes posible, después de que se convierta en presidente en enero del 2021. De la fila de arriba, de izquierda a derecha: Abdul Latif Nasser, Sufyian Barhoumi y Tawfiq al-Bihani. Todos han sido aprobados para liberación por el proceso de revisón de nivel alto del gobierno bajo Obama y Saifullah Paracha, el prisionero más viejo de Guantánamo. Fila de abajo, de izquierda a derecha: Khaled Qassim, Asadullah Haroon Gul, Ahmed Rabbani y Omar al-Rammah. Paracha y los cuatro otros de abajo no han sido aprobados para ser liberados, pero deberían de, porque ninguno representa amenaza alguna para los Estados Unidos.

Felicidades al presidente electo Joe Biden y a la vice presidenta electa Kamala Harris por persuadir de manera suficiente a la gente para votar demócrata y terminar con la peligrosa presidencia de Donald Trump.

Trump fue una pesadilla en tantos frentes y ha sido particularmente peligroso en carrera, con su vil prohibición de viaje musulmana al inicio de su presidencia, hace casi cuatro años, sus prisiones para niños en la frontera mexicana, y este último año, sus esfuerzos por inflamar la guerra racial después de que la muerte de George Floyd por parte de un policía iniciara enormes protestas a través del país.

En Guantánamo, el racismo de Trump se manifestó a través de la indiferencia hacia el destino de 40 musulmanes la mayoría encarcelados sin cargos ni juicio y detenidos hasta por 15 años al momento en el que tomó poder. Para él, ellos son terroristas y no tiene interés alguno en conocer que muy pocos de los hombres detenidos en Guantánamo jamás han sido acusados de estar involucrados con el terrorismo y que, de los cuarenta que aun quedan ahí, solo nueve han sido acusados de crímenes, y que a cinco fueron unánimemente aprobados para ser liberados por el proceso de revisión de alto rango del gobierno bajo el ex presidente Obama.

Trump tampoco estuvo interesado en el resto de los 26 hombres que se encontraban sin estatus, “prisioneros eternos” todavía detenidos porque las revisiones de Obama encontraron que todavía representaban algún tipo de amenaza para los EE.UU.

En lugar de eso, twitteó que “no habrán más liberaciones de Gitmo” incluso antes de que tomara el poderoso y permaneció fiel a su palabra con la única excepción de Ahmed al-Darbi, un saudí que fue enviado de vuelta a Arabia Saudita en el 2018, para ser encarcelado, como parte de un acuerdo en su juicio de comisión militar, conducido en 2014 cuando Obama todavía era presidente.

Enterrados por Donald Trump

Después de los últimos cuatro años, durante los cuales los prisioneros restantes han, esencialmente, sido enterrados por Donald Trump en un limbo sin fin, es momento de que sean liberados, tantos como sea posible. No solo los cinco hombres cuya libertad fue autorizada bajo Obama, sino muchos, si no la mayoría de los otros 26.

Para algunos de estos hombres, la racionalidad del porqué de su detención siempre ha sido inadecuada. Soldados a pie para talibanes en su guerra civil inter musulmana que precedió a los ataques del 11/9 y la invasión dirigida por los Estados Unidos, solo son referidos a que constituyen una amenaza por su actitud mientras han estado detenidos. En algunos casos esto es porque han sido huelguistas de hambre, resistiéndose a la injusticia de su largo encarcelamiento sin cargos ni juicio en la única manera que les queda por haber sido arrancados de cualquier poder por parte de sus captores, mientras que otros, irónicamente, han sido señalados como amenaza por su carisma y compasión, hombres que se han convertido en líderes de bloque de celda o líderes espirituales, habiendo mostrado una habilidad para cuidar a sus compañeros prisioneros. En algunos casos, los hombres todavía detenidos, son casos de identidad equivocada.

