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Muhammad Rahim, un “prisionero para siempre”, el último afgano en Guantánamo, elocuentemente suplica por su liberación

22.8.23
Andy Worthington

Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 11 de septiembre de 2023


Muhammad Rahim, fotografiado en Guantánamo en años recientes por representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja.

El 15 de agosto, completamente ignorado por los medios mainstream, Muhammad Rahim, el último afgano detenido en Guantánamo, emitió una conmovedora y elocuente súplica para que un panel de oficiales militares y de inteligencia aprueben su liberación de la prisión, en donde ha estado más de 15 años sin cargos ni juicio.

Rahi, de 57 años, y con mala salud, hizo su petición en la audiencia de la Junta de Revisión Periódica (PRB por sus siglas en inglés), un tipo de audiencia de libertad condicional — ignorando el aspecto crucial que la distingue de una audiencia así en el sistema de prisión federal, en donde a los hombres les dan la oportunidad de pedir su libertad habiendo sido convictos de algún crimen en un tribunal federal y han recibido una sentencia como resultado de las Juntas de Revisión Periódica establecidas con el presidente Obama fueron creadas para revisar los casos de los hombres considerados “demasiados peligrosos para ser liberados”, pero que la evidencia en contra es insuficiente para enjuiciarlos — hombres adecuadamente descritos como “prisioneros para siempre”. Desde noviembre del 2013, 58 hombres han sido aprobados para liberación por las PRB, con 20 de esas decisiones realizadas desde que el presidente Biden tomó el poder (aunque la mayoría de esos 20 hombres, vergonzosamente, no han sido liberados).

Rahim, sin embargo, es uno de los tres “prisioneros para siempre” que quedan — de los 30 todavía detenidos en Guantánamo — cuyos esfuerzos para persuadir a los miembros de la junta que deberían ser liberados continúan a caer en oídos sordos. Una PRB aprobó su continuo encarcelamiento sin cargos ni juicio en el 2016, en el 2019 (cuando, bajo Trump, boicoteó su audiencia, junto con la mayoría de los otros prisioneros, quienes, correctamente, concluyeron que, bajo su gobierno, las PRB se habían convertido en una farsa) y, nuevamente, en el 2022.

¿Quién es Muhammad Rahim?

Rahim, el último hombre en llegar a Guantánamo, en marzo del 2008, fue secuestrado en junio del 2007 en Pakistán, en donde había estado viviendo con su esposa y siete hijos (cinco hijos y dos hijas) desde finales del 2001. Fue sometido a nueve meses de tortura en un lugar secreto manejado por la CIA — como el último prisionero del programa de tortura de la CIA (antes conocido como RDI por Rendición, Detención e Interrogación) — antes de su transferencia a Guantánamo, en donde ha estado desde entonces como “detenido de alto valor”.

Las autoridades estadounidenses alegan que “fue traductor, mensajero, facilitador y operativo para líderes de al-Qa’ida, incluyendo a Usama Bin Ladin”, también acusándolo de “tener conocimiento avanzado de varios ataques de al-Qa’ida, como los ataques del 11/9 y de progresar a financiar, planear y participar en ataques de los talibanes, al-Qa’ida y otros grupos anti coalición en Afganistán en contra de los Estados Unidos y otros objetivos de la coalición”.

Sin embargo, ninguna evidencia se ha proporcionado para respaldar estas serias acusaciones y existen numerosas razones para creer que son, principalmente, infundadas. Rahim, como declaró su abogado defensor militar, el mayor James Valentine, en una declaración a su nombre ante la Comisión Inter-Americana de Derechos Humanos en el 2017, “era el hijo de un jefe tribal en el distrito de Chaparhar, en la provincia de Nangarha, entre las montañas de Tora Bora, que sirven como frontera con Paquistán y contienen varios puntos de pasaje entre los dos países y la ciudad de Jalabalad”.

