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¿Por qué todos debemos levantarnos en contra de los supremacistas blancos genocidas del Israel sionista y del Oeste?

18 de enero de 2024
Andy Worthington


Alto al genocidio: una pancarta en la segunda gran Marcha por for Palestina en London el 21 de octubre de 2024 (Foto: Andy Worthington).

Desde que Israel inició su genocidio contra los palestinos de Gaza hace más de tres meses, los astutos comentaristas en el Occidente observaron que las máscaras de la decencia fingida habían caído de las caras de nuestros líderes, revelando lo que son, principalmente, los mismos defensores genocidas y racistas de la violencia colonizadora que eran sus predecesores cuando saquearon el mundo, asesinando y esclavizando poblaciones nativas y, cuando se encontraron con resistencia, seguido participando en genocidio.

A velocidad con la cual las máscaras cayeron ha sido, genuinamente, impactante de ver, aunque históricamente, por supuesto, los países del occidente han complacido a Israel, como el último gran colonizador europeo del proyecto colonial, desde la Declaración de Balfour en 1917, en el que el secretario británico de relaciones exteriores, Arthur Balfour, prometió establecer “un hogar nacional para los judíos” en Palestina (el cual el Reino Unido estaba administrando como un mandato después de la primera guerra mundial y el colapso del Imperio Otomano) y la creación empapada en sangre del Estado de Israel en 1948, cuando alrededor de 15,000 palestinos fueron asesinados y alrededor de 750,000 fueron forzosamente desalojados de sus hogares en lo que es conocido como Nakba (“catástrofe”) para los palestinos.

Según los registros británicos, 376,415 inmigrantes judíos, la mayoría provenientes de Europa, llegaron a Palestina entre 1920 y 1946 y, aunque la mayoría de estos judíos evadieron el Holocausto y, aunque los grupos armados que lucharon para establecer el estado israelí lo hicieron a través del terrorismo, no sólo en contra de los palestinos, sino en contra de los británicos, el consenso post guerra sobre Israel fue que deberían ser complacidos, para mitigar la culpa de los poderes europeos sobre el Holocausto al igual que su bien registrada opresión de los judíos a lo largo de siglos.

Como resultado, la persecución en aumento de Israel hacia los palestinos — particularmente en 1967, cuando embargaron la franja de Gaza y el West Bank de Egipto y Jordania y, más reciente, mientras expandieron colonias ilegales en la Ribera Occidental y convirtieron a Gaza en una “prisión al aire libre” — jamás ha sido restringida en realidad. Resolución tras resolución en las Naciones Unidas ha sido ignorada y, aunque el defensor más grande de Israel, Estados Unidos, ha intervenido ocasionalmente para contener sus impulsos más mortales a través de la diplomacia muscular de parte de varios presidentes, se le ha permitido a Israel, en general, deleitarse con su propio “excepcionalismo” con el triste resultado predecible de que ha terminado por creerse por encima de la ley.

Los claros y presentes peligros que representan el gobierno de coalición de Netanyahu

En lugar de aplacar sus impulsos más violentos, el “excepcionalismo” israelí se ha trastornado todavía más. En diciembre del 1922, esto llegó a la reelección como primer ministro de Benjamin Netanyahu (previamente primer ministro de 1996-1999 y del 2009-2021) como líder de la coalición que incluyó a dos partidos de extrema derecha, Sionismo Religioso, encabezado por Bezalel Smotrich y Otzma Yehudit (Poder Judío), encabezado por Itamar Ben-Gvir, ambos colonizadores ilegales en el West Bank y ambos con puntos de vista abiertamente fascistas y mesiánicos anti-árabes y de supremacía israelí. Ben-Gvir fue designado ministro de seguridad nacional, con la responsabilidad de la policía (tanto en Israel como del West Bank ocupado) y las prisiones, mientras que Smotrich fue designado ministro de finanzas y, también, se le dio, alarmantemente, el control sobre la mayor parte del West Bank a través de un rol ministerial en el ministerio de defensa./p>

Tanto Ben-Gvir and Smotrich tienen historias sombrías en relación a la ley. Ben-Gvir, como reportó Fathom en el 2022, ha sido “condenado por incitar racismo, interferir con un policía durante su labor y apoyar a una organización terrorista, el Kach Movement de Meir Kahane”, mientras que Smotrich, en el 2005 era arrestado “en posesión de 700 litros de gasolina con la sospecha de haber participado en un intento de explotar la vía Ayalon, una calle arterial mayor”, aunque se negó a colaborar con las autoridades de detención y no fue acusado.

