¿Fueron asesinados dos presos en Guantánamo en 2007 y 2009?
8 de marzo de 2012
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 15 de septiembre de 2023
Mi amigo y colega Jeff Kaye, un psicólogo a tiempo completo que de alguna manera
también encuentra tiempo para llevar a cabo investigaciones sobre Guantánamo y
el programa de tortura de Estados Unidos después del 11-S, publicó un
fascinante - e inquietante - artículo la semana pasada en Truthout, en el que,
después de tropezar con los informes de las autopsias de dos presos que
murieron en Guantánamo en 2007 y 2009, al parecer por suicidio, "encontró
irregularidades, preguntas sin respuesta y nuevos hechos sorprendentes que el
gobierno ha ocultado al público durante años", como explicó en un artículo
de seguimiento en su blog, Invictus.
Resumiendo el núcleo de sus hallazgos, añadió: "Por ejemplo, un detenido, Abdul Rahman al-Amri,
fue hallado ahorcado con las manos atadas a la espalda. Se dice que el otro
preso fallecido, Mohammad al-Hanashi, se estranguló hasta morir con un tipo de
ropa interior que no utilizaban los detenidos en aquella época".
A continuación reproduzco el artículo, ya que creo que Jeff ha sacado a la luz algunas
"irregularidades, preguntas sin respuesta y nuevos hechos
sorprendentes" hasta ahora inexplorados y realmente preocupantes en
relación con estas dos muertes, que a mí también me preocupan desde hace tiempo.
Las muertes inexplicables más notorias en Guantánamo son, por supuesto, las tres muertes
del 9 de junio de 2006, que se describieron oficialmente como suicidios. Esta
explicación fue desacreditada en diciembre de 2009 en un detallado informe de
la Facultad
de Derecho de Seton Hall, basado en un riguroso análisis de la
investigación oficial llevada a cabo por el Servicio de Investigación Criminal
Naval, y luego fue desacreditada aún más en enero de 2010, cuando Scott Horton
publicó un artículo en Harper's
Magazine, en el que antiguos soldados, que servían en Guantánamo en el
momento de las muertes, en puestos de guardia desde los que tenían una visión
general de todas las idas y venidas en la base, establecieron que la historia
oficial no podía ser cierta, e insinuaron una verdad más oscura sobre las
muertes de los hombres, que implicaba su transporte hacia y desde una
instalación secreta fuera de la base principal, en la noche de sus muertes, y
la implicación de que fueron asesinados deliberadamente, o murieron como
resultado de sesiones de tortura que fueron demasiado lejos.
Significativamente, no se ha llevado a cabo ninguna nueva investigación a la luz de las revelaciones
del artículo de Harper, sobre el que escribí aquí,
y al que di seguimiento aquí,
y esto es, para ser franco, una vergüenza. A quienes deseen saber más, les
recomiendo el documental "Muerte en el campo Delta", del cineasta
noruego Erling Borgen, del que hablé aquí.
Sin embargo, las muertes de los tres prisioneros en junio de 2006 no son las únicas muertes
sospechosas en Guantánamo. En las primeras
entradas
que publiqué en mi blog después de terminar el manuscrito de mi libro The Guantánamo Files, el
31 de mayo y el 2 de junio de 2007, escribí sobre el carácter sospechoso de la
muerte de Abdul Rahman al-Amri, un saudí que supuestamente había muerto
suicidándose el 30 de mayo de 2007, pero que, al igual que los tres hombres que
murieron en junio de 2006, era un preso en huelga de hambre desde hacía mucho
tiempo y, por tanto, alguien que había sido problemático para las autoridades.
También hice un seguimiento de la historia en el primer,
segundo
y tercer
aniversarios de su muerte.
El otro suicidio dudoso, también investigado por Jeff, es el de Muhammad Salih (también
identificado como Mohammed al-Hanashi), cuya muerte
fue muy sospechosa, ya que Salih, otro preso en huelga de hambre desde
hacía mucho tiempo, gozaba aparentemente de buena salud cuando, poco después de
ofrecerse voluntario como representante del bloque de celdas en enero de 2009,
fue sacado repentinamente de su celda y trasladado al pabellón psiquiátrico,
donde murió cuatro meses y medio después, el 1 de junio de 2009. Yo tenía mis
propias dudas sobre esta muerte, que se vieron reforzadas cuando, una semana
después, uno de sus compañeros de prisión, el residente británico Binyam
Mohamed, puesto en libertad en febrero de 2009, escribió un
excelente artículo de opinión sobre su amigo en el Miami Herald. También
hice un seguimiento de la historia de la muerte de Salih aquí, basándome en la
investigación llevada a cabo por la escritora y periodista Naomi Wolf, que
había estado presente en Guantánamo el día de su muerte (como parte de un grupo
de periodistas que cubrían las audiencias previas al juicio
por la comisión militar de Omar Khadr).
Espero que tengas tiempo de leer el reportaje de Jeff, a continuación, y al final he colgado
también un vídeo de su entrevista con Russia Today, como seguimiento de la historia.
Los informes de autopsia recientemente publicados aumentan el misterio
de los "suicidios" de Guantánamo
Por Jeffrey Kaye, Truthout, 1 de marzo de 2012
Los informes de las autopsias publicados el año pasado por el Departamento de Defensa plantean interrogantes
sobre las circunstancias que rodearon la muerte de dos presos en Guantánamo.
Ambas muertes -la de Abdul Rahman al-Amri en mayo de 2007 y la de Mohammad
Ahmed Abdullah Saleh al-Hanashi en junio de 2009- fueron calificadas de
suicidios por los investigadores del Departamento de Defensa.
Pero los detalles de los informes de la autopsia muestran que al-Amri fue hallado muerto por
ahorcamiento con las manos atadas a la espalda, lo que pone en duda que
realmente se hubiera suicidado. (Al-Hanashi fue hallado vestido con ropa normal
de detenido, la ropa interior que supuestamente utilizó para suicidarse, y no
con la bata de suicida a prueba de desgarros que se entrega a los detenidos con
tendencias suicidas activas. Sigue siendo una incógnita si en realidad estaba
bajo vigilancia por suicidio, a pesar de que se había golpeado repetidamente la
cabeza contra las paredes de la prisión y había realizado cinco intentos de
suicidio en las cuatro semanas anteriores a su muerte.
Se suponía que tanto al-Amri, que estaba recluido en régimen de aislamiento en el campo de alta
seguridad 5 de Guantánamo, como al-Hanashi, que residía en la Unidad de Salud
Mental de la prisión, estaban sometidos a vigilancia por vídeo constante y,
según los funcionarios del campo, alguien debía vigilarlos cada tres o cinco minutos.
Varios observadores externos habían considerado sospechosas las muertes de ambos presos, pero los
informes de las autopsias son la primera prueba documental pública de lo que
posiblemente ocurrió. Las autopsias fueron desclasificadas por el Departamento
de Defensa hace un año, pero al parecer no se examinaron, como parte de una
publicación de más de 1.100 páginas de documentos en respuesta a una demanda de
la Ley de Libertad de Información (FOIA) de la Unión Americana de Libertades
Civiles [PDF].
Al-Amri era un ex miembro del ejército saudita de 34 años. Según su evaluación de detenidos de
mayo de 2006 (publicada por WikiLeaks), supuestamente tenía
"conocimientos y conexiones con muchos miembros y operaciones de alto
nivel de Al Qaeda". También se le acusó de rodar una película sobre el
atentado contra el USS Cole, acusación que él negó. Al parecer, se le
consideraba un detenido de "alto valor" y llevaba en Guantánamo desde
febrero de 2002. Al-Amri declaró ante el Tribunal de Revisión del Estatuto de
los Combatientes que examinó su caso que no había ido a Afganistán a matar
estadounidenses y que, de haber sido ésa su intención, habría tenido muchas
oportunidades cuando estaba en el ejército saudita.
Al-Hanashi era un ciudadano yemení de 31 años que, de joven, había abandonado Yemen para unirse
al bando talibán en la guerra civil afgana. Se dice que su padre era el líder
de la tribu Hanashi, de 4.000 miembros, en Yemen. Al igual que al-Amri, el
Departamento de Defensa afirma que estaba afiliado a Al Qaeda, acusación que
al-Hanashi había negado. Capturado tras el levantamiento de prisioneros de
Qala-i-Janghi en Mazar-e-Sharif, fue trasladado a Guantánamo, donde llegó dos
días antes que al-Amri. Según un preso que lo vio por última vez seis meses
antes de su muerte, al-Hanashi había aceptado ser representante de las quejas
de los presos ante los funcionarios del campo.
Ambos habían estado en huelga de hambre durante mucho tiempo y, en ocasiones, habían pesado 90
libras o menos. Ambos habían sido alimentados a la fuerza durante la huelga
de hambre. Ambos presos nunca se habían reunido con un abogado.
"Encubrieron el delito"
La autopsia de Al-Amri afirma que el "detenido civil varón" fue "encontrado colgado del
cuello en su celda con una ligadura hecha de tiras trenzadas de sábana. Según
el informe, un tejido similar le ataba las manos sin apretar por detrás".
A pesar de que al-Amri tenía las manos atadas por detrás, los medios de comunicación ignoraban este
hecho. Pero, al parecer, no era desconocido entre algunos de los demás
detenidos.
En una carta de 2010 a su abogado [PDF],
publicada como parte de un expediente judicial, Abdul Rahman Shalabi, en huelga de hambre desde hacía mucho tiempo en Guantánamo, le dijo a
su abogado: "Usted sabe lo que le ocurrió (a Abdul Rahman al-Amri), que
fue asesinado en el campo cinco hace dos años, ahorcado mientras tenía las
manos atadas a la espalda, y estaba en régimen de aislamiento... Cuando los
estadounidenses dieron la noticia de su muerte, dijeron que lo habían
encontrado muerto en su celda y que estaba en huelga de hambre y encubrieron el crimen."
Las autoridades consultadas para este artículo coincidieron,
como dijo una fuente, en que tener las manos atadas a la espalda en un
ahorcamiento "no indica necesariamente homicidio, pero sin duda requiere
una investigación adicional."
Los familiares de Al-Amri también dudaban mucho del veredicto de suicidio y, según un informe de Arab News, exigieron una investigación sobre su muerte. Un funcionario saudita
encargado de supervisar "el estado de los ciudadanos saudíes detenidos en
Guantánamo ... también descartó la teoría del suicidio". En un artículo de
seguimiento para Arab News se afirmaba que un portavoz del Ministerio
del Interior saudí había indicado que "un comité médico especial
realizaría una autopsia y luego prepararía un informe que se enviaría a las
autoridades estadounidenses sobre cualquier indagación particular." Ningún
informe de este tipo ha aparecido públicamente. Al cierre de esta edición, el
Ministerio del Interior saudita no había devuelto ninguna solicitud de comentarios.
Otras preguntas
Hay otros aspectos curiosos en los
detalles que rodean la muerte de al-Amri. Las autoridades afirman que una
ligadura -la cuerda u otro dispositivo similar a una cuerda, en el caso de
al-Amri posiblemente sábanas rasgadas o cortadas, que se utiliza en el
estrangulamiento- debe ser lo suficientemente larga para poder ahorcarlo. Según
el informe de la autopsia, la ligadura en el caso de al-Amri sólo medía 22
pulgadas y media, incluida la parte que rodeaba el cuello.
Curiosamente, la ligadura también tenía hacia su extremo más distante "una zona de 4
pulgadas de suciedad oscura con pelos oscuros adheridos". El informe no
indica de quién son estos pelos ni por qué están ahí. Dado que se realizó una
prueba de ADN para verificar la identidad del preso, es de suponer que los
pelos también podrían haber sido identificados, pero no hay indicios de que lo fueran.
Los examinadores de la autopsia suponen que se utilizaron sábanas alteradas para el ahorcamiento. Pero
según una declaración resumida de un testigo (PDF, pg. 7), el general de división (retirado) Mike
Dunleavy, que se convirtió en comandante del Equipo Especial 170 de
interrogatorios de Guantánamo en febrero de 2002, las sábanas utilizadas en
Guantánamo fueron "cambiadas" bajo su orden "por las sábanas del
sistema penitenciario federal para que no se puedan rasgar ni atar".
Este hecho, del que no se había informado anteriormente, pone en tela de juicio la versión sobre la
muerte de al-Amri, así como la de los tres "suicidas" de Guantánamo
de 2006, de quienes se dijo que se habían hecho lazos, en parte, con sábanas
rotas. De hecho, antiguos detenidos han cuestionado los suicidios de estos
presos, en parte, porque no tenían "sábanas que pudieran construirse
fácilmente para hacer un lazo". El escritor
de Harper's Scott Horton y un equipo de investigadores jurídicos del
Centro
de Política e Investigación de la Facultad de Derecho de Seton Hall han realizado
sendas investigaciones críticas de las muertes de 2006. Otro libro del ex
guardia de Guantánamo Joe Hickman que examina las muertes de 2006 se publicará
a finales de este año.
Parece que se ocultó información importante a los examinadores de la autopsia de al-Amri. Los
examinadores señalan que el hecho de que al-Amri tuviera las manos atadas a la
espalda era algo que sólo sabían "por informe", pero que deberían
haber tomado fotografías y haberlas tenido a su disposición.
El informe de la autopsia, que no proporciona una cronología de los hechos que describe, explica
las supuestas circunstancias de la muerte de al-Amri:
La investigación revela que se utilizó la hoja de una navaja de afeitar para cortar tiras de una o varias sábanas de
la cama y se confeccionó una ligadura trenzando estas tiras... El extremo libre
de la ligadura se sujetó a una abertura de ventilación, y [redactado]
probablemente se puso de pie sobre su sábana para colocar el lazo sobre su cabeza.
Pero, según el manual oficial de "Procedimientos operativos estándar" de Campo Delta de
2004 [PDF],
las maquinillas de afeitar eran artículos de contrabando. Las maquinillas de
afeitar para afeitarse sólo estaban permitidas durante el periodo de duchas,
pero los guardias tenían instrucciones de "Asegurarse de la devolución de
las maquinillas intactas". Además, se suponía que a los detenidos en
unidades de "segregación", es decir, aislamiento, como al-Amri, no se
les entregaban maquinillas de afeitar en absoluto durante el periodo de duchas,
lo que plantea la cuestión de cómo llegó a conseguir una cuchilla, si es que la consiguió.
El informe de la autopsia no explica cómo obtuvo al-Amri una cuchilla de afeitar. Sí menciona
una "herida superficial incisa" en los dedos índices de cada una de
sus manos, que podría proceder de una cuchilla de afeitar, aunque el informe de
la autopsia no concluye cuál es su origen. El informe tampoco describe la
abertura de ventilación ni cómo se fijó la ligadura a ella.
Por último, en la sección de toxicología del informe, los examinadores señalan que al-Amri fue
sometido a pruebas "de detección de medicamentos (incluida la mefloquina)
y drogas de abuso". Resulta extraño que se haga especial hincapié en la
detección de mefloquina. La mefloquina es un controvertido fármaco antipalúdico
que se administraba masivamente a todos los detenidos durante su ingreso en
Guantánamo. Hace más de un año, Truthout examinó el uso de este fármaco, que
puede haber sido utilizado con fines abusivos o como parte de un experimento
ilegal y secreto.
Aunque no se encontró ninguna droga, resulta extraño que se pensara que al-Amri, que llevaba cinco
años en Guantánamo, la mayor parte o la totalidad en régimen de aislamiento,
tuviera mefloquina en su organismo. Sólo se ha detectado malaria en un pequeño
puñado de presos de Guantánamo, que llegaron a la prisión con la enfermedad.
