¿La Asociación Estadounidense de
Psicología es adicta al militarismo y la guerra?
Roy Eidelson
Counterpunch
25 de abril de 2019
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Dibujo de Nathaniel St. Clair |
Cuando los aviones secuestrados alcanzaron sus objetivos en la mañana del 11 de
septiembre de 2001, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) entró en
acción. En pocas horas, a través de su red de respuesta a desastres, la APA
movilizó a profesionales expertos y trabajó con la Cruz Roja de Estados Unidos
para brindar apoyo psicológico a las familias de las víctimas y para rescatar a
los trabajadores. La oficina de asuntos públicos de la APA también se movió
rápidamente para ayudar al público, y especialmente a las familias, los niños y
las escuelas, mediante el desarrollo y la difusión de materiales que brindaban
orientación psicológica sobre cómo lidiar con el miedo y el trauma.
Simultáneamente, la APA también se aseguró de que la Administración Bush considerara a la
Asociación un socio valioso en las operaciones militares y de inteligencia
centrales para la nueva "guerra contra el terror". A los pocos días,
la dirección de Ciencia de la APA hizo un llamado a los psicólogos orientados a
la investigación para encontrar la forma en que la ciencia de la psicología
podría contribuir a las iniciativas de lucha contra el terrorismo. Poco
después, un subcomité de psicología de la APA recientemente establecido dirigió su atención
para "ofrecer la experiencia de los psicólogos a los responsables de la
toma de decisiones en el ejército, la Agencia Central de Inteligencia, el
Departamento de Estado y las agencias relacionadas" y para "hacer un
inventario de las experiencias de los miembros y aconsejar a los psicólogos
gubernamentales cómo las agencias podrían poner esa experiencia en uso".
Estas dos respuestas son claramente muy diferentes entre sí. La primera, que brinda
asistencia psicológica experta e informada por la investigación a una nación en
duelo y traumatizada, capta bastante bien la misión declarada de la APA:
"avanzar en la psicología para beneficiar a la sociedad y mejorar la vida
de las personas". La segunda ofrece un entusiasta apoyo a los militares
-el organismo de inteligencia después de que la Casa Blanca prometió una
"cruzada" en la que los adversarios se enfrentarían a la "ira
total" de los Estados Unidos y en la que nuestros agentes "pasarían
tiempo en las sombras" trabajando "del lado oscuro" y usando
"cualquier medio a nuestra disposición"- ciertamente va en otra orientación.
Esta problemática dicotomía ha aparecido una y otra en diversas formasen los años
posteriores a los ataques del 11 de septiembre. Por un lado, a veces la APA ha
tomado posiciones públicas sobre peligros e injusticias claveas asociadas con
temas como el cambio climático,
la pobreza,
el racismo,
la violencia con armas de fuego, el consumismo y la inmigración.
Pero cuando el foco se desplaza hacia el tercero de los "trillizos
gigantes, el racismo, el materialismo extremo y el militarismo" de Martin
Luther King, la APA se queda en silencio, o algo peor. Con grandes segmentos
del público estadounidense tan fácilmente y regularmente seducidos por la
glorificación bipartidista de la guerra y todo lo militar, la asociación de
psicólogos más grande del mundo podría desempeñar un importante rol de moderación
y cautela. Desafortunadamente, la APA a menudo actúa como el "profesional
discapacitado" que no puede (o no quiere) intervenir porque ellos también
sufre la misma afección. Aquí hay varios ejemplos.
Tortura
El área que ha recibido la mayor atención es la perturbadora participación de
los psicólogos, incluidos miembros de
la APA, en la tortura autorizada por el Gobierno y el abuso de detenidos en la
"guerra contra el terror". A medida que surgieron y se difundieron
las revelaciones de este delito y el abandono de la ética profesional hace más
de una década, durante años las respuestas principales de la APA fueron una
combinación de obstaculización, negativas y ataques a los críticos. El director
de la oficina de ética de la APA insistió en que los psicólogos sabían que no
debían participar en actividades que perjudicaban a los detenidos, y un
presidente de la APA escribió que los que expresaban sus preocupaciones eran
simplemente "comentaristas oportunistas que se hacían pasar por eruditos".
En 2005, ante la creciente indignación, la APA creó un controvertido grupo de
trabajo para examinar la ética psicológica en los entornos de seguridad
nacional (PENS).
Ensamblado con representantes de los organismos de inteligencia militar, el
grupo de trabajo se reunió durante tres días y, como era de esperar, aseguró
que los psicólogos ayudaron a mantener las operaciones de detención e interrogatorio "seguras,
legales, éticas y efectivas", a pesar de los múltiple reportes de
que los profesionales de la salud, incluidos Los psicólogos se encontraban
entre los perpetradores del maltrato a detenidos. Luego, la junta directiva de
APA aprobó rápidamente el informe PENS en una votación de
"emergencia", sin pasar por el órgano rector de la asociación.