Mientras tanto, Netanyahu, que repetidamente ha presumido su éxito en frustrar los esfuerzos para crear un estado palestino genuinamente independiente, tomó el poder en diciembre mientras estaba envuelto en un escándalo en curso. En enero del 2020 fue formalmente acusado de corrupción, relacionado con tres casos de soborno, fraude y abuso de confianza, con una pena máxima de diez años en prisión y su juicio sigue en curso.


Un espectacular en Israel, en marzo del 2019, mostrando a Benjamín Netanyahu rodeado de Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich. La leyenda “Kahane vive” refiriéndose al rabino ultranacionalista nacido en Estados Unidos, político israelí y terrorista convicto Meir Kahane, asesinado en 1990, que continúa siendo una fuente de inspiración para la extrema derecha en Israel.

En su creación, el gobierno de Netanyahu fue ampliamente observado como el más de derechas en la historia de Israel e inmediatamente confirmó los peores miedos de los observadores, proponiendo, como explicó un artículo de Politico en marzo, “una reforma judiciaria que, les daría de manera inmediata a los políticos, control completo de las citas de la Suprema Corte y le permitiría al Parlamento anular decisiones judiciales” y también llevar a ”una prohibición de facto sobre partidos de minoría árabe para participar en las elecciones”. Las propuestas llevaron a las protestas más sustentadas en la historia de Israel, como veían aquellos que no habían sucumbido al populismo del nuevo gobierno estilo Viktor Orbán, de manera correcta, como un perturbador esfuerzo autoritario para remover cualquier balance y control sobre el poder del ejecutivo.

Fue en el territorio ocupado de la Ribera Occidental, sin embargo, en donde los hechos más alarmantes ocurrieron desde el punto de vista de los palestinos, cuando Smotrich presionó por una expansión sin precedentes de las colonias israelíes nuevas (que son ilegales) como parte de su añorado sueño de anexar toda la Ribera Occidental, en donde todavía habitan 3 millones de palestinos, a pesar de la usurpación en aumento de colonias ilegales y la enorme barrera divisoria de Israel a lo largo de 440 millas de la Ribera Occidental.

Según el “Plan decisivo” que Smotrich ha estado soñando desde que lo propuso por primera vez en el 2017, a los tres millones de palestinos de la Ribera Occidental se les ofrecería “una opción”: renunciar a sus aspiraciones nacionales y continuar viviendo en su tierra bajo un estatus inferior o emigrar al extranjero”, como la revista +972 Magazine explicó en un artículo en noviembre añadiendo que “si, en lugar de eso escogen levantarse en armas contra Israel, serán identificados como terroristas y el ejército israelí ‘asesinará a quienes sea necesario asesinar’. Cuando se le preguntó en una reunión, en la que presentó su plan a figuras religiosas-sionistas, si quería decir que también asesinarían a familias, mujeres y niños a lo cual respondió: ‘en la guerra como en la guerra’”.

Bajo Smotrich, la violencia de Israel en la Ribera Occidental incremento significativamente en los primeros nueve meses del 2023, con los colonizadores y fuerzas israelíes asesinando a 189 e hiriendo 8,192 a palestinos, como lo reportó el Guardian en noviembre.

A lo largo de este periodo, las acciones de Israel atrajeron críticas amplias — incluso condena — en el oste. En marzo, por ejemplo, como expliqué en un artículo de octubre, “en respuesta al supuesto asesinato de dos colonizadores israelíes a manos palestinas cerca de la aldea de Hawara, los colonizadores atacaron hiriendo alrededor de cien. Aunque el comandante militar local israelí, mayor general Yehuda Fuchs, condenara el ataque con palabras cuidadosamente escogidas como “un pogromo ejecutado por forajidos”, Bezalel Smotrich hizo un llamado para que la aldea completa fuera ‘borrada’. Como la locutora irlandesa RTE explicó, Smotrich ‘ofreción una retracción parcial’ pero el Departamento de Estado estadounidense de manera correcta dijo que sus comentarios fueron ‘repugnantes, irresponsables y desagradables’”.