Cuba no se considera un país donde la malaria sea endémica, y al personal
militar y a los contratistas estadounidenses no se les administra mefloquina de
forma rutinaria. Curiosamente, uno de los tres supuestos suicidas de Guantánamo
en 2006, pero no los otros dos, también fue sometido a la prueba de la mefloquina.
"Factores estresantes del confinamiento"
El
informe de la autopsia del preso número 78 de Guantánamo, Mohammad Ahmed
Abdullah Saleh al-Hanashi, también plantea serias dudas sobre las
circunstancias que rodearon su muerte. Se dice que el preso se estranguló a sí
mismo utilizando gomas elásticas de su ropa interior.
El informe proporciona detalles sobre el estado médico y psiquiátrico del detenido yemení en el
momento de su muerte. Según el informe, al-Hanashi tenía un "largo
historial" de problemas psiquiátricos en el centro penal de la Fuerza de
Tarea Conjunta, entre ellos "trastorno de adaptación, trastorno de
personalidad antisocial y factores estresantes del confinamiento." (Énfasis añadido.)
La presencia de problemas psiquiátricos es coherente con un "historial de gestos suicidas
y múltiples intentos fallidos de suicidio" que se remonta a 2003. Los
intentos anteriores incluían métodos para quitarse la vida como el
ahorcamiento, "lesiones autoinfligidas por arma blanca y frecuentes
traumatismos craneales por objeto contundente", así como "ligadura
del cuello", que es el tipo de autoestrangulación que fue la forma de
muerte constatada por los examinadores de la autopsia, cuyas identidades fueron
redactadas tanto en el informe de al-Hanashi como en el de al-Amri.
El documento de la autopsia señala que al-Hanashi realizó cinco intentos de suicidio en las cuatro
semanas anteriores a su muerte. Aunque los autores del informe describen los diagnósticos
que las autoridades médicas dieron al preso, entre ellos "trastorno
antisocial de la personalidad", no se da ningún diagnóstico de depresión,
a pesar de los antecedentes de graves conductas suicidas.
Según el manual de diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría, utilizado por todos los
médicos y psicólogos del gobierno, el diagnóstico de trastorno antisocial de la
personalidad sólo se da a individuos que muestran "un patrón generalizado
de desprecio y violación de los derechos de los demás ocurrido desde los 15
años de edad." Es difícil creer que el personal médico de Guantánamo
dispusiera de este tipo de información, lo que plantea la posibilidad de que el
diagnóstico se diera para empañar el perfil conductual del preso.
Además, los examinadores de la autopsia describen la presencia de "lesiones oscuras, pequeñas y
elevadas" en la frente de al-Hanashi, que, según explicaron, eran
"coherentes con los antecedentes denunciados de haberse golpeado/golpeado
repetidamente la cabeza contra las paredes del centro de detención".
Las conductas autolesivas y suicidas son dos síntomas psiquiátricos graves asociados desde
hace tiempo al tipo de condiciones de reclusión que se dan en las prisiones
Supermax, o prisiones que aplican medidas administrativas especiales, en las
que el aislamiento prolongado y las formas de privación sensorial y social son la norma.
¿Vigilancia Suicida?
A pesar de los múltiples intentos de suicidio muy reciente, no está claro si al-Hanashi estaba
bajo vigilancia de suicidio en el momento de su muerte la noche del 1 de junio
de 2009, en una celda de la Unidad de Salud Mental (BHU) del Grupo Conjunto de
Guantánamo. El informe de la autopsia afirma que "ha estado bajo
vigilancia por suicidio en la BHU, donde es atendido diariamente por personal
médico". (Énfasis añadido.)
Pero, ¿estaba en vigilancia por suicidio el día que murió? Múltiples correos electrónicos
solicitando aclaraciones al Departamento de Defensa sobre esta cuestión, así
como sobre otras, como qué se entiende por "factores estresantes del
confinamiento", han quedado sin respuesta. Una solicitud de Truthout FOIA
para el informe del Servicio de Investigación Criminal Naval (NCIS) sobre su
muerte está pendiente.
Un informe
de junio de 2008 de Human Rights Watch (HRW) describía los procedimientos
utilizados tras algunos intentos de suicidio en Guantánamo. A un detenido
"se le desnudó, se le vistió con una bata de plástico verde a prueba de rasgaduras
y se le colocó en una celda individual bajo vigilancia constante", tras un
único intento de suicidio en diciembre de 2007. En su celda no se le permitió
tener nada que pudiera utilizar para autolesionarse. Fue interrogado
diariamente por el personal de la UHB, y sólo fue puesto en libertad al cabo de
dos meses. A otro detenido bajo vigilancia por suicidio también se le vistió
con la bata de suicida y no se le permitió tener en su celda "más que una
esterilla para dormir, un Corán y papel higiénico".
No se sabe cuánto tiempo llevaba Al Hanashi en la UHB, pero si estaba bajo vigilancia suicida, no
llevaba la bata especial para suicidas que suelen llevar los detenidos bajo
vigilancia especial para suicidas. El joven de 31 años fue descubierto en el
suelo de su celda en posición fetal bajo una manta, vestido "con camisa y
pantalones caqui sin ropa interior". Según el informe de la autopsia, la
ropa era "asunto general del centro de detención".
La falta de ropa interior no tiene explicación, pero dado que la autopsia postula que Al Hanashi
se estranguló a sí mismo utilizando el elástico que se encuentra en la ropa
interior típica que se distribuye a los detenidos, es posible que falte la ropa
interior porque se utilizó para construir el dispositivo con el que se dice que
se asfixió a sí mismo.
