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Argelino que sufre de PTSD y que fuera erróneamente identificado como socio de Abu Zubaydah, es aprobado para ser liberado de Guantánamo


La bandera estadounidense detrás del alambre de púas en Guantánamo.

Por Andy Worthington, 1 de mayo, 2022

Traducido por El Mundo no Puede Esperar 23 de mayo de 2022

El 21 de abril, fui alertado de las noticias de que un prisionero argelino en Guantánamo, Said Bakush (también conocido como Saeed Bakhouch o Saeed Bakhouche) fue aprobado para ser liberado el 13 de abril por la Junta de Revisión Periódica (PRB por sus siglas en inglés), un proceso tipo libertad condicional iniciado por Obama). El proceso de PRB involucra a “oficiales senior de los departamentos de defensa, seguridad interior, justicia y Estado, el Comité Mixto y la oficina del director de Inteligencia Nacional”, quienes deciden “si continuar la detención de un individuo particular detenido en Guantánamo es necesaria para proteger en contra de continua y significativa a menaza para la seguridad de los Estados Unidos”.

La noticia fue sorprendente, ya que fue la primera vez que aprobaron a un prisionero para ser liberado por una PRB sin tomar parte directamente en el proceso. Esto, sin duda, es merecedor de ser noticia, pero su aprobación no fue reportada por los medios mainstream, en parte, sospecho, porque existe poca información disponible en el sitio web del PRB y porque algún tipo de trabajo de investigación para establecer quién exactamente es Saeed Bakhouch.

Como reporté en el 2016, en un artículo titulado “El hombre que ellos no conocen: Saeed Bakhouche, un argelino, enfrenta la Junta de Revisión Periódica en Guantánamo” , las autoridades estadounidenses aparentemente sabían tan poco acerca de Bakhouch, que la foto que usaron para su Reporte de Asesoramiento de Detenido, uno de los archivos militares clasificados publicados por WikiLeaks en 2011, fue de alguien más, completamente, como su abogada Candace Gorman me dijo en su momento.

Bakhouch, un barbero, que ahora tiene 51 años, tuvo la mala suerte de haber sido detenido en una redada en Faisalabad, Paquistán, el 28 de marzo del 2002 que llevó a la captura de Abu Zubaydah, un palestino que nació en Arabia Saudita quien fue erróneamente identificado como el tercero más importante de Al-Qaeda — aunque algunas fuentes de inteligencia estadounidense sabían en ese momento que, de hecho, que era el facilitador de un campo de entrenamiento en Afganistán que estaba específicamente no aliado con al-Qaeda. Después de su captura fue sujeto a un completo programa brutal de tortura de la CIA post 11/9, como es discutido en horroroso detalle en "The Forever Prisoner" (“El prisionero siempre”), el nuevo libro de Cathy Scott-Clark y Adrian Levy.

Como resultado de haber sido secuestrado en esta casa en particular, sospecha cayó sobre Bakhouch de que estaba involucrado en terrorismo, aunque siempre ha negado que ese fuera el caso y declaró que estaba relacionado con Abu Zubaydah o ninguno de los hombres detenidos con él. Sin embargo, en 2010, cuando tuvo la oportunidad de buscar liberación de Guantánamo a través de recibir el habeas corpus por parte de un juez en tribunal federal estadunidense, el juez Richard Leon, falló a favor del gobierno.

Como expliqué en su momento, el juez Leon ignoró el hecho de que “si fuera tan importante, habría sido puesto, probablemente, en un juicio de Comisiones Militares en mayo o junio del 2008 cuando cuatro de los otros hombres de la redada — Noor Uthman Muhammed (de Sudán), Ghassan al-Sharbi y Jabran al-Qahtani (ambos saudís) y Sufyian Barhoumi (otro argelino) — fueron acusados”. Sólo uno de ellos, incidentalmente, fue acusado más adelante en las comisiones militares (en donde negoció un acuerdo) y todos menos uno, han sido liberados a la fecha.