En respuesta a los comentarios de Smotrich, más de cien líderes judío-americanos emitieron una declaración haciendo un llamado a que el gobierno de Biden bloqueara una visita planeada de Smotrich a una conferencia de inversión en Washington, D.C. declarando que “rechazamos la noción de que a alguien se le debe conceder respeto simplemente en virtud de servir al gobierno israelí”, siguieron explicando que “Smotrich ha expresado por mucho tiempo ideas que son abominables para la vasta mayoría de los judíos americanos, desde racimos anti árabe a virulenta homofobia hasta una acogida a pleno pulmón de supremacía judía. A esa lista, ahora podemos agregar su apoyo a la violencia en contra de inocentes basándose en su herencia étnica”.

En varias otras instancias a través de los primeros nueve meses del 2023, el Departamento de Estado estadounidense criticó a Itamar Ben-Gvir por acciones y comentarios incendiarios — en enero, cuando Ben-Gvir visitó provocativamente el recinto de la mezquita Al-Aqsa en Jerusalén, el lugar más sagrado de Palestina y, en agosto, cuando declaró “mi derecho, el de mi espoa y mis hijos a pasear por los caminos de Judea y Samaria (los nombres sionistas para la Ribera Occidental) es más importante que derecho de movimiento para los árabes, desencadenando el siguiente comentario del Departamento de Estado “Condenamos fuertemente los comentarios racistas y destructivos del Ministro Ben Gvir sobre la libertad de movimiento de los residentes palestinos de la Ribera Occidental. Dichos mensajes son particularmente dañinos al ser amplificados por aquellos en posiciones de liderazgo. El presidente Biden y el secretario Blinken han sido claros acerca de que tanto israelíes como palestinos merecen disfrutar medias iguales de libertad y seguridad”.

El 7 de octubre y la amnesia instantánea y total del Oeste

El 7 de octubre, sin embargo, después de que militantes de Hamás (y representantes de otros cinco grupos armados) salieran de la franja de Gaza, asesinaran hasta 1,139 personas y tomaran alrededor de 240 rehenes, toda la crítica de la peligrosa deriva de extrema derecha de Israel llegó a un fin abrupto, reemplazada por un total e incuestionable apoyo del “derecho a defenderse” de Israel sin sugerencia alguna de que deber tener cualquier “línea roja” cuando tiene que ver con su respuesta.

Considerando que, sólo siete meses antes, el Departamento de Estado estadounidense había condenado a Bezalel Smotrich por hacer un llamado a eliminar a cada una de las aldeas palestinas, ahora los líderes occidentales se quedaron en silencio, el 7 de octubre, cuando Nissim Vaturi, el vocero adjunto del Knesset twitteó “ahora todos tenemos un objetivo común — borrar a la franja de Gaza de la faz de la Tierra” y mantuvieron su silencio cuando, en la semana siguiente a los ataques, el ministro de defensa Yoav Gallant dio, “Gaza no regresará a lo que era antes. Eliminaremos todo”.

También estuvieron callados cuando, el 8 de octubre Bezalel Smotrich dijo en una reunión con el gabinete israelí que “necesitamos repartir un golpe que no haya sido visto en 50 años y destruir a Gaza” y permanecieron en silencio cuando, el 10 de octubre, en un abordaje televisado Itamar Ben-Gvir dijo que “para ser claros, cuando decimos que Hamás debe ser destruido, también significa que aquellos que celebran, aquellos que apoyan, aquellos que reparten dulces — todos ellos son terroristas y deben ser destruidos también”.

También se quedaron callados el 12 de octubre cuando el presidente de Israel Isaac Herzog dijo que “es toda una nación allá afuera la que es responsable. No es verdadera esta retórica acerca de que los civiles no saben, no están involucrados. No es para nada cierto” y también fracasaron en pronunciarse cuando, el 28 de octubre, el mismo Netanyahu invocó la historia bíblica de la destrucción total de Amalec por parte de Israel, que declara “ahora ve, ataca a Amalec y proscribe todo lo que le pertenece. No salves a nadie, asesina tanto a hombres como a mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y burros”.


Activistas exponiendo la responsabilidad de Benjamin Netanyahu por el genocidio en Gaza en una marcha por Palestina el 25 de noviembre de 2023 en Londres (Foto: Andy Worthington).

En lugar de murmurar la mínima palabra de desacuerdo, los líderes occidentales volaron rumbo a Israel para ser fotografiados saludándose de mano con estos hombres que abiertamente proclamaron su intención de “borrar” Gaza — incluyendo al presidente Biden, Antony Blinken, secretario de Estado, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, el canciller alemán Olaf Scholz y el primer ministro británico Rishi Sunak.

