Guantánamo: los detenidos descontentos están desesperados (oficial)
2 de septiembre de 2007
Andy Worthington
A pesar de los intentos de la administración de presentar Guantánamo como una prisión
eficiente, legal y que funciona, Associated
Press señala que un nuevo informe militar estadounidense, "Peligro
dentro de la alambrada" (tiene una página, por lo que es más bien un
memorando, en realidad) declara que, aunque las agresiones a guardias se han
reducido en más de un 60 por ciento, "se produjeron 385 disturbios masivos
en los seis primeros meses de 2007, frente a los 201 de todo 2006, lo que
supone un aumento de más del 90 por ciento cuando aún queda la mitad del
año".
Aunque el ejército "declinó proporcionar detalles sobre los incidentes", un portavoz de
Guantánamo, el teniente coronel del ejército Ed Bush, explicó que la categoría
"incluye agresiones u 'otros actos' en los que participaron al menos tres
detenidos y que pretendían perturbar las operaciones en el centro de
detención." Según AP, el informe "también mostraba que varias otras
categorías disciplinarias, incluidas las 'extracciones forzadas de celdas' y la
'agresión con fluidos corporales', van camino de igualar o superar los totales
del año pasado, y el teniente coronel Bush añadió, útilmente, que "la
categoría de 'disturbios masivos' no incluye la prolongada huelga de
hambre" (de la que se informó por última vez aquí, aunque el detenido
encarcelado injustamente -y cámara de al-Jazeera- Sami al-Hajj proporcionó una
valoración más detallada).

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¿Cómo es posible? Los oficiales militares afirmaron, como era de esperar, que las cifras demostraban
que los detenidos "siguen siendo peligrosos", y el coronel del
ejército Bruce Vargo, comandante del Grupo Conjunto de Detención de Guantánamo,
repitió como un loro la línea oficial, diciendo a la AP que los detenidos
"siguen haciendo la guerra empleando diversas tácticas... para dañar a la
fuerza de guardia o atraer la atención internacional sobre sí mismos con el fin
de obtener la liberación y volver a la lucha".
Reformulada sin vueltas, esa declaración podría decir simplemente que siguen protestando por su
injusta detención sin cargos ni juicio, empleando cualquier medio que puedan
para atraer la atención internacional sobre sí mismos con el fin de obtener la liberación.
No sería de extrañar. Aunque 124 detenidos han sido puestos en libertad desde la muerte de tres
saudíes en junio de 2006, los 359 restantes permanecen recluidos en condiciones
que, si no propician el malestar, es casi seguro que causan graves trastornos
mentales. Tras las muertes -y un disturbio posterior en el campo 4, donde antes
se permitía a los detenidos vivir en comunidad, en condiciones que al menos se
aproximaban a las exigidas por las Convenciones de Ginebra despreciadas por
Estados Unidos-, casi todos los detenidos (incluidas las muchas docenas que han
sido autorizados a salir en libertad) "están ahora recluidos en régimen de
aislamiento en celdas de paredes sólidas durante todas las horas del día menos
dos."
Tras señalar que se trata de "duras condiciones que, según los defensores de los detenidos,
podrían contribuir a problemas disciplinarios", la AP recabó la opinión de
Sabin Willett, abogado que representa a algunos de los detenidos uigures
(musulmanes chinos), quien se las arregló para descartar en una sola frase el
discurso de la administración de que los detenidos libran una
"guerra" y buscan la libertad para "volver a la lucha",
señalando: "Si mantienes a la gente reprimida en condiciones de
aislamiento y desesperanza, se frustran."
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