También añadí que el juez Leon “pudo haber reconocido que Labed Ahmed (también capturado en la casa, pero no puesto en juicio) había dicho que se había estado hospedando en la casa pero que no estaba involucrado de ninguna forma con Abu Zubaydah. Antes de su liberación en el 2008, después de haber sido “aprobado para ser transferido” por una junta de revisión militar, Ahmed explicó que había terminado en la casa de Abu Zubaydah por accidente y cómo le habían permitido quedarse, a pesar de no conocer a nadie en esa casa, por 12 días — una estadía que claramente hubiera durado más de no haber sido redada”.

Bakhouch apeló el fallo del juez Leon, pero cuando llegó el fallo al tribunal de circuito de D.C de su apelación (en 2013), involucró la maligna influencia del juez Brett Kavanaugh (subsecuentemente promovido a la Suprema Corte bajo Donald Trump) y su apelación fue rechazada, en base a que, como describió Kavanaugh, Bakhouch “aunque probablemente no era parte de la fuerza de Abu Zubaydah” (la palabra “fuerza) en el fallo de Kavanaugh se refería a las afirmaciones del gobierno que, finalmente habiendo concedido que Abu Zubaydah no era un miembro de al-Qaeda, y no tenía conocimiento de los ataques del 11/9, su nuevo y no verificable ángulo acerca de su importancia era que había sido la cabeza de la fuerza de milicia que estuvo alineada con al-Qaeda).

Una decisión llegó a pesar de la extenuante objeción del juez Harry T. Edwards, ex jefe de jueces del tribunal, que declaró que el fallo de la corte de “culpable por asociación iba más allá de la definición de detención autorizada por el congreso en la autorización para el uso de fuerza militar aprobada días después de los ataques del 11/9, que sólo autorizaba el encarcelamiento de aquellos que ‘planearan, autorizaran, cometieran o apoyaran ataques terroristas que sucedieron el 11 de septiembre del 2001, o escondieran a dichas personas”.

Como expliqué en mi artículo acerca de Bakhouch en 2016:

    "Parece bizarro, por decir algo”, dijo el juez Edwards, “que alguien como Bakhouch, que jamás ha sido acusado de algún delito o encontrado culpable de un acto criminal y quien jamás ha ‘planeado, autorizado, cometido o apoyado ataques terroristas’ sea ahora marcado por una sentencia de vida”. Dijo que el circuito “estiró el significado” del decreto del congreso “mucho más allá de los términos de estas autorizaciones legales que los procedimientos de habeas corpus como el otorgado a Bakhouch son funcionalmente inútiles”.

Un "prisionero siempre"

Para este momento, Bakhouch se ha convertido en un “prisionero eterno”, uno de los 48 hombres designados como “demasiado peligrosos para ser liberados” por la administración de Obama, pero que no serían acusados por evidencia insuficiente para enjuiciarlos. Obama buscó contrarrestar la obvia ilegalidad de su designación prometiendo que los hombres en cuestión recibirían revisiones periódicas en sus casos para ver si las circunstancias cambiaban lo suficiente para autorizar su liberación, pero cuando este proceso de revisión — Juntas de Revisión Periódica — finalmente comenzaron, a finales del 2014, ahora incluyendo 23 de los hombres que Obama originalmente designó para ser acusados, las esperanzas de Bakhouch de ser liberado fueron aplastadas otra vez.

En julio del 2016, los miembros de la Junta aprobaron el continuo encarcelamiento de Bakhouch, a pesar de las presentaciones de Candace Gorman, señalando que el gobierno había fracasado en demostrar en una manera creíble que él estaba involucrado con Abu Zubaydah o Al-Qaeda, y que, a pesar de que los representantes militares de Bakhouch (asignados para representarlo en Guantánamo) notaron que era “un detenido callado y obediente”, y que estaban “seguros” de que “su deseo de tener una vida pacífica si era transferido de Guantánamo es genuina y que él no alberga negatividad hacia nadie”. Añadieron que también estaban “convencidos” que él no representa ninguna amenaza para la seguridad de Estados Unidos ni de cualquiera de sus intereses”.

