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Más cargos dudosos en los juicios de Guantánamo

21 de noviembre de 2008
Andy Worthington

Según los últimos informes, Barack Obama ya está debatiendo cómo cerrar Guantánamo, pero en vísperas de las elecciones presidenciales, la administración Bush demostró su falta de voluntad para reconocer una amarga realidad -que su sistema de juicios para "sospechosos de terrorismo" es un proyecto fracasado y totalmente desacreditado- al presentar cargos contra otros dos presos.

Faiz al-Kandari y Fouad al-Rabia son los dos primeros kuwaitíes propuestos para ser juzgados por una Comisión Militar, y ambos están acusados de conspiración y de proporcionar apoyo material al terrorismo, pero sus casos no sugieren en absoluto que la administración los haya identificado correctamente como terroristas merecedores de juicios por crímenes de guerra.


Faiz al-Kandari fue aprehendido durante la campaña de Tora Bora, en diciembre de 2001, cuando miembros de Al Qaeda y los talibanes se refugiaban en las montañas afganas cercanas a Pakistán, y otros muchos civiles intentaban huir del caos de la guerra. El Pentágono ha alegado que, entre agosto y diciembre de 2001, visitó el campo de entrenamiento de al-Farouq (el principal campo de entrenamiento para árabes en los años anteriores al 11-S) y "proporcionó instrucción a miembros y aprendices de al-Qaeda", que "sirvió como asesor de Osama bin Laden" y que "produjo cintas de audio y vídeo de reclutamiento que animaban a pertenecer a al-Qaeda y a participar en la yihad".

A lo largo de su encarcelamiento, al-Kandari ha afirmado que viajó a Afganistán para prestar ayuda humanitaria y que participó en proyectos de excavación de pozos, y ha explicado que se encontraba en las montañas de Tora Bora como parte de un éxodo general de extranjeros. Ha mantenido su versión a pesar de que, a lo largo de los años, se ha enfrentado a una lista aún más larga de acusaciones, entre las que se incluyen afirmaciones de que asistió a dos campos de entrenamiento, luchó en el frente talibán contra la Alianza del Norte, estuvo con Osama bin Laden en Tora Bora, fue líder religioso de Al Qaeda y los talibanes, y estuvo asociado con Al Wafa, una organización benéfica saudí que las autoridades estadounidenses consideraban asociada con el terrorismo.

A esto puede añadirse ahora la acusación de que participó en la producción de material promocional para Al Qaeda, pero esto no hace sino aumentar la dificultad de conciliar las acusaciones con el escaso tiempo que al-Kandari pasó en Afganistán. Como declaró durante un examen militar en 2005: "Al final de esta apasionante historia y después de todas estas acusaciones diversas, cuando pasé la mayor parte del tiempo junto a Bin Laden como su asesor y su líder religioso... Todo esto ocurrió en un periodo de tres meses, que es el periodo de tiempo que permanecí en Afganistán...". Pregunto, ¿son estas acusaciones contra Faiz o contra Superman?".


Si los cargos contra Faiz al-Kandari son bastante desconcertantes, los que pesan contra Fouad al-Rabia son positivamente surrealistas. El empresario y padre de cuatro hijos está acusado de recaudar fondos para Osama bin Laden en Kuwait y de viajar a Afganistán en varias ocasiones entre junio y diciembre de 2001 "con el propósito de reunirse con bin Laden", y de estar "a cargo de un depósito de suministros de al-Qaeda en Tora Bora", donde "distribuía suministros a los combatientes de al-Qaeda".

El problema con esta historia es que al-Rabia no ha negado haberse reunido con Bin Laden o haber estado presente en Tora Bora, sino que, a lo largo de los años, ha dado explicaciones detalladas de cómo ambos hechos fueron totalmente inocentes. Como buen musulmán, todos los años dedicaba tiempo a visitar a los menos afortunados que él y a prestarles ayuda humanitaria. En 2001, le llamó la atención Afganistán, y cuando lo visitó en junio se reunió con varios funcionarios talibanes y también le presentaron a Osama bin Laden, quien, según dijo, le explicó que su misión era obligar a las tropas estadounidenses a abandonar la península arábiga. Dijo que le sorprendió que, cuando señaló que esto podría permitir a Sadam Husein invadir de nuevo Kuwait, "Bin Laden dijo que no había problema. Que entrara Sadam y luego pasaría algo y volvería el control".

Al-Rabia dijo que entonces regresó a Kuwait y obtuvo la aprobación del Consejo de Ayuda Conjunta kuwaití para una misión humanitaria, pero explicó que su regreso a Afganistán coincidió con el inicio de la invasión liderada por Estados Unidos en octubre de 2001. Atrapado, como muchos otros, viajó de ciudad en ciudad en busca de una vía de escape, y finalmente, como Faiz al-Kandari, acabó en Jalalabad y se unió al éxodo hacia las montañas. Por su edad y experiencia, dijo que un alto cargo de Al Qaeda le obligó a ocuparse del "mostrador de expedición", donde se repartían los suministros (alimentos y mantas, en lugar de armas).

Con sobrepeso y aquejado de diversas dolencias, al-Rabia dijo que finalmente se le permitió salir de las montañas, viajando con un palestino, Mahrar al-Quwari, que también está recluido en Guantánamo pero al que se ha aprobado su salida. Añadió, sin embargo, que, tras permanecer una semana con una familia afgana, fueron traicionados por la Alianza del Norte. Los aliados estadounidenses los vendieron entonces a otros afganos, que los encarcelaron en Kabul antes de entregarlos a las fuerzas estadounidenses.

La traición de Fouad al-Rabia al final de su historia me parece algo que nunca habría ocurrido si realmente hubiera estado asociado con Al Qaeda y, junto con los cargos contra Faiz al-Kandari, no hace nada para reivindicar el tan criticado sistema de juicios por Comisiones Militares. Mientras Barack Obama revisa sus opciones, debería cumplir su promesa de derogar la legislación que estableció las Comisiones. Los presos considerados verdaderamente peligrosos deberían ser sometidos a juicio en el territorio continental de Estados Unidos, y el resto debería ser puesto en libertad.


 

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