Mientras la tortura levanta su
horrible cabeza en Guantánamo, no olvidemos que la prisión entera debe cerrar.
9 de febrero de 2020
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 26 de febrero de 2020
El
arquitecto de tortura de la CIA, James Mitchell y una foto sin fecha de un
prisionero de la “guerra contra el terror” siendo sujeto a “rendición
extraordinaria” por parte de las fuerzas estadounidenses.
|
El 2020 ha sido, hasta ahorita, notorio por cuánta
atención se le ha dado a Guantánamo, la base naval estadounidense en Cuba que
es el hogar de la prisión de la “guerra contra el terror” establecida en enero
del 2002, y también el inapropiadamente llamado Campamento Justicia (Camp Justice) en donde los procesos
de juicios para algunos hombres están llevándose a cabo.
Primero fue el aniversario número dieciocho de la
apertura de la prisión, el 11 de enero, cuando activistas de varias ONG y
grupos, incluido Close Guantánamo, protestaron
afuera de la Casa Blanca haciendo un llamado al cierre de la prisión. Volé
desde el Reino Unido para participar en dos eventos como vocero,
seis entrevistas
de radio y una
entrevista con RT, la única entrevista en toda la transmisión mediática
estadounidense que tuvo que ver con el aniversario.
Regresé al Reino Unido el 20 de enero, justo cuando una
segunda ronda de actividades más prominentes relacionadas con Guantánamo
comenzó en Campamento Justicia. Por primera vez en muchos años, docenas de
periodistas volaron a la base naval para la última ronda, la cuarenteava,
sorprendentemente, desde que las audiencias comenzaron en el 2012, de pre
audiencias para el juicio propuesto de Khalid Sheikh Mohammed y otros cuatro
hombres acusados de estar involucrados en los ataques terroristas del 11 de
septiembre del 2001.
Seguido, en años recientes, la reportera más
trabajadora de Guantánamo, Carol Rosenberg, que ha visitado y escrito sobre la
prisión desde que abrió, inicialmente para el Miami Herald y más
recientemente para el New York Times con el
apoyo del Centro Pulitzer, ha estado sola o casi sola, en la cobertura de las comisiones, pero estas
audiencias en especial llamaron la atención de reporteros porque James Mitchell,
uno de los dos arquitectos del programa de tortura de la CIA post 11/9 (y que,
junto con su colega Bruce Jessen, recibió 81
millones de dólares por el privilegio) iba a ser interrogado por abogados
de la defensa de estos cinco hombres.
La base para la interrogación involucró evidencia dada
por los hombres durante las interrogaciones y la aserción de los fiscales de
que no tenían que basarse en declaraciones realizadas por estos hombres en los
“sitios negros” de la CIA, en donde fueron sujetos de tortura, porque ellos
estaban, en cambio, usando confesiones de estos hombres a “equipos limpios” de
agentes del FBI que los habían interrogado a su llegada a Guantánamo en septiembre
del 2006 sin utilizar alguna forma de coerción.
Los abogados defensores han, desde el 2018,
establecido una
rica veta de evidencia demostrando que el FBI estaba muy enlazado con la
CIA para que exista credibilidad del argumento del “equipo limpio”, pero cuando
el interrogatorio de Mitchell comenzó, lo que salió a la luz de manera más
particular fue la totalidad del programa de tortura en sí. Esto fue tanto
importante como irónico, ya que, a la fecha, el aplastante progreso lento de
las audiencias pre juicio para los hombres enfrentando acusaciones mientras que
sus abogados defensores han estado buscando exponer lo que les sucedió a sus
clientes en los “sitios negros” de la CIA, los fiscales han estado haciendo
todo para intentar tapar la evidencia de la tortura y mantenerla escondida.
En los varios reportes de las audiencias, yo estuve
particularmente impresionado por un artículo del Intercept por Margot Williams,
una reportera e investigadora que estableció el “Guantánamo Docket” del New York Times, que contiene todos los
archivos públicamente disponibles de los prisioneros de Guantánamo.