Después de este golpe, Bakhouch se volvió retraído. Candace Gorman me dijo que, en 2017, dejó de verla, aunque continuaba a recibir correspondencia suya y dejó de ver, también, a sus representantes militares. Tuvo otra PRB en agosto del 2018 bajo Donald Trump, pero boicoteó su propia audiencia, como lo hicieron la mayoría de aquellos elegidos para los PRBs porque correctamente concluyeron que, bajo Trump, se habían convertido en una farsa (sólo un hombre había sido aprobado para liberación por una PRB de Trump en cuatro años). Sus representantes, que lo habían encontrado “emocionado y dispuesto a participar”, en 2016, ahora notaban que “respetuosamente rechazó participar en el proceso de revisión”.

El continuo encarcelamiento de Bakhouch fue aprobado el 28 de febrero del 2019, cuando los miembros de la junta siguieron creyendo en su “elevado perfil de amenaza como evidencia de sus previos roles en Afganistán y sus pasados conocidos”, a pesar de que no había evidencia que indicara que había estado en Afganistán. Los miembros también destacaros su “inhabilidad para evaluar el actual nivel de amenaza de los detenidos debido a su rechazo en participar en reuniones con sus representantes, la falta de sumisión de algún material nuevo por parte de los detenidos y su decisión de no tomar parte de su audiencia”.

Habiendo sido decepcionado cada tres años desde el 2010 en sus esfuerzos por lograr la liberación de Guantánamo y teniendo su encarcelamiento aprobado bajo Obama y Trump, no fue sorprendente que Bakhouch dejara de tener fe en un cambio por parte de una PRB bajo Biden cuando su última revisión llegó. Esta vez, sin rastro de ironía por parte de las autoridades, el 11 de enero del 2022, en el veinteavo aniversario de la apertura de la prisión.

Sin embargo, el gobierno de Biden, para crédito propio, ya recibido el criticismo de las ONG y de 99 de sus propios senadores y representantes, quienes el año pasado le enviaron cartas que no solo hacían un llamado para el cierre de la prisión de Guantánamo, sino que señalaban que era inaceptable que continuaran deteniendo hombres en la prisión, muchos veinte años, sin jamás haber sido acusados de algún crimen.

En el primer año de Biden en el poder, las PRB aprobaron a 13 hombres para liberación. Cuatro más (incluido Bakhouch y Hassan Bin Attash, de quien escribiré pronto) han sido aproados para liberación, así que, tomando en cuenta tres hombres aprobados en 2010 quienes, vergonzosamente no han sido liberados y otro hombre, Majid Khan, que ha completado una sentencia que fue dada como resultado de un acuerdo al que se llegó en 2012, 21 de los 37 hombres que siguen detenidos han sido aprobados para ser liberados. Cuando Biden llegó al poder, 22 de los “prisioneros siempre” seguían languideciendo en Guantánamo, su encarcelamiento sostenido, como con Bakhouch por repetidas PRB y ese número ahora es de sólo cinco.

La voluntad de Biden de ver hombres aprobados para liberación a través de PRB es, todavía, sujeto a garantías de que los hombres en cuestión no representan amenaza alguna para Estados Unidos. Dos de estos cinco “prisioneros siempre” han tenido su detención sostenida desde que Biden tomó el poder — Khaled Qassim, que no era referido como suficientemente “obediente” en enero de este año y Muhammed Rahim, un afgano que fue señalado por tener todavía “expresiones de apoyo extremista”. (La decisión en el caso de Rahim fue anunciada al mismo tiempo que la de Bakhouche y escribiré acerca de eso muy pronto.

Para este fin, aunque Bakhouch una vez más rechazó formar parte de su audiencia, las presentaciones por parte de Candace Gorman fueron fundamentales para asegurar su aprobación para liberación. Gorman, que ha representado a Bakhouch desde el 2006, compartió conmigo una carta que escribió para la Junta en enero 6, en la cual declaró “tanto la actitud constructiva del Sr. Bakhouch como su deseo de mejorarse a sí mismo, las condiciones de su propio país, establecen que la repatriación a su país de origen representará una absoluta mínima amenaza para la seguridad de Estados Unidos, si es que existe alguna”.

Como declaró Gorman a la Junta “les puedo decir que él jamás ha expresado ningún mal en contra de Estados Unidos ni su gente y, para mi conocimiento, no sostiene rencor hacia ese país. Les puedo decir que el Sr. Bakhouch apreció las oportunidades de mejorarse a sí mismo que le han sido presentadas mientras ha estado en custodia (incluidas las varias clases den GTMO)”.

La historia de Saeed Bakhouch

Gorman recorrió la historia de Bakhouch, destacando que “su educación fue limitada: sólo estudió hasta el tercer grado” y que, en Argelia, tuvo que “trabajar en varios trabajos, incluyendo mecánica automotriz”, tuvo que “ayudar en varios restaurantes y cafeterías”. Tuvo que “servir en el ejército argelino, en donde aprendió a manejar un camión”, algo que le gustaría volver a hacer en el futuro si es liberado de Guantánamo.

Ella también declaró que “antes de la caída del 2001 sólo había salido de Argelia en una ocasión y fue por trabajo a Libia por un periodo de tiempo corto, en los 90s a una tienda mecánica de un familiar”. En el otoño del 2001, sin embargo, “le comentaron de una oportunidad para viajar a Paquistán, estudiar el Corán y aprender cómo hacer proselitismo con el islam” por parte de miembros de Taglighi Jamaat, una organización misionaria grande, cuyos representantes lo conocieron en las calles de Argel y “lo invitaron a unirse a la organización en Pakistán”.

Pensando que “sería una gran aventura y oportunidad que de otra manera podría no tener”, Bakhouch voló a Paquistán, en donde “se hospedó por alrededor de cinco meses”. Como explicó Gorman:

    Durante los primeros tres meses, tomó clases de Tabllighi acerca del Corán en Lahore. Sin embargo, los últimos dos meses de estadía en Lahore, la situación de seguridad en Pakistán se deterioró rápidamente. Extranjeros, particularmente de países árabes, se convirtieron en objetivos de secuestros y violencia. Como consecuencias de los eventos del 11/9, las autoridades paquistaníes comenzaron a arrestar a árabes (personas de habla árabe del norte de África y del Medio Oriente) y entregándolos a los Estados Unidos por recompensas de alrededor de $5,000 dólares por persona. El Sr. Bakhouch tenía tanto miedo de la violencia que no salía.

    El Sr. Bakhouch se había estado quedando en la mezquita en Lahore que llevaban los Tablighis. Sin embargo, cuando el secuestro de árabes se convirtió en algo más rentable y amplio, los Tablighi sugirieron que los hombres árabes del centro se movieran a casas de huéspedes en donde pudieran estar más seguros. Por cerca de un mes, el Sr. Bakhouch se quedó en una casa de huéspedes que había sido arreglada por los Tablighi para él cerca de Lahore. Nadie en esta casa hablaba árabe, sin embargo, y el pasaporte del Sr. Bakhouch se perdió o fue robado mientras estaba ahí.

    Después de aproximadamente otro mes, el Centro Tablighi le advirtió al Sr. Bakhouch que no podría ayudar más a sus estudiantes porque la situación en Pakistán se había vuelto demasiado inestable. La gente de la casa de huéspedes recomendó una segunda casa para él, en donde había otras personas de habla árabe con quienes podría conversar. Sin pasaporte o medios para regresar a casa, el Sr. Bakhouch estuvo de acuerdo y se mudó a la segunda casa, localizada en Faisalabad, en Paquistán, alrededor de la mitad de marzo del 2002. Por lo que sabemos, la casa era propiedad de un paquistaní.

    Una vez en esta casa supuestamente más amable, el Sr. Bakhouch continuó a quedarse adentro ya que temía ser entregado por una recompensa. No conocía a nadie en esta casa de huéspedes. La mayoría de la gente estaba callada. Sólo habló con algunas personas durante las dos semanas que se quedó ahí. La persona responsable de la casa le dijo que podría ayudarle a conseguir un nuevo pasaporte para que pudiera regresar a casa, una vez que las condiciones en Paquistán se calmaran.