Por otra parte, mientras que los líderes occidentales sucumbían a la amnesia total, el frenesí genocida se esparcía como fuego salvaje a través de las redes sociales — tanto en Israel y en las comunidades sionistas a lo largo del oeste. Como reportara el New York Times el 15 de noviembre en un artículo titulado “Borren Gaza”: la guerra desenlaza retórica incendiaria en Israel, “Llamados para que Gaza sea ‘aplanada’, ‘borrada’ o ‘destruida’ han sido mencionados acerca de 18,000 veces desde el 7 de octubre en publicaciones hebreas en X”.

Por supuesto, los asesinatos del 7 de octubre fueron horrorosos e imperdonables. Como Raz Segal, un profesor de estudios del holocausto y genocidio explicó en un perspicaz artículo del Guardian el 18 de octubre titulado “Israel debe dejar de armar el holocausto, el asesinato en masa “constituye un crimen de guerra y crímenes de lesa humanidad” y fue “la masacre singular más grande de judíos desde el holocausto que profundamente impactó a los judíos y a otros alrededor del mundo”. Sin embargo, para sugerir, como lo hizo el ex primer ministro Naftali Bennett, cuando le dijo a Sky News el 12 de octubre que “estamos luchando contra nazis”, fue inaceptable.

Como lo describió Segal, la analogía nazi de Bennett también repetida por otras figuras israelíes importantes, significó que “un Estado poderoso, con aliados poderosos y un ejército poderoso participó en un ataque en represalia en contra de palestinos sin país bajo la regla colonialista israelí, ocupación militar y de sitio, es, por lo tanto representado como judíos sin poder en una lucha contra los nazis” en lugar de “el contexto del ataque de Hamás contra los israelíes como algo completamente diferente del contexto del ataque sobre los judíos en el holocausto”. Como continuó explicando, “sin el contexto histórico del colonialismo del ocupante israelí desde Nakba en 1948, no podemos explicar cómo llegamos aquí ni imaginar distintos futuros”.

El detonador para el artículo de Segal fue la visita de Biden a Israel, en la cual, en un discurso incoherente que Al-Jazeera.


Una toma de pantalla del video exponiendo la historia de la decapitada de 40 bebés como una mentira, pero sólo después de haber sido vista por un estimado de un billón de personas.

La mentira jamás fue soportada con evidencia — porque no existía alguna — y fue más tarde meticulosamente desacreditada, en particular cuando Bituah Leumi, la agencia de seguridad nacional israelí mostrara que de los 46 civiles asesinados en Kfar Aza, el más joven de hecho tenía 14 años.

Los descubrimientos de Bituah Leumi, reportados el 15 de diciembre, dieron el análisis más detallado de las muertes del 7 de octubre, corrigiendo la figura provisional de 1,400 dada las autoridades israelíes el 14 de octubre, que ha sido reducida a 1,200 (noviembre 10), a 1,139 — “695 civiles israelíes, incluyendo 36 niños, así como 373 fuerzas de seguridad y 71 extranjeros”, como explicó France 24. Incluso estas cifras, sin embargo, continúan siendo polémicas, debido a los alegatos creíbles de que, de hecho, varios fueron asesinados por fuerzas israelíes.

En una era post- veracidad de “noticias falsas”, sin embargo — en la que, para citar un ejemplo, decenas de millones de estadounidenses están permanentemente enfurecidos por la completamente falsa noción de que Joe Biden le “robó” la elección presidencial del 2020 a Donald Trump — la historia de los 40 bebés decapitados y otros alegatos espeluznantes pero no verificados de asesinatos particularmente grotescos y de violencia sexual han tomado una espeluznante vida propia, aunque la historia de los bebés decapitados recibió la más alta promoción posible cuando fue relatada por el presidente Biden en una reunión con los líderes de la comunidad judía, en la cual declaró “jamás pensé que vería y he confirmado fotografías de terroristas decapitando niños”.

La Casa Blanca pronto se distanció de los alegatos de Biden, destacando que “basó sus comentarios acerca de las supuestas atrocidades en los del vocero de Netanyahu y reportes mediáticos de Israel” y el Washington Post posteriormente reportó que “su personal le había pedido no hacer ese alegato en su discurso del 11 de octubre ‘debido a que esos reportes no estaban verificados’”.

