La ONU condena la detención arbitraria del prisionero de Guantánamo y víctima de
tortura Abd Al-Rahim Al-Nashiri y hace un llamado para su liberación
Abd Al-Rahim Al-Nashiri, fotografiado antes de su captura y en un boceto en el
tribunal, del 2011, por Janet Hamlin.
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Por Andy Worthington, Close Guantánamo, 15 de junio del 2023
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 30 de junio de 2023
En un reporte verdaderamente
devastador, el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU ha
condenado al gobierno de los Estados Unidos por la detención arbitraria, en los
últimos veinte años y medio, de Abd Al-Rahim Al-Nashiri, un saudí de 58 años
que fue encarcelado y torturado en “sitios negros” de la CIA por casi cuatro
años y quien ha estado detenido, desde septiembre del 2006 en la prisión de la
bahía de Guantánamo a donde llegó con otros trece hombres descritos como
“detenidos de alto valor”. Es uno de los nueve hombres que enfrenta cargos en
el disfuncional sistema de juicio de comisión militar, pero, como explicó el
Grupo de Trabajo, aunque las “audiencias previas a juicio” en este caso
“comenzaron el 17 de enero del 2012”, “todavía están en curso y no se ha puesto
ninguna fecha de juicio” y, en una conclusión que debe haber desconcertado a la
administración de Biden, pidieron su liberación.
También implicados en su detención arbitraria, están
otros siete países — Afganistán, Lituania, Marruecos, Polonia, Rumania,
Tailandia, en donde fue detenidos en “sitios negros” de la CIA y en los
Emiratos Árabes Unidos, en donde fue secuestrado por primera vez, sin orden de
arresto, en octubre del 2002 e interrogado por un mes por operativos de la
inteligencia emiratí antes de ser entregado a la CIA. El grueso del repudio del
Grupo acerca del tratamiento de Al-Nashiri es, sin embargo, enfocado en los EE.UU.
En meses recientes, la ONU, que siempre ha condenado la
existencia de Guantánamo y las violaciones de derechos humanos cometidas ahí,
así como la red global de “sitios negros” de la CIA, ha aumentad su crítica,
emitiendo, a través de un número de expertos suyos, una denuncia contundente de la negligencia médica posiblemente mortal en el caso de
Abd Al-Hadi Al-Iraqi, otro “detenido de alto valor” (sobre el cual escribí
aquí), y, también a vía el Grupo de Trabajo, una opinión en el caso
de Abu Zubaydah — el “detenido de alto valor” para quien el programa de tortura
de la CIA post 11/9 fue desarrollado, en la errónea creencia de que él era un
miembro de alto rango de al-Qaeda — que fue tan fuerte que lo describí como “la condena
más devastadora por parte de un cuerpo internacional que jamás haya sido
emitida en relación a las políticas de detención estadounidenses en la ‘guerra
contra el terror’ tanto en los ‘sitios negros’ de la CIA como en Guantánamo”.
En el caso de Al-Nashiri, la opinión podría ser incluso una condena más poderosa del
comportamiento del gobierno de los Estados Unidos de los últimos 21 años,
porque, mientras que Abu Zubaydah jamás ha sido acusado de algún crimen y no se
requiere una educación legal para concluir que su encarcelamiento es arbitrario
(y sin justificación legal), en el caso de Al-Nashiri, al acusarlo, el gobierno
estadounidense ha — como con los otros cinco hombres acusados en conexión con
los ataques del 11/9 — persistentemente buscó escudarse de cualquier crítica de
cómo estos hombres son tratados al mantener sus juicios como prueba de que, en
un nivel fundamental, su encarcelamiento en curso está, de alguna manera, justificado.
La opinión de lo de Al-Nashiri corta a través de ese escudo, sin embargo, en particular a través de una valoración de que “los
derechos de Al-Nashiri a un juicio justo y proceso legal debido sido
repetidamente violados en la bahía de Guantánamo” y la evidencia acerca de su
trato sugiriendo que “sufrió las más atroces violaciones de derechos humanos,
de tal gravedad que se le dio a la privación de la libertad un carácter arbitrario”.