Finalmente, en 2015, y luego de una investigación de un mes de duración basada en el
análisis de más de 50.000 documentos y 150 entrevistas, un informe
independiente autorizado por la APA presentó extensa evidencia
secreta de colaboración -realizada durante un período de años- entre los líderes
de la APA y el Departamento de Defensa. Al parecer, estos esfuerzos
secretos tenían como objetivo garantizar que las políticas de ética de la APA
no restringieran las actividades relacionadas con el interrogatorio y que los
psicólogos mantuvieran los roles operativos en la bahía de Guantánamo y otros
centros de detención en el exterior de los Estados Unidos. El informe dio lugar
a algunas reformas muy necesarias, pero también produjo una reacción violenta
de algunos psicólogos militares que, junto con sus partidarios, respondieron
con demandas por difamación a una queja formal
de ética y pidieron la supresión pública del informe en sí. En respuesta a
un artículo de
este autor, el CEO de la APA nuevamente buscó falsedades antiguas, describiendo
la participación del lado oscuro de la profesión como limitada a las acciones
de "dos psicólogos deshonestos" involucrados en el programa de
tortura de la CIA.
Terrorismo
A medida que se desarrollaba la ilegal invasión estadounidense de Irak, un
expresidente de la APA ofreció una advertencia polarizadora:
“El mundo civilizado está en guerra con el terrorismo islámico yihad. Se
necesita una bomba en la oficina de algunos académicos para que se den cuenta
de que sus valores más básicos están ahora amenazados". Durante ese mismo
período, el liderazgo de la APA autorizó a un grupo de
expertos la producción un informe que examinara los
efectos psicológicos en el público estadounidense de los esfuerzos del Gobierno
para prevenir el terrorismo. De acuerdo con la presidencia del grupo de
trabajo, los miembros recomendaron que
“los psicólogos se involucren en el desarrollo, implementación y evaluación de
nuevos programas sobre terrorismo y esfuerzos para prevenirlo”, y lo hacen
mediante el uso de “conocimientos de imágenes del enemigo, estereotipos de
otros grupos y los procesos de pensamiento grupal para desarrollar directrices
y recomendaciones para ayudar a los líderes nacionales, estatales y locales a
adaptar sus comunicaciones públicas sobre el terrorismo para que sus mensajes
minimicen los efectos nocivos conocidos sobre la población”.
El grupo de trabajo también expresó su preocupación por la militarización del
miedo por parte de la Administración de Bush en su retórica sobre la
"guerra contra el terror", que enfatizaba la idea de "nosotros
contra ellos", la importancia de la lealtad a una autoridad central y la
creencia de que nuestras normas culturales son verdades universales. Un miembro
del grupo de trabajo señaló que la respuesta del Gobierno podría resultar más
peligrosa que los propios terroristas. Estas conclusiones fueron recibidas con
alarma por el personal superior de la APA, que en privado se mostraron preocupados de
que la divulgación del informe pudiera dañar significativamente la imagen
pública de la APA y probablemente causar fricción con la Casa Blanca. El
informe final fue anulado. Unos años después fue elaborado y publicado en forma
del libro. El
asesor jurídico de la APA informó al presidente del grupo de trabajo de que no
debía sugerirse que cabría alguna posibilidad de que la Asociación aprobara el libro.
Entrenamiento integral de soldado
En 2011 la APA dedicó un número especial completo
de su revista insignia -American Psychologist- a una serie de artículos
no críticos que se entusiasmaron con el nuevo programa de entrenamiento físico
integral para soldados -(CSF)- del Ejército de los EE.UU. Basado en un marco de
"psicología positiva", el CSF se desarrolló bajo la guía de
psicólogos, y los 13 artículos de la revista fueron escritos por personas
involucradas en el diseño e implementación del programa de recuperación.
Los objetivos declarados
del CSF eran "mejorar la capacidad de los soldados para manejar la
adversidad, prevenir la depresión y la ansiedad, prevenir el trastorno de
estrés postraumático y mejorar el bienestar general y el rendimiento".
Estas pueden ser aspiraciones dignas, pero el CSF rápidamente se convirtió
en obligatorio para un millón de soldados sin pruebas
piloto o evidencia convincente de que podrían lograr estos objetivos. No es de
sorprender que análisis posteriores,
incluidos los realizados por instituciones científicas
autorizadas, hayan demostrado que el CSF no alcanza los objetivos establecidos.
