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Sorprendentes nuevos alegatos de senador polaco sobre la cárcel de tortura de la CIA en Polonia

01 July 2012
Publicado originalmente en Cageprisoners por Andy Worthington

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
7 de julio de 2012

En la larga búsqueda de rendición de cuentas a quienes ordenaron, autorizaron o fueron cómplices en el programa de tortura la administración de Bush, cada avenida se ha cerrado dentro de los Estados Unidos por la administración de Obama, el Departamento de justicia y los tribunales, y la única esperanza reside en otro lugar del mundo, y específicamente en Polonia, uno de los tres países europeos que acogió las prisiones secretas de la CIA, donde los "detenidos de alto valor" fueron sometidos a tortura.

Mientras que los otros dos países, Rumania y Lituania — se han negado a aceptar que existía una prisión secreta, o han abierto y luego cerrado prematuramente una investigación, Polonia tiene una investigación oficial en curso, que comenzó hace cuatro años y no da señales de ser desestimada, aunque se han colocado numerosos obstáculos a la justicia en el camino.

La semana pasada, dos medios de noticias de EEUU — The Los Angeles Times y ABC News — informaron sobre la última afirmación del senador Jozef Pinior, quien, como ABC News explicó, dijo al periódico polaco Gazeta Wyborcza que los fiscales "tienen un documento que demuestra que un contratista local pidió construir una jaula en Stare Kiekuty," la base militar polaca utilizada por la CIA como su principal prisión para "detenidos de alto valor" de diciembre 2002 (cuando se cerró la prisión anterior en Tailandia) hasta septiembre 2003, fecha en que los principales "detenidos de alto valor" se recluyeron por seis meses en una prisión secreta en Guantánamo, antes de ser trasladados a las instalaciones en Europa y Marruecos. 14 "detenidos de alto valor" eventualmente fueron devueltos a Guantánamo, como presos militares, en septiembre 2006.

"En un estado con derechos," Pinior dijo, "las personas encarceladas no se mantienen en jaulas". Añadió que una jaula no era "equipo estándar" en una prisión, pero que sí lo era "si se usaba la tortura allí." También se le preguntó "si estaba seguro de que la jaula era para los seres humanos,"a lo que él respondió, "¿Para qué la usaron entonces? ¿Aves exóticas?”

Pinior dijo que realmente no había visto la orden para la jaula, pero había aprendido que la fiscalía que investiga la prisión, que se basa en Cracovia, tiene una copia de la misma. También explicó que la Fiscalía tiene una orden firmada por Zbigniew Siemiatkowski, el jefe de inteligencia polaco en 2002, que autoriza el establecimiento de la prisión. ABC News afirmó que una fuente le dijo a Gazeta Wyborcza que el acuerdo "tiene un espacio destinado a una firma estadounidense, pero que los norteamericanos no firmaron el documento 'porque no quieren firmar documentos inconsistentes con su propia Constitución y el derecho internacional." Esta es una conclusión bastante risible, porque el uso de la tortura es lo que es "incompatible con su propia Constitución y el derecho internacional". Un análisis más honesto habría sido que Estados Unidos quería parecer no saber nada de forma plausible; en otras palabras, no quería dejar huella de sus acciones.

Pinior es un actor clave en la investigación polaca, porque trabajó en la investigación que hizo la Unión Europea de la complicidad europea en la rendición (entrega), previa a la investigación polaca, durante la cual supo por primera vez de documentos que prueben la existencia de la prisión de parte de una fuente confiable, quien explicó que había visto documentos que hablan de los procedimientos a seguir en caso de que cualquiera de los prisioneros muriera — algo que, hay que señalar, no se mencionó la semana pasada en los informes de EEUU.

Por eso, Pinior fue ridiculizado por un establecimiento que cerró filas para proteger a Alexander Kwasniewski y Leszek Miller, presidente y primer ministro duranre el tiempo en que existía la prisión, aunque con el paso del tiempo se les ha llegado a considerar a Pinior y a su fuente como fiables, a pesar de los continuos desmentidos oficiales.

