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Nuevas revelaciones sobre el uso de tortura con agua en Guantánamo

Andy Worthington
8 de agosto de 2011

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
30 de agosto de 2011

Mi colega Jeffrey Kaye, un psicólogo de tiempo completo que de alguna manera logra tener una segunda carrera como bloguero, acaba de escribir un artículo para Truthout sobre el uso de torturas con agua en Guantánamo (y en otros lugares, como parte de la “Guerra contra el Terror”), el cual está suscitando excelentes comentarios en línea.

Me alegra mucho descubrir que todavía hay interés en el uso de tortura por el gobierno de Bush y en cuestiones de responsabilidad sobre las cuales el presidente Obama ha echado un tupido velo, no solo porque crímenes horribles se cometieron sin responsabilizar a nadie, sino también porque el tema del programa de tortura de Estados Unidos ha desaparecido por lo general del radar mediático (al igual que el otro tema que siempre me interesa, Guantánamo, y los 171 hombres que siguen presos ahí).

Jeff ha hecho un buen trabajo de juntar casos de presos que no fueron sometidos al submarino sino a otras formas de tortura con agua, cosa que el gobierno de Bush en gran medida logró evitar mencionar o tener que justificar, como es el caso de Murat Kurnaz, que describe la prolongada inmersión de su cabeza en agua en su libro, Five Years of My Life: An Innocent Man in Guantánamo (Cinco años de mi vida: Un hombre inocente en Guantánamo), publicado en 2007; Mohammed al-Qahtani, la víctima de tortura más conocida de Guantánamo; y otros como el mauritano Mohamedou Ould Slahi, que famosamente "se quebró" debido a la tortura en Guantánamo, y a quien se le vertió agua para “controlarlo” y “mantener[lo] despierto”; el residente de Gran Bretaña Omar Deghayes, el argelino Djamel Ameziane (todavía recluso, aunque su salida en libertad se autorizó hace muchos años), y Mustafa Ait Idr, un argelino que estaba viviendo en Bosnia-Herzegovina, puesto en libertad en 2008 tras la aceptación de su petición de habeas corpus, y cuyo tortura con agua mencioné en The Guantánamo Files y en mi artículo, After 7 Years, Judge Orders Release of Guantánamo Kidnap Victims (Después de 7 años, un juez ordena la puesta en libertad de víctimas de secuestros a Guantánamo). Además, hay casos interesantes en Irak que no han recibido amplio reportaje.

A pesar de nuevos desmentidos de Rumsfeld, la evidencia demuestra que las fuerzas militares estadounidenses aplicaron torturas similares al submarino

Jeffrey Kaye, Truthout, 5 de agosto, 2011

En la polémica sobre el posible uso de la tortura, y en particular el submarino, para juntar datos que llevaron a la captura de Osama bin Laden, el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld le dijo hace poco a Sean Hannity del noticiero Fox que “las fuerzas militares de Estados Unidos no aplicaron el submarino a nadie en Guantánamo. De hecho, no se aplicó el submarino a ninguna persona en Guantánamo, y punto”.

En su libro de memorias, Known and Unknown (Conocido y desconocido), Rumsfeld sostiene: “A mi saber, ningún militar estadounidense participante en interrogatorios aplicó el submarino a ningún detenido, sea en Guantánamo o en otro lugar del mundo”. Pero como veremos, Rumsfeld o estaba mintiendo con descaro o estaba distorsionando la verdad con astucia.

Otros también han insistido en que las fuerzas armadas no aplicaron el submarino a nadie. El escritor sobre temas legales y de seguridad nacional Benjamin Wittes escribió el año pasado en la revista The New Republic que “las fuerzas armadas, a diferencia de la CIA, nunca aplicaron el submarino a nadie”. El columnista de Harper’s Scott Horton también notó el año pasado: “Todavía no hay documentación acerca del uso del submarino en Guantánamo, pero en ese respecto también dista mucho de ser un caso cerrado”.

No obstante, hay varias historias de asfixia o ahogamiento a la fuerza, tanto en Guantánamo como en otros sitios militares estadounidenses, aunque todavía falta una cobertura amplia y están dispersas en varios artículos e informes sobre el trato militar a los detenidos, incluyendo en unos relatos de primera mano.