Este número especial de la revista de APA ofreció poco debate sobre los desafíos
conceptuales o las consideraciones éticas, y tampoco proporcionó ningún foro
para las voces independientes críticas o cautelosas. En resumen, la postura de
la APA hacia el CSF fue poco más que de animadora para un proyecto de
investigación militar no testeada, con enormes ramificaciones, y sobre el cual
se deberían haber formulado muchas preguntas cruciales. Por ejemplo, ¿podría el
programa ser perjudicial para algunos soldados, tal vez socavando las
estrategias de afrontamiento exitosas aprendidas previamente? ¿O al fortalecer
la perseverancia frente a la adversidad el CSF podría llevar a los soldados a
participar en acciones, incluido el daño a civiles, que luego causarán un
profundo arrepentimiento y daño moral aumentando así el potencial de trastorno
de estrés postraumático y otras dificultades psicológicas posteriores al
combate? ¿O podría este programa de resiliencia llevar a algunos a negar, al
menos durante un tiempo, los efectos adversos de sus experiencias traumáticas
aumentando la probabilidad de una prematura reasignación a zonas de batalla con
un mayor riesgo de discapacidad grave?
La promoción de la APA del defectuoso programa CSF es una prueba más del fracaso
de la institución para enfrentar adecuadamente las consecuencias a menudo
asombrosas que surgen del apoyo no crítico a las ambiciones militares de
nuestro país, con mucha frecuencia ligadas a los intereses de las
megacorporaciones y sus principales accionistas. El "patriotismo
ciego", un tema que los psicólogos han estudiado, sirve para promover políticas
enmarcadas como esfuerzos de "seguridad nacional" y que
inevitablemente ponen en peligro el bienestar de nuestros propios soldados,
combatientes del otro lado y muchos civiles inocentes, todo ello mientras
desperdicia preciosos recursos.
Los drones armas de combate
Con nombres como Predator (depredador N. del T) y Reaper (segador, N. del T.) los
drones con armas utilizados por el ejército de los EE.UU. y la CIA deberían
plantear preocupaciones importantes para la profesión de la psicología. Un
detallado informe de
varias universidades que examinó la política estadounidense de aviones no
tripulados encontró que “su presencia aterroriza a hombres, mujeres y niños, lo
que genera ansiedad y trauma psicológico en las comunidades civiles. Los que
viven bajo los drones deben enfrentarse a la constante preocupación de que se
puede lanzar un golpe mortal en cualquier momento, y saber que son incapaces de
protegerse". Del mismo modo, el director de la organización de derechos
humanos Reprieve ha descrito el
uso de estos drones como “una forma de tortura psicológica y castigo
colectivo”.
Estas evidencias plantean preguntas sobre la ética de la participación de los
psicólogos en tales operaciones. En 2013, los miembros de la división de
psicología de la paz de la APA (incluido el autor) escribieron a la oficina de
ética de la APA solicitando orientación sobre si, de acuerdo con el código de
ética, está permitido que un psicólogo participe en la operación de un dron
armado; a trabajar como consultor de inteligencia en la elección de ataques con
drones; a participar en programas diseñados para seleccionar operadores de
drones o entrenarlos para superar la aversión psicológica natural de matar a
otras personas; o para ayudar a promover el apoyo público para el uso de estos
drones mediante una tergiversación de la evidencia del daño causado por tales
ataques. Lamentablemente, pero tal vez algo predecible, esta solicitud nunca
fue respondida por la oficina de ética de la APA.
Es difícil obtener información detallada sobre las formas en que los psicólogos
pueden participar en operaciones relacionadas con drones, especialmente cuando
ese trabajo está clasificado. Pero sí sabemos que los psicólogos están
realizando investigaciones con pilotos de aviones no tripulados. Un área
involucra averiguar qué habilidades y atributos forman un piloto de primera
categoría. Parte de esta investigación examina cómo el sistema de creencias de
un piloto y la "motivación moral" pueden afectar negativamente su
desempeño cuando se trata del despliegue de armas. Otra área de investigación aparentemente
involucra ver cómo reducir los altos niveles de estrés, trastorno de estrés
postraumático, depresión y abuso de sustancias entre los operadores de drones.
Según la cuenta GK,
el desarrollo de una interfaz de usuario similar a Siri apunta a
antropomorfizar el avión no tripulado para que el piloto se sienta menos
responsable de la muerte y la destrucción causadas. Al parecer, lo que no se
investiga es si las guerras serán más probables y más frecuentes a medida que
nos cautivemos ante la posibilidad de matar desde lejos sin molestias y sin riesgos.
