Europa acepta a los presos de Guantánamo exculpados (y yo hablo con la BBC)
17 de junio de 2009
Andy Worthington
El lunes, la Unión Europea y Estados Unidos hicieron una declaración conjunta en
Luxemburgo "sobre el cierre del centro de detención de Guantánamo y las
futuras operaciones antiterroristas, basada en valores compartidos, el derecho
internacional y el respeto del Estado de derecho y los derechos humanos" (PDF),
que, como dijo The
Guardian, "despejaba los últimos obstáculos para que hasta 50
detenidos de Guantánamo fueran alojados en países de la UE".
Expresando su deseo de "ayudar a EE.UU. a pasar página", los Estados miembros de la UE
acogieron con satisfacción no sólo "la determinación" de EE.UU. de
cerrar Guantánamo, sino también "otras medidas adoptadas, incluida la
revisión intensiva de sus políticas de detención, traslado, juicio e
interrogatorio en la lucha contra el terrorismo y una mayor transparencia sobre
las prácticas anteriores en relación con estas políticas, así como la
eliminación de los centros de detención secretos", lo que constituyó, por
supuesto, un claro repudio de las políticas de la administración Bush.
La letra pequeña establecía que, aunque la UE "reafirma[ba] que la responsabilidad principal de cerrar
Guantánamo y encontrar residencia para los antiguos detenidos recae en Estados
Unidos", los países de la UE están dispuestos, caso por caso, a discreción
de cada país y, posiblemente, con apoyo financiero de EE.UU., a ayudar al
gobierno de Obama a encontrar "residencia" para los presos exculpados
"que Estados Unidos haya decidido no procesar y que, por razones
imperiosas, no puedan regresar a sus países de origen, pero hayan expresado su
deseo de ser acogidos por uno u otro Estado miembro de la UE o país asociado al
espacio Schengen".
De la declaración se desprende claramente que la seguridad sigue siendo un problema para algunos países,
debido a la libre circulación dentro de la UE, por lo que se dejó claro que
"la cooperación entre los Estados miembros es necesaria, cualesquiera que
sean las decisiones individuales de los Estados miembros al respecto", y
que en una reunión de la UE celebrada el 4 de junio se habían abordado estas
cuestiones y se había establecido un "mecanismo ... sobre el intercambio
de información relativa a los antiguos detenidos de Guantánamo".
A pesar de ello, aún pueden surgir problemas. La declaración pide específicamente "toda la
inteligencia e información (confidencial y de otro tipo) disponible" sobre
los prisioneros "para que [los países] puedan tomar una decisión informada
y realizar una evaluación de seguridad adecuada". Esta petición parece
inspirada en particular por el gobierno alemán, al que recientemente se pidió
que acogiera a nueve
de los uigures de Guantánamo, pero que se negó a
aceptarlos, a pesar de que la administración Bush, el ejército
estadounidense y los tribunales estadounidenses los han absuelto de cualquier
implicación en terrorismo o militancia, y al parecer los alemanes siguen
deliberando sobre otra petición para acoger a otros dos presos, un tunecino y
un sirio.
En los últimos días, he recibido llamadas de varios periodistas de diversos países europeos pidiéndome
información sobre los prisioneros exculpados. Les he explicado que la identidad
de estos hombres no está clara, ya que el presidente Obama inició una nueva
revisión interdepartamental de los casos de los presos cuando asumió el cargo,
que no implicaba necesariamente aceptar las conclusiones de las juntas
militares de revisión de la administración Bush en Guantánamo, que habían
autorizado la puesta en libertad de 61 presos, como informé en un artículo en
febrero, "Los
refugiados de Guantánamo."
No obstante, este artículo sigue siendo un buen punto de partida para quienes deseen aprender algo sobre
los hombres cuya liberación ha sido autorizada y, especialmente, espero, sobre
cómo y por qué hombres que no tenían ninguna relación con el terrorismo fueron
detenidos y llevados a Guantánamo.
El martes, a raíz de mi investigación sobre las historias de estos presos, me invitaron a hablar de
algunos de ellos -y de sus antecedentes- en el programa "Europe Today",
de la BBC World Service, después de que Silvio Berlusconi, durante una visita a
Estados Unidos, se comprometiera
a aceptar a tres presos exculpados (otros países que se han ofrecido
previamente son Bélgica, Francia, Irlanda, Portugal, España y el Reino Unido).
El debate ocupa los diez primeros minutos del programa, y está disponible en el
iPlayer de la BBC, aunque sólo hasta el 20 de junio.
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Elegí hablar de Ahmed
Belbacha, un argelino que vivía en el Reino Unido, adonde había huido tras
ser amenazado por islamistas por aceptar un trabajo en una petrolera propiedad
del gobierno, de Shaker
Aamer (que lamentablemente fue eliminado del programa por falta de tiempo),
y de Adel al-Hakeemy,
un tunecino que había trabajado durante muchos años como chef en Bolonia, pero
podría haber elegido muchas otras historias, ya que lo principal que deben
tener en cuenta los nerviosos gobiernos europeos, como me he pasado los últimos
tres años explicando, es que muy pocos de los 779 presos recluidos en
Guantánamo a lo largo de su larga e innoble historia tuvieron jamás conexión
alguna con Al Qaeda o cualquier otro grupo terrorista. Como dije en un artículo
el mes pasado,
Lejos de ser una prisión para "lo peor de lo peor", Guantánamo no era, de hecho, más que un caótico conjunto
de prisioneros en gran parte aleatorios, en su mayoría comprados a los
oportunistas aliados del ejército estadounidense en Afganistán y Pakistán, o a
aldeanos y habitantes de pueblos desesperados por los pagos de recompensas por
"sospechosos de Al Qaeda y los talibanes", de una media de 5.000
dólares por cabeza, que se anunciaban en folletos lanzados desde aviones.
Además, estos prisioneros capturados al azar nunca fueron examinados adecuadamente para determinar si
debían haber sido retenidos alguna vez, y su detención continuada se ha
justificado sobre la base de información, enmascarada como prueba, que se
extrajo en gran medida a través de los interrogatorios de otros prisioneros,
que a menudo fueron coaccionados o sobornados. Dado que la prisión se creó para
estar al margen de la ley y retenerlos para siempre, debería estar claro que
quienes lograron convencer a la administración Bush de que debían ser puestos
en libertad ya han tenido que superar obstáculos que ningún preso ordinario
tendría que soportar jamás, y que, en consecuencia, alertar sobre los posibles
peligros que representan es mucho más propio del viejo mundo de Dick Cheney que
de la "nueva página" que la UE está pasando al complacer al
presidente Obama y su petición de ayuda para cerrar una prisión basada en la
tortura, la mentira y la paranoia.
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