Notas sobre Guantánamo y la "guerra contra el
terror" (18 de julio)
18 de julio de 2007
Andy Worthington
Psicólogos militares y tortura
En Rorschach
and Awe (¡gran título!), un artículo imprescindible en Vanity Fair,
Katherine Eban explora cómo dos psicólogos militares, James Elmer Mitchell y
Bruce Jessen -formados en el secreto programa SERE (Supervivencia, Evasión,
Resistencia, Escapar), que condiciona a los soldados a soportar el cautiverio
en manos del enemigo- fueron en gran parte responsables de la "ingeniería
inversa" de las técnicas para proporcionar el núcleo de las "técnicas
mejoradas de interrogatorio" tan queridas por Bush y sus compinches que el
Presidente se jactó de ellas cuando anunció la entrega de 14 detenidos de
"alto valor" -incluidos Khalid Sheikh Mohammed y Abu Zubaydah- a Guantánamo
en septiembre de 2006.
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El núcleo del artículo, que trata del "interrogatorio" de Abu Zubaydah
-un supuesto dirigente de Al Qaeda que en realidad no era más que un auxiliar
administrativo con problemas de salud mental-, es la revelación de que la gran
confesión de Zubaydah sobre el papel de Khalid Sheikh Mohammed como arquitecto
del 11-S no se produjo mediante la tortura con influencia SERE aplicada por la
CIA, sino a través de la anticuada creación de relaciones llevada a cabo por el
FBI. Tal y como lo describe Eban, el modus operandi de la CIA -con la
complicidad de profesionales de la medicina- consistía en "llevar a cabo
una demolición psíquica en la que conseguirían que Zubaydah lo revelara todo
cortando su sentido de la personalidad y asustándole casi hasta la muerte",
mientras que, sin recurrir a la tortura, "Estados Unidos se enteró de la
verdad sobre cómo se organizó el 11-S porque un detenido había llegado a
confiar en sus captores después de que éstos le trataran con humanidad".
Hay mucho, mucho más en el artículo y les insto a que lo lean.
Agentes de la CIA desilusionados se sinceran
Mientras tanto, en The Guardian,
en lo que resulta ser una historia aliada, Suzanne Goldenberg informa desde
Estados Unidos que oficiales de la CIA que estaban "profundamente opuestos
a la transferencia secreta de sospechosos de terrorismo a centros de
interrogatorio en toda Europa" cooperaron con una reciente investigación
del Consejo de Europa sobre la red no revelada de cárceles de la CIA. Dick
Marty, el senador suizo que elaboró el informe
sobre las "entregas extraordinarias", declaró ante una comisión del
Parlamento Europeo que había "recibido información sobre el programa
secreto de oficiales disidentes de las altas esferas de la CIA".
Goldenberg habló con tres ex oficiales de la CIA que explicaron que Marty estaba "en lo cierto
sobre las profundas divisiones dentro de la CIA", aunque Vincent
Cannistraro, ex jefe de la lucha antiterrorista, dudó de que se hubiera reunido
con oficiales en activo, pero admitió que, tal y como lo describió Goldenberg,
"las profundidades de la ira dentro de la CIA seguían siendo reales."
"Hay personas que decidieron jubilarse anticipadamente", dijo
Cannistraro, explicando que había un par de "funcionarios relativamente
veteranos cuya carrera ascendente se vio bloqueada por su falta de apoyo
incondicional al programa." Otro ex agente de la CIA, Larry Johnson,
respaldó las afirmaciones de Marty. "Conozco a oficiales que pensaban que
era un error", dijo, "que pensaban que era contraproducente y que se
mantuvieron al margen. Así que el hecho de que haya gente que se levante y
exprese públicamente su preocupación y su desacuerdo no es sorprendente."
Es de esperar que se derramen más habas a medida que se acerque la larga y lenta cuenta atrás para
el final de la ignominiosa Presidencia de Bush.
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