Sin embargo, existen dudas sobre el tipo de ropa interior distribuida a los detenidos en este
momento. Según un artículo publicado el 17 de octubre de 2007 por Carol
Rosenberg en el Miami
Herald, después de los tres "suicidios" de 2006, los responsables del campo cambiaron "los
procedimientos, incluida una vigilancia más cuidadosa de las pertenencias de
los cautivos y el cambio de la ropa interior de los cautivos de calzoncillos
más elásticos a calzoncillos de algodón menos susceptibles de ser utilizados en
un ahorcamiento". El informe se refiere constantemente a la ropa interior
que al-Hanashi supuestamente alteró como "calzoncillos" o
"calzoncillos blancos".
La autopsia no menciona ningún hallazgo de restos alterados de la ropa interior. Dice que los
agentes del NCIS proporcionaron a los examinadores médicos una réplica del
"calzoncillo blanco" entregado a los prisioneros. Los examinadores
comprobaron que la ligadura del cuello de Al Hanashi era "idéntica a la
banda elástica del calzoncillo examinado".
La autopsia afirma que "un detenido civil" (el nombre de al-Hanashi está extrañamente
redactado en este punto del documento) "de edad desconocida, murió de
asfixia debida a estrangulación por ligadura al envolver fuertemente la banda
elástica de su calzoncillo alrededor del cuello y aparentemente asegurarla con
un giro en el lado derecho del cuello y una inclinación de la cabeza."
Curiosamente, en la página 2 del informe, los examinadores de la autopsia
afirman que la ligadura estaba retorcida "en el lado izquierdo". El
método de asegurar la ligadura es algo oscuro.
Un experto en asfixia, el Dr. Steven Miles, dijo a Truthout, "La descripción de la ligadura,
sugiere garrotazos del tipo que puede hacerse una persona a sí misma o a otra
persona, es decir, una varilla, bolígrafo, utensilio, etc. se introduce en la
ligadura y se le dan varias vueltas y luego se retira." Las marcas de ligadura
son "consistentes con el uso de una banda de ropa interior, pero no
concluyentes, y bastante diferentes de lo que se vería con el uso de un alambre
o cordón." Por consiguiente, junto con las demás pruebas médicas de las
que se informa, el Dr. Miles, que criticó al Instituto de Patología de las
Fuerzas Armadas por "investigaciones e informes deficientes sobre las
muertes de prisioneros" en su libro de 2006 Oath Betrayed (Juramento traicionado), coincide con las conclusiones de los
examinadores de la autopsia de que la causa de la muerte de al-Hanashi fue muy
probablemente el suicidio. Añade que la frase "factores estresantes del
confinamiento" que aparece en el informe es claramente "un eufemismo".
Preguntas sobre el calendario
En el informe de la autopsia se omite la fecha de la muerte, pero si se combina la cronología
horaria que figura en el informe con las noticias, es casi seguro que Al
Hanashi murió en algún momento de la hora anterior a la medianoche del 1 de
junio de 2009.
Según el informe, transcurrieron aproximadamente 25 minutos desde el momento en que se observó
por última vez al preso hasta que se descubrió su cadáver en el suelo de la
celda. En la narración del examinador, "aproximadamente a las 21.20
horas" (21.20 horas) al-Hanashi pidió hablar con una enfermera,
solicitando un "somnífero". De hecho, en los informes toxicológicos
realizados post mortem se encontraron dos tranquilizantes. Tanto el lorazepam
como el metabolito del clonazepam, dos fármacos benzodiacepínicos comunes
conocidos comúnmente como Ativan y Klonopin, se encontraron en la orina y la
sangre del fallecido.
Sin embargo, se desconoce si esto es lo que se le administró a al-Hanashi para dormir, o qué
fármacos, en su caso, se le recetaron en ese momento. En la sección de
toxicología del informe no se menciona ninguna otra droga, salvo el paracetamol
y la pseudoefedrina.
El personal de Guantánamo se comunicó por última vez con al-Hanashi "entre 10 y 15
minutos después" de que pidiera los medicamentos. Habría sido entre las
21.30 y las 21.35 horas, es decir, entre las 21.30 y las 21.35 horas, cuando el
preso preguntó al guardia si podía cerrar su "tapa del agujero de los
frijoles". El informe opina que esto era una "señal de que estaba
listo para irse a dormir". (El "agujero de la judía" era la
ranura por la que se daba comida a los presos.) Según los guardias, que
presumiblemente fueron entrevistados por el NCIS, al-Hanashi estaba "de
buen humor" y no parecía alterado."
Sólo "unos minutos después", el preso fue "visto a través de la ventana de la
celda y se observó que no respiraba". El informe nunca indica el tiempo
exacto transcurrido, aunque los examinadores de la autopsia indican que la hora
del hallazgo fue "aproximadamente las 21.55 horas", es decir, las
21.55 horas. Esto significaría que transcurrieron entre 20 y 25 minutos antes
de que los guardias o el personal médico revisaran personalmente a al-Hanashi
en su celda, un periodo que parece ser algo más que "unos minutos".
Al parecer, los esfuerzos de reanimación duraron aproximadamente una hora, ya que al-Hanashi
fue declarado muerto a las 22.59 horas. La intervención médica incluyó el uso
de un desfibrilador automático externo, un tubo endotraqueal y la colocación de
una vía venosa central.