Nos hemos enfocado en las historias de varios de los hombres durante estos años: los hombres a quienes les aprobaron su libertad como Abdul Latif Nasser quien, por ocho días, no fue liberado y Sufyian Barhoumi, un argelino. Ambos hombres fueron aprobados en el 2016 para ser liberados, por el Juntas de Revisión Periódica pero fueron los únicos dos de 38 en no ser librados antes de que Obama dejara el poder. Los otros tres fuero aprobados hace diez años después de la deliberación del primer sistema de revisión de Obama, el Equipo de Trabajo para Revisión de Guantánamo y son los únicos tres de 156 hombres recomendados para ser liberados por el grupo especial que no fueron liberados. Uno, Tawfiq al-Bihani (escrito “Toffiq” por las autoridades estadounidenses) creyó, en una ocasión, que se subiría a un avión para irse de Guantánamo, pero nunca sucedió. Poco se sabe de los otros dos.

Así como liberar a estos hombres, la administración de Biden debería ver de cerca a quién está deteniendo entre los “prisioneros políticos” como Saifullah Paracha, el prisionero más viejo de Guantánamo, un hombre de negocios paquistaní y prisionero modelo, que es ampliamente respetado entre sus compañeros y el personal militar de la prisión, como explicó su amigo Mansoor Adayfi que ahora vive en Serbia, en un artículo de octubre del 2018 que se titula Saifullah Paracha: El noble padre, hermano y amigo de todos en Guantánamo.

Otro prisionero muy respetado por sus compañeros y el staff de la prisión es Khaled Quassim, un yemení y uno de los “prisioneros siempre” que ha podido mostrar su arte en el mundo exterior. Escribí acerca del trabajo artístico de Khalid en febrero de este año en un artículo titulado Humanizando a los silenciados y maltratados: el arte de los prisioneros de Guantánamo en la escuela de derecho CUNY en Nueva York, después de visitar la muestra de arte de los prisioneros; y Mansoor Adayfi también escribió de manera conmovedora acerca de él en un artículo titulado My Best Friend and Brother (“Mi mejor amigo y hermano”), remarcando su incansable preocupación por los demás.

Qassim no es el único artista entre los “prisioneros eternos” para quien el continuo encarcelamiento parece absurdo. Muaz al-Alwi (escrito “Moath” por las autoridades estadounidenses) realiza, o realizaba, increíbles barcos con materiales reciclados. No tengo manera segura de saber si todavía le permiten hacerlos, después de la primera exhibición de arte en Nueva York en el 2017, el Pentágono respondió forzando el cierre de la libertad de expresión de los prisioneros.

Pero existen casos de identidad equivocada o de exageración de significado. Por ejemplo Asadullah Haroon Gul, un afgano insignificante, Muhammad Rahim el otro afgano remanente, quien es avalado por afganos de alto rango, Ahmed Rabbani, un taxista de Paquistán identificado erróneamente como otro prisionero que las fuerzas independientes de los Estados Unidos recogieron independientemente y Omar al-Rammah, un yemení arrestado en Georgia en el 2002 que no ha tenido contacto para nada con su familia.

Otro prisionero cuyo caso ha estado en las noticias en este año es Mohammed al-Qahtani, torturado en Guantánamo en el 2002, que ya tenía problemas mentales profundos antes de ser torturado. Al-Qahtani recientemente recibió de parte de la corte la aprobación a la solicitud de parte de sus abogados para un análisis objetivo de su estado mental con la esperanza de que eso lleve a que sea recomendado para ser re patriado porque las autoridades en Guantánamo son incapaces de abordar sus necesidades. No se sabe cuántos prisioneros tienen serios problemas mentales, pero hay sospechas de que otros también tienen problemas de salud mental que han surgido con los años.

Para otros, detenidos y torturados en “sitios negros” de la CIA, su tortura es incompatible con la justicia. Esto es sabido, pero no reconocido dentro del gobierno de Estados Unidos porque, en los 14 años desde que inició el sistema de juicio de comisión militar, todavía tambalea, pero con fechas diferidas sin fin. En estos 14 años, las comisiones únicamente han asegurado algunas convicciones, la mayoría a través de acuerdos, y a muchas de ellas han sido revocadas en apelaciones.