Las violaciones que sufrió en los “sitios negros” — todas mientras estuvo detenido incomunicado — incluyen submarino, alimentación
rectal, privación del sueño, desnudez prolongada (con exposición a menudo a
temperaturas y agua frías), el uso prolongado de posiciones de estrés, varias
formas de violencia física y ser sujeto a ejecuciones simuladas, y las
conclusiones del Grupo están basadas en una variedad de fuentes confiables.
Estas incluyen varios reportes desclasificados de la
CIA y del Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC por sus siglas en inglés) reporte de 2007 basados
en entrevistas con los “detenidos de alto valor” después de su llegada a
Guantánamo en septiembre del 2006, que fue filtrado en el 2009 y que descubrió
que “la totalidad de las circunstancias” en las cuales todos los 14 “detenidos
de alto valor” estaban detenidos “efectivamente en arbitraria privación de
libertad y desaparición forzada, en violación de la ley internacional”.
Las conclusiones del Grupo también se basaron en el reporte del Comité de
Inteligencia del Senado acerca del programa de tortura de la CIA y,
tal vez, de manera más devastadora, en la declaración de la Dra.
Sondra Crosby, “una experta en medicina interna y tratamiento de víctimas
de tortura” quien, en marzo del 2012, fue designada por el Departamento de
Defensa estadounidense para realizar una valoración del Sr. Mr. Al-Nashiri y
quien, después de reunirse con él por aproximadamente 30 horas, presentó su
declaración en octubre del 2015.
"Uno de los individuos más severamente traumatizado que jamás he visto" — y la
falta de cuidado clínico apropiado
En su declaración, la Dra. Crosby concluyó que “el Sr. Al-Nashiri sufre de trastorno de estrés post traumático complejo como
resultado de extrema tortura infringida sobre él por los Estados Unidos”.
Añadió que “en mi opinión, la CIA también logró inducir ‘impotencia aprendida’
en el Sr. Al-Nashiri. El resultado es que el Sr. Al-Nashiri esté dañado de
manera irreversible por la tortura que fue inusualmente cruel y diseñada para
romperlo. De hecho, en mis varios años de experiencia tratando víctimas de
tortura de todo el mundo, el Sr. Al-Nashiri es uno de los individuos más
severamente traumatizado que yo haya jamás visto”.
Como si esto no fuera suficientemente condenatorio,
continuó explicando cómo “para empeorar las cosas, no existe esfuerzo alguno
presente para tratar el daño y parece haber esfuerzos para bloquear que otros
le den el cuidado clínico adecuado”.
La valoración de esfuerzos deliberadamente bloqueados para darle a Al-Nashiri el cuidado cínico adecuado es crucial para los
descubrimientos del Grupo, describiendo un sistema de tal brutalidad arraigada
que, aunque Al-Nashiri ha estado, por 13 de los últimos 15 años en audiencias
previas a juicio en relación a sus supuesto rol en el bombardeo del USS Cole en el 2000, continúa,
por la mayor parte, a estar privado de cualquier cuidado mental vagamente
adecuado porque el sistema de detención en Guantánamo básicamente trata a
aquellos detenidos en la prisión — y particularmente aquellos previamente
detenidos en “sitios negros” de la CIA — como seres humanos sin ningún tipo de
derechos, a pesar de que no haya absolutamente ninguna base para eso en la ley
humanitaria internacional.
Aunque el gobierno estadounidense ha creado una ilusión de cooperación con normas internacionales reconocidas en relación a
detención y juicios — el equipo de abogados defensores para aquellos acusados,
por ejemplo, e incluso llamadas ocasionales a familiares — la actitud
subyacente hacia estos hombres es como era en los “sitios negros”: que ellos
deberían, en la mayor medida posible, permanecer incomunicados y deshumanizados.