La provincia de Nangarha, tiene una posición única en la ecología política de Afganistán. Como explicó el mayor James Valentine, Rahim era “leal políticamente” a Hezb-i-Islami Gulbuddin (HIG), una organización paramilitar, y partido político, establecido en los 70 por el caudillo Gulbuddin Hekmatyar, el recipiente más grande de fondos de la CIA durante la resistencia de la ocupación soviética en los 80. Como tal, Rahim no fue alineado ni con los talibanes ni con Al-Qaeda, aunque la geografía de su distrito, como portal a Pakistán, significó que se haría algún tipo de asociación probable con los árabes conectados con Al-Qaeda.

En el caso de Rahim, su conexión — así como era — llegó en los 90, después de que volara a Peshawar con su familia durante la ocupación soviética en donde se convirtió en maestro y después de haber regresado a Afganistán, en donde pasó tiempo como oficial financiero en una oficina de control de drogas de la ONU en Jalalabad.

Debido a su inteligencia y sus habilidades lingüísticas, también se convirtió en traductor para algunos muyahides árabes que habían quedado relegados después de que la ocupación soviética había llegado a su fin y, como el mayor Valentine explicó que “cuando algunos árabes de Jalalabad se movieron a las Tarnak Farms, el complejo de Al-Qaeda cerca de Qandahar, Mohammad Rahim los acompañó y fungió como traductor y facilitador para el grupo pero no supone que haya formado parte o administrado ningún tipo de entrenamiento en el lugar”.

En octubre de 1999, se mudó a Peshawar nuevamente, “después de enterarse de que su padre tenía cáncer” y “se quedó ahí hasta que murió en junio del 2001”. Al regresar a Afganistán, trabajó como chofer de taxi en Kabul, en donde se encontraba cuando ocurrieron los ataques del 11/9 y, después de regresar nuevamente a Nangarhar, aparentemente ayudó a miembros árabes de Al-Qaeda, quienes “fueron a su hogar ancestral y solicitaron asistencia para guiarlos en la región montañosa de Tora Bora”, que realizó, por dinero, en noviembre y diciembre del 2001.

Mientras que la narrativa revela alguna asociación con árabes conectados con al-Qaeda, está lejos de las acusaciones infundadas de las autoridades estadounidenses de que él estaba profundamente involucrado en la organización, y no fue sorprendente que, en su declaración ante la Junta de Revisión Periódica la semana pasada, declarara que “no soy enemigo de los Estados Unidos” y que agradeciera a los EE.UU. por “haber asistido a mí y a otros afganos en contra de los invasores rusos” destacando que su trabajo “erradicando drogas” así como la mención de que “asistió al embajador americano en su visita a Jalalabad”.

También, como no es de extrañarse — demostrando su posición como un afgano sin alianza fundamenta ni a los talibanes ni a Al-Qaeda — fue su afirmación de que Al-Qaeda “introdujo una generación de guerra, dolor y muerte en la que estadounidenses, afganos y muchos otros sufrieron”, que “llevó a muchos horrores infringidos sobre gente inocente” y su defensa de derechos humanos, en la que habló acerca de la importancia de la educación y expresó su esperanza de que “Afganistán abra sus escuelas y universidades a las niñas y mujeres lo más pronto posible”. Esto, por supuesto, es una posición que, tristemente, es completamente contraria a la prohibición de que las niñas asistan a preparatorias o universidades, misma que implementaron los talibanes desde que regresaron al poder después del retiro de los Estados Unidos de Afganistán hace dos años.

Rahim también, conmovedoramente, habló acerca de sus esperanzas de que “Estados Unidos y Afganistán se conviertan en amigos nuevamente” y que pueda ser “una parte pequeña de ese proceso”.

Dada la situación actual en Afganistán, y en los EE.UU., tristemente es poco probable porque, incluso si Rahim es liberado de Guantánamo, no puede ser repatriado debido a la prohibición, por parte de los congresistas republicanos, sobre cualquier afgano acerca de ser enviado a casa desde la prisión, aunque, desafortunadamente, no existe ningún medio cierto para asegurar que será aprobado para ser liberado, aunque claramente debería serlo.

