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Soldados del invierno sacan a la luz mentiras espeluznantes

Malcolm Shore 24 de marzo de 2008

[Nota del traductor: La expresión "Winter soldier" (soldado del invierno) refiere a un folleto de la guerra revolucionaria estadounidense que criticaba a los "soldados del sol" temporaleros, en comparación con los "soldados del invierno" que experimentaron todos los horrores de la guerra y podían hablar con verdad.]

Por un lado, tenemos el Irak del New York Times.

Ese país es una nación volátil en que las tropas estadounidenses luchan esforzadamente para impedir que los sunitas y los shiítas le vuelen la cabeza el uno al otro; en que un gobierno nacional débil y de poca confianza mina el trabajo de Washington de exportar la democracia, lo que hace que las fuerzas armadas tengan que quedarse más tiempo de lo que hubieran querido; en que los soldados estadounidenses están pagando muy caro el error estratégico de su comandante en jefe de subestimar al enemigo. En ese Irak, el estrés del combate lleva a veces a excesos, como la tortura de Abu Ghraib o la matanza de civiles desarmados que hicieron los marines en Haditha. Pero de ninguna manera se puede decir que hay un patrón de crímenes de guerra contra el pueblo iraquí. De hecho, los iraquíes figuran en las páginas del New York Times principalmente como autores de la violencia contra sus compatriotas.

Por el otro lado, tenemos el Irak verdadero...

Durante cinco años en ese país, los soldados estadounidenses han cometido múltiples crímenes de lesa humanidad premeditados, tanto en la oscuridad de la noche como en la plena luz del día. Es un lugar donde, por definición, la muerte, la destrucción y la degradación ocurren a manos del ejército estadounidense; donde los iraquíes viven y mueren en sus millones, mientras otros millones han quedado sin hogar como resultado de la guerra y la ocupación estadounidense.

La semana pasado, las audiencias del Winter Soldier (soldado del invierno) marcaron un momento raro en que se presentó el verdadero Irak, o por lo menos gran parte de él, ante la población y los medios estadounidenses que se atreven a escuchar y observar.

En Silver Spring, Maryland, a poca distancia de las oficinas de los mayores criminales de guerra del mundo, centenares de ex-combatientes desilusionados se reunieron y unos 50 dieron testimonio sobre la pesadilla diaria que desataron contra los pueblos de Irak y Afganistán. Juntos con unos iraquíes que dieron su testimonio en persona o por video, demandaron un fin inmediato a las guerras contra esos países. Hicieron constar en el acta histórica sus informes francos y detallados sobre los atropellos cometidos una y otra vez contra la población civil de Irak y Afganistán, dejando en claro que para los militares estadounidenses esa población es, de hecho, infrahumana.

Michael Prysner dijo en su testimonio: "Nos dicen que estamos peleando contra los terroristas. El verdadero terrorista fui yo y el verdadero terrorismo es esta ocupación".

Para decirlo en palabras comedidas, ese punto de vista no parece mucho a la versión de la guerra y la ocupación de Irak que dan los grandes medios de comunicación. La perspectiva de Prysner se confirmó con pruebas contundentes durante los cuatro días de testimonio. Las sesiones cumulativas de Winter Soldier dejaron a los observadores con un collage de imágenes y sonidos que captaron la crueldad despiadada y asesina de la presencia estadounidense en Irak: por ejemplo, la madre, el padre y dos pequeños hijos asesinados en una garita de control. Y la conclusión del comandante: "Pues si esos pinches hajjis pendejos aprendieran a manejar, esas chingaderas no ocurrirían". Un detenido enfermo de Abu Ghraib maniatado y tirado al suelo por soldados guardias que reflexionan: "No se puede escribir 'abuso' sin el 'abu'". Los continuos allanamientos de madrugada en que abren la puerta a patadas, amarran a hombres, mujeres y niños, y se llevan a los hombres, encapuchados con sacos de arena. Los marines que disfrazan como comida una mezcla de excremento y químicas tóxicas y la dan a los niños iraquíes alineados en el camino. Los campos de fútbol convertidos en fosas comunes, con cientos de cadáveres. Los soldados que ostentan las cabezas cercenadas de iraquíes muertos y proclaman: "A este le chingamos bien feo, ¿no?" Un detenido diabético a quien le rociaron con gas pimienta, le negaron la insulina y le metieron al patio de la cárcel al rayo del sol, lo que llevó a su muerte. Toda la ciudad de Faluya se declaró una zona de fuego libre, lo que resultó en miles de bajas iraquíes.

Todo eso, por supuesto, representa solo una pequeña parte de las atrocidades sacadas a la luz durante el fin de semana y ese hecho de por sí es indicio elocuente de la brutalidad general de las guerras de Irak y Afganistán y testimonio de la importancia de la investigación Winter Soldier. Claro que informar en detalle sobre todo el testimonio, o incluso la mayor parte, rebasa los límites de este artículo, pero lo siguiente destacó y merece un breve resumen:

*La apariencia juvenil de Chris Arendt adquirió aspectos siniestros cuando se refirió a sí mismo como un ex "guardia del campo de concentración" de Guantánamo. Habló con revulsión de la absurdez de practicar ponerle grilletes a un detenido en preparación para el "gran partido" de ponerles grilletes a los detenidos reales. Dijo, ante los aplausos del público, que el encarcelamiento de seres humanos por cinco años, lejos de sus amigos y familias y sin explicación alguna, es de por sí una tortura. Agregó: "Si eso no fuera suficiente, había otros métodos para asegurar que llegamos a torturarles".

Arendt dijo que encerraron a los detenidos en celdas con una temperatura de 10 a 20 grados F. (-7 a -12 grados C.), los ensordecieron con música ruidosa y les encadenaron las manos y los pies al suelo. A los detenidos considerados difíciles de controlar los rociaron con gas pimienta y los sacaron de la celda a la fuerza. Notó: "Todo eso está en video. El gobierno asegura que todo queda grabado en video". Empezó a describir a un preso a quien le sometieron a una de esos procedimientos, pero pareció dejar de hablar súbitamente y no sabíamos exactamente por qué: si ya se le acabó el tiempo o si estaba demasiado emocionado para seguir, o si algún otro factor intervenía.

* Scott Ewing sirvió tres años en el Ejército en una patrulla de avanzada y describió la redada que hicieron "cuadra por cuadra" por la ciudad de Talafar en septiembre del 2005. Dijo que las tácticas fueron particularmente brutales en la vecindad Sarai, identificada como un baluarte de los insurgentes. Dijo: "Nos mandaron hacer un registro agresivo como escarmiento, para que los residentes no albergaran a los terroristas". Como resultado, los soldados derribaron las puertas a patadas, saquearon las casas... y no encontraron ninguna arma. Luego el ejército se desplazó al norte para aterrorizar a otros iraquíes inocentes.

Ewing describió un incidente en que los soldados agarraron a todo hombre de edad militar, y así detuvieron a unