Los archivos de Guantánamo: Capítulos adicionales en línea - Incautado
en Pakistán (Segunda parte)
01 de febrero de 2009
Andy Worthington
Como parte de mi proyecto en curso de registrar las historias de todos los prisioneros
detenidos en Guantánamo, acabo de publicar el décimo
de los 12 capítulos adicionales en línea que complementan mi libro The Guantánamo
Files: The Stories of the 774 Detainees in America's Illegal Prison
(publicado por Pluto Press, y disponible en Amazon aquí
y aquí).
Este capítulo adicional complementa el capítulo 13 de The Guantánamo Files, en
el que se analizan las historias de 12 presos que no se mencionan en el libro,
bien porque sus historias no estaban disponibles en el momento de escribirlo,
bien para mantener el libro en una extensión manejable.
Con sólo dos capítulos en línea más por completar (esperemos que en la próxima semana), la misión que me
propuse hace tres años -grabar las historias de todos los presos de Guantánamo-
está ahora al alcance de la mano, e irá seguida de la primera lista definitiva
de presos, en la que se identificará no sólo a los que siguen detenidos y a los
que han sido puestos en libertad (y las fechas en que lo fueron), sino también
a los que han sido autorizados a salir, cuya difícil situación es uno de los
principales escollos para la promesa de Barack Obama de cerrar
Guantánamo en el plazo de un año, ya que la mayoría de estos presos no
pueden ser repatriados por temor a que sean torturados en sus países de origen.
Este décimo capítulo resume muchos de los problemas que persisten en Guantánamo en su octavo año de
existencia. Aunque tres de los 12 presos de los que se habla han sido puestos
en libertad, uno de ellos regresó a Túnez para enfrentarse a malos tratos y a
una pena de cárcel tras un juicio amañado y corrupto. Además, otros tres presos
se encuentran entre los que han sido exculpados pero no pueden ser repatriados,
y los otros seis demuestran algunos de los problemas fundamentales con las
pruebas del gobierno que han plagado a muchos otros presos, ya que las
afirmaciones de su implicación con el terrorismo se rozan con otro material
exculpatorio, sin ninguna indicación clara sobre qué fuentes son las más fiables.
Sin embargo, basándome en un examen minucioso de las alegaciones del gobierno durante los últimos tres
años, mi conclusión, como explico en la introducción de este capítulo en línea,
es que la mayoría de las supuestas pruebas consisten principalmente en
alegaciones dudosas hechas por otros presos, que, como ha demostrado
recientemente el juez Richard Leon en dos series de casos de hábeas corpus, no
resisten ningún tipo de escrutinio independiente. En lugar de indicar
implicación terrorista, como se pretendía, estas alegaciones tienden, por el
contrario, a demostrar "cómo la administración Bush intentó construir
casos contra prisioneros basados no en pruebas que condujeron a su captura,
sino en interrogatorios -a menudo en circunstancias profundamente
desagradables- que fueron diseñados para justificar el acorralamiento en primer
lugar".
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