El duradero sentido del humor de Rahim y su talento por la cocina

Como todos los abogados que lo han representado a través de los años han notado, Rahim tiene un extraño sentido del humor y una manera alegre de involucrarse con la cultura popular estadounidense que es completamente contraria a cómo lo pintan las autoridades estadounidenses como si fuera miembro de al-Qaeda. En el 2012, Carlos Warner, su abogado civil defensor en ese momento, publicó cartas en las que mostraba su pícara inteligencia. “Me gusta esta nueva canción de Gagnam Style”, escribió, añadiendo que “Quisiera bailarla para ti pero no puedo porque estoy encadenado”. En otra carta, después de haber escuchado que millones de contraseñas habían sido robadas del sitio de citas de infieles de Ashley Madison, bromeó diciendo que “¡esta es una noticia terrible acerca de Ashley Madison, por favor quiten mi perfil de manera inmediata! Me quedo con Match.com…no hay manera en la que pueda tener Tinder aquí”.

Rahim también es un talentoso chef quien sin duda podría encontrar un trabajo en donde sea liberado, como dijo su último abogado defensor James Connell, quien representó por los últimos 12 años a Ammar al-Baluchi, acusado de ser el co conspirador del 11/9, en su primera presentación la semana pasada ante la Junta de Revisión Periódica como su abogado. Connell, quien le dijo a la junta que “ha sido mi privilegio comer lo que preparan muchos de los hombres” detenidos como “detenidos de alto valor” en Guantánamo, mencionando que “les puedo decir que Rahim es el mejor cocinero en el campo de los buenos cocineros. Trabajando con equipo y recursos limitados, Rahim prepara una maravillosa variedad de platillos elaborados a base de un rango de cocinas”. Añadió que “su curry de espinaca es el mejor de cualquier parte” y destacó más adelante que “después de su liberación, si Rahim tuviera un camión de comida o un restaurante, les puedo decir que yo sería el primero en la fila”.

Estados Unidos no tiene base ninguna para continuar deteniendo a Muhammad Rahim

De manera más impactante, aunque Rahim fue sujeto a vergonzosa tortura después de su captura — incluyendo privación prolongada de sueño, estando encadenado en posición de pie por extendidos periodos de tiempo, con el más largo de 138.5 horas, o casi seis días seguidos — su detención e interrogación “resultó reportes de inteligencia no diseminados”, como concluyera el Comité de Inteligencia del Senado en el resumen desclasificado de 500 páginas de su devastador reporte acerca del programa de tortura de la CIA, que fue publicado en el 2014. Como añadiera el mayor Valentine en abril del 2008, después de su llegada a Guantánamo, “la CIA condujo una investigación interna para ver por qué, a pesar de meses de tortura, Mohammad Rahim no dio información alguna — pasando por alto la obvia conclusión de que él no sabía lo que supuestamente debía saber”.

Escribiendo más acerca de su tortura, el mayor Valentine destacó que “fue golpeado, colgado por días, privado de sueño en un intento inútil de recolectar inteligencia relacionada con actividades de personas que estaban mucho más arriba que él en posiciones de autoridad social y organizacional”, añadiendo que “un método común de tortura que fue implementado durante ese tiempo consistía en que el interrogador aplastara sus testículos mientras le hacía preguntas. Por el enero periodo de nueve meses fue mantenido en una celda pequeña y sin ventanas en donde fue encadenado o a la pared o al techo y sujeto a ruido ambiental que enmascaraba los sonidos de sus gritos incluso para él mismo”.

