El Guantánamo británico: la inquietante historia del
tunecino detenido en Belmarsh Hedi Boudhiba, extraditado, absuelto y abandonado en España
31 de agosto de 2007
Andy Worthington
La historia de Hedi Boudhiba, tunecino de 46 años, abandonado en España tras ser extraditado desde
el Reino Unido y absuelto de todos los cargos que se le imputaban en la
Audiencia Nacional española, pone en duda la calidad de la inteligencia
británica y paneuropea sobre actividades relacionadas con el terrorismo, y
también plantea preguntas incómodas sobre la aparente ausencia de salvaguardias
de derechos humanos en los acuerdos de extradición "por la vía
rápida" para sospechosos de terrorismo que se han negociado entre varios
países de la Unión Europea.
Boudhiba, refugiado que huyó de la persecución religiosa en su país natal, donde fue torturado, y
donde la dictadura presidida por Zine El Abidine Ben Ali lleva mucho tiempo
librando una sucia campaña de intimidación, encarcelamiento y tortura incluso
contra los opositores políticos y religiosos moderados, fue detenido en el
aeropuerto John Lennon de Liverpool, camino de Barcelona, el 20 de agosto de
2004. Durante 20 meses estuvo recluido en la tristemente célebre prisión de
Belmarsh, en el sureste de Londres, que se ha ganado la reputación de ser el
Guantánamo británico por el número de musulmanes sospechosos de terrorismo
recluidos allí sin cargos ni juicio, sufrió psicosis y depresión, y en una
ocasión intentó suicidarse cortándose la garganta y el antebrazo. En aquel
momento, Boudhiba declaró: "Aquí me torturan mentalmente y sufro todos los
días, y no encuentro ayuda de nadie. Cuando estoy enfermo no me envían al hospital".
Manifestantes en Belmarsh en octubre de 2004.
|
Durante su estancia en Belmarsh, Boudhiba fue entrevistado no sólo por agentes de los servicios de
inteligencia británicos, sino también por representantes de las autoridades
estadounidenses, portuguesas y alemanas. A pesar de las acusaciones de que
formaba parte de una red terrorista vinculada al 11-S, de que estaba implicado
en la financiación de combatientes en Irak y de que también estaba implicado en
el complot de la ricina en Gran Bretaña, ahora desacreditado, las autoridades
británicas, estadounidenses, portuguesas y alemanas se negaron a procesarlo o a
solicitar su extradición, pero se vio atrapado por las normas de la nueva Orden
de Detención Europea "rápida" -que facilita la extradición de
sospechosos entre países de la UE- después de que las autoridades españolas
también se presentaran para entrevistarle y él se negara a hablar con ellas.
Su abogado, Julian Hayes,
explicó que, tras haber hablado previamente con representantes de los cuatro
países mencionados, Boudhiba dijo: "bueno, he hablado con todas estas
otras autoridades, pueden ver lo que les he dicho y francamente no quiero
hablar con ustedes sobre ello", y añadió que, como resultado, "uno
tiene que cuestionar la validez de esa orden en particular". Interrogado
para la BBC por Gerry Northam, quien preguntó: "¿Está diciendo que
sospecha que los españoles están de pesca y que sólo quieren detenerle para ver
qué sabe?". Hayes respondió: "Ésa es la sospecha", y respondió a
la pregunta de Northam: "Bueno, ¿por qué no dejarles pescar?"
señalando que "ha habido un flujo libre de información entre estas
autoridades y los españoles pueden obtener fácilmente esa información".
A pesar de las garantías de que el programa de extradición "acelerada" haría honor a
su nombre, pasaron 20 meses hasta que Boudhiba fue extraditado a España. Cuando
perdió un recurso ante el Tribunal Superior en abril de 2006, Julian Hayes
volvió a quejarse, señalando: "Las autoridades españolas no nos han dado
ninguna garantía de que se le permita permanecer en su país", y añadiendo
que Boudhiba corría el riesgo de ser devuelto a Túnez, "donde como mínimo
será torturado y en el peor de los casos será asesinado".
En aquel momento, Boudhiba reforzó las quejas de su abogado: "Quieren extraditarme a España,
ya que no han podido encontrar nada contra mí. La policía española podría
enviarme a Túnez, y una vez que llegue a Túnez, pueden torturarme y hacerme lo
que quieran". Negando las acusaciones contra él, añadió: "Lo juro, no
he hecho nada malo a nadie. No soy un terrorista. Quieren acusarme como sea, no
entiendo por qué. ¿Es porque soy musulmán o porque conocía a algunas personas y
tienen sospechas contra ellas? Esto no es justicia. Esto no es una guerra
contra los terroristas; es una guerra contra los musulmanes".
Una vez detenido en España, donde, como informó CBS News en enero de 2005, el juez antiterrorista
español Baltasar Garzón afirmó que había viajado de Hamburgo a Estambul una
semana antes del 11-S con un miembro de la célula de Hamburgo dirigida por el principal
secuestrador, Mohammed Atta, Boudhiba desapareció efectivamente del radar, sólo
para resurgir hace unos días, cuando Marianne Kremer, una activista de derechos
humanos de Luxemburgo, que está en contacto con él, me envió un correo
electrónico para pedirme ayuda.