Pinior dijo que presentó su evidencia "con pesar”, "siempre valoraba" la presidencia de Kwasniewski, pero hasta la fecha el único alto funcionario acusado es Zbigniew Siemiatkowski, quien, como se informó en marzo de este año, enfrenta cargos de permitir castigos corporales a los prisioneros de guerra. Siematkowski ha reconocido públicamente que está bajo investigación, pero se ha negado a decir más. Preguntado acerca de la existencia del acuerdo, dijo, "si tiene mi firma, eso significa que es secreto y no puedo hacer comentario, ni siquiera para confirmar o negar su existencia.

En el Los Angeles Times, hubo especulaciones de que el caso podría eventualmente "resultar en cargos criminales" contra los ex dirigentes políticos, y también a Siemiatkowski. El periódico señaló que la historia de una cárcel de tortura secreta de la CIA en territorio polaco "ha sacudido profundamente la confianza de muchos polacos en Estados Unidos y su sentido de que Polonia sea una democracia exitosa nacida de las cenizas de la guerra fría," y "ha dañado la reputación del país que los polacos agradecen por ayudarles a deshacerse de la opresión comunista". También se observó que muchos polacos "creen que Estados Unidos aprovechó su gratitud, lealtad y afán de complacer al construir un sitio de tortura, cosa que nunca hubieran permitido dentro de sus fronteras.

Mikolaj Pietrzak, un abogado que representa a Abd al-Rahim al-Nashiri, uno de los hombres recluidos en el "lugar negro" en Polonia, dijo, "Es el tipo de cosa que esperamos de la Rusia Soviética. Recordamos la ocupación soviética; recordamos la ocupación alemana. El hecho de que este faro de libertad que es América permitiría esto — esa es una gran decepción en nuestro concepto de Estados Unidos como la tierra de los libres."

En marzo, el actual Presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, declaró: "La reputación de Polonia está en juego. Ciertamente este es un tema sensible y delicado, y posiblemente doloroso para el estado polaco, pero la tarea del aparato legal es aclararlo".

A pesar de ello, los abogados, periodistas y activitas de derechos humanos han quejado de que, como el Los Angeles Times describió: "la investigación ha sido vacilante, opaca y propensa a la intromisión política debido a sus posibles repercusiones para las relaciones entre EE.UU. y Polaca, y para las figuras públicas prominentes" involucradas en el establecimiento de la prisión, como ocurrió hace poco cuando, por razones no explicadas, el caso fue transferido desde Varsovia a Cracovia.

Mikolaj Pietrzak dijo que él estaba "frustrado por la negativa de los fiscales a darle acceso a los archivos clasificados" más allá del breve acceso que le fue concedida al comienzo del caso. Su cliente, Abd al-Rahim al-Nashiri es acusado de organizar el ataque contra el USS Cole en Yemen, en 2000, que mató a 17 soldados de la Marina estadounidense, y actualmente espera un juicio por militar comisión en Guantánamo, con la posibilidad de recibir la pena de muerte, un hecho que hace que Pietrzak sienta aún más frustrado con el ritmo glacial del caso de los fiscales en Polonia.

"No se trata de una investigación sólida si tarda cuatro años," dijo, y agregó un punto crucial, "Este es el peor caso de violaciones a los derechos humanos que se conoce en Europa oriental en los últimos 20 años" y el público "tiene derecho a saber" lo que ocurrió.

Hay que sacar a la luz los contornos exactos de lo que ocurrió, para explicar, por ejemplo, exactamente quién sabía qué. El Los Angeles Times señaló que los periodistas polacos han sugerido que Zbigniew Siemiatkowski "enfrenta posibles cargos de sobrepasar su autoridad y de complicidad en la tortura" por trabajar con la CIA para establecer la prisión de Stare Kiejkuty. Sin embargo, Adam Bodnar de la fundación basada en Varsovia Helsinki Foundation for Human Rights dijo que "es difícil de creer que Siemiatkowski actuó por su propia autoridad en una operación que requería coordinación entre el servicio de inteligencia, las fuerzas armadas y la agencia de control de la frontera”, aunque entendía que “seguir la pista de responsabilidad por todos los niveles superiores de la cadena de mando, y quizás hasta las oficinas del Presidente y del primer ministro, podría destapar problemas no previstos".