Para James Connell, el significado de Rahim ha sido grotescamente sobre jugado — o incluso, uno podría decir, completamente inventado. Como explicó a la PRB “en los cuatro casos actuales de comisiones militares, la oficina del fiscal en jefe ha nombrado casi a 100 co conspiradores en ataques de al-Qaeda; ningún caso nombre a Rahim como uno, lo cual emite dudas importantes sobre el supuesto de que Rahim tuvo un rol significativo en al-Qaeda”, especialmente porque, como añade Connell, específicamente refutando las insinuaciones de las autoridades estadounidenses acerca de su supuesto “conocimiento avanzado” de los ataques del 11/9, él “no se supone que estuviera involucrado en el 11/9 o cualquier otro ataque contra Estados Unidos o sus aliados” y “no se supone que haya personalmente cometido algún acto de violencia en contra de otra persona”.

Tal vez, como sugirió el mayor Valentine en el 2017, el encarcelamiento continuo de Rahim sin cargos ni juicio, supuestamente justificado por los alegatos opacos e infundados, está basado no en lo que supuestamente hizo sino en un intento profundamente cínico para esconder la verdad acerca de lo que le hicieron — la tortura a la cual fue sujeto por parte de la CIA antes de su transferencia a Guantánamo.

En su presentación al IACHR, el mayor Valentine declaró, inequívocamente, que la “única razón” por la cual se le designó a Rahim como “detenido de alto valor” y estuvo con otros “detenidos de alto valor” en el Camp 7 secreto en Guantánamo, fue “para tapar la historia de su tortura por parte de la CIA”. Como mencionó, “su carácter y personalidad son anormales en comparación con otros detenidos del Camp 7 y está fuera de lugar ahí”. Esta es una opinión reforzada por James Connell, quien sugirió en la última audiencia de Rahim que su “posición como un detenido sin aprobación es una anomalía, probablemente el resultado de las circunstancias que lo trajeron aquí”, y quien añadiera que “era un candidato pobre para ser uno de los últimos detenidos sin aprobación”.

Los otros “prisioneros para siempre” y el continuo encarcelamiento de los hombres aprobados para ser liberados

De los tres “prisioneros para siempre” que quedan, Rahin es definitivamente el candidato principal para ser recomendado para liberación, aunque ese comentario no debe ser interpretado como que significa que las autoridades estadounidenses tengan razón alguna para continuar afirmando que pueden persistir en detener a los otros dos hombres indefinidamente sin cargos ni juicio.

Uno de estos dos hombres, que tuvieron la audiencia de la Junta de Revisión Periódica dos días después de Rahim, en agosto 17 (aunque no se han hecho públicas las presentaciones), es Abu Faraj al-Libi (Mustafa Faraj Muhammad Masud al-Jadid al-Uzaybi), un “detenido de alto valor” arrestado en Pakistán en el 2005 y detenido “sitios negros” de la CIA por 18 meses, quien se negó a participar en el proceso de PRB hasta junio pasado, pero cuyo continuo encarcelamiento sin cargos ni juicio fue aprobado en agosto. Escribí un artículo detallado acerca de al-Libi en ese momento, destacando cómo las afirmaciones de EE. UU de que era el número 3 de Al-Qaeda al momento de su captura no parecen ser verificables y también mencionando preocupaciones acerca de su salud.

El otro “prisionero para siempre”, inicialmente descrito también como el número 3 de Al-Qaeda es Abu Zubaydah (Zain al-Abidin Muhammad Husayn), para quien el programa de tortura de la CIA fue desarrollado, aunque algunas personas en la inteligencia estadounidense, apartadas por la administración de Bush y la CIA sabían desde el principio que eso era mentira. La tortura de Zubaydah, sin embargo, fue tan horrenda que los operativos de la CIA buscaron garantías de sus cuarteles generales en Langley de que “permanecería aislado e incomunicado por el resto de su vida”. Esta es una solicitud que, mientras no enteramente cumplida, al punto de que Zubaydah tiene representación legal, ha sido ampliamente adherida, porque, a pesar de jamás haber sido acusado — junto con Rahim y al-Libi — y, a pesar de que las autoridades estadounidenses se han retractado de las amplias afirmaciones terroristas en su contra con los años, su encarcelamiento en curso sin cargos ni juicio ha sido persistentemente sostenido por las Juntas de Revisión Periódicas, recientemente el 26 de junio de este año — increíblemente 23 meses desde su última audiencia de revisión.

Vergonzosamente, sin embargo, incluso si Rahim es aprobado para liberación, sólo significará que se formará en la línea de los otros hombres aprobados para salir que — hasta el 2 de agosto, como mencioné en un poster que muestra cuánto tiempo han estado detenido estos hombres desde que su libertad fue aprobada — han estado esperando entre 313 y 978 días para liberación y, en tres casos, 4.940 días.

Lejos de traerlos a cualquier proceso legalmente vinculante, estos tiempos de espera largos y aparentemente interminables han, vergonzosamente, llegado a pasar porque las PRB son puramente administrativas y no tienen peso legal alguno. Los hombres no pueden apelar a un juez si, como es claramente el caso, las autoridades estadounidenses arrastran sus pies para asegurar su liberación y, me llega el recordatorio de que, en junio del 2022, abogados en Nueva York del Centro de Derechos Constitucionales fueron completamente precisos cuando declararon, en una presentación de tribunal, que los hombres aprobados para liberación están confiados en la “discreción y gracia” de las autoridades, como si siglos de precedentes legales no tuvieran significado alguno y están, en su lugar, sujetos a los caprichos de algún tipo de rey medieval.

Abajo, voy a publicar la declaración completa de Muhammed Rahim para su audiencia de PRB, pero, para concluir este tour a través de esta historia desalentadora y lo que revela acerca de la crueldad persistente del gobierno estadounidense y de la ilegalidad fundamental de Guantánamo, quisiera dejarle la última palabra al Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU, quien presentó una devastadora condena del continuo encarcelamiento sin cargos ni juicio de Abu Zubaydah en abril de este año, un reporte cuyas conclusiones también aplican a Muhammad Rahim y Abu Faraj al-Libi.

Como declarara el Grupo de Trabajo, a Abu Zubaydah jamás le han “proporcionado una base legal para su detención” y que “el fracaso en presentar cargos criminales o liberarlo, equivale a arbitrariedad”. Los expertos de la ONU también notaron que su tiempo en el programa de rendición extraordinaria “constituyó desaparición forzada” y que “en circunstancias extremas de su detención indefinida sin cargos ni juicio y sin posibilidad aparente de liberación”, su derecho a la vida fue violado.

Esto busca verdaderamente persuadir a que las autoridades estadounidenses aprueben inmediatamente la liberación de Rahim y al-Libi, así como que agachen sus cabezas en profunda pena por haber subsecuentemente defendido el continuo encarcelamiento de Abu Zubaydah (y revertir dicha decisión), pero no es ni siquiera el final de la fulminante crítica de la ONU. En junio, otro reporte devastador, de Fionnuala Ní Aoláin, relatora especial en Promoción y Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales mientras Contra el Terrorismo, basado en su visita a la prisión en febrero (la primera de un relator especial), encontró que consideraciones de varios aspectos de las operaciones de Guantánamo constituyen “tratamiento en curso cruel, inhumano y degradante” y que “podrían llegar al límite legal de la tortura”.

El gobierno de Biden emitió únicamente una breve y minuciosamente inadecuada respuesta, pero lo que realmente necesitan hacer es moverse rápidamente para liberar a los 16 hombres aprobados para ser liberados, también aprobar la libertad de los “prisioneros para siempre” y trabajar hacia acuerdos negociados para otros hombres todavía detenidos — unos cuantos que han sido acusado con crímenes, que no pueden ser exitosamente enjuiciados debido a su tortura — para que este campo especialmente miserable cerrara para siempre.

Declaración de Muhammad Rahim

En el nombre de Allah, el más compasivo, el más misericordioso.

Mi nombre es Muhammad Rahim. Quisiera comenzar con un agradecimiento por darme esta oportunidad para mostrarles lo que sé en mi corazón: no represento una amenaza para los Estados Unidos ni sus intereses.

No soy enemigo de los Estados Unidos. En los ochentas, los estadounidenses me ayudaron a mí y a otros afganos en contra de los invasores rusos. En los noventas, trabajé junto con la DEA en la erradicación de drogas y ayudé en la visita del embajador estadounidense en Jalalabad.

Quiero ser claro: los terribles ataques del 11/9 fueron actos de al-Qaeda. El gobierno y la gente de Afganistán no estuvieron de acuerdo y jamás lo habrían estado, en atacar civiles. Al-Qaeda marco el inicio de una generación de guerra, dolor y muerte en la cual americanos, afganos y muchos otros sufrieron, al poco tiempo de que los rusos fueran sacados de Afganistán. Eso llevó a muchos horrores infringidos sobre gente inocente.

Existe una larga historia de conflicto en Afganistán y una igualmente larga de amistad emergente posterior. Como los Estados Unidos se convirtieron en amigos y aliados con Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial, dios mediante, Estados Unidos y Afganistán pueden ser amigos otra vez. Soy el último afgano en Guantánamo y Espero ser una parte pequeña de ese proceso.

Como un hombre de 57 años con mala salud, estoy seguro de que Estados Unidos no teme que yo regrese al campo de batalla que ya no existe. Pero puedo entender que ustedes puedan temer lo que yo pueda decir si soy liberado, así que les diré las lecciones que he aprendido en Guantánamo.

Primero, de las violaciones que experimenté, aprendí la importancia de respetar los derechos humanos de cada hombre, mujer, niño y niña. Uno de esos derechos humanos es la educación. Yo tengo dos hijas, que se graduaron de la escuela, pero no van a la universidad. Espero que Afganistán abra nuevamente sus escuelas y universidades a las niñas y mujeres lo antes posible.

Segundo, de mi largo encarcelamiento, aprendí la virtud de la paciencia. La violencia se ve como una solución inmediata, pero, en realidad, sólo prolonga el sufrimiento. En un jurado afgano, en donde se resuelven los conflictos, la gente involucrada muchas veces desea haber aprendido la lección de paz antes. En Guantánamo he luchado con la paciencia y, muchas veces, dejado que mi frustración saque lo peor de mí. Pero he aprendido que cada conflicto puede ser resuelto con la paciencia.

Finalmente, de conocer cientos de estadounidenses, aprendí que un punto de vista positivo de Estados Unidos que tenía cuando era joven está justificado. Cuando joven, prácticamente todos los libros o producto de agricultura que vi tenía origen en Estados Unidos. Durante los tiempos más obscuros de mi captividad, el impacto más grande era que los americanos pudieran estarme haciendo esas cosas. Pero durante estos quince años en Guantánamo aprendí que muchos americanos con los que he interactuado tienen corazones grandes y bondad recíproca y respeto. No sólo abogados y representantes personales, sino guardias, oficiales y staff médico. Especialmente quiero agradecerle al staff médico que me ha tratado con bondad, respeto y humanidad durante mi reciente estadía en el hospital.

¿Qué haré si eventualmente me liberan? Perseguiré mi amor por la cocina y espero abrir un pequeño lugar o camión de comida. No tenemos mucho aquí, pero es maravilloso lo que uno puede lograr con un microondas y pasión por la comida. Compartir comida es una experiencia que une a la gente, no importa de dónde son.

Sé que tienen un trabajo que hacer, para mantener a su país y familias seguras. Aprecio que hagan ese trabajo y espero que entiendan que no soy una amenaza para ustedes o para quienes aman. Les pido humildemente que me aprueben para liberación, para que un día pueda regresar a quienes yo amo.


 

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