En un testimonio poco conocido ante el Congreso estadounidense en mayo de 2008, el ex detenido de Guantánamo Murat Kurnaz dijo que sufrió una forma del ahogamiento simulado. Kurnaz le dijo a un subcomité del Comité sobre Relaciones Exteriores de la Casa de Representantes que cuando estuvo detenido bajo control militar estadounidense en Kandahar, Afganistán, antes de ser trasladado a Guantánamo, se le “sumergió la cabeza baja agua para simular el ahogamiento”.

Cuando el representante republicano Rohrabacher le preguntó si no se tratara del submarino, Kurnaz respondió: “No, no es el submarino. Lo llaman el ‘tratamiento con agua’. Había un balde de agua”.

    ROHRABACHER: ¿Le pusieron una tela en la cara y le colocaron encima de una tabla?

    KURNAZ: Había un balde de agua. Y me meten la cabeza en ella y al mismo tiempo me pegan en el estómago.

Se dice que Rohrabacher comentó: “La CIA afirma que les aplicó el submarino a solo tres personas. Puede ser que esta sea una escapatoria que [la CIA] está proponiendo para decir que no es el ‘submarino’”.

De acuerdo a un informe de ese tiempo en The Christian Science Monitor sobre el testimonio de Kurnaz, el vocero del Pentágono, el comandante Jeffrey Gordon, respondió a las acusaciones de tortura: “Los abusos aducidos por el Sr. Kurnaz, además de faltar de fundamento y ser poco convincentes, son descabellados”.

Poco convincente o no, el submarino era una de varias “técnicas de contra-resistencia” que el general de división Mike Dunleavy, al mando del Equipo de Trabajo 170, pidió autorización para usar en Guantánamo. En un memorando de octubre de 2002 en que el jefe de inteligencia bajo el mando del general Dunleavy pidió usar una variedad de técnicas, incluidas la privación sensorial, el aislamiento, posiciones que provocan estrés, la desnudez obligatoria y amenazas de muerte, también proponía “usar una toalla mojada y gotas de agua para producir la percepción errónea de estar ahogándose”.

En otro memorando después, que autorizó la mayoría de esas técnicas, pero no todas, el abogado principal del Departamento de Defensa (DoD) William J. Haynes II decía, con relación a la técnica de la “toalla mojada” y otras técnicas llamadas “agresivas” y de “categoría III”: “Aunque todas las técnicas de categoría III puedan estar disponibles en el sentido legal, pensamos que, como cuestión de política, una aprobación global de las técnicas de categoría III no conviene en estos momentos”. (Énfasis agregado.)

Tortura con agua en Guantánamo

Se ha informado sobre la evidencia del uso del submarino u otras formas de tortura con agua, sea por asfixia o ahogamiento, en Guantánamo, pero este artículo es el primero que junta los diferentes informes en un solo lugar.

En abril, un informe de dos médicos con autorización para examinar “los historiales médicos y archivos pertinentes… sobre nueve individuos, en busca de pruebas de tortura y mal tratos”, encontró al menos un caso de “asfixia casi total por agua (es decir, se le metió una manguera en la boca del detenido)” y otro caso en que se le metió la cabeza del preso en un inodoro.

El informe, escrito por los médicos Vincent Iacopino y Stephen N. Xenakis, se publicó en PLoS Medicine. El Dr. Xenakis es también general de brigada jubilado del Ejército, y ha trabajado como asesor médico en varios casos legales de Guantánamo.

Además, se acusó del uso militar del submarino en un informe del Inspector General (IG) del Departamento de Justicia (DOJ), titulado “Participación y observación del FBI en interrogatorios de detenidos” y publicado casi al mismo tiempo en que Kurnaz daba su testimonio (mayo de 2008). El IG señaló que el jefe de la unidad de Enlace Militar y Detenidos del FBI en Guantánamo le dijo al subprocurador general del DoD Dave Nahmias: “una de las técnicas que planeamos usar o usamos contra [el supuesto aspirante a pirata aérea del 11 de septiembre, Mohammed] al-Qahtani fue el ahogamiento simulado”.

De hecho, los militares reconocen haberle vertido agua sobre la cabeza de al-Qahtani, como se discute más abajo.

En otra parte del informe, el IG describe que un agente del FBI “una vez escuchó una discusión en GTMO (Guantánamo) en que una persona mencionó el uso de agua como herramienta de interrogatorio y otra persona del grupo dijo, ‘Sí, he visto eso’”. De acuerdo al informe del IG, ningún agente del FBI dijo haber visto personalmente el uso del submarino u otra tortura con agua.

Aparte de la cuestión de si agentes del FBI observaron el uso del submarino en Guantánamo o no, sabemos por las actas de una "reunión sobre estrategias de contrarresistencia" que ocurrió en Guantánamo el 22 de octubre de 2002, que se discutió el submarino (que llamaron la técnica de “toalla mojada”) (véase la ceja 7 del enlace). En la reunión estuvieron presentes funcionarios legales de la CIA, la DIA, el jefe de inteligencia de Guantánamo y también miembros del Equipo Asesor de Ciencia de la Conducta (Behavioral Science Consulting Team, o BSCT) de Guantánamo.

En cierto momento, la teniente coronela Diane Beaver, la jueza defensora en Guantánamo, preguntó si SERE (Supervivencia, Evasión, Resistencia y Fuga) empleaba “la técnica de ‘toalla mojada’”. Jonathan Fredman, en ese tiempo el principal abogado del centro de contraterrorismo de la CIA, respondió:

    Si una persona bien entrenada aplica esta técnica [el preso] puede sentir que se está ahogando. El sistema linfático reaccionará como si estaba asfixiándose, pero el cuerpo no dejará de funcionar. Es muy efectivo identificar las fobias [del preso] y usarlas (por ejemplo, los insectos, las víboras, la claustrofobia). Su nivel de resistencia se relaciona directamente a la experiencia de esa persona.

En este momento, un psiquiatra del BSCT observó: “La existencia o no existencia de un estrés significativo depende de la persona que lo observó. El peso de la prueba es lo clave”. Fredman respondió: “Estas técnicas requieren la participación de los interrogadores, gente de psicología, medicina, leyes, etc.”

Fredman agregó: “La CIA decide internamente sobre la mayoría de las técnicas mencionadas en el informe del BSCT y en esta discusión”. Refiriéndose a la autorización del submarino y otras técnicas que la CIA recibió mediante memorandos de la Oficina de Asesoría Legal [del Departamento de Justicia] unos meses antes, dijo: “Las técnicas muy severas las aprueba el DOJ”. Las actas de la reunión no dieron ninguna indicación de que el submarino no fuera permitido para el Departamento de Defensa.

La aplicación del submarino a Mohammed al-Qahtani

Mohammed al-Qahtani era un ciudadano saudita llevado a Guantánamo a principios de 2002. Aparentemente se creía que participó en el complot del 11 de septiembre, y cuando los interrogadores se frustraron porque no le podían sacar información ni obligarlo a cooperar, recurrieron a métodos de interrogatorio que la propia Susan Crawford, la autoridad convocadora de Guantánamo, más tarde concluyera que era tortura.

Para noviembre de 2002, al-Qahtani había llegado a ser el “primer sujeto de un Plan de Interrogatorio Especial”, con fuerte base en las técnicas de la escuela militar de tortura SERE, incluidos el aislamiento, posiciones que provocan estrés, la humillación sexual y, al parecer, una forma del submarino. La SERE se creó para capacitar a los soldados estadounidenses para resistir la tortura.

Años antes de la admisión que hizo Crawford, el informe Schmidt-Furlow del DoD, que examinaba unas primeras acusaciones de abuso a los detenidos, concluyó que “el interrogatorio creativo, agresivo y persistente del sujeto del primer Plan de Interrogatorio Especial [al-Qahtani] llevó a que el efecto acumulativo fuera un trato degradante y abusivo”. No se ha acusado a nadie por tales crímenes cometidos contra ese ni ningún otro detenido de Guantánamo.

El informe Schmidt-Furlow describe la tortura con agua aplicada a al-Qahtani, un aspecto de su tortura que ha recibido poca mención:

    En diecisiete ocasiones, del 13 diciembre de 2002 al 14 enero de 2003, los interrogadores, durante el interrogatorio, vertieron agua por encima de la cabeza del sujeto del primer Plan de Interrogatorio Especial…

    Existen evidencias de que al sujeto del primer Plan de Interrogatorio Especial le vertieron agua regularmente sobre la cabeza. Las notas de interrogatorio indican que eso se hacía solamente como medida de control.

La revista Time publicó las notas del interrogatorio a al-Qahtani’s en 2005. El uso de agua para empapar la cabeza de al-Qahtani parece no ser una “medida de control” cuando se lo discute en las notas mismas.

Una nota del 23 de diciembre de 2002 describe que los interrogadores colgaron fotos de modelos en traje de baño alrededor del cuello de al-Qahtani. Luego el interrogador principal “le sacó las fotos de modelos en traje de baño y le dijo que la prueba de su capacidad de responder a preguntas iba a empezar. El detenido se negó a responder y al fin dijo que respondería, después de que [el interrogador] principal le vertió agua sobre la cabeza y le dijo que le sometería a ese tratamiento día tras día. Se le dijo al detenido que pensara en su decisión de responder a preguntas”.

El día anterior, cuando al Qahtani se había negado a mirar las “fotos de buena forma física”, diciendo que su religión lo prohibía, los interrogadores le habían "echado una botella de agua de 24 onzas por encima de la cabeza”. Las notas comentan sin ironía: “Detenido luego empezó a mirar fotos”.

En su investigación de abuso a los detenidos, el Comité de Fuerzas Armadas del Senado (SASC, por sus siglas en inglés) observó en un informe de 2008 que la Marina puso un límite de 32 onzas de agua para sus demostraciones del submarino. Un memorando del 13 de enero de 2003, descrito en el informe del SASC, dio otra cantidad al informar sobre el agua vertida sobre Qahtani, pues dijo que “hasta ocho onzas de agua” se vertieron sobre la cabeza de Qahtani como un “método de establecer control” cuando este exhibió una "conducta no deseada”.

El informe del SASC también dijo que el plan de interrogatorio para otro detenido de Guantánamo, Mohamadou Ould Slahi, incluyó la práctica de verterle agua sobre la cabeza para “establecer control” y “mantener[lo] despierto”.

Otros tres detenidos de Guantánamo informan de ahogos

Además de Kurnaz y al-Qahtani, al menos tres adicionales detenidos han dicho que les torturaron con agua con la intención de provocar asfixia, la sensación de atragantarse o de ahogarse.

Un artículo de 2009 de Jeremy Scahill describió la tortura y abusos que tuvo que soportar el ex detenido de Guantánamo y residente de Gran Bretaña Omar Deghayes. Scahill menciona dos incidentes en que la Fuerza de Reacción Inmediata (IRF, a veces llamada la Fuerza de Reacción de Emergencia, o ERF) le aplicó a Deghayes formas de tortura con agua. En un incidente, le puso grilletes y le metió la cabeza en un inodoro. El equipo de IRF “le empujó la cara en el agua. Tiró de la cadena repetidas veces”.

El equipo de IRF o ERF también entró en la celda de Deghayes en otra ocasión y realizó un ahogamiento simulado o parcial:

    El equipo de ERF entró en la celda con una manguera de muy alta presión. [Deghayes] estaba completamente encadenado y le sujetaba la cabeza para que no se moviera. Hacía que el agua le entrara por la nariz hasta que él se asfixiaba y gritaba que parara. Eso se hizo en la presencia y con la participación del personal médico.

De acuerdo a Scahill, el equipo de IRF aplicó esta forma del submarino a Deghayes tres veces. Fíjense que la presencia del personal médico concuerda con la participación de personal médico en las descripciones que da la CIA de su aplicación del submarino.

Otro ejemplo de tortura con agua por los guardias de Guantánamo sale en un documento relacionado al caso de Djamel Ameziane, un beréber argelino preso en Guantánamo por más de ocho años aunque jamás recibió entrenamiento militar ni para el terrorismo, ni peleó contra Estados Unidos. Un documento legal de 2008, que el Centro pro Derechos Constitucionales (CCR) interpuso para Ameziane, dice:

    En otro incidente violento, los guardias entraron en su celda y lo tiraron al suelo, le dieron un rodillazo en la espalda y en el costado, y le incrustaron la cabeza en el piso, torciéndola a la izquierda y a la derecha. La paliza dislocó la mandíbula del Sr. Ameziane y él todavía se resiente de la lesión. Durante el mismo episodio, los guardias le rociaron con pimienta de cayena y luego le echaron agua para intensificar el efecto y hacer que la piel ardiera. Después le jalaron la cabeza para atrás y le colocaron una manguera de agua entre la nariz y la boca, dejando que el agua fluyera por varios minutos sobre su cara para asfixiarlo, una operación que repitieron varias veces. El Sr. Ameziane escribe: “Yo tenía la impresión de que mi cabeza se hundía en agua. Sigo sintiendo las heridas psicológicas, hasta hoy. Solo pensar en eso me da escalofríos”. [Énfasis agregado.]

En marzo de 2008, seis detenidos de Guantánamo entablaron una demanda contra Bosnia y Herzegovina en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo por el hecho de que “por muchos años no dio ningún paso para negociar ni liberar a esos hombres de Guantánamo.” Uno de los hombres, Mustafa Ait Idr, entregado a Guantánamo y “arrebatado de su esposa embarazada en violación de una orden judicial bosnio de ponerlo en libertad”, también dijo que se le torturó con agua de una manera muy similar a la que se aplicó a Ameziane.

Un informe del CCR acerca de la “Tortura y el trato cruel, inhumano y degradante de los presos en la bahía de Guantánamo, en Cuba” dijo que en una ocasión, los guardias de la prisión exigieron registrar la celda de Idr. Este cooperó con ellos, pero los guardias entraron, le rociaron la cara con un producto químico irritante y lo encadenaron para restringirlo. El informe del CCR agrega: “Los guardias luego lo tiraron de cabeza al suelo, se le bajaron la cara en el inodoro y tiraron de la cadena, así sumergiéndole la cabeza. Lo quitaron de la celda y lo tiraron encima de las piedras trituradas que rodean las celdas. Mientras Idr estaba en el suelo, sus atacantes le metieron una manguera en la boca y le llenaron la garganta de agua”. Consecuentemente, su cara quedó paralizado por varios meses.

También se han documentado otras amenazas de aplicarles el submarino a presos del DoD o de entregarlos a otros países para ser torturados con agua. De acuerdo al periodista Robert Windrem en un artículo de 2009 en The Daily Beast, el entonces vicepresidente Dick Cheney pidió que le aplicara el submarino a Muhammed Khudayr al-Dulaymi, el jefe de la sección M-14 del Mukhabarat. El artículo dice que el oficial a mando de los interrogatorios a funcionarios iraquíes en ese tiempo, Charles Duelfer, declinó la petición.

De acuerdo al informe del SASC sobre los detenidos, la principal agencia de SERE, la Agencia de Personal de las Fuerzas Conjuntas, construyó un plan de CONOP (concepto de operaciones) para usar en el centro de interrogatorios del Equipo de Trabajo para Misiones Especiales en Irak. El plan CONOP recomendó usar el “submarino”. Se informa que figuras militares del ámbito legal pusieron objeciones a esta y otras técnicas, pero no se sabe si las Fuerzas Especiales usaron el submarino u otras formas de tortura con agua, y el informe del SASC no esclarece el punto.

En otro caso, el ex residente de Italia y detenido en Guantánamo Saleh Sassi, nacido en Túnez, dijo que a finales de 2002, agentes tunecinos llegaron a Guantánamo y lo interrogaron. “No dejaron ninguna duda sobre lo que les aguardaba a los ex presos de Guantánamo al regresar a Túnez: ‘la tortura con agua en un barril’ y otros horrores”. Se le puso en libertad a Sassi y se lo envió a Albania en 2010.

Por último, el informe de IG del DoD sobre los interrogatorios realizados por el FBI, mencionados arriba, describe que se encadenó a un preso de Abu Ghraib, Saleh Muklef Saleh, y se le vertió agua fría en más de una ocasión. En un incidente, de acuerdo al testimonio de Saleh mismo: “Me dieron una o dos botellas de agua y pidieron que lo tomara cuando tenía hambre, y me obligaron a tomarlo y lo hice y sentí nausea, luego exigieron que lo tomara una vez más y me miraban riéndose” (pp. 279-280).

Ya en 2008, durante la reunión del Congreso en que Murat Kurnaz dio testimonio sobre la tortura con agua que le aplicaron, la representante demócrata Sheila Jackson-Lee comentó: "Al parecer tenemos una nueva definición … Si estabas empeñado en el lenguaje del submarino, pues ahora tenemos un nuevo lenguaje que se llama ‘tratamiento con agua’, que pueda ser tortura también”.

Hasta la fecha, ninguna investigación ha tratado específicamente la aplicación de formas de tortura con agua a los detenidos, incluidos el submarino o el tratamiento con agua. El actual Manual de Campo del Ejército, en cuanto a los interrogatorios, prohíbe el uso del “submarino”. Se trata del único término para describir un “acto prohibido" que lleva comillas.

Un informe de Human Rights Watch publicado el 12 de julio instó al presidente Barack Obama a “ordenar que se haga una investigación criminal de las acusaciones de abusos a los detenidos autorizados por el ex presidente George W. Bush y otros altos funcionarios”.

Andy Worthington es autor de The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal Prison (Los archivos de Guantánamo: Las historias de los 774 detenidos de la prisión ilegal de Estados Unidos; publicado por Pluto Press, distribuido por Macmillan en Estados Unidos y a la venta en amazon.com).


 

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