A Bodnar también le inquieta que algunos prominentes polacos defienden la prisión secreta, incluso el ex presidente Lech Walesa, el ex líder del movimiento prodemocrático Solidaridad, del cual Jozef Pinior también era miembro. A diferencia de Pinior, sin embargo, Walesa, al proclamarse "en contra de la tortura”, dijo también: "Esta es guerra, y la guerra tiene sus reglas particulares”. Bodnar lamentó: "Los mismos tipos que ayudaron a crear la Constitución ahora parecen estar aprobando la violación de la Constitución".

El Los Angeles Times también señaló que algunos comentaristas polacos "temen repercusiones negativas para la relación de Polonia con su aliado más valorado, Estados Unidos", el cual, como era de esperarse, no ha cooperado con los fiscales polacos, aunque Mikolaj Pietrzak ha prometido que continuará presionando para la rendición de cuentas, comentando, como el periódico nota: "Si a final de cuentas resulta que altos líderes polacos están implicados, y eso provoca revuelo político y social, que así sea." Como explicó, "La verdad va a salir a flote tarde o temprano. La pregunta es si eso será gracias a Polonia, gracias al desempeño activo del fiscal, o si sale a flote a pesar de la falta de actuar de la fiscalía." Añadió, "Es un trabajo arriesgado, pero no me importa. Este caso no va a desaparecer."

Por ahora, el acuerdo sobre el establecimiento de la prisión, que fue entregado a los fiscales en abril — y la información sobre la jaula, que sólo ha salido a la luz — demuestran, no por primera vez, que existen documentos que revelan datos que debían permanecer en el secreto. Mi amiga Anna Minkiewicz — que me llevó a Polonia el pasado mes de febrero para una gira de presentaciones del documental, “Fuera de la ley: Historias de Guantánamo," que codirigí con Polly Nash — me ofreció otros detalles que no figuraban en las cuentas de EEUU, y añadió sus propias interpretaciones.

Tomando nota de que el acuerdo sin firma de EEUU — solo la de Zbigniew Siemiatkowski — fue escrito en inglés y en polaco, ella sugirió que alguien del servicio guardaba el documento a pesar de que carecía de valor "oficial", ya sea por celo burocrático, por razones de conciencia, con la esperanza de que algún día sirviera el propósito que está cumpliendo ahora, o por un sentido de auto conservación, para dirigir la culpa hacia quienes eran responsables en el caso de que todo el sórdido escenario se hiciera público.

También señaló que la aparición de los documentos más recientes sugiere que alguien “estaba filtrando documentos regularmente en pequeñas dosis" y agregó que Jozef Pinior dijo que "cada vez más personas están contactándolo con información, incluidas personas que viven en la zona" donde se estableció la prisión, así como personas que tienen acceso a información privilegiada, con quienes, presumiblemente, ha estado en comunicación por muchos años.

En conclusión, ella explicó que la situación actual es particularmente interesante, porque Pinior, como senador, tiene inmunidad parlamentaria, y por lo tanto no se puede prohibirle hablar, y es de esperar que, mientras otros datos continúan saliendo a la luz, el senador Pinior seguirá señalando que el reguero de papel es ya demasiado grande para poder suprimir este vergonzoso episodio en la historia reciente de Estados Unidos y Polonia.

Andy Worthington es el autor de The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal Prison (publicado por Pluto Press, distribuido por Macmillan en los EE.UU., y disponible en Amazon — pulse aquí para ir a las páginas en los EE.UU y Reino Unido).

Fuente: Andy Worthington


 

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