    Aproximadamente dos semanas después de que llegara a la casa, fue redada por fuerzas paquistaníes y estadounidenses. El Sr. Bakhouch fue arrestado junto con los nacionales árabes y de habla árabe que estaban ahí (aunque los paquistaníes y las mujeres que encontraron ahí fueron liberados, o inmediatamente o dentro de pocos días). Durante las dos semanas en las que se quedó ahí, varias personas vinieron y otras se fueron. Un individuo que llegó dos días antes fue presentado como “Daoud”. Mucho después de la redada, el Sr. Bakhouch descubrió que “Daoud”, el hombre que había conocido sólo dos días antes de la redada, era, de hecho, Zayn al-Abidin Muhammad Husayn, conocido por el apodo "Abu Zubaydah", un hombre buscado por Estados Unidos como sospechoso líder de al-Qaeda.

Después de su captura, Bakhouch cometió el error que lo ha perseguido por años. Como describió Gorman, “basado en un consejo desafortunado recibido por oficiales paquistaníes que lo estaban deteniendo”, adoptó un nombre falso y nacionalidad falsa, declarando que era un libio llamado Abdul Razak Ali. A pesar de esto, explicó Gorman, “los interrogadores han concedido que la historia que el Sr. Bakhouch contó de su arresto siempre fue consistente y los detalles contenidos coincidían con registros del Departamento de Defensa”, así como se estableció que “no estaba escondiendo su verdadero nombre ni país de origen por haberse metido en problemas o porque tenía antecedentes problemáticos”. Añadió diciendo que “El Sr. Backhouch dejó su país en el buen entendimiento con un pasaporte válido y con la intención de regresar a Argelia”.

Gorman explicó cómo el caso del gobierno en contra de Bakhouch — que se centró en las afirmaciones de que “tuvo 45 días de ‘entrenamiento’ en Pakistán, que él sabía que ‘ellos’ intentaban crear un arma química en la casa de huéspedes en donde él se estaba hospedando; que había estado en Afganistán y que había estado en Paquistán por más de dos años” — se había caído cuando ella pudo establecer que los alegatos fueron basados en un resumen de una reunión entre Bakhouch y la delegación argelina que lo visitó en Guantánamo en marzo del 2006 en el que se declaró que había admitido todo lo mencionado.

De hecho, Gorman continuó explicando que “un error grave de traducción ocurrió” y que “la transcripción propiamente traducida establece inequívocamente no solo que el Sr. Bakchouch jamás admitió todo eso, sino que negó el contenido, i.e, declaró exactamente lo opuesto de los alegatos del gobierno durante la reunión”.

Añadió que, “Cuando una traducción precisa de la entrevista fue obtenida por el tribunal, el gobierno estuvo de acuerdo con retirar fiabilidad de la incorrecta ‘admisión’ e identificar todas las otras traducciones realizadas por el mismo individuo para que no se basaran en aquellas”.

Al final, también destacó que los alegatos en contra de su cliente fueron “eventualmente quedaron en nada más que su presencia en la casa de huéspedes” y que el hecho de que, cuando lo capturaron, dio un nombre falso.

"La desafortunada realidad en Guantánamo es que los hechos no importan"

Regresando a su presentación de Saeed Bakhouch, Gorman explicó que lo visitó por última vez en Guantánamo en otoño del 2016 cuando, “desafortunadamente no parecía haber un final para la detención del Sr. Bakhouch”. Añadió que “Entendí su frustración conmigo y con el sistema. En una palabra, el Sr. Bakhouch se dio por vencido”.

Sin embargo, Gorman, se reusó a darse por vencida. Explicó que “la evidencia en contra de su cliente hubiera sido de risa si los riesgos no fueran tan altos”. Después de contar la historia de que se utilizó la foto errónea para identificarlo, dijo que “las declaraciones atribuidas al Sr. Bakhouch fueron errores, en el peor de los casos, mentiras. En el caso original de habeas, junté evidencia fuerte para refutar cada una de las aserciones que hizo el ejército para justificar su detención. Sin embargo, la desafortunada realidad en Guantánamo es que los hechos muchas veces no importan”.

Gorman añadió que entregó una segunda petición de habeas a favor de Bakhouch en 2019 pero que tampoco llegó a ningún lado, terminó enredada en argumentos absurdos acerca de si la Cláusula del Proceso Legal Debido en la Constitución estadounidense aplica a prisioneros detenidos en Guantánamo como expliqué aquí.