El presupuesto de Defensa
Poco después de convertirse en presidente de los Estados Unidos en 1953, el general
Dwight D. Eisenhower dijo en
un discurso: "Cada arma que se fabrica, cada barco de guerra que se lanza,
cada cohete disparado significa, en el sentido final, un robo a quienes tienen
hambre y no son alimentados, al igual que aquellos que tienen frío y no están
vestidos”. Sin embargo, hay un apoyo de ambos partidos casi unánime en el
Congreso para nuestro creciente presupuesto
de Defensa, un presupuesto que ahora supera el de los siete países vecinos más
grandes juntos. Los beneficiarios más
directos de este gasto excesivo son a menudo –lamentablemente- gigantescos
contratistas de defensa y fabricantes de armas. Estados Unidos es también
el mayor vendedor
internacional de armas, con esfuerzos continuos para promover mercados aún más
grandes que incluyen países gobernados por despiadados autócratas. Pero nada de
esto parece merecer comentarios significativos de la APA, aunque la psicología
ofrece información valiosa sobre las consecuencias potencialmente destructivas
de las elecciones individuales y colectivas impulsadas por el miedo, la
codicia, la conformidad o el patriotismo ciego.
A veces, cuando se discute el presupuesto federal en Washington DC, la APA
sí advierte contra
los recortes a los programas nacionales claves, incluidos aquellos que
involucran oportunidades de práctica para psicólogos. Pero la asociación rara
vez -si es que alguna vez- se opone a la enorme carga financiera que es el
actual organismo de inteligencia militar. De hecho, cuando la APA da testimonio
ante los comités de asignación del presupuesto de Defensa, solicita
habitualmente más fondos para la investigación psicológica con
aplicaciones militares. Además, los miembros de APA seleccionados para
argumentar este caso son generalmente miembros del personal de alto nivel de la
Organización de Investigación de Recursos Humanos (HumRRO, sus siglas en
inglés), un contratista de defensa establecido hace
décadas para desarrollar técnicas de "guerra psicológica". Las conexiones de
HumRRO con la APA son de antaño, profundas y posiblemente problemáticas. La
compañía ha recibido decenas de millones de dólares en defensa, y sus proyectos
de investigación han incluido trabajos para
desarrollar sistemas de combate "abrumadoramente letales".
Ética profesional
Los líderes del área de
psicología militar de la APA se encuentran entre los defensores más abiertos de
modificar nuestra comprensión de la ética de la profesión. Algunos de ellos han
participado en las duras operaciones de detención e interrogatorio en
Guantánamo. Otros han argumentado que el gobierno de EE.UU. es el principal
cliente del psicólogo en contextos militares, y que los intereses de la
sociedad, según lo determine el Gobierno, deberían invalidar otras
consideraciones éticas profesionales para los psicólogos. Y otro psicólogo
militar ha recomendado que
se utilicen técnicas de psicoterapia para entrenar a los soldados en el
"asesinato adaptativo", para ayudarles a superar la aversión natural
a eliminar otra vida y la tendencia a sentirse culpables después de hacerlo.
Estos mismos intereses también respaldaron los esfuerzos recientes
para cambiar una política de la APA que actualmente impide que los psicólogos
trabajen en Guantánamo y en otros centros de detención de EE.UU. que violan el
derecho internacional. Si bien esa resolución fue rotundamente derrotada por el
cuerpo gobernante de la Asociación, el presidente de la APA envió una
carta de seguimiento asegurando al Departamento de Defensa que la prohibición
era meramente "una aspiración" y no realizable.
Muchos de estos problemas reflejan una tendencia preocupante y creciente hacia lo que
este autor y sus colegas han llamado “Intervención
psicológica adversa”. Esta área de práctica se aparta de los principios éticos tradicionales
de no hacer daño en tres formas: los psicólogos participan en actividades de
inteligencia militar en las que individuos o grupos son objeto de daño; estos
objetivos no han mostrado su beneplácito voluntario; y estos psicólogos están
protegidos de la supervisión ética profesional por un laberinto de proyectos
clasificados y espacios de seguridad. Para ser claros, la mayoría de los
psicólogos cuyo trabajo apoya al ejército de los EE.UU. y otras agencias
relacionadas con la defensa no desempeñan estos roles. Sin embargo, los
esfuerzos en curso para construir y promover esta especialización reflejan el
adicional militarismo de la psicología y pueden poner en peligro la confianza
del público en la profesión. Al mismo tiempo, también representan una amenaza
para una ciencia psicológica que depende de la transparencia, la aportación de
datos y la revisión de sus pares.
