worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


Diego García: no volver a la "isla de la tortura"

24 de octubre de 2008
Andy Worthington


Al final, por tanto, no fue ninguna sorpresa que el derecho de los exiliados de las islas Chagos a regresar a sus antiguos hogares fuera rechazado por los Lores de la Ley en Londres.

En la década de 1960, Diego García, el centro de las islas Chagos (que forman parte de los Territorios Británicos de Ultramar) fue arrendado a Estados Unidos para utilizarlo como base aérea de importancia estratégica.

El acuerdo tenía dos componentes cruciales: uno era un descuento considerable en Polaris, el programa británico de misiles nucleares, y el otro era el traslado de las islas (a una vida de pobreza en Mauricio y las Seychelles) de los 2.000 súbditos británicos incómodos (los "residentes"), cuya ascendencia se remontaba casi 200 años atrás a los trabajadores nacidos en África y la India de Mauricio, enviados por los plantadores de coco franceses en los años anteriores a la caída de Napoleón y la transferencia de la soberanía de las islas al Reino Unido.

A decir verdad, los chagosianos nunca tuvieron ninguna posibilidad, aunque su larga lucha legal había conseguido importantes victorias. En 2000, cuando el Tribunal Supremo dictaminó que la expulsión de los isleños había sido ilegal, el ministro de Asuntos Exteriores Robin Cook dejó claro que apoyaba su caso, pero fue desautorizado por el primer ministro Tony Blair, que bloqueó su regreso mediante "órdenes en consejo", una antigua prerrogativa real que convenientemente eludía al parlamento.

En 2006, tres jueces, declarando que las acciones de Blair eran ilegítimas, confirmaron el derecho de los isleños a regresar, ordenaron al gobierno que pagara sus costas legales e intentaron retener el apoyo a una apelación ante la Cámara de los Lores, y en mayo de 2007 el tribunal de apelación confirmó esa decisión, dictaminando que la expulsión de los hombres por parte del gobierno británico, que, como explicó The Guardian, fueron "sacados con engaños de sus hogares, animados a marcharse en viajes temporales y no se les permitió regresar", fue un "abuso de poder".

No obstante, la importancia de Diego García para el gobierno estadounidense en los años transcurridos desde los atentados del 11-S ha garantizado que el implacable apoyo de Tony Blair a la administración Bush se impusiera a los casi olvidados intentos de Robin Cook de garantizar una política exterior "ética" para el Reino Unido. En el persistente belicismo de los últimos siete años, la importancia estratégica de Diego García para EEUU ha sido más pronunciada que nunca.

Las primeras tropas de tierra de la invasión afgana partieron de Diego García, innumerables bombarderos han utilizado la base al embarcarse en las misiones que han matado a tantos civiles en Irak y Afganistán y, lo que quizá sea más importante, otros aviones han llegado transportando un valioso cargamento: presuntos prisioneros importantes en la "Guerra contra el Terror". Algunos, como el australiano David Hicks y el mulá Abdul Salam Zaeef, embajador de los talibanes en Pakistán, fueron interrogados, en los primeros días de la "Guerra contra el Terror", en las entrañas de barcos amarrados frente a la costa de Diego García, y otros, al parecer, fueron recluidos en una prisión secreta en el propio Diego García, como informé en un artículo este verano.

Por lo tanto, frente a un componente tan importante de la "Guerra contra el Terror", estaba claro que las demandas de los chagosianos nunca iban a tener éxito. Sin embargo, lo que hizo que el veredicto fuera particularmente irritante, más allá de la falta de carácter de los Lores, fue una declaración del actual ministro de Asuntos Exteriores, David Miliband -que todavía tiene que explicar de manera satisfactoria si el gobierno británico sabía realmente algo acerca de una prisión secreta en Diego García- en la que señaló "el pesar del gobierno por la forma en que el reasentamiento de los chagosianos se llevó a cabo en los años 1960 y 1970 y por las dificultades que siguieron para algunos de ellos".

Fue un momento clásico del Nuevo Laborismo: un aparente gesto de contrición de un gobierno al que le gusta pedir perdón por los crímenes históricos, pero que se niega a hacer nada por los suyos.


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net