Los archivos de Guantánamo: Capítulos adicionales en línea - De
Sheberghan a Kandahar
07 de noviembre de 2008
Andy Worthington
Acabo de publicar el séptimo
de los 12 capítulos adicionales en línea que complementan mi libro The Guantánamo
Files: The Stories of the 774 Detainees in America's Illegal Prison
(publicado por Pluto Press/the University of Michigan Press, y disponible en
Amazon aquí).
Este capítulo adicional complementa el capítulo 9 de The Guantánamo Files,
en el que se analizan las historias de 21 presos que no se mencionan en el libro.
Formaban parte de los cerca de 80 presos (incluidos los del capítulo 3,
El convoy de la muerte) que fueron capturados en el norte de Afganistán, sobre
todo en noviembre de 2001, en relación con la caída de Kunduz, el último
bastión de los talibanes en el norte de Afganistán, y posteriormente fueron
encarcelados en condiciones terribles en la prisión de Sheberghan, que apareció
en la película El camino a Guantánamo,
antes de ser trasladados a la prisión estadounidense de Kandahar, y de ahí a Guantánamo.
Con historias que se excluyeron para que el libro tuviera una extensión
manejable, este capítulo adicional se ocupa de un puñado de rezagados del Golfo
y de dos tayikos, aunque la mayoría de las historias se centran en afganos y pakistaníes.
Ahora que Barack Obama empieza a planificar su nuevo gobierno, espero
que sirva para recordar a los muchos hombres encarcelados injustamente -hombres
inocentes y soldados de infantería talibanes sin conocimiento alguno de Al
Qaeda- que han estado recluidos en Guantánamo desde que se inauguró la prisión
hace casi siete años, así como la violencia, la arrogancia y los fallos de
inteligencia que han sustentado todo el proyecto. Casi todos los hombres de
este capítulo adicional han sido liberados, pero de los 258 prisioneros que
permanecen en Guantánamo, hay muchas historias similares de individuos en el
lugar equivocado en el momento equivocado, capturados y vendidos por dinero, y
de mentiras y falsas confesiones disfrazadas de pruebas.
Los artífices de esta colosal y escalofriante traición a la justicia están
de salida, y es hora de cerrar Guantánamo tan pronto como sea humanamente posible.
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