worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


El "combatiente enemigo" estadounidense se declara culpable de sus poderes dictatoriales

01 de mayo de 2009
Andy Worthington


Durante cinco años y ocho meses, el gobierno de Bush mantuvo recluido sin cargos ni juicio a Ali Saleh Kahlah al-Marri, ciudadano qatarí y residente legal en Estados Unidos, como "combatiente enemigo" en la Brigada Naval Consolidada de Charleston, Carolina del Sur. Detenido por el FBI en diciembre de 2001 y acusado posteriormente de delitos como fraude con tarjetas de crédito y usurpación de identidad, al-Marri, que había llegado a Estados Unidos con su familia el 10 de septiembre de 2001 para estudiar en la Universidad de Peoria, en Illinois, fue posteriormente sacado del sistema de justicia penal y recluido como "combatiente enemigo", cuando la investigación posterior de su ordenador y otras posesiones indicó que había sido enviado a Estados Unidos para establecer una "célula durmiente" de Al Qaeda.

En los últimos meses de su reclusión, antes de que la administración Obama revisara rápidamente su caso y lo trasladara al sistema judicial federal, a al-Marri se le había permitido un mínimo de libertad personal -como ver la televisión y hacer llamadas a su familia-, aunque seguía recluido en régimen de aislamiento en un bloque de celdas en el que todas las demás estaban desocupadas.

Sin embargo, estas pequeñas gentilezas no bastaron para compensar los largos años en los que su aislamiento fue absoluto y, además, había sido sometido al tipo de "técnicas de interrogatorio mejoradas" autorizadas por la Oficina de Asesoría Jurídica en memorandos hechos públicos por el gobierno de Obama hace dos semanas y que, como confirma un informe de la Comisión de Servicios Armados del Senado (PDF) publicado la semana pasada, migraron a Guantánamo y a Bagram, en Afganistán, y luego se adoptaron en Irak.

En el caso de al-Marri, tras un año y medio a la espera de juicio en un tribunal federal, después de su detención en diciembre de 2001, los primeros 16 meses que pasó como "combatiente enemigo" tuvieron lugar en un estado de aislamiento casi sin precedentes, que, al margen de los horrores padecidos por los "detenidos de alto valor" bajo custodia de la CIA, sólo compartían los otros dos "combatientes enemigos" estadounidenses, Yasser Hamdi y José Padilla, y un puñado de presos de Guantánamo. Su aislamiento era tal que, según una evaluación psiquiátrica realizada en nombre de sus abogados, empezó a sufrir "graves daños en su bienestar mental y emocional, como hipersensibilidad a estímulos externos, comportamiento maníaco, dificultad para concentrarse y pensar, pensamiento obsesivo, dificultades para controlar los impulsos, dificultad para dormir, dificultad para llevar la cuenta del tiempo y agitación."

Como también explicaron sus abogados en los documentos judiciales presentados el pasado mes de mayo, durante ese periodo los interrogadores le dijeron que "lo enviarían a Egipto o a Arabia Saudí para ser torturado y sodomizado y obligado a ver cómo violaban a su esposa delante de él", y lo amenazaron con hacerlo "desaparecer para que nadie supiera dónde estaba". También explicaron,

    Se le negó todo contacto con el mundo exterior, incluida su familia, sus abogados y la Cruz Roja. Todas las peticiones para ver, hablar o comunicarse con el Sr. al-Marri fueron ignorada o rechazadas. El único contacto humano regular del Sr. al-Marri durante ese periodo fue con funcionarios del gobierno durante las sesiones de interrogatorio, o con los guardias cuando le entregaban bandejas de comida a través de una ranura en la puerta de su celda, lo acompañaban a la ducha o lo llevaban a una jaula de hormigón para su "recreo". Los guardias llevaban cinta adhesiva sobre sus placas de identificación y no hablaban con el Sr. al-Marri salvo para darle órdenes.

Como consecuencia de este trato, era comprensible que muchos comentaristas -entre los que me incluyo- se preguntaran cuánta verdad había en las acusaciones del gobierno contra al-Marri, sobre todo porque se afirmaba que tenía conexiones con Khalid Sheikh Mohammed, el arquitecto confeso de los atentados del 11-S, que había sido detenido en los meses anteriores a que al-Marri fuera declarado "combatiente enemigo" y que, según sabemos ahora por los memorandos sobre tortura de la OLC, fue sometido a submarino (una antigua técnica de tortura que consiste en el ahogamiento controlado) 183 veces en marzo de 2003.

Sin embargo, el jueves, en un tribunal federal de Peoria, Ali al-Marri aceptó un acuerdo de culpabilidad presentado ante el juez de distrito Michael Mihm, y "admitió un cargo de conspiración para proporcionar apoyo material o recursos a una organización terrorista extranjera", como lo describió Los Angeles Times, añadiendo: "Hablaba en voz baja y sonreía de vez en cuando mientras Mihm leía en voz alta una cronología que describía la asistencia de Marri a campos de entrenamiento de terroristas en Pakistán y su investigación sobre compuestos de cianuro y otros agentes químicos."

Según los términos del acuerdo de culpabilidad, al-Marri admitió haberse asociado con Khalid Sheikh Mohammed y Mustafa al-Hawsawi, el presunto financiador de los atentados del 11-S (incluso haber cobrado 10.000 dólares de al-Hawsawi en los EAU), antes de llegar a Estados Unidos el 10 de septiembre de 2001. En el acuerdo también se afirmaba que, mientras asistía a varios campos de entrenamiento en Pakistán, "se convirtió en un experto con armas militares, aprendió a ocultar su identidad en Internet y utilizó su ordenador para investigar agentes químicos que podrían utilizarse en un atentado", y que en un registro de su casa se descubrió "un almanaque con páginas marcadas que mostraban puentes, carreteras y vías fluviales de Estados Unidos", aunque el Wall Street Journal señaló que, en su declaración, "no reveló órdenes de llevar a cabo ningún atentado concreto".