En otras palabras, Biden mintió descaradamente acerca de haber “visto fotografías de terroristas decapitando bebés”, pero el daño ya estaba hecho y sólo cinco días después, el 16 de octubre, después de una reunión con el presidente chino Xi Jinping, mintió nuevamente declarando que “Hamás ya dijo públicamente que planea atacar nuevamente a Israel como lo hizo antes, en donde les cortaron la cabeza a bebés a quemar vivos a mujeres y niños”. El 12 de diciembre, en un evento de reelección en Washington, D.C., mintió nuevamente cuando dijo haber visto fotografías de las secuelas de militantes “amarrando a una madre y a su hija juntas y derramando keroseno en ellas y prendiéndolas, decapitando infantes, haciendo cosas que son inhumanas”.

Como Jeremy Scahill explicara para el Intercept, en un análisis de las repetidas mentiras de Biden “este alegato (acerca de los bebés decapitados) es una de las acusaciones más desgarradoras y horribles que se han hecho acerca de los eventos del 7 de octubre. No es un detalle insignificante que pueda ser explicado por la edad de Biden o su tendencia a exagerar o a meter la pata”. Añadió que “fue un detalle que avivó las llamas de la rabia y la búsqueda de venganza y fue citado cuando Biden declaró que Israel está luchando contra sub humanos en Gaza”, declarando el 12 de diciembre cuando repitió los alegatos de decapitación “Son animales. Son animales”.

El resurgimiento de la mentalidad de violencia colonizadora

Puede valer la pena o no cuestionar la salud mental de Biden, pero, en común con otros líderes occidentales, evidentemente él no tiene compasión por los 31,497 palestinos, incluyendo 12,345 niños y 6,471 mujeres de los cuales 28,961 (92%) eran civiles, que han sido asesinados por Israel en los cien días de ataques implacables desde el 7 de octubre al 14 de enero, muchos de los cuales fueron mutilados en maneras horrendas cuando murieron bajo la lluvia de bombas de 2,000 toneladas dadas principalmente por el mismo Biden.


La cifra de muertos en Gaza después de 100 días de ataques implacables genocidas por parte de Israel, calculada por Euro-Med Human Rights Monitor.

Tal es la obsesión de Biden con apoyar el “derecho a defenderse” de Israel que parece despreocupado de que, como resultado de eso, pueda perder puede perder la elección presidencial de este año. Tal vez, como le importa tan poco la vida de los palestinos, también es incapaz de reconocer que los votos de los musulmanes americanos cuentan, al igual que los votos de otras muchas personas, de distintos orígenes, que simplemente no pueden aceptar votar por un hombre que, mientras específicamente apoya al Estado de Israel también revela la extraordinaria violencia de la mentalidad colonizadora que todavía recalca tanto de la participación del oeste con el resto del mundo.

Aquellos de nosotros que todavía tenemos nuestra humanidad — y tenemos compasión con los oprimidos por encima de los opresores especialmente cuando el opresor está patológicamente obsesionado con presentarse como la víctima — merecemos mejores líderes que los monstruos de nuestros representantes elegidos han resultado ser. No es sólo que empaticemos con los palestinos — y afortunadamente lo hacemos en nuestros millones — también es que reconocemos que, cercano a casa, ninguno de nosotros estamos seguros si no continuamos a retar el “excepcionalismo” sionista que no sólo busca “borrar” a los palestinos sino que busca silenciarnos a todos tan inexorablemente como sólo un movimiento fascista en mascarado como decracia puede hacer en la tercera década del S. XXI

Como el falso escándalo de anti semitismo utilizado para derribar a Jeremy Corbyn demostró, los sionistas han acumulado tal poder e influencia sobre las políticas occidentales que ahora buscan silenciar las críticas de las acciones del Estado de Israel por anti semitismo, una táctica que, exitosamente, eviscerará cada principio de la libertad de expresión. Después de todo, si la gente puede perder sus trabajos o ser encarcelada por defender a Palestina y criticar a Israel, ¿por qué los líderes populistas sin escrúpulos no extienden el principio de crítica sobre ellos? Si es un crimen criticar a Israel, por qué no sería un crimen, en decir, en Estados Unidos, ¿criticar al gobierno estadounidense o el Reino Unido o en Alemania?


 

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