Sea cual sea la
cronología de las observaciones de los guardias sobre al-Hanashi, los
informes de prensa han afirmado que hay "videovigilancia constante"
dentro de las celdas de los presos en la BHU. Además, el portavoz de
Guantánamo, el teniente comandante Brook DeWalt, dijo a Truthout en noviembre
de 2009 que, aunque no podía comentar si habían grabado a al-Hanashi en su celda,
ningún preso de Guantánamo pasa más de "tres minutos" sin ser
controlado, de una forma u otra. Esto concordaría con los "pocos
minutos" que se indican en el informe de la autopsia, pero no con el
relato que presenta un lapso de 20 minutos o más. También concuerda con lo que dijo un
médico de la prisión a la periodista Naomi Wolf, que había visitado las
celdas donde estuvo recluido Al Hanashi aproximadamente un día antes de su
muerte. "Controlan a los presos cada tres minutos", le dijo.
Además, según Wolf, "Cortney Busch, de Reprieve, una organización británica que representa a
detenidos de Guantánamo", le dijo que "en el pabellón psiquiátrico se
graba un vídeo de los presos en todo momento, y también hay un guardia apostado
allí continuamente."
"Métodos más duros" contra los huelguistas de hambre
Según muchos informes, al-Hanashi, al igual que al-Amri, había participado junto con otros detenidos
en huelgas de hambre para protestar por su situación y el trato que recibían.
En consecuencia, al-Hanashi, como los demás huelguistas, fue alimentado a la
fuerza en ocasiones. De hecho, el informe de la autopsia afirma: "En enero
de 2009 inició una huelga de hambre y ha sido alimentado por vía enteral",
es decir, mediante una sonda de alimentación. Según el informe de la autopsia,
el estómago de al-Hanashi estaba "distendido con comida parcialmente
digerida". El informe no indica qué alimentos podía haber, ni si se
trataba de alimentos líquidos, como los que se administran a través de una
sonda. Parte de este material fue vomitado durante los intentos de reanimarlo.
Aunque los informes de prensa afirman que el prisionero yemení llevaba mucho
tiempo en huelga de hambre, el teniente comandante De Walt declaró a los
periodistas poco después de la muerte de al-Hanashi que la huelga de hambre del
prisionero había terminado a mediados de mayo. En un artículo para Associated
Press, el abogado de Guantánamo David Remes, que tenía un cliente en la
UHB de Guantánamo al mismo tiempo que al-Hanashi, declaró al periodista David
McFadden que "todos los presos del pabellón habían sido alimentados a la
fuerza con una mezcla de nutrición líquida a través de un tubo insertado en la
nariz y en la garganta y que al-Hanashi había sido el único alimentado a la
fuerza en una silla de contención."
En otro artículo de Associated
Press, Remes afirmaba que había un total de siete detenidos en la UHB
en el momento de la muerte de al-Hanashi.
El cronista de Guantánamo Andy Worthington señaló en un artículo de 2009 sobre las "espeluznantes
estadísticas de inanición" en el campo cubano de la "guerra
contra el terror" de Estados Unidos que, hasta la muerte de al-Hanashi
incluida, todos los supuestos suicidas de Guantánamo habían sido presos en
huelga de hambre.
En un artículo publicado en febrero de 2006 por Tim Golden en el New York Times se señalaba que las autoridades
estadounidenses habían aplicado entonces "medidas más estrictas para
alimentar por la fuerza a los detenidos en huelga de hambre en
Guantánamo". Esto incluye el periodo en el que Al Hanashi estaba en su
última huelga de hambre. Las autoridades militares han mantenido que la
alimentación forzosa se lleva a cabo "de forma humana y compasiva".
Golden escribió: "En las últimas semanas... los guardias han comenzado a atar a los
detenidos recalcitrantes a 'sillas de contención', a veces durante horas al
día, para alimentarlos a través de tubos y evitar que vomiten deliberadamente
después. Los detenidos que se niegan a comer también han sido puestos en
aislamiento durante largos períodos en lo que los funcionarios dijeron que era
un esfuerzo para evitar que sean alentados por otros huelguistas de
hambre."
Las "medidas más duras" habían
reducido a sólo cuatro los presos en huelga de hambre en diciembre de 2005, lo
que sugiere que al-Hanashi era uno de los pocos presos en huelga de hambre.
Además, esto significa que al-Hanashi inició su huelga de hambre de 2006 cuando
los métodos más severos ya estaban en vigor. La abogada Elisabeth Gilson, que
tenía un cliente en el pabellón psiquiátrico al mismo tiempo que al-Hanashi,
calificó la alimentación forzada de "abusiva e inhumana".
Testimonio de un testigo detenido
Uno de los detenidos liberados de Guantánamo,
Binyam Mohamed, declaró a la prensa que al-Hanashi había sido un líder entre
los presos. En un artículo publicado el 11 de junio de 2009 en el Miami Herald,
dijo que al-Hanashi, a quien llama Wadhah, pesaba sólo 104 libras la última vez
que lo vio, en enero de 2009.