Eventualmente, Estados Unidos tendrá que reconocer que tiene que o acusar formalmente a los prisioneros y enjuiciarlos en un sistema funcional (tribunales federales, no comisiones militares) o liberarlos y creemos que el cuarto presidente en tomar control de Guantánamo necesita ser el que le ponga un fin a la vergüenza duradera de una prisión que ha logrado que el respeto para el estado de derecho se convierta en una burla con cada día que continúa abierta. Solo los dictadores detienen de manera indefinida a la gente sin cargos ni juicio.

La vía para seguir adelante

Propuestas detalladas de cómo el equipo de transición de Biden-Harris debería tratar con Guantánamo ya han sido presentadas por un número de ONGs y grupos de derechos humanos, como lo publicó en su sitio web Just Security y comentado aquí en A Roadmap for the Closure of Guantánamo

En el primer día, junto con otras órdenes ejecutivas ya mencionadas por el equipo de transición, incluida la cancelación del prohibición musulmán, el nuevo compromiso de Estados Unidos con los acuerdos climáticos de París y la readmisión del compromiso con la OMS, ambos abandonados por Trump, sería conmovedor ver a Joe Biden emitir una orden ejecutiva que repudie la orden ejecutiva de Trump para mantener Guantánamo abierta, misma que emitió en su primera semana en el poder.

Biden también debería de hacer arreglos inmediatos para la liberación de los hombres que ya han tenidos su libertad aprobada, reinstalando la Oficina de Enviados Especiales para el Cierre de Guantánamo (Office of the Envoy for Guantánamo Closure) un rol que no solo involucra arreglar la re ubicación de ex detenidos, sino su monitoreo para asegurar que no están siendo víctimas de mal trato, y también del punto de vista de seguridad nacional.

Bajo Trump, Estados Unidos abdicó toda la responsabilidad por ex prisioneros, con nadie en lo absoluto como responsable cuando dos libaneses que habían sido re ubicados en Senegal fueron imprudentemente re patriados en el 2018, desapareciendo en prisiones sin ley regidas por la milicia y nadie para enlazarlos con los Emiratos Árabes Unidos en relación al destino de casi dos docenas de hombres que fueron reubicados ahí en los últimos 14 meses del gobierno de Obama a quienes les ofrecieron la oportunidad de reconstruir sus vidas, pero quienes, en su mayoría, habían continuado encarcelado, muchas veces, pareciera, en condiciones de abuso.

Mientras lees esto, los EAU amenazan con repatriar a 18 ciudadanos yemeníes repatriate que estaban dentro del bulto de ex prisioneros, lo cual no solo es peligroso para ellos, dada la guerra continua en Yemen apoyada por Arabia Saudita y el occidente, sino que también se encara con la posición de largo plazo de Estados Unidos en relación a los prisioneros yemeníes detenidos en Guantánamo, para quienes, durante la mayor parte del tiempo bajo Bush y Obama se involucró la negación de incluso contemplar la repatriación de los mismos.

Biden también necesita hacer más que solo reinstalar el rol de los enviados especiales, como explican las ONG y los grupos de derechos humanos, también necesita designar “un director del Consejo de Seguridad Nacional para una dirección de asuntos multilaterales y derechos humanos reconstruida” que pueda supervisar el proceso de trabajar hacia el cierre de Guantánamo.

Esperemos que Biden esté escuchando. Sabemos que Guantánamo es casi invisible ahora y que a muy pocas personas les importa, pero seguimos seguros de que el gobierno de Biden reconocerá que algo que está fundamentalmente equivocado no puede ser ignorado solo porque ha sido olvidado, especialmente con el veinteavo aniversario de su apertura a poco más de un año.


 

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