Tortura y eufemismos en Guantánamo
En un artículo titulado “En la bahía de Guantánamo, los que justifican la tortura se refugian en un código de palabras vacías y
eufemismo”. Williams escribió:
Eufemismo es un fundamento para la estructura de la tortura. Incluso
Mitchell protestó en contra de algunas palabras utilizadas por el gobierno para
describir el programa que él estaba persiguiendo: “quieres ver el uso del
eufemismo por lo que estás haciendo. No te dejes engañar por “interrogación
mejorada”, estás utilizando técnicas físicas coercidas”, dijo la semana pasada.
Así que hay un eufemismo para el eufemismo, que en simple inglés es tortura.
Mientras el testimonio continúa, los eufemismos abundan. Existen
palabras en código para las locaciones, así como códigos para números y
pseudónimos para nombres. Un revestimiento de terminología psicológica intenta
dar método y razón a ejemplos de abuso físico. Estas frases son usadas:
“requisitos de inteligencia”, “desviación abusiva”, “contramedidas a la
resistencia”, “respuesta Pavloviana”, “impotencia aprendida”, “reforzamiento
negativo”, “estrategia condicional”, una tabla de “separación moral”. Los
torturadores utilizaban una técnica conocida como “la técnica de la pared” (walling) que era cuando
arrojaban a un detenido contra un muro que es descrito como “seguro” porque
está hecho de Tablaroca y contraído para tener un “rebote”. Cuando se utilizó
el la técnica de la pared, una toalla de playa fue amarrada para proteger el cuello del prisionero y después
se convirtió en una herramienta “Pavloviana” que podía ser mostrada al detenido
para recordarle el sufrimiento que había pasado. Así hablan los torturadores,
abrigando sus acciones en lenguaje anodino.
Durante las audiencias, los cables de la CIA
fueron proyectados en un monitor si habían sido desclasificados o se mantenían
ocultos de nuestra vista si todavía eran secretos, contando el nombre de
cachetadas, las horas y los días de privación del sueño, contando los
ahogamientos de “waterboarding”, las rondas de “la técnica de la pared”. El efecto amortigua, parece
ser parte de las pesadillas burócratas.
A pesar de esto, Walter Ruiz, quien representa a
Mustafa al-Hawsawi, uno de los cinco hombres acusados de estar involucrados en
los ataques del 11/9, finalmente utilizó la palabra “tortura” cuando interrogó
a Mitchell. “Sé que “tortura” es una palabra sucia”, dijo Ruiz, pero añadió “Le
diré algo, juez, no voy a limpiar esto por sus preocupaciones”.
Después, con la discusión de la tortura de al-Hawsawi
a manos de otros interrogadores, Ruiz le preguntó a Mitchell “¿Importó, en su
valoración, que el Sr. Al-Hawsawi hubiera sido torturado en varias maneras? ¿Te
importó?”. Como notó Williams “Mitchell objetó a la caracterización del trato
que recibió al-Hawsawi como ‘tortura’” y el juez, el coronel de la Fuerza Aérea
W. Shane Cohen dijo “Por supuesto que dice que no, porque él no cree que sea
tortura”. Sin embargo, Ruiz tenía la última palabra, cuando “mostró un videoclip de un podcast
del 2018 en el que Mitchell dijo “Nunca usamos la palabra ‘tortura’ porque
la tortura es un crimen”.
Falta por verse, sin embargo, si toda esta discusión
de tortura impactará de manera significativa sobre lo absurdo de las comisiones
estilo Día de la marmota (Groundhog Day), cuya posición por default es la tensión sin resolver mencionada
antes entre la presión por transparencia de parte de los abogados defensores y
la obsesión de los fiscales con la confidencialidad.
