Bagram: Todavía un Agujero Negro para los
prisioneros extranjeros
25 de julio de 2012 Andy
Worthington
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 28 de agosto de
2012
Ya en marzo de 2009, tres presos extranjeros capturados en otros países y
llevados a la principal prisión de EE.UU. en Afganistán, la de la base aérea de
Bagram, donde se les ha mantenido encerrados por mas de siete años, consiguieron
una victoria legal en la Corte del Distrito en Washington DC, cuando el juez
John D. Bates decidió que tenían el derecho de hábeas corpus, es decir, el
derecho a cuestionar la razón de su encarcelamiento bajo el "Gran Mandamiento"
que impide la detención arbitraria.
Los hombres - entre docenas de extranjeros detenidos en Afganistán -
aseguraron su victoria legal ya que el juez Bates reconoció que sus
circunstancias eran esencialmente las mismas que las de los prisioneros de
Guantánamo, a los que se les había concedido
el derecho de hábeas corpus por la Corte Suprema en junio de 2008.
Desafortunadamente, el gobierno de Obama apeló el fallo cuidadoso y lógico
del juez Bates, y los jueces de la Corte del Circuito DC estuvieron de acuerdo,
revocando
la sentencia dictada en mayo de 2010, y devolviendo a los tres hombres al
mismo agujero negro legal.
En abril de 2011, Associated
Press informó que los tres hombres - Redha al-Najar, un tunecino detenido en
Karachi, Pakistán, en mayo de 2002, Amin al-Bakri, un comerciante de piedras
preciosas yemení capturado en Bangkok, Tailandia a finales de 2002, y al Fadi
-Maqaleh, un yemení capturado en 2004 y enviado a Abu Ghraib antes de a Bagram -
habían sido absueltos para ser liberado por la junta de revisión de Bagram, o,
como ahora se le conoce, por el Centro de Detención de Parwan.
Ese mismo mes, Daphne Eviatar de Human Rights First visitó
por primera vez Parwan y descubrió que 41 presos extranjeros estaban aun
detenidos, a pesar de que "más de una docena" habían sido recomendados para su
liberación. Agregó que los presos extranjeros eran "de Pakistán, Túnez, Kuwait,
Yemen e incluso Alemania", pero no pudo encontrar ninguna explicación de por
qué, aun cuando absueltos se les mantenía detenidos. Señaló que "uno de los
soldados se quejo de lo frustrante que era no poder decirle a un prisionero
inocente cuando se va a ir a casa, o que es lo que está causando el retraso", y
que los funcionarios de Estados Unidos en Afganistán sólo podían afirmar que el
problema estaba "en algún lugar en Washington".
Una historia contada a Daphne Eviatar afectaba a Hamidullah
Khan, un paquistaní que tenía apenas 16 años cuando fue detenido en el
verano de 2008. Cuando se le permitió comunicarse con su familia, en 2010,
explicó que su caso había sido examinado, y que se había recomendado su
liberación, pero se le mantuvo encerrado. Khan fue uno de los siete paquistaníes
que, en 2010, inició un proceso de demanda al gobierno de
Pakistán, "ya sea por su presunto papel en su captura o por no lograr su
liberación", y otros dos detenidos- Yunus Rahmatullah
y Ali
Amanatullah - fueron apresados en Irak por las fuerzas especiales británicas
en 2004, y posteriormente entregados a las fuerzas estadounidenses que los
encerraron en Bagram.
El caso de Yunus Rahmatullah - también con recomendación para ser liberado
por una junta de revisión de Bagram en 2010, pero que permanece aún encerrado -
ha sido utilizado para ejercer presión sobre los EE.UU. por abogados en el Reino
Unido, que lograron convencer
a la Corte de Apelaciones para concederle un recurso de hábeas corpus en
diciembre pasado, y para ordenar al gobierno británico que se haga cargo de él,
a pesar de que, en febrero de este año, el
tribunal reconoció que no tenía poder para ordenar su puesta en libertad.
Como el principal juez Lord Neuberger, el Master of the Rolls, explicó "cuando
las fuerzas de defensa del Reino Unido entregaron [Rahmatullah] a las
autoridades estadounidenses en circunstancias dudosas en 2004 desgraciadamente
parecen haber vendido el derecho con respecto a su capacidad para protegerlo en
el futuro ".
El caso está ahora ante la
Corte Suprema de Gran Bretaña, y sin duda continúa enviando oleadas de
descontento a través del Atlántico, a pesar de que, como con todos los presos
mencionados en este artículo, no parece haber ningún desencadenante concreto que
ayude a forzar su liberación.
En cuanto a Redha al-Najar, Amin al-Bakri y Fadi al-Maqaleh, nada más se supo
de ellos - al igual que del resto de prisioneros de otros países todavía en
Bagram - hasta enero de este año, cuando el diario The
Washington Post señaló que, en los debates que tienen lugar con respecto
a la transferencia de Parwan al control afgano, como parte de la retirada
planeada de las fuerzas de EE.UU. de Afganistán, funcionarios estadounidenses
habían comenzado a pensar en qué hacer con los prisioneros extranjeros - que
ahora suman "cerca de 50", incluyendo "hasta dos docenas de árabes de diversas
nacionalidades, de acuerdo con la administración y los funcionarios extranjeros
".