Mohamed declaró que fue "alimentado a la
fuerza" junto con al-Hanashi. Según Mohamed, la última vez que vio a al-Hanashi
fue el 17 de enero de 2009, cuando el preso yemení "fue llevado fuera del
Campo 5 para reunirse con el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta,
almirante David Thomas, y el comandante del Grupo de Detención Conjunta,
coronel Bruce Vargo". Según el relato de Mohamed, al-Hanashi había
aceptado ser representante de los presos "en cuestiones del campo como las
huelgas de hambre y otras cuestiones polémicas." Al-Hanashi nunca regresó
a su celda, y nada se supo de su suerte entre los detenidos fuera del BHU hasta
que se anunció su muerte.
Teniendo en cuenta lo que se sabe de los seis
meses anteriores al supuesto suicidio de Al Hanashi, debemos creer que, al
mismo tiempo que reinició su huelga de hambre, también se convirtió en
representante de los presos y se reunió con altos funcionarios del campo. En
algún momento, fue internado en la BHU del campo. A mediados de mayo, había
puesto fin a su huelga de hambre, pero también había iniciado una serie de
intentos de suicidio, por lo que fue puesto bajo vigilancia por suicidio. La
noche de su muerte, parece que no estaba bajo vigilancia, ya que no se le
encontró con la bata de suicida que se le entregaba regularmente. Estaba
"de buen humor", pero supuestamente se suicidó minutos después, tras
tomar dos tranquilizantes diferentes, todo ello bajo una supuesta vigilancia
constante o casi constante.
Ningún miembro del personal médico, guardia de campo u otro funcionario de prisiones o militar ha sido sancionado por
presuntos fallos en los procedimientos operativos estándar en relación con
ninguno de los "suicidios" de Guantánamo, al menos por lo que se sabe.
Estrés y enfermedades mentales en Guantánamo
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)
concluyó ya en junio de 2003 que las condiciones de reclusión en Guantánamo
eran "equivalentes a la tortura", como se documentó en un
"Memorando para el registro dirigido al general de división Geoffrey
Miller" el 8 de octubre de 2003. Ya en enero de 2003, el CICR planteó
cuestiones sobre la tortura psicológica en la prisión de la base naval. Según
un artículo de Neil Lewis en el New York Times, "el equipo de la Cruz Roja
descubrió una incidencia mucho mayor de enfermedades mentales producidas por el
estrés que las autoridades médicas estadounidenses, en gran parte causadas por
el aislamiento prolongado."
Los factores estresantes del confinamiento en
Guantánamo son muchos, e incluyen la ansiedad y la tensión asociadas a la
detención indefinida, el aislamiento, los largos periodos de interrogatorios
intensos, los controles conductuales de recompensa y castigo, los periodos de
privación de sueño, la falta de acceso durante años a un abogado, la separación
de la familia y los seres queridos, los tratos crueles y, en ocasiones, la tortura.
Una serie en dos partes publicada en Truthout el
año pasado planteaba la cuestión de si en Guantánamo se practicaba el
ahogamiento simulado y documentaba numerosas ocasiones en las que, de hecho, se
utilizaron formas similares de tortura con agua.
Otras formas de tortura de detenidos en Guantánamo, documentadas en un informe de 2006 de la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, incluían la privación sensorial y la sobrecarga sensorial, la exposición
al frío, la exposición a violencia extrema y el acoso cultural y religioso.
Una forma concreta de abuso que causó gran controversia fue la política, aún vigente, de alimentar a la fuerza a los
presos en huelga de hambre. Un informe publicado en agosto de 2007 en el
Journal of the American Medical Association concluía que "la alimentación
forzada en Guantánamo viola los Convenios de Ginebra, la legislación
internacional sobre derechos humanos y la ética médica".
Algunos de los detenidos de Guantánamo fueron
alimentados a la fuerza de forma persistente durante años. El informe de la ONU
señalaba que algunas formas de alimentación forzada, incluidos los relatos de
la práctica en Guantánamo, equivalen a tortura.
¿Por qué murió al-Hanashi?
Tanto si al-Hanashi se suicidó como si no, la
cuestión sigue siendo por qué se vio abocado a una medida tan desesperada o por
qué los encargados de su cuidado fracasaron tan estrepitosamente en su intento
de mantenerlo con vida. Aunque su muerte pudo deberse al estrés de la tortura y
el encarcelamiento, que llevaron al preso a la desesperación y al suicidio, es
posible que hubiera otras causas más distantes que afectaran a su situación.
Al-Hanashi puede haber sido señalado, junto con
al-Amri, como un alborotador. La evaluación de detenidos de Al-Hanashi de junio
de 2008, redactada como memorando para el comandante del Mando Sur de Estados
Unidos, lo calificaba de "ALTA amenaza desde el punto de vista de la
detención". El informe se quejaba de que el "comportamiento general
de al-Hanashi ha sido incumplidor y hostil con la fuerza de guardia y el
personal". El informe, que formaba parte de una amplia publicación de
archivos de detenidos realizada por WikiLeaks el año pasado, enumeraba
"163 informes de infracción disciplinaria" hasta esa fecha, entre los
que se incluían "incitación y participación en disturbios masivos, incumplimiento
de las instrucciones de los guardias/reglas del campamento, uso inapropiado de
fluidos corporales, comunicaciones no autorizadas, daños a la propiedad del
gobierno, intentos de agresión, agresiones, palabras y gestos provocadores,
exposición de órganos sexuales y posesión de alimentos y contrabando de tipo no
armamentístico".