No te olvides del resto de los prisioneros de Guantánamo
Además, mientras el foco de atención estaba brillando
sobre los cinco hombres acusados en conexión con los ataques del 11/9,
pareciera, tristemente, haber poca atención sobre los otros 35 hombres que
siguen detenidos en Guantánamo, con excepción de Abu Zubaydah, para quien fue inventado el programa de
tortura y quien, como explica el Washington Post
en un editorial del 27 de enero, “fue sujeto a waterboarding tan severamente que comenzó a tener espasmos corporales involuntarios y empezó
a llorar”, explicó Mitchell en Guantánamo, añadiendo que “se ahogó ante este
tan terrible espectáculo” y, sin embargo, “desafiantemente le dijo a la
comisión que sentía “una obligación moral de defender vidas americanas que
sobrepasa la incomodidad temporal de los terroristas que voluntariamente habían
iniciado una guerra contra nosotros”.
El artículo del Post se titulaba “Tenemos que
comenzar a poner atención al destino de los prisioneros en la bahía de
Guantánamo”, y fue un raro ejemplo de la prensa mainstream estadounidense
llamando atención a la conexión entre los cinco hombres de Campamento Justicia y los
otros 35 todavía detenidos.
Como declararon los editores del Post “lo que parece
estar más allá del debate, ahora, es que el episodio de la bahía de Guantánamo
ha sido ya demasiado largo y el costo ha sido demasiado alto para los Estados
Unidos, tanto en daños a nuestra reputación internacional como a nuestras metas
en la guerra contra el terrorismo. Quedan cuarenta
detenidos en la prisión, de un original de 780. De estos, solo dos han sido
encontrados culpables en comisiones militares, otros siete han sido acusados y
enfrentan juicio, tres han sido recomendados para juicio y el resto (veintiocho
hombres en total) no han sido acusados, pero no son candidatos a transferencia
por motivos de seguridad u otras razones. Y así, docenas de hombres viven en el
limbo, sin resolver, como es el caso de la responsabilidad del Sr. Mohammed,
quien merece juicio y castigo, pero cuyo caso languidece en el purgatorio de la
comisión militar”.
El editorial del Post concluye: “poca o ninguna
atención está siendo llevada a esta situación a los niveles más altos o del
congreso o de la rama Ejecutiva, que es encabezada por un hombre que hizo
campaña para llevar más prisioneros a Guantánamo y hacer “peor que el waterboarding si era elegido. Como
nos recuerda el espeluznante testimonio de James Mitchell, aún existen muchos
asuntos pendientes del 11/9. Y se debe de poner atención”.
En Close Guantánamo, de todo corazón apoyamos
este llamado para que el “episodio de la bahía de Guantánamo” termine y pedimos
hacer lo que podamos en este año electoral para seguirle recordando al mundo
que, mientras que tenemos que ponerles atención a los cinco hombres sujetos a
un sistema roto de juicio, desacreditado por el uso de la tortura, no debemos
olvidar a los otros hombres que siguen encerrados en Guantánamo, los detenidos
de “alto nivel” como Abu Zubaydah, quien fue torturado en “sitios negros” de la
CIA pero que no ha sido acusado y los detenidos de “bajo nivel”, encerrados de
manera separada en Campamento 6, quienes son la mitad de los cuarenta hombres y que
tampoco han sido, jamás, acusados de algo que se parezca a un crimen. Esto
incluye a cinco hombres que de manera unánime han sido aprobados para
liberación por el proceso de revisión de alto nivel del gobierno establecido
por Obama, pero que no han sido puestos en libertado; así como otros hombres
que no son nada más que, a lo mucho, soldados rasos para los talibanes en una
guerra musulmana que sucedió antes del 11/9 y de la invasión estadounidense en
Afganistán y quienes siguen detenidos únicamente, durante su largo, injusto y
brutal encarcelamiento en Guantánamo, han protestado con huelgas de hambre o
demostrado “mala actitud”.
Mientras que la tortura debería impactar la
conciencia, no debemos olvidar que mantener a hombres para siempre sin cargos
ni juicios es profundamente injusto e injustificado.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|