“No a las detenciones indefinidas en Guantánamo,”
Las afirmaciones de los EEUU desafían la realidad
Andy Worthington, 23 de marzo de 2013
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 21 de abril de
2013
Vivimos en tiempos surrealistas. El presidente Obama, que prometió “esperanza
y cambio,” se ha convertido en un digno sucesor de George W. Bush como un
belicista y defensor de los que están en el poder autorizando el uso de la
tortura.
Además, cuando hablamos de otro logro en la era de los crímenes de Bush –
detención indefinida sin cargos ni juicio, para aquéllos que la administración
Bush identificó como “combatientes enemigos” – el presidente Obama ha ido más
lejos que su predecesor.
Con la continua paranoia de los primeros años, después de los ataques del
9/11, el presidente Bush encontró un desafió de su política por parte del
Tribunal Supremo y del criticismo internacional, y empezó a retroceder. Sin
embargo, Obama, después de prometer cerrar Guantánamo, pero descubriendo que era
políticamente difícil, se ha satisfecho encontrando justificaciones para
mantener a 166 hombres todavía en Guantánamo, posiblemente por el resto de sus
vidas.
Esto, a pesar del hecho de que más de la mitad (86 en total) han recibido permiso para ser liberados, por una inter-agencia mixta de Revisión
de Guantánamo establecida en el 2009 por el mismo presidente Obama, con
participación de 60 funcionarios de los principales departamentos del gobierno y
de agencias de información, que se reúnen cada semana para examinar los casos de
los reclusos y para decidir quién debería ser puesto en libertad, quién juzgado,
y –sorprendentemente- quién debería continuar detenido sin cargos ni juicio,
debido a que pudieran ser demasiado peligrosos si puestos en libertad, a pesar
de no tener suficiente evidencia para llevarlos a juicio.
Esto es inaceptable, ya que la supuesta evidencia no es tal si no puede
usarse en un tribunal, y la injusticia se incrementó cuando el presidente Obama
emitió
un decreto, que, primero, específicamente autorizaba la detención indefinida
de estos hombres (48 en total, reducidos a 46 cuando dos de ellos murieron en
prisión), y segundo, prometió revisiones periódicas de sus casos, lo cual, como
se reportó en diciembre, dos años después
todavía no ha pasado.
Todavía peor es la realidad de que casi todo el mundo todavía detenido en
Guantánamo está detenido indefinidamente sin cargos ni juicio. Además de los 46
antes mencionados, la mayoría de los 30 hombres que deberían recibir un juicio
no lo harán, después que el tribunal de apelaciones en Washington D.C. – un
tribunal notablemente conservativo – anuló
dos de las únicas condenas logradas por los tribunales de las comisiones
militares, después de afirmar que los supuestos crímenes – proveer materiales de
apoyo para los terroristas y conspiración – no eran crímenes cuando se promulgó
la legislación, y no se reconocen como crímenes de guerra.
Además, los 86 hombres con permiso para ser liberados tampoco van a ir a
ningún sitio. Cuando Umar Farouk Abdulmutallab, un nigeriano reclutado en Yemen,
tuvo un intento fallido para explotar un avión dirigido hacia Detroit el día de
Navidad del 2009, con una bomba en su ropa interior, el presidente Obama
respondió a la histeria de esta noticia anunciando
una prohibición en la puesta en libertad de prisioneros del Yemen en
Guantánamo, que todavía está en vigor tres años después.
Esto a pesar del hecho de que dos tercios de la agencia de Revisión del
propio presidente recomendaron la puesta en libertad de los yemenís, ya que eso
es sólo encarcelamiento por nacionalidad. Si fuera al revés, y alguna otra
nación mantuviera detenidos a los americanos basados en su nacionalidad, después
de haber recomendado previamente su puesta en libertad, habría un ultraje
nacional.
El Congreso a bloqueado la liberación de los prisioneros con permisos para
ser puestos en libertad, al imponer los legisladores gravosas condiciones para
su puesta en libertad, obligando al secretario de Defensa que garantize que
cualquier prisionero, puesto en libertad y que se considere peligroso, que no
participe en ninguna actividad anti-americana – una condición que parece
imposible de cumplir.
En lugar de enfrentarse al Congreso, o revisar su prohibición en los
Yemeníes, el presidente Obama se ha contentado con esconderse detrás de las
leyes promulgadas por su predecesor para justificar la detención de prisioneros
en la “guerra contra el terrorrismo” – especialmente, la Autorización
del Uso de Fuerza Militar, autorizada por el Congreso la semana después de
los ataques del 9/11, dando al presidente el derecho a perseguir y detener a
cualquier persona que considere que está relacionada con el 9/11, al-Qaeda y/o
el Talibán. En el 2004 el Tribunal Supremo confirmó la autoridad del Presidente
para detener prisioneros bajo la AUMF hasta el final de las hostilidades –
aunque éso fuera una inacabable “guerra contra el terrorismo.” Cuando se
necesitaba el coraje, el presidente Obama se escondió en su caparazón y se
confortó con la idea de que el AUMF le dio autorización para mantener a todo el
mundo en Guantánamo por el resto de sus vidas, si nadie lo presiona para que
cierre la base naval en Cuba, o si los abogados no se lo ponen muy difícil.
Justo la semana pasada, los abogados de los prisioneros del Centro de
Derechos Constitucionales de Nueva York, intentaron romper el estancamiento
pidiendo cuentas a la administración Obama de la única manera posible, a través
de la Comisión-Inter-Americana de los Derechos Humanos (CIADH), como parte de la
Organización pan-Americana de los Estados Americanos (OAS), ubicada en
Washington D.C. A pesar de que la CIAHD no puede obligar a los EEUU a hacer algo
contra su voluntad, por lo menos fue, como reportó
la agencia de noticias IPS, “la primera vez, desde la re-elección de Barack
Obama, que el gobierno de los EEUU ha tenido que responder públicamente a
preguntas sobre Guantánamo Bay”
La IPS añadió, “Los defensores de los detenidos también presentaron
perturbadoras pruebas oculares de la desesperación de los prisioneros en el
centro, como consecuencia de las detenciones indefinidas y de las crueles
condiciones que han originado una continua huelga de hambre con participación de
más de 100 prisioneros en la base de los EEUU en Cuba,” como ya reporté hace dos
semanas, cuando el gobierno afirmaba a los medios de comunicación que no
había ninguna huelga de hambre. La semana pasada, cuando se celebró la
audiencia, y con el creciente interés de la prensa con la historia, se llegó a
la admisión de que había 14 personas en huelga de hambre, y, para el miércoles
de esta semana, el número alcanzó 25.
A pesar de que la CIAHD repetidamente ha pedido el cierre de la prisión de
Guantánamo Bay, y ha solicitado permiso para ver a los prisioneros, sus demandas
han sido ignoradas. La audiencia de la semana pasada fue para que la CIAHD
conociera más sobre lo que los abogados de los detenidos en Guantánamo describen
como una “creciente crisis humanitaria” y, como dijo la IPS, “una llamada para
acabar las continuas violaciones de los derechos humanos que se están cometiendo
contra los detenidos.”
La comisión y los abogados escucharon “testimonio de expertos en leyes, salud
y asuntos internacionales, sobre el impacto psicológico de las detenciones
indefinidas, muertes de detenidos en Guantánamo, la falta de acceso a un juicio
justo, y la política de los Estados Unidos que impiden el cierre de la
prisión.”
Omar Farah, un abogado en el CCR, dijo al IPS, “En la campaña del 2008, tanto
John McCain y Obama estaban firmemente opuestos a Guantánamo, y coincidían que
esta resaca de la era de Bush/Cheney se tenía que acabar. Pero cuatro años
después, los antojos políticos han cambiado completamente esta postura y hay
casi unanimidad de que Guantánamo necesita continuar abierta con la excepción de
los ocasionales altruismos del presidente.”
Farah mantuvo que, “está claro bajo su punto de vista que Obama todavía tiene
el poder para invertir esta política.” Como él dijo, “Esto es algo donde el
presidente puede demostrar su liderazgo – debe decidir si quiere que Guantánamo
sea parte de su legado o no. Si los EEUU no van a presentar cargos en un juicio
justo y si no pueden presentar pruebas de sus crímenes, estos prisioneros
deberían ser puestos en libertad. No hay otra manera de tener un sistema
democrático. Nunca hemos tenido otro tipo de justicia alternativa, y aún así,
éso es lo que tenemos en Guantánamo.”
A pesar de la letanía de denuncias contra el presidente Obama – su promesa
rota de cerrar Guantánamo, las continuas detenciones indefinidas sin cargos ni
juicio, el uso de las desacreditadas comisiones militares, su rechazo para
responsabilizar a alguien por las torturas, y su defensa de los ataques con
aviones no tripulados, una manera extrajudicial de asesinatos desde lejos,
sustituyendo las detenciones legales – el representante del departamento de
Defensa, Michael Williams, un alto consejero legal, se negó a aceptar que algo
no funciona bien.
Como reportó el IPS, él “dio grandes explicaciones de los servicios e
instalaciones de salud que el gobierno de los EEUU a puesto a disposición de los
detenidos,” pero en el Miami
Herald, se negó a contestar una pregunta directa del comisionado de la
CIAHD de Jamaica , Tracy Robinson, sobre “si la administración tenía algún plan
específico para cerrar el centro.” En vez de contestar la pregunta, “volvió a
sus notas sobre los esfuerzos de la administración para transferir a los
detenidos,” afirmando que la administración “sigue comprometida en transferir a
otros países a los detenidos de Guantánamo que han recibido permiso para ser
liberados” – aunque evidentemente, no los Yemeníes, ya que dijo que la
administración no tiene planes en un “futuro cercano” para levantar la
suspensión para transferir a los Yemeníes que el presidente anunció en enero
2010.
Williams también se negó a aceptar que en Guantánamo existen detenciones
indefinidas. Declaró, como dijo el IPS, que los Estados Unidos “sólo detienen a
individuos cuando la detención es legal y no intentan detenerlos más tiempo del
necesario.”
Kristine Huskey, un abogado con Physicians for Human Rights, se horrorizó.
Ella dijo al IPS que, “la desesperación causada por las detenciones indefinidas
en Guantánamo, está produciendo una crisis de salud muy grave y generalizada,”
añadiendo “una persona está detenida indefinidamente, si a esa persona se le
niega información sobre su futuro. Están detenidos sin saber cuando, si alguna
vez, serán puestos en libertad. Además, no saben si se les acusará de algún
crimen, les harán un juicio, o si volverán a ver a sus familias. Si han sido
abusados o maltratados, tampoco saben si eso volverá a pasar.”
Para Omar Farah, el testimonio de Williams fue “muy descorazonador” y
“escandaloso.” Como dijo, “Ellos (el gobierno de los EEUU) explícitamente niegan
que hay detenciones indefinidas, a pesar del hecho de que la mayoría de los
prisioneros llevan más de una década sin cargos ni juicio.”
Farah añadió, “esperamos que la CIAHD continúe activamente envuelta y de que
continuarán presionando al gobierno de los Estados Unidos para que cumpla con
sus obligaciones internacionales legales hacia los prisioneros.”
Mientras que la huelga de hambre continúa con rabia, puede que la presión
internacional – no sólo del IACHR, pero de otras organizaciones, de la prensa y
de ciudadanos interesados – haga que el presidente Obama cambie de parecer. Eso
es lo que esperamos, como también esperamos algún tipo de solución antes de que
mueran más prisioneros como Adnan Latif, un yemení que murió en
Septiembre y que fue el noveno detenido que muere en la prisión.
Nota: Para más información sobre el proceso, vea la página de CCR, que
contiene enlaces a diferentes documentos.
Andy Worthington es el autor de The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in
America’s Illegal Prison. Este artículo apareció originalmente en su página web.
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