El perfil psicológico y las garantías de seguridad”

Sin embargo, Gorman también logró un reporte psicológico acerca del estado mental de su cliente, producido por Spyros Orfanos, un psicólogo certificado en Nueva York y Nueva Jersey, quien, después de revisar “los registros de Guantánamo disponibles” relacionados con Bakhouch, declaró que “había desarrollado una enfermedad mental seria porque había estado erróneamente detenido en Guantánamo por veinte años”.

Orfanos revisó la historia documentada del maltrato de Bakhouch por parte de los interrogadores paquistaníes y estadounidenses en Bagram y notó que, a su llegada a Guantánamo, “los registros indicaban que tenía múltiples quemaduras de cigarro, laceraciones, una herida facial y varias cicatrices en su cuerpo sugiriendo que había sido sujeto a abuso físico”, añadiendo que, “mientras en Guantánamo, el gobierno admite que fue sujeto a ‘una técnica de tortura potencialmente no autorizada’”. Orfanos también declaró que “como previamente, fue torturado, amenazado con peor abuso e incluso muerte. Fue privado de sueño y ropa limpia y condiciones de vida adecuadas. Fue provocado sexualmente. Estuvo en constante dolor físico”.

Como resultado de, Orfanos concluyó que Bakhouch, como “sobreviviente de tortura probablemente sufre de PTSD (desorden de estrés post traumático por sus siglas en inglés) por casi 20 años de detención y los traumas antes y después de su llegada a Guantánamo (tortura, privación de sueño, etc)” y que “su sufrimiento de PTSD probablemente continúe”. También concluyó que es probable que también sufra de depresión y ansiedad, pero añadió que con “buen cuidado psiquiátrico” en Argelia, tendrá un mejoramiento significativo en su estado mental.

La tranquilidad final que necesitaban las autoridades estadounidenses era en relación a la situación de seguridad en Argelia y, en ese frente, como sabían sin duda — pero Gorman lo hizo saber en su sumisión — no tenían razón alguna para preocuparse. Explicó que, prisioneros que son regresados de Guantánamo, “son rutinariamente detenidos de manera preventiva” por doce días después de su regreso cuando “son detenidos incomunicados y sujetos a interrogación”, además de que “todos son sujetos a investigación judicial formal, todos menos algunos pocos han sido puestos en juicio por ser miembros de grupos terroristas fuera de Argelia y la mayoría han sido encontrados culpables (la mayoría, pero no todos, han sido puestos en libertad después de una aplicación de estatuto de amnistía)”.

Incluso entonces, sin embargo, “Argelia continúa a implementar un proceso diseñado para dar el mayor escrutinio e intimidación a través de una demostración de poder del Estado. Ninguno de los quince o así argelinos regresados a través de los años desde Guantánamo ha tenido algún tipo de pasaporte o documento de viaje o le han permitido salir del país y no ha habido incidentes reportados de ‘reincidencia’ entre ninguno de ellos”.

Es genuinamente tranquilizador que, finalmente las autoridades estadounidenses han reconocido que es tiempo de liberar a Saeed Bakhouch. La determinación final de la junta de revisión aprobó su liberación en base a que “no tiene un papel de liderazgo en al-Qaeda, su obediencia en detención y el apoyo disponible que tendrá si es transferido” y también recomendaron “apropiadas garantías de seguridad como fueron negociadas y acordadas por los departamentos y agencias del gobierno estadounidense”.

Ahora sólo falta que el gobierno de Biden lo envíe de vuelta a casa, como lo hicieron hace sólo cuatro semanas con el compañero argelino de Bakhouch, Sufyian Barhoumi. No debería ser tan difícil, pero hasta el día de hoy, a pesar de haber aprobado la liberación de 17 hombres desde que tomó el poder, Biden sólo ha liberado a tres hombres y uno de ellos fue aprobado por él. A esto le falta la urgencia de cambiar, pero mientras tanto por lo menos es tranquilizador, que después de veinte años, las autoridades estadounidenses finalmente han concedido que no encuentran ninguna razón buena para seguir deteniendo a Saeed Bakhouch.


 

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