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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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03-15-11

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Sami al-Haj liberado de Guantánamo

01 de mayo de 2008
Andy Worthington


Tras cuatro meses y medio de inexplicable inercia, la administración estadounidense ha considerado finalmente oportuno liberar a otro grupo de presos de Guantánamo, entre ellos el camarógrafo y periodista sudanés de al-Jazeera Sami al Haj. A pesar de las afirmaciones desde dentro de la administración de que esperaba reducir la operación en Guantánamo, no se ha liberado a ningún preso desde diciembre de 2007, cuando fueron excarcelados otros dos presos sudaneses, 13 afganos, diez saudíes y tres residentes británicos.

En cambio, un preso murió -de cáncer- y otro fue trasladado de hecho a Guantánamo desde una prisión secreta gestionada por la CIA. Mi sospecha, de la que he hablado, pero sobre la que no he escrito hasta la fecha, era que, tras anunciar en febrero que seis presos presuntamente relacionados con los atentados del 11-S iban a ser juzgados por una Comisión Militar en Guantánamo, la administración estaba encantada de dar largas a la suerte de los aproximadamente 200 prisioneros (de los 272 restantes) que probablemente nunca se enfrentarán a un juicio, en la creencia probablemente errónea de que los juicios del 11-S -que, inevitablemente, estarán plagados de acusaciones de tortura- asegurarán el legado de la administración Bush y desviarán la atención de estos otros hombres.

El preso de Guantánamo más célebre en Oriente Medio -si no en Occidente-, Sami, de cuya historia informé ampliamente aquí hace sólo unas semanas, fue capturado por las fuerzas paquistaníes el 15 de diciembre de 2001, al parecer a instancias de las autoridades estadounidenses, que sospechaban que se había entrevistado con Osama bin Laden. Al igual que gran parte de su supuesta información de inteligencia, resultó ser falsa, pero como explicó el año pasado su abogado, Clive Stafford Smith, director de la organización benéfica de acción legal Reprieve (que representa a Sami y a otros 34 presos de Guantánamo), "nómbrame a un periodista que rechazaría una primicia sobre Bin Laden".

Como periodista de formación, las revelaciones de Sami sobre los horrores de Guantánamo no han tenido parangón. Sometido a la autorización de los censores del Pentágono, sus cartas y sus conversaciones con sus abogados en Reprieve han arrojado luz sobre el abuso del Corán, los intentos de suicidio, las huelgas de hambre y el número de menores recluidos en la prisión.

Durante los últimos 16 meses de su encarcelamiento, Sami estuvo en huelga de hambre. Aunque la ética de la profesión médica estipula que una persona mentalmente competente en huelga de hambre no puede ser alimentada a la fuerza, las autoridades estadounidenses no estaban de acuerdo. Dos veces al día, durante los últimos 480 días, Sami fue atado a una silla de inmovilización, sujeto con 16 correas distintas, y alimentado a la fuerza contra su voluntad mediante una sonda introducida en su estómago a través de la nariz.

Al conocer la noticia de su liberación, Clive Stafford Smith declaró: "Es una noticia maravillosa, que debería haberse producido hace mucho tiempo. La administración estadounidense nunca ha tenido motivos para retener al Sr. al-Haj y, en cambio, se ha pasado seis años intentando descaradamente ponerlo en contra de sus empleadores en al-Jazeera. Desde Reprieve le enviamos nuestros mejores deseos para que se reúna con su esposa y su hijo Mohammed, de siete años, al que no ha visto desde que Mohammed era un bebé."

También quedaron en libertad -a reserva de confirmación final- otros dos presos sudaneses, un marroquí y seis afganos, de cuyas historias informaré en los próximos días.

Nota: El número de preso de Sami era ISN 345. Para más información sobre su historia, véase aquí, aquí y aquí.


 

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