worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


Los archivos de Guantánamo: Historias de la prisión ilegal de Estados Unidos

26 de noviembre de 2007
Andy Worthington


Esta introducción a The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America's Illegal Prison, en la que explico cómo llegué a investigar y escribir el libro, y la importancia de mis hallazgos, fue publicada en el nuevo blog político británico Liberal Conspiracy, dedicado a "desarrollar, dar forma y difundir ideas y valores de la izquierda liberal en Gran Bretaña". Al final del artículo se incluye información sobre la próxima presentación del libro, el miércoles 28 de noviembre.

Estamos a sólo siete semanas de un aniversario especialmente inquietante. El 11 de enero de 2008, la tristemente célebre prisión de la administración Bush para la "guerra contra el terrorismo", situada en la bahía de Guantánamo, cumplirá seis años. Durante todo este tiempo, los prisioneros -o "detenidos", como el gobierno insiste en describirlos- han permanecido recluidos sin cargos ni juicio, y sin señales de cuándo serán liberados, si es que alguna vez lo son, de lo que Lord Steyn, lord británico de la ley, describió memorablemente como un "agujero negro legal". Aunque 464 de estos hombres ya han sido puestos en libertad -o, en bastantes menos casos, transferidos a la custodia de sus gobiernos de origen-, sus historias siguen siendo en gran medida desconocidas, al igual que las de la mayoría de los 310 detenidos que siguen recluidos en Guantánamo.

En febrero de 2006, cuando empecé a investigar las historias de los detenidos, fue esta combinación de factores -la excepcional evasión de la legislación nacional e internacional por parte de la administración estadounidense y el hecho de que no se supiera casi nada sobre los hombres encarcelados en Guantánamo- lo que primero me impulsó a actuar. En las primeras semanas de mi investigación, me limité, como todos los que habían intentado responder a la pregunta "¿Quién está en Guantánamo?", a noticias y entrevistas con detenidos liberados, y a búsquedas de información que a menudo se basaban en poco más que habladurías y rumores. Los que me habían precedido en el intento de extraer información del aislamiento de la prisión eran, principalmente, los equipos de Alasra, un sitio web saudí en árabe, el Washington Post y el grupo británico de derechos humanos Cageprisoners.

Todo esto cambió en un período de dos meses, de marzo a mayo, cuando Associated Press, que había solicitado documentos relativos a los detenidos en virtud de la legislación sobre libertad de información, pero que habían sido rechazados por el Pentágono, llevó al gobierno a los tribunales y ganó. Los documentos publicados contenían, por primera vez, los nombres y nacionalidades de todos los detenidos, así como sus ISN, los números de serie de internamiento con los que se les identificaba, tras haber sido despojados de sus identidades como parte del deshumanizante proceso de detención e interrogatorio. También se publicaron 8.000 páginas de transcripciones de los Tribunales de Revisión del Estatuto de Combatiente, que se habían convocado para evaluar si, en el momento de la captura, los detenidos habían sido designados correctamente como "combatientes enemigos", y las Juntas de Revisión Administrativa anuales, convocadas para evaluar si los detenidos seguían siendo una amenaza para Estados Unidos y/o seguían teniendo "valor de inteligencia".

Los tribunales se crearon a raíz de la trascendental decisión del Corte Supremo, en junio de 2004, de que Guantánamo -arrendada a Cuba desde 1903 y elegida como prisión porque se suponía que estaba fuera del alcance de los tribunales estadounidenses- era de hecho territorio soberano de Estados Unidos y que los detenidos tenían derecho a impugnar el fundamento de su detención. Estos tribunales fueron, por supuesto, una respuesta tanto lamentable como ilegal a la sentencia del Corte Supremo. Aunque la decisión de los jueces permitió a los detenidos, por primera vez, buscar representación legal, no se les permitió tener abogados en sus tribunales, que también fueron criticados por basarse en pruebas clasificadas que podrían haber sido -y en algunos casos claramente lo fueron- obtenidas mediante tortura, coacción y soborno, ya fuera de otros detenidos en Guantánamo o de varios sospechosos de "alto valor" recluidos en una oscura red de prisiones secretas dirigidas por la CIA.

Estas transcripciones, y las de las juntas de revisión posteriores, fueron, sin embargo, el único medio por el que se permitió a los detenidos contar sus propias historias, y fue a través de un análisis detallado de estos documentos -transcritos y cotejados con los nombres de los detenidos, pude elaborar, por primera vez, una cronología de las circunstancias de la captura de cada uno de ellos, ya fuera en Afganistán, en Pakistán, al cruzar la frontera de Afganistán a Pakistán o en otros 17 países en los que fueron detenidos y sometidos a "entregas extraordinarias"."

Al dar voz a los detenidos, antes mudos, también llegué a comprender cómo era posible que tantos de los hombres parecieran no tener nada en absoluto que ver con Al Qaeda y el 11-S. Aunque muchos eran soldados talibanes de infantería, en su mayoría fueron reclutados para luchar en una guerra civil intermusulmana con la Alianza del Norte, que comenzó mucho antes del 11-S, y había, además, muchos cientos de hombres completamente inocentes -trabajadores de ayuda humanitaria, misioneros, estudiantes religiosos, empresarios, emigrantes económicos y vagabundos- que fueron vendidos a los estadounidenses a cambio de recompensas, de una media de 5.000 dólares por cabeza, por sus aliados afganos y pakistaníes, o por ciudadanos y aldeanos sin escrúpulos.

En el caso de los afganos, que constituían más de una cuarta parte de la población de la prisión, los reclutas talibanes, obligados a unirse a los talibanes bajo pena de muerte, se codeaban con granjeros, taxistas y soldados y líderes políticos proamericanos y pro-Karzai. Aprovechándose de la credulidad del ejército estadounidense y de sus Fuerzas Especiales, cuya capacidad de recopilación de información, en esta como en gran parte de la "Guerra contra el Terror", era muy escasa, la mayoría de estos hombres fueron traicionados por rivales o atrapados durante redadas basadas en chivatazos poco fiables.

Esto no quiere decir que no hubiera prisioneros peligrosos entre los que acabaron bajo custodia estadounidense. Varias docenas de los detenidos, como mínimo, eran miembros de Al Qaeda o estaban activamente afiliados a ella, y es probable que, entre los que decían no ser más que soldados de infantería talibanes, hubiera algunos comprometidos con la yihad global antiamericana de Osama bin Laden. Sin embargo, el lugar adecuado para poner a prueba estas acusaciones era -y sigue siendo- un tribunal de justicia, no un entorno carcelario peligrosamente novedoso en el que, en nombre de la extracción de información de detenidos que no cooperaban (sin tener en cuenta si no lo hacían porque no tenían información que dar), la tortura se convirtió en un sustituto de la recopilación cualificada de información, las Convenciones de Ginebra, la Convención de la ONU contra la Tortura, la Carta de Derechos y la Constitución de Estados Unidos fueron destrozadas impunemente, y se instigaron los tribunales amañados -la base de mi investigación-, basados en gran medida en "confesiones" de otros detenidos, en un intento de disimular los fracasos manifiestos de todo el experimento maligno.


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net