Está previsto que Al-Marri sea condenado el 30 de junio y, según todos los indicios, recibirá una pena de hasta 15 años como resultado del acuerdo, que es la mitad de lo que podría haber recibido si hubiera decidido no negociar. Al conocerse la noticia del acuerdo, Marjorie Cohen, Presidenta del Gremio Nacional de Abogados, declaró a Los Angeles Times: "Se ha hecho por conveniencia". Explicó que, al llegar a un acuerdo de culpabilidad, "la administración Obama evita un largo juicio en el que invariablemente saldrían a la luz pruebas de tortura, y eso presionaría aún más a la administración para que se llevaran a cabo investigaciones y enjuiciamientos."

Creo que esto es indudablemente cierto, aunque Matthew Waxman, profesor de Derecho de la Universidad de Columbia que también fue subsecretario adjunto de Defensa de la administración Bush para asuntos de detenidos en 2004-05, dio en el clavo de otra verdad incómoda cuando declaró al Times: "La administración Obama heredó un difícil dilema: por un lado, quiere distanciarse de las controvertidas posiciones de la administración Bush. Pero, por otro lado, quiere preservar las opciones y los poderes ejecutivos". Dada la historia de este caso, la administración no quería litigarlo, y los tribunales estarán encantados de librarse de él".

Las frases clave aquí son las opiniones de Waxman de que la administración Obama "no quería litigar" el caso, y que "quiere preservar opciones y poderes ejecutivos". Como expliqué en un artículo de marzo, "Por qué Estados Unidos bajo Obama sigue siendo una dictadura", la decisión del nuevo gobierno de trasladar a al-Marri al sistema judicial federal, aunque justa, también le permitió impedir que el Corte Supremo revisara una terrible sentencia del 4º Circuito el pasado julio, cuando, como la describí, "una mayoría de los jueces decidió que el Presidente tenía efectivamente derecho a someter a los estadounidenses a encarcelamientos arbitrarios, a pesar de las quejas de los jueces disidentes, encabezados por la juez Diana Gribbon Motz, que argumentaron que, si se permitía que el fallo se mantuviera, "socavaría efectivamente todas las libertades garantizadas por la Constitución", y a pesar de las quejas válidas, formuladas por los abogados de al-Marri, de que

    el Presidente carecía de autoridad legal para designar y retener a al-Marri como "combatiente enemigo" por dos razones concretas: en primer lugar, porque la Constitución "prohíbe el encarcelamiento militar de civiles detenidos en Estados Unidos y fuera de un campo de batalla activo" y, en segundo lugar, porque, aunque un tribunal de distrito había sostenido anteriormente que el Presidente estaba autorizado a detener a al-Marri en virtud de la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar (la ley de septiembre de 2001 que autorizaba al Presidente a utilizar "toda la fuerza necesaria y apropiada" contra quienes estuvieran implicados de algún modo en los atentados del 11-S), El Congreso prohibió explícitamente "la detención indefinida sin cargos de presuntos terroristas extranjeros en Estados Unidos" en la Patriot Act, que se promulgó cinco semanas después.

En marzo, cuando se paralizó la impugnación ante el Corte Supremo, los abogados de al-Marri consiguieron que los jueces anularan la sentencia del 4º Circuito, pero sigue en pie otra sentencia que respalda el autoproclamado derecho del gobierno a encarcelar a estadounidenses como "combatientes enemigos" en el caso de José Padilla. En un eco del caso de al-Marri, un tribunal de apelación falló a favor del gobierno en septiembre de 2005, y Padilla fue sacado del calabozo e ingresado en el sistema judicial federal (donde posteriormente fue juzgado, declarado culpable y condenado) antes de que el Corte Supremo pudiera impugnar la sentencia.

Puede que por fin la justicia haya llamado a la puerta en el caso de Ali al-Marri -aunque creo que su condena debería reflejar no sólo los 18 meses que pasó en una prisión federal, como propone el gobierno, sino también los cinco años y ocho meses que pasó en un infierno ilegal ideado por la propia administración Bush-, pero sigue siendo inaceptable que, como declaró el Departamento de Justicia cuando lo sacó del calabozo en marzo, "cualquier detención futura -en caso de que esa hipotética posibilidad llegara a producirse- requeriría una nueva consideración en virtud de las circunstancias y el procedimiento existentes en ese momento."

Con una licencia presidencial para apresar y retener a estadounidenses como "combatientes enemigos" todavía en vigor, esta referencia a "las circunstancias y el procedimiento existentes en aquel momento" sugería -y sigue sugiriendo- que la administración Obama, en su búsqueda de "flexibilidad", prefiere mantener abierta una profunda violación de los derechos humanos, prefiere mantener abierta una laguna profundamente perturbadora heredada de sus predecesores sin ley, en lugar de confirmar, como declaró Barack Obama en un discurso pronunciado en agosto de 2007, que bajo su mandato "volveremos a dar ejemplo al mundo de que la ley no está sujeta a los caprichos de gobernantes testarudos, y de que la justicia no es arbitraria".

POSTSCRIPCIÓN: El acuerdo de culpabilidad completo está disponible aquí (es un PDF de 20 páginas).


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net