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En The Guardian: ¿Ayudará Europa a cerrar Guantánamo?

3 de enero de 2009
Andy Worthington

Para Comment is free, de The Guardian, ésta es mi opinión sobre la respuesta de los gobiernos europeos a la propuesta de reasentamiento de presos de Guantánamo que no pueden ser repatriados por temor a que sean torturados, y, tal vez, a otros que aún no han recibido el visto bueno del Pentágono para ser liberados, pero contra los que no se ha establecido ningún caso que dé lugar a un juicio.

En él, examino las distintas respuestas de los países de la UE, el llamamiento de Francia a una solución a escala de la UE, las vacilaciones británicas, la importancia del llamamiento de Lord Goldsmith para que se apoye el realojamiento de antiguos presos, y por qué Barack Obama debería tomar la iniciativa reasentando a 17 uigures en Estados Unidos (musulmanes de la provincia china de Xinjiang, que habían sido capturados y vendidos a las fuerzas estadounidenses en diciembre de 2001).

¿Ayudará Europa a cerrar Guantánamo?

Andy Worthington
The Guardian
2 de enero de 2009

Gran Bretaña ha estado animando a otros países a reasentar a antiguos prisioneros del campo, mientras que se niega a hacerlo ella misma.

El anuncio publicado ayer en el Times de que Gran Bretaña se estaba "preparando para recibir a los sospechosos extranjeros de terrorismo de Guantánamo para que Barack Obama pueda cerrarlo" desencadenó una oleada de actividad mediática.

Gran parte de ella se dedicó a los intentos del gobierno de distanciarse de la propuesta. Un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores declaró a The Guardian que, aunque el gobierno reconocía que Estados Unidos "necesitaría la ayuda de aliados y socios para hacerlo realidad", no había planes para que Gran Bretaña aceptara a ningún preso aparte de los residentes británicos que quedaban, Binyam Mohamed y Shaker Aamer. Añadió que no había habido "ningún acercamiento" por parte de Estados Unidos.

Esto es poco probable, ya que el Departamento de Estado estadounidense lleva años intentando convencer a sus aliados para que acepten a los presos liberados de Guantánamo, y ha intensificado sus esfuerzos en los últimos meses, principalmente en respuesta a una sentencia judicial dictada en octubre, cuando el juez de distrito Ricardo Urbina ordenó la liberación de 17 uigures en Estados Unidos. Musulmanes de la provincia china de Xinjiang, los uigures habían buscado refugio en Afganistán, pero fueron capturados y vendidos a las fuerzas estadounidenses tras huir a Pakistán en diciembre de 2001.

El juez Urbina dictaminó que la detención continuada de los uigures era inconstitucional y ordenó su reasentamiento porque corrían riesgo de tortura si eran repatriados y porque no se había encontrado ningún tercer país que los aceptara. Esto provocó un llamamiento desesperado del gobierno, y renovados esfuerzos para localizar un tercer país dispuesto a aceptar a los hombres en su lugar.

La difícil situación de los uigures pone de manifiesto uno de los problemas a los que se enfrentan los países europeos, que se plantean si ayudar a Barack Obama aceptando a alguno de los cerca de 60 presos de Guantánamo (procedentes de países como Argelia, China, Libia, Túnez y Uzbekistán), cuya puesta en libertad ha sido aprobada tras múltiples revisiones militares, pero que no pueden ser repatriados.

Después de que Portugal tomara la iniciativa en noviembre, el gobierno alemán indicó que también podría estar dispuesto a aceptar a antiguos presos, pero los españoles, holandeses e irlandeses se negaron. Además, el gobierno francés ha pedido que la Unión Europea establezca una posición común sobre los presos de Guantánamo.

Esto es sin duda sensato, ya que el actual enfoque unilateral es caótico, y los países de la UE también necesitan ponerse de acuerdo sobre si se debe dar prioridad a los presos con contactos establecidos con determinados países, y sobre si se debe reasentar a alguno de los otros presos (al menos un centenar) cuya liberación no ha sido aprobada, pero que no se consideran lo suficientemente importantes como para ser sometidos a juicio.

Hace tiempo que se necesita una política común de aceptación de presos con contactos europeos, pero ha resultado difícil ponerla en marcha. Gran Bretaña, por ejemplo, podría aceptar al ciudadano argelino Ahmed Belbacha, que vivió dos años en el Reino Unido y sólo abandonó Argelia porque estaba amenazado por militantes islamistas, el gobierno francés podría aceptar a Nabil Hadjarab, antiguo residente de Argelia con familia en Francia, e Italia podría reasentar a seis tunecinos (pdf) y un egipcio que habían sido residentes.

Aceptar a otros presos no debería ser más difícil. Es evidente que los que han sido puestos en libertad no suponen una amenaza para nadie, aunque la administración Bush siga obstaculizando los esfuerzos para repatriarlos al negarse a reconocer que alguna vez ha capturado prisioneros por error.

Además, aunque Barack Obama debe iniciar una revisión enérgica y escéptica de las acusaciones del gobierno contra los presos que no se consideran lo suficientemente importantes como para someterlos a juicio, los gobiernos europeos deberían sentirse alentados por el hecho de que el gobierno estadounidense no haya sido capaz de establecer un caso contra ninguno de estos presos.

Esto es especialmente significativo a la luz de las afirmaciones realizadas por Stephen Abraham, un veterano de los servicios de inteligencia estadounidenses que trabajó en la recopilación de la información utilizada como prueba contra los prisioneros. Como explicó Abraham el pasado noviembre (pdf), "la mayor parte de la información recopilada ... consistía ... en información obtenida durante los interrogatorios de otros detenidos", y estos interrogatorios se llevaron a cabo, por supuesto, en circunstancias dudosas en las que la tortura y la coacción pueden haber desempeñado un papel.

En estas circunstancias, los intentos del gobierno británico de animar a otros países a reasentar a antiguos presos, mientras se niega a hacerlo él mismo, es fundamentalmente contraproducente. Aunque creo que Barack Obama debería mostrar su liderazgo reasentando a los uigures en Estados Unidos, Gran Bretaña debe adoptar un papel mucho más proactivo, como ha indicado Lord Goldsmith en el programa Today esta mañana.

Goldsmith explicó: "Entiendo perfectamente el argumento de que se trata de un lío creado por la administración Bush. Fue una política equivocada que ha fracasado estrepitosamente. Tienen que arreglar el desaguisado'". Sin embargo, añadió, "el hecho es que esto también nos ha perjudicado a nosotros... porque Guantánamo, en lugar de ser un lugar que detiene el terrorismo, ha sido un agente de reclutamiento para el terrorismo. También a nosotros nos interesa que se cierre lo antes posible".


 

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