Liberarse de la adicción
Sin duda existen múltiples razones por las que la APA parece perder su timón
científico, su brújula moral y su voz independiente en el campo de la
inteligencia militar, donde la violencia, la dominación y la opresión son con
frecuencia las herramientas preferidas de la política exterior de los Estados
Unidos. Tal vez sea en parte porque el Departamento de Defensa es un valioso
empleador de psicólogos, un importante financiador de investigaciones
psicológicas y una fuente clave de pasantías para estudiantes graduados en
psicología clínica. Además, en los círculos influyentes, las conexiones fuertes
con el Pentágono pueden aportar a una organización una estatura considerable y
un proverbial "asiento en la mesa" para las deliberaciones de
políticas con ramificaciones nacionales e internacionales. Y no debemos pasar
por alto la realidad que, cuando se expresa como "patriotismo, los
llamados a la acción y la obediencia, nunca son fáciles de resistir para
individuos o grupos. Después de todo, es por eso que han sido la tarifa
estándar para los demagogos a través del tiempo y el lugar.
Pero, ¿qué significa realmente la misión de "promover la psicología para
beneficiar a la sociedad y mejorar la vida de las personas" si la APA se
niega a contrarrestar la propaganda de los terroristas, la manipulación
manipuladora de las imágenes del enemigo y el uso indebido del poder militar?
Las consecuencias de nuestra incapacidad para frenar estas fuerzas son caras:
casi 800 bases militares en el extranjero, gastos masivos en armas que
dificultan las necesidades urgentes de gasto doméstico, afirmaciones de
excepcionalismo que fomentan una inquietante indiferencia hacia las vidas y el
sufrimiento de los no estadounidenses y un poder no comprometido por intereses
estrechos que pueden encontrar la amenaza y el botín de la guerra mucho más
rentable que el éxito diplomático o la paz duradera.
¿Qué sería “liberarse” para la APA? Aquí hay varios ejemplos. La APA puede abogar
por el fin de la detención indefinida de los detenidos de Guantánamo y el
cierre de esa infame instalación, donde el encarcelamiento viola la ley internacional y ha causado graves daños
psicológicos. La APA puede ayudar al público a comprender mejor que
la psicología que fomenta los temores exagerados del terrorismo también puede
conducir a programas no científicos que ponen en peligro las libertades
civiles, especialmente para aquellos que ya son más vulnerables a los
prejuicios y estereotipos. La APA puede alertar sobre las estrategias
psicológicas detrás delos esfuerzos para el reclutamiento militar
que se dirigen cada vez más a los adolescentes más jóvenes y aquellos cuyas
circunstancias financieras y educativas los hacen especialmente susceptibles a
falsas garantías o tergiversaciones. La APA puede solicitar reducciones en
nuestro presupuesto militar masivo y creciente que ahoga los fondos para programas nacionales
—Medicare, Medicaid, viviendas asequibles, transporte público, ayuda
estudiantil— que contribuyen de manera esencial a la salud psicológica de
nuestra nación. Y la APA puede implementar políticas internas más firmes para
garantizar que sus propias deliberaciones no estén indebidamente
influenciadas por quienes se benefician de los vínculos
financieros con el establecimiento de inteligencia militar.
Instar a estos y otros cambios relacionados en la APA no disminuye la apreciación por
el valioso trabajo de los psicólogos y otros profesionales de la salud que
cuidan de nuestros soldados y veteranos. Las tensiones del servicio militar son
desalentadoras, desde largas dislocaciones familiares hasta experiencias de
combate que involucran la exposición a una brutalidad indecible y el riesgo de
lesiones y muerte. Incluso después de regresar a casa del campo de batalla,
persisten los peligros del TEPT, el uso de sustancias y el suicidio.
Ciertamente, aquellos que sirven merecen nuestro respeto constante y nuestro
apoyo compasivo. Pero les hacemos un mal servicio a todos cuando no
cuestionamos ni desafiamos un sistema y una cultura que tan fácilmente los
coloca en situaciones de peligro. Es hora de que la APA y sus miembros decidan
si la asociación psicológica más grande del mundo está lista para superar su
"adicción" y ayudarnos a avanzar.
Roy Eidelson , PhD, es un expresidente de Psicólogos para la Responsabilidad
Social, miembro de la Coalición para una Psicología Ética y autor de POLITICAL
MIND GAMES: How the 1% Manipulate Our Understanding of What’s Happening, What’s
Right, and What’s Possible. El sitio web de Roy es: www.royeidelson.com y
está en Twitter en @royeidelson.
Fuente: https://www.counterpunch.org/2019/04/19/is-the-american-psychological-association-addicted-to-militarism-and-war/
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|