Kremer informó de que, tras permanecer 15 meses recluidos en España, donde no pudo ponerse en contacto
con su familia y, en una ocasión, fue atacado por otro preso que le arrancó
parte de la nariz de un mordisco (tras lo cual las autoridades le prometieron
cirugía plástica, pero no lo hicieron), Boudhiba fue absuelto en julio de todos
los cargos que se le imputaban en la Audiencia Nacional, pero luego
"simplemente fue puesto en libertad cerca de Madrid, sin dinero, sin lugar
donde alojarse y sin pasaporte". Kremer explicó que el pasaporte de
Boudhiba sigue retenido en la Audiencia Nacional (y que todos allí están de
vacaciones). Como resultado, a pesar de haber sido absuelto, se ha visto
reducido a algo parecido a una presencia "fantasma" en España, sin
haber recibido aún un "veredicto oficial por escrito" del juicio, y
sin poder siquiera recibir donativos porque el tribunal aún no le ha devuelto
su pasaporte.
Si bien esto me parece una acusación bastante chocante de las formas en que la Orden de Detención
Europea ha facilitado el movimiento de refugiados no deseados por Europa sin
ninguna supervisión en cuanto a la justicia de su tratamiento, Kremer añadió
una posdata más preocupante, señalando que Boudhiba sigue aterrorizado de que
las autoridades españolas, con la connivencia del gobierno británico, intenten
devolverlo a Túnez. Informa de que, durante su juicio de extradición en el
Reino Unido, "el fiscal español Pedro Rubira firmó un documento en el que
afirmaba que los españoles no podían deportar a Hedi a un tercer país sin el
consentimiento de las autoridades británicas".
Aunque la BBC informó en octubre de 2005 de que el ministro del Interior, Andy Burnham, citando el
caso de Boudhiba, prometió que los sospechosos extraditados "seguirían
absolutamente protegidos de la pena de muerte o la tortura" y que el
gobierno británico "no permitiría que nadie que hubiera entregado a otro
Estado europeo fuera enviado a un país que violara estos derechos
humanos", los casos
recientes dejan claro que, a pesar de estas aparentes garantías, el
gobierno británico está a la vanguardia de los intentos de devolver a
refugiados no deseados a países donde corren el riesgo de ser torturados o de
morir, habiendo firmado "memorandos de entendimiento" sin valor
alguno con Jordania y Libia, que supuestamente garantizan el trato
"humano" de los sospechosos devueltos, y habiendo suscrito un acuerdo
similar con el gobierno argelino.
En abril y julio, los intentos del gobierno británico de devolver a dos libios
y tres
argelinos -retenidos sin cargos ni juicio en el Reino Unido- fueron
rechazados por el Tribunal Especial de Apelaciones sobre Inmigración (SIAC, por
sus siglas en inglés) y por jueces de tribunales de apelación, que dictaminaron
que los cinco corrían riesgo de tortura, pero Estados Unidos, otro socio en
este esfuerzo concertado por eludir las salvaguardias internacionales que
impiden la devolución de personas incómodas a países donde corren peligro de
tortura, ha abierto recientemente un nuevo frente en este juego diplomático sin
principios al firmar un acuerdo similar con Túnez.
En junio, dos detenidos tunecinos de Guantánamo, Abdullah
bin Omar y Lofti
Lagha -a quienes una junta de revisión militar había autorizado a ser
puestos en libertad, tras concluir que ya no representaban una amenaza para
Estados Unidos ni tenían valor alguno para los servicios de inteligencia-
fueron devueltos a su país natal, donde fueron encarcelados sin demora y donde,
según observadores de derechos humanos, bin
Omar "ya ha sido torturado y le han dicho que si no confiesa
falsamente delitos, violarán a su esposa e hijas."
Mientras recorre las calles de Madrid a la espera de que le devuelvan su pasaporte, Hedi Boudhiba
-finalmente liberado tras tres años de encarcelamiento basado en "pruebas"
obtenidas de oídas o mediante tortura que se han evaporado como un espejismo-
debe estar esperando que su persecución haya llegado a su fin, y que él, a
diferencia de Abdullah bin Omar, no esté destinado a convertirse en lo que el
abogado de bin Omar, Zachary Katznelson, de la organización benéfica londinense
Reprieve, describió como "un conejillo de indias en un experimento
diplomático potencialmente mortal".
Mientras tanto, mientras las inquietantes preguntas sobre el futuro de Hedi siguen sin respuesta,
se anima a cualquiera que pueda ayudarle a salir de su crisis inmediata -quizás
proporcionándole un contacto amistoso en Madrid- a que se ponga en contacto con
Marianne en la siguiente dirección de correo electrónico:
marianne_kremer@hotmail.com.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|