El informe también describe la versión del Departamento de Defensa sobre las conexiones de al-Hanashi con los talibanes y
Al Qaeda. Aunque al-Hanashi admitió en una respuesta escrita a una vista del
Tribunal de Revisión del Estatuto de Combatiente que se había asociado con los
talibanes, negó cualquier asociación con Al Qaeda. El Departamento de Defensa
se basó para ello en los interrogatorios de dos detenidos de los que se sabía
que habían sido torturados repetidamente, Abu Zubaydah y Sanad Ali Yislam
al-Kazimi.
Un artículo de Truthout publicado en noviembre
de 2009 por este autor especulaba sobre si la muerte de al-Hanashi tenía algo
que ver con la posibilidad de que fuera testigo material de los asesinatos en
masa perpetrados en 2002 por el general afgano Abdul Dostum, que posiblemente
incluyeron el conocimiento o la participación de fuerzas estadounidenses. (La
administración Obama se ha negado a investigar la atrocidad.) Al-Hanashi había
sido encarcelado y luego herido en la prisión de Qala-i-Janghi, donde se había
producido un levantamiento de prisioneros talibanes. (La evaluación del
Departamento de Defensa señala que, en el interrogatorio, John Walker Lindh
declaró que Al-Hanashi había ayudado a negociar la rendición de los
prisioneros). Posteriormente, fue enviado a la prisión de Sheberghan, donde
pasó las cuatro semanas siguientes, más o menos, recuperándose en el hospital
de la prisión. Al mismo tiempo, en el hospital había supervivientes de la
ejecución masiva de prisioneros talibanes. La mayor parte de los prisioneros de
guerra talibanes habían sido arrojados presumiblemente a fosas comunes en Dasht-i-Leili.
Un mes después de la muerte de al-Hanashi, el
New York Times publicó un importante reportaje sobre las fosas comunes afganas
y un informe sobre las pruebas forenses reunidas en el caso. El reportaje del
Times, realizado por el periodista James Risen, señalaba que "varios
testigos afganos" de la matanza "fueron posteriormente torturados o
asesinados". ¿Había hablado al-Hanashi con supervivientes de la matanza?
y, en caso afirmativo, ¿qué podría haber dicho al respecto?
Curiosamente, la negación de Dostum de cualquier
implicación en el asesinato de prisioneros talibanes se publicó justo después
de la publicación del artículo del Times en el sitio web de Radio Free
Europe/Radio Liberty, respaldado por el gobierno estadounidense, lo que sugiere
que Estados Unidos participó activamente en la difusión de información errónea
sobre la atrocidad de la guerra.
Al ex detenido Binyam Mohamed, que conocía a al-Hanashi, le resultaba difícil creer que se hubiera quitado la vida, y
consideraba que a-Hanashi había sido asesinado. "Si se quitó la vida -tras
ser obligado a ingresar en un BHU-, ¿qué lo llevó allí?". preguntó
Mohamed. "¿Quién asume la responsabilidad de hacerle perder la esperanza
después de haber aguantado tantos años, a pesar del trato y las condiciones
inhumanas?".
Otro suicidio/h3>
La muerte de Al-Amri se produjo casi exactamente un año, y la de al-Hanashi casi tres, después de que tres detenidos fueran
hallados muertos en una noche de junio de 2006. Al parecer, otro detenido, el
ex residente británico Shaker Aamer, también fue golpeado con dureza y
asfixiado por personal de Guantánamo esa misma noche. El caso de Aamer ha sido
el centro de atención de los activistas británicos que piden su liberación.
Todas estas muertes fueron calificadas de
suicidio por el Departamento de Defensa y, al parecer, las investigaciones al
respecto se basaron únicamente en la presunción de suicidio. Incluso al-Amri,
que había muerto con las manos atadas a la espalda, fue calificado de suicidio
por los examinadores de la autopsia sólo unos días después de su muerte, sin
que hubiera indicios de una posible investigación por homicidio.
En mayo de 2011, un detenido de 37 años, Inayatullah, también conocido como Hajji Nassim, fue hallado muerto, al parecer
colgado de las sábanas, en un patio de recreo de Guantánamo. La evaluación de
los detenidos de Guantánamo de Nassim es una de las 14 que faltan en la
publicación de WikiLeaks sobre Guantánamo. El abogado de Nassim, el defensor
público federal Paul Rashkind, ha declarado a la prensa que su cliente ya había
intentado suicidarse dos veces en Guantánamo y que era víctima desde hacía
mucho tiempo de "una psicosis paralizante" que había comenzado mucho
antes de que fuera enviado a Guantánamo en septiembre de 2007.
Según el gobierno estadounidense, Nassim era
"un planificador confeso de operaciones terroristas de Al Qaeda". Los
expedientes judiciales de Nassim también lo identifican bajo los alias de
"Harun al-Afghani" y "Mohammed Naseem". Otros informes lo
han descrito como padre de seis hijos, "propietario de una tienda de
teléfonos móviles en el mercado negro de Zahedan (Irán)" y alguien que,
algún tiempo después de su captura, dejó de cooperar con las autoridades
estadounidenses bajo custodia porque no podía "permitirse que sus
compañeros detenidos afganos creyeran que cooperaba con los servicios de
inteligencia estadounidenses."
Rashkind no quiso responder a las preguntas de Truthout sobre el caso de su cliente, afirmando que "todo es
clasificado".
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