Funcionarios estadounidenses dijeron al Post que creían que seria poco
probable que las autoridades afganas tuvieran " algún interés en mantener
encerrados a los extranjeros o en juzgarles," pero en este articulo se olvidaron
de mencionar que muchos de ellos habían sido absueltos y recomendada su
liberación, y que dejarlos ir no deberia, por lo tanto, plantear ningún
problema.
La única mención a cualquier obstrucción específica se produjo al analizar
los problemas particulares a los que se enfrentan los prisioneros yemeníes y "lo
complicado de su posible repatriación." Esto se basa en una moratoria
sobre la liberación de todos los yemeníes bajo la custodia de EE.UU.,
"debido a las preocupaciones acerca de la situación de seguridad en Yemen", que
el presidente Obama emitió en respuesta a la fallida trama de ataque bomba en
una aerolínea en diciembre de 2009 por Umar Farouk Abdulmutallab, un nigeriano
reclutado en Yemen, y que sigue en pie hoy en día.
En marzo, en un memorando de
entendimiento entre los EE.UU. y Afganistán acordaron formalmente la
transferencia de prisioneros de Bagram a control afgano en septiembre, a pesar
de que los presos extranjeros no fueron incluidos.
Cuatro meses más tarde, parece que todos los prisioneros extranjeros en
Bagram siguen detenidos, y los abogados de Lunes Redha al-Najar, Amin al-Bakri y
Fadi al-Maqaleh volvieron a los tribunales de EE.UU. para tratar de obtener su
libertad, con el argumento que "fueron llevados a Bagram con el propósito de
mantenerlos fuera de los tribunales", como Tina Foster, directora ejecutiva de
International Justice Network, y una de
las abogadas de los hombres, ha explicado a Aram Roston de Newsweek.
Ramzi Kassem, profesor de derecho asociado en la Universidad de Nueva York, y
que también representa a los prisioneros de Bagram, hizo una afirmación similar
al Miami
Herald, diciendole a Carol Rosenberg, "Nuestros clientes son mantenidos
en Bagram para eludir la jurisdicción [del tribunal]."
En la corte, el gobierno mantuvo su posición, con el abogado del Departamento
de Justicia Jean Lin argumentando que, a pesar de que "Estados Unidos no tiene
intención de retener a nadie más de lo necesario", la administración también
quiere "evitar que los combatientes enemigos vuelvan al campo de batalla." Lin
también dijo que "nada ha cambiado para alterar" la decisión del Tribunal de
Circuito del DC, en mayo de 2010.
El juez Bates claramente tubo dificultad con esto, preguntando durante la
audiencia de dos horas, "¿Cómo voy a tomar una decisión que va en una dirección
diferente a la del circuito de DC?" Sin embargo, como señaló el diario The Miami
Herald, el juez también tuvo en cuenta la quejas de los abogados de la defensa,
sugiriendo que "puede haber pruebas de que funcionarios de los Estados Unidos
hayan enviado prisioneros a Bagram específicamente para evitar la supervisión
judicial ", y que "él presiono al Departamento de Justicia para ver si las
circunstancias cambiantes, incluyendo una desaceleración de la lucha y la
próxima retirada de la mayoría de las fuerzas estadounidenses de Afganistán,
podría justificar una segunda revisión."
Al tratar de averiguar más información, Aram Roston habló por teléfono con el
hermano de Amin al-Bakri, Khaled, quien administra una tienda de muebles en
Medina, Arabia Saudí. "No sabemos por qué está detenido", Khaled al-Bakri, dijo,
señalando que su hermano, que tiene tres hijos, "no era un fanático religioso
que persigue la yihad sino un hombre de negocios". Reconoció que, en la década
de 1980 , su hermano había viajado a Afganistán para luchar contra la Unión
Soviética, pero también afirmó que "su Islam es muy moderado ". Y añadió: "Mi
hermano es multilingüe, es de mente abierta a los demás y es tolerante.
Simplemente no creo que haya estado involucrado en nada que tenga que ver con
maldad."
Esto, por supuesto, tiene sentido, dado que al-Bakri ha sido absuelto para su
liberación, así que la pregunta que queda es: si se continúa deteniendo a
extranjeros en Bagram que han sido absueltos es únicamente debido a las
preocupaciones de seguridad de funcionarios sobreexcitados, o es un signo de
algo más siniestro. El teniente coronel Todd Breasseale, un portavoz del
Pentágono, le dijo a Roston "Bagram pasa a ser un centro de detención militar
legítimo y establecido. Eso es lo que funciona por ahora ". Agregó que la meta a
corto plazo de Estados Unidos era "mantener la custodia de los nacionales de
terceros países ", incluso cuando el gobierno afgano asuma el control de los
prisioneros afganos.
En respuesta a una pregunta sobre lo que Roston ha descrito como "uno de los
enigmas centrales de la actual lucha contra Al-Qaeda - donde poner los
potenciales detenidos", el teniente coronel Breasseale reconoció que "enviar
detenidos a Guantánamo no es una opción " considerado por la administración
Obama, pero el resultado, como Andrea Prasow de Human Rights Watch explicó, es
que "mientras los EE.UU. se preparan para retirar sus tropas y terminar con la
guerra en Afganistán, ¿qué justificación posible hay para continuar con la
detención de estas personas a menos que su propósito sea que esta sea la cárcel
global de EE.UU.? "
Esa es una pregunta muy buena, y que, a pesar de años de bravatas, dentro y
fuera de los tribunales, la administración de Obama no parece dispuesta a
responder.
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