Cuando se trata de respuestas de los gobiernos relevantes, destaca que, aunque Marruecos, Polonia y Rumanía contestaron,
Afganistán, Tailandia, los Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos no, y la
respuesta de Lituania fue recibida después de rechazar la solicitud. La
evasión, sin embargo, fue típica incluso de los países que no contestaron. Marruecos
negó que Al-Nashiri hubiera estado ahí, mientras que Rumanía “disputó la
versión del interesado acerca de los hechos de todas los relatos”, aunque la
Corte Europea de Derechos Humanos encontró, en varias sentencias entre el 2014
y 2018, que Polonia, Rumanía y Lituania alojaron “sitios negros” y habían
violado la Convención Europea en Derechos Humanos en relación al tratamiento de
Al-Nashiri y ordenaron que los tres países le
pagaran daños.
El Grupo concluyó que al-Nashiri debe ser liberado
En sus observaciones concluyentes, el Grupo destacó que “estaban preocupados acerca del bienestar físico y mental del Sr. al-Nashiri",
especialmente ante los comentarios de la Dra. Crosby en relación a la falta de
cuidado clínico.
Como explicó el Grupo, “Las alegaciones de que el Sr. al-Nashiri fue torturando siguen sin refutarse y la Corte Europea de Derechos Humanos las
ha confirmado. El Grupo destaca que el cuidado médico en la bahía de Guantánamo
sigue siendo extremadamente deficiente y está obligado a recordarle al gobierno
estadounidense que todas las personas privadas de su libertad deben ser
tratadas con humanidad y con respecto por la inherente dignidad de la persona
humana, en conformidad con el artículo 10 del Convenio” — el Convenio siendo el
Convenio Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, adoptado en diciembre de 1966.
Como también expliqué “negar asistencia médica constituye una violación del Estándar Mínimo de Reglas de
las Naciones Unidas para el Tratamiento de Prisioneros (las Reglas de Nelson
Mandela), en particular las 1, 24, 25, 27 y 30". También destacaron que
habían referido el caso de Al-Nashiri al Relator Especial sobre el derecho a la salud.
El Grupo también destacó que, mientras que su opinión específicamente abordaba el caso de al-Nashiri “las conclusiones alcanzadas
aquí también aplican a otros detenidos en situaciones similares en la bahía de
Guantánamo”, añadiendo, como lo hicieron en su reporte sobre Abu Zubaydah, que
“bajo ciertas circunstancias, encarcelamiento extremo o sistemático u otra
severa privación de libertad, en violación a la ley internacional, podría
constituir crímenes de lesa humanidad”.
En conclusión, “tomando en cuenta todas las circunstancias del caso”, el Grupo encontró que “el remedio apropiado sería que
el gobierno estadounidense libere al Sr. Al-Nashiri inmediatamente y convenga
un derecho de compensación ejecutable y otras reparaciones, en acuerdo con la
ley internacional”.
Un reporte devastador, entonces, como estoy seguro de que lo apreciarás, y una señal, tal vez, de que vendrán más en los casos de
otros ocho “detenidos de alto valor” sujetos a tortura atroz en “sitios negros”
de la CIA y acusados en comisiones militares — los cinco hombres acusados en
relación a los ataques del 11/9 y tres otros en conexión con ataques
terroristas en Asia.
Estoy seguro de que no estoy solo y que el gobierno estadounidense no va a liberar a al-Nashiri, pero, como expliqué en mi artículo
reciente Los hombres viejos y
rotos de Guantánamo, necesita haber un vigor renovado de parte de la administración de Biden, para concluir
los acuerdos negociados que han comenzado en los casos de los acusados del 11/9
(que quitan de la mesa la pena de muerte), con acuerdos negociados extendidos,
también, a Al-Nashiri y otros hombres.
Para concluir la larga y casi inaguantablemente sórdida historia de Guantánamo, el gobierno estadounidense — mientras
seguramente continuará a detener a estos hombres hasta el final de sus vidas —
tendrá que hacerlo en un lugar que sea capaz de alcanzar las necesidades
mentales y físicas complejas, que se deben, en gran medida, sino del todo, a su
tratamiento no sólo en “sitios negros”, sino, por los últimos 16 años, en Guantánamo.
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