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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Los archivos de Guantánamo: Capítulos adicionales en línea - Fuga a Pakistán (Los saudíes)

12 de julio de 2008
Andy Worthington


Acabo de publicar el cuarto de los 12 capítulos adicionales en línea que complementan mi libro The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America's Illegal Prison (publicado por Pluto Press/the University of Michigan Press). Este capítulo presenta historias que no pude incluir en el libro, bien por razones de espacio (para mantener el libro en una longitud manejable) o, en algunos casos, porque la información no estaba disponible en el momento de escribirlo.

Este capítulo adicional complementa el capítulo 6 de The Guantánamo Files, en el que se analizan las historias de 22 presos saudíes que no se mencionan en el libro. Formaban parte de los aproximadamente 250 prisioneros (casi un tercio de toda la población de Guantánamo) que fueron capturados cruzando de Afganistán a Pakistán en diciembre de 2001. En el próximo capítulo en línea examinaré las historias de los yemeníes capturados al mismo tiempo.

Es una especie de aniversario, ya que éste es mi artículo número 250 desde que comencé a escribir sobre Guantánamo el pasado mes de mayo, y estoy encantado de poder informar de que, desde que publiqué el último capítulo en línea hace dos meses, los pecados del ejecutivo en relación con la "Guerra contra el Terror" (encarcelamiento indefinido sin cargos ni juicio, y sin un proceso de selección adecuado), por mandato de un Congreso sin carácter, han sido resueltamente cuestionados por el poder judicial.

El mes pasado, harto de la persistente negativa de la administración a conceder a los presos un juicio justo para determinar si había, de hecho, alguna razón para retenerlos, el Corte Supremo, que había concedido por primera vez a los presos el derecho de hábeas corpus en junio de 2004, sólo para que el Congreso se lo retirara, restableció sus derechos de hábeas corpus, pero esta vez fundamentándolos en la Constitución de Estados Unidos, más allá de los caprichos del ejecutivo y los políticos.

Dos semanas más tarde, el Tribunal de Apelaciones, al examinar el primero de los muchos casos que habían quedado en suspenso a la espera de la decisión del Corte Supremo, falló de forma decisiva a favor de un preso chino, Huzaifa Parhat, declarando que el tribunal que determinó que era un "combatiente enemigo", que podía ser retenido indefinidamente, era "inválido", y ridiculizando las pruebas del gobierno por ser semejantes a la poesía sin sentido de Lewis Carroll.

Y hoy, en el Washington Post, un artículo sobre el próximo libro de la periodista neoyorquina Jane Mayer, The Dark Side, explica por qué estos veredictos son tan importantes, asestando otro golpe a la validez del proceso del tribunal, y reforzando lo que descubrí durante mi investigación para The Guantánamo Files: que la inmensa mayoría de los prisioneros eran hombres inocentes o soldados de infantería talibanes sin conocimiento alguno de Al Qaeda o de los atentados del 11-S.

Mayer describe las conclusiones de un informe clasificado de la CIA que, tal y como lo describe el Post, fue "elaborado en el verano de 2002 por un analista de alto nivel de la CIA que fue invitado al campo de prisioneros de Cuba para ayudar a los funcionarios del Departamento de Defensa a enfrentarse a un grave problema: estaban obteniendo muy poca información útil de los aproximadamente 600 detenidos bajo custodia en aquel momento". Tras estudiar los casos de los prisioneros, el analista llegó a la conclusión de que un tercio de ellos "no tenía conexión alguna con el terrorismo." El artículo continúa: "Muchos eran esencialmente transeúntes que habían sido barridos en redes de arrastre o entregados al ejército estadounidense por cazadores de recompensas". Mayer añade que, cuando se comunicaron las conclusiones al general de división Michael Dunlavey, comandante de Guantánamo, éste "no sólo se mostró de acuerdo con la evaluación, sino que sugirió que un porcentaje aún mayor de detenciones -hasta la mitad- eran erróneas."

Mayer también explica por qué no se tomaron medidas para liberar a todos estos hombres encarcelados erróneamente, echando la culpa directamente al asesor principal del vicepresidente Dick Cheney (y ahora jefe de gabinete), David Addington. Describiendo a Addington como "inflexible e imperioso" (como pueden confirmar todos los que han estudiado su reciente testimonio ante un subcomité del Comité Judicial de la Cámara de Representantes), Mayer le cita diciendo: "No habrá revisión. El presidente ha determinado que TODOS son combatientes enemigos. No vamos a revisarlo".

Tengan presente a David Addington cuando lean este último capítulo en línea.

Nota: Los tres primeros capítulos adicionales están disponibles aquí, aquí y aquí.


 

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