El "suicidio" de Ibn al-Shaykh al-Libi:
¿Por qué el silencio de los medios?
12 de mayo de 2009
Andy Worthington
El Blog Brad, que se hizo eco de la historia de la extraña muerte de Ibn al-Shaykh al-Libi poco después
de que yo publicara el primer relato en los medios occidentales el domingo por
la noche, formuló ayer por la tarde una pregunta que yo me había estado
haciendo a lo largo del día:
Así pues, han pasado unas 16 horas desde que cubrimos el detallado
informe del periodista, historiador y bloguero independiente Andy
Worthington sobre el suicidio del hombre que falsamente "confesó",
durante la tortura, un falso vínculo entre Irak y Al Qaeda... En este momento,
ni un solo periódico o medio de comunicación estadounidense ha informado sobre
la historia. ¿No es notable? ¿O es que nuestros periódicos están decididos a
asegurar su irrelevancia continuando sin informar sobre noticias que realmente
importan, sin importar lo ampliamente que se informe de ellas en otras partes
del mundo?
Vea el resto de la noticia aquí.
Reuters se hizo
finalmente eco de la noticia a última hora de la tarde de ayer, y consiguió
una cita de Heba Morayef, investigadora de Human Rights Watch, quien afirmó
haber visto a Al Libi hace sólo dos semanas, el 27 de abril, durante una visita
a la cárcel de Abu Salim, en Trípoli. Explicó que "apareció sólo dos
minutos en un patio de la prisión", y que "tenía buen aspecto, pero
no estaba dispuesto a hablar" con el equipo de Human Rights Watch,
diciendo en su lugar: "¿Dónde estabais vosotros cuando me torturaban en
las cárceles estadounidenses?".
Este relato se correspondía con las noticias que recibí de un amigo libio, que me dijo que
"una fuente fiable" le había comunicado que el cadáver de al-Libi
"fue entregado a su hermano en la ciudad de Ajdabiya". La fuente del
amigo corroboró el relato de Heba Morayef sobre la visita a la prisión, explicando
que al-Libi "se negó a reunirse con ellos enfadado porque pensó:
"¿Dónde estaban estas organizaciones cuando me torturaron gravemente bajo
custodia estadounidense?"". Además, la fuente, que había tenido
acceso a Al Libi cuando estaba en prisión, dijo que estaba recluido "en
condiciones de celda razonables".
Esto no supone una confirmación absoluta de lo ocurrido a Al Libi, pero sí parece indicar de forma
bastante convincente que gozaba de una salud razonable hace tan sólo dos
semanas, lo que no hará sino aumentar las sospechas de que, en lugar de
suicidarse, como afirmaron las autoridades libias, fue asesinado en realidad.
A última hora de ayer, Human Rights Watch emitió un comunicado
de prensa en el que pedía a las autoridades libias que llevaran a cabo
"una investigación completa y transparente del supuesto suicidio", en
la que "deberían revelar lo que saben sobre el trato que recibió Al Libi
bajo custodia estadounidense y egipcia". Sarah Leah Whitson, directora
para Oriente Medio de Human Rights Watch, ha declarado: "La muerte de Ibn
al-Shaykh al-Libi significa que el mundo nunca escuchará su relato de las
brutales torturas que sufrió. Así que ahora depende de Libia y Estados Unidos
revelar toda la historia de lo que saben, incluido su impacto en su salud mental."
Otros libios sometidos a "entregas extraordinarias" por la CIA
Human Rights Watch también reveló que, aunque sus investigadores no habían podido hablar con
al-Libi, sí entrevistaron a otros cuatro presos libios, enviados a Libia por la
CIA entre 2004 y 2006, que declararon haber sido torturados por las fuerzas
estadounidenses en centros de detención de Afganistán, y que las fuerzas
estadounidenses también habían supervisado sus torturas en Pakistán y Tailandia.
Uno de los hombres, Mohamed Ahmad Mohamed al-Shoroeiya, también conocido como Hassan Rabi'i,
declaró a Human Rights Watch que "a mediados de 2003, en un lugar que él
creía que era la prisión de Bagram, en Afganistán", había sido sometido a
los siguientes abusos: "Los intérpretes que nos dirigían las preguntas lo
hacían con golpes e insultos. Utilizaban agua fría, agua helada. Nos metieron
en una bañera con agua fría. Nos obligaron [a estar] durante meses sin ropa. Al
principio trajeron a un médico. Me escayoló la pierna. Uno de los métodos de
interrogatorio consistía en quitarme la escayola y ponerme de pie sobre la pierna".
El Washington
Post publicó la noticia de la muerte de al-Libi en su edición de esta
mañana, con una excelente cita de Tom Malinowski, director de la oficina de
Washington de Human Rights Watch, quien dijo: "Yo especularía que estaba
desaparecido porque era una vergüenza para la administración Bush. Era la
prueba A en la narrativa de que las confesiones torturadas contribuyeron al
enorme fracaso de los servicios de inteligencia que precedió a la guerra de
Irak". Sin embargo, el Post no dio seguimiento a las historias de los
otros prisioneros mencionados en el comunicado de prensa de Human Rights Watch,
a pesar de que, en octubre de 2007, Craig Whitlock había escrito un artículo de
primera plana para el Post, "Desde
las cárceles de la CIA, los reclusos pasan a la oscuridad", que
incluía detalles de los cuatro prisioneros.
Whitlock escribió que, cuando al-Libi fue entregado a Libia por la CIA "a principios de
2006", "se unió a varios otros libios" -miembros del Grupo
Islámico Combatiente Libio, un grupo en el exilio dedicado al derrocamiento del
coronel Gadafi- "que habían pasado tiempo en el sistema penal de la
CIA". Whitlock señaló que, tras la invasión de Afganistán liderada por
Estados Unidos, la CIA "ayudó a las agencias de espionaje de Libia a
localizar a algunos de los líderes" del GICL, después de que huyeran del país.
Informó de que, según Noman Benotman, ex miembro exiliado del GICL, que había conocido a los presos
durante una visita a Trípoli "organizada por el gobierno libio como parte
de un esfuerzo por persuadir a los presos libios de que se reconciliaran con el
régimen de Gadafi","Entre los prisioneros figuraban Abdallah
al-Sadeq, que "fue detenido en una operación encubierta de la CIA en
Tailandia en la primavera de 2004", y Abu Munder al-Saadi, descrito como
"el líder espiritual del grupo", que fue aprehendido en un aeropuerto
de Hong Kong. Según Benotman, estos dos hombres sólo fueron "retenidos
brevemente" por la CIA antes de ser entregados a Trípoli. "Se dieron
cuenta muy pronto de que no tenían nada que ver con Al Qaeda", explicó
Benotman. "Los retuvieron durante unas semanas, y nada más".
Benotman también explicó que otros dos prisioneros, Khaled al-Sharif "y otro libio conocido sólo
como Rabai" -el prisionero mencionado en el comunicado de prensa de Human
Rights Watch- "fueron capturados en Peshawar, Pakistán, en 2003 y pasaron
un tiempo en una prisión de la CIA en Afganistán."
Espero con interés el informe de Human Rights Watch sobre la visita a Libia, ya que sin duda arrojará
más luz sobre las historias de estos cuatro hombres, que al parecer se encuentran
entre los 94 presos que, en mayo de 2005, en uno de los tristemente
célebres memorandos de la Oficina del Asesor Jurídico publicados por el
Departamento de Justicia de Estados Unidos el mes pasado, el fiscal general
adjunto principal Steven G. Bradbury reconoció que habían estado bajo custodia
estadounidense.
Del mismo modo que la historia de Ibn al-Shaykh al-Libi debería arrojar
la luz más incómoda sobre las afirmaciones del ex vicepresidente Dick
Cheney de que el entramado de prisiones secretas y prisiones por poderes de la
CIA protegía a Estados Unidos de nuevos ataques mortales (y no, como resultó,
proporcionaba información falsa obtenida mediante tortura para justificar una
guerra ilegal), las historias de estos cuatro hombres merecen ser escuchadas,
para centrar la tan necesaria atención en una política que, sin la supervisión
ni del Congreso ni del poder judicial, permitió al Ejecutivo dar rienda suelta
a sus fantasías dictatoriales "haciendo desaparecer" prisioneros en
cualquier parte del mundo y, en algunos casos, devolviéndolos a países como
Libia, con su historial de derechos humanos notoriamente deficiente, incluso
cuando, como señaló Craig Whitlock, al menos dos de estos hombres "no
tenían nada que ver con Al Qaeda"."
Y una historia aún mayor, a la que espero volver en el futuro, implica hacer preguntas
inquisitivas a los gobiernos de EE.UU. y del Reino Unido sobre su papel en el
retorno forzoso -o intento de retorno- de prisioneros
libios de Guantánamo, y de residentes libios en el Reino Unido, cuyo único
delito, cuyo único delito, al parecer, es haber estado en el lugar equivocado
en el momento equivocado cuando el coronel Gadafi, considerado en su día un
paria y un terrorista internacional, se convirtió en un aliado en la
"Guerra contra el Terror", y quienes se le opusieron pasaron, de la
noche a la mañana, de luchadores por la libertad a terroristas.
Nota: Vea aquí algunas excelentes caricaturas políticas del detenido DD, uno
de los libios detenidos en el Reino Unido, vea aquí un informe sobre los
intentos fallidos del gobierno británico de repatriar por la fuerza a los
libios en el Reino Unido, y vea aquí,
aquí,
aquí
y aquí
más historias de libios en Guantánamo.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|