El vil plan de Trump para retener a 30.000 migrantes en Guantánamo
Mientras se reanudan las vigilias para cerrar la prisión de la "guerra contra el terror",
Donald Trump propone enviar a 30.000 migrantes a un centro de detención de
migrantes masivamente ampliado que existe desde la década de 1990.
31 de enero de 2025
Andy Worthington
Este próximo miércoles, las
vigilias mundiales coordinadas mensualmente por el cierre de la prisión de
Guantánamo -las vigilias del "Primer Miércoles", que han tenido lugar
durante los últimos dos años- vuelven por primera vez con Donald Trump como presidente.
Las vigilias tienen lugar no sólo con 15
hombres aún detenidos en la tristemente célebre prisión de la "guerra
contra el terrorismo", todos ellos en diversos estados de anarquía, sino
también con la amenaza que pesa ahora sobre los migrantes indocumentados en
Estados Unidos de que, si Trump se sale con la suya, hasta 30.000 de ellos
acabarán en la base naval de Guantánamo en una "prisión de migrantes"
ampliada que autorizó hace sólo tres días, en una Orden
Ejecutiva titulada "Ampliación del Centro de Operaciones Migratorias
en la Estación Naval de Guantánamo a plena capacidad."
En las vigilias de este miércoles se hará hincapié en esta propuesta, así como en la difícil situación
de los 15 presos que siguen recluidos en la cárcel de la "guerra contra el
terror", como se indica en el cartel, y esperamos atraer más apoyos
gracias a ello.
Trump se está aprovechando del hecho de que en Guantánamo existe un centro de detención de inmigrantes
desde principios de la década de 1990, cuando se utilizó para apresar a
haitianos y cubanos que huían en embarcaciones hacia el territorio continental
de Estados Unidos para evitar que solicitaran asilo en suelo estadounidense. En
su momento álgido, miles de personas fueron detenidas en condiciones
aborrecibles descritas por el Centro Nacional de Justicia para los Inmigrantes
de la siguiente manera: "Los solicitantes de asilo eran alojados en
tiendas de campaña cubiertas con bolsas de basura, que apenas les protegían de
la lluvia, y cercadas por vallas de alambre de espino. Se les obligaba a comer
alimentos en mal estado y a veces llenos de gusanos en condiciones de calor extremo".
A pesar de la reacción en contra de las condiciones del centro de inmigrantes bajo los presidentes George
H. W. Bush y Bill Clinton, su uso ha continuado desde entonces, bajo todos los
presidentes, desde George W. Bush hasta Joe Biden, aunque sus operaciones han
afectado a un número muy reducido de solicitantes de asilo. Las condiciones,
sin embargo, han seguido siendo deplorables, y han incluido, a través de los
contratistas privados del centro de migrantes, crudos ecos de la
deshumanización de los presos de Guantánamo, con informes de que el trabajo
allí requiere que los guardias escolten a los migrantes "utilizando
medidas de seguridad adecuadas con gafas opacas y en vehículos con ventanas
opacas para la seguridad general de las instalaciones y para garantizar la
imposibilidad de identificar a los migrantes protegidos".
Las analogías con la prisión de la "guerra contra el terrorismo" están siendo promovidas
deliberadamente por la administración Trump, con la secretaria de Seguridad
Nacional, Kristi Noem, diciendo a CNN que el nuevo centro de detención de migrantes
podría ser utilizado para detener a personas que describió como "lo peor
de lo peor", haciéndose eco de la notoria -y falsa- descripción de Donald
Rumsfeld de los hombres recluidos en la prisión de la "guerra contra el
terrorismo" de Bush cuando se abrió en 2002.
Trump, por su parte, al anunciar su orden ejecutiva, afirmó que el centro de migrantes ampliado se
utilizaría para "detener a los peores extranjeros ilegales criminales que
amenazan al pueblo estadounidense."
Aún es pronto para esta propuesta, y pronto investigaré a quién piensa exactamente Trump que se
recluirá allí, si consigue financiación del Congreso, dado que la mayor parte
de sus energías ahora mismo están puestas en ampliar la "expulsión
acelerada" de inmigrantes indocumentados de las zonas fronterizas a todo
el territorio continental de EE.UU., de modo que, si es detenido por agentes de
inmigración, ningún inmigrante indocumentado esté a salvo de ser devuelto a su
país de origen, en el plazo de un día, y sin ningún acceso al sistema legal de
EE.UU. para impugnar su expulsión bajo ninguna circunstancia.
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