07-04-2008
El Soldado de Invierno marcha de nuevo
Amy Goodman
Democracy Now
La semana pasada, en las fechas previas al quinto aniversario de la invasión
de Irak, tuvo lugar un excepcional encuentro en Washington D.C. llamado Winter
Soldier (Soldado de Invierno): Iraq y Afganistán, relatos de primera mano de las
ocupaciones. Cientos de veteranos de las dos guerras, junto a soldados en
actividad, se reunieron para dar testimonio sobre los horrores de la guerra,
incluyendo las atrocidades de las que han sido testigos o que han cometido ellos
mismos.
El nombre Winter Soldier fue tomado de un evento similar que tuvo lugar en
1971, en el que cientos de veteranos de Vietnam se reunieron en Detroit, y tiene
su origen en la frase con la que comienza el panfleto de Thomas Paine “The
Crisis” (La Crisis), publicado en 1776:
“Estos son los tiempos que ponen a prueba las almas de los hombres: en
tiempos de crisis, el soldado de verano, sin convicción, y el patriota sin causa
rehuirán servir a su país; pero aquel que se mantenga firme merece el amor y el
agradecimiento de todos los hombres y mujeres”.
Este Winter Soldier fue organizado por el grupoVeteranos de Irak Contra la
Guerra (IVAW, por sus siglas en inglés). Kelly Dougherty, veterano de Irak
perteneciente a la Guardia Nacional del Ejército en Colorado y director
ejecutivo de IVAW, abrió el evento con estas palabras: “Las voces de los
veteranos y miembros en actividad, al igual que las de los civiles, deben ser
oídas por el pueblo estadounidense, y por la gente de todo el planeta, y también
por otras personas del ejército y otros veteranos, para que ellos mismos puedan
hallar su propia voz para contar su historia, porque cada una de nuestras
historias individuales tiene una importancia crucial y debe ser oída para que la
gente comprenda la realidad y el verdadero costo humano de la guerra y la
ocupación”.
Lo que siguió fueron cuatro días de intensos testimonios, desde relatos de
primera mano de asesinatos de civiles iraquíes, pasando por la deshumanización
de iraquíes y afganos que acompaña a la violencia de las ocupaciones, hasta las
víctimas que se cobra esa violencia entre los soldados y la atención inadecuada
que reciben al regresar a casa.
Jon Michael Turner, que combatió en el 3er Batallón de la 8ª Compañía de
Infantería de la Marina, se arrancó las medallas del pecho. Dijo lo siguiente:
“El 18 de abril de 2006 tuve mi primera “muerte confirmada”. El hombre era
inocente. No sé su nombre. Yo lo llamaba ‘el gordo’. Estaba caminando de regreso
a su casa, y le disparé delante de su amigo y su padre. El primer disparo no lo
mató, le había dado en la zona del cuello. Entonces empezó a gritar y me miró
directo a los ojos. Así que miré a mi amigo, con el que me hallaba de guardia, y
le dije, ‘Bueno, no puedo permitir que esto ocurra’. Así que le disparé otra vez
y acabé con él. Después de eso se lo llevó su familia. Hicieron falta siete
personas para llevarse su cuerpo.
“A todos nos felicitaban después de que conseguíamos nuestras primeras
muertes, y en ese caso se trató de la mía. Mi comandante me felicitó
personalmente, como hacía con todos los demás de nuestra compañía. Se trata del
mismo hombre que había declarado que cualquiera que obtuviera su primera “muerte
confirmada” mediante apuñalamiento tendría un permiso de cuatro días al regresar
de Irak”.
Hart Viges estaba en la 82ª División Aerotransportada, que fue parte de la
invasión de marzo de 2003. Describió el asalto a una vivienda en la que
arrestaron a los hombres equivocados: “Nunca hicimos una redada en la que
diéramos con la casa correcta, y mucho menos con la persona correcta. Ni una
sola vez. Miré a mi sargento y le dije algo como ‘Sargento, estos no son los
hombres que estamos buscando’. Y él me respondió: ‘No te preocupes, estoy seguro
de que algo habrán hecho’. Y la madre lloraba delante de mí todo el tiempo,
intentando besarme los pies. Y, ya saben, no sé hablar árabe. Pero entiendo el
lenguaje humano. Ella me estaba diciendo ‘Por favor, ¿por qué te llevas a mis
hijos? No han hecho nada malo’. Y eso me hizo sentir muy impotente. Ustedes
saben, 82ª División Aerotransportada, Infantería, con helicópteros Apache,
vehículos de combate Bradley y mi uniforme blindado… me sentía impotente. Me
sentía impotente para ayudarla”.
El ex sargento Camilo Mejía también habló durante el evento. Después de
servir en Irak, se negó a volver allí. Fue sometido a un consejo de guerra y
pasó casi un año en prisión. Mejía es ahora presidente de IVAW. Cuando terminó
de dar su testimonio sobre su experiencia en Irak, presentó las exigencias de su
grupo:
“Tenemos más de un millón de iraquíes muertos. Tenemos más de 5 millones de
iraquíes desplazados. Tenemos casi 4.000 estadounidenses muertos. Tenemos casi
60.000 heridos. Y eso sin tener en cuenta el desorden de estrés post-traumático
y el resto de las heridas psicológicas y emocionales que nuestra generación se
trae al volver a casa. La guerra está deshumanizando a toda una generación de
este país y está destruyendo a la gente de Irak. Para que podamos recuperar
nuestra humanidad como ejército y como país, exigimos la retirada inmediata e
incondicional de Irak de todos los soldados, cuidados y compensaciones para
todos los veteranos, y reparaciones compensatorias para el pueblo iraquí de modo
que puedan reconstruir su país a su manera”.
A medida que entramos en el sexto año de la guerra en Irak–más tiempo que el
que EE.UU. participó en la Segunda Guerra Mundial-, deberíamos honrar a los
veteranos de Irak y Afganistán escuchando lo que tienen para decir.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now!
(www.democracynow.org/es), noticiero internacional diario emitido por más de
700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.
© 2008 Amy Goodman
Inglés: http://www.truthdig.com/report/item/20080319wintersoldiermarchesagain/
traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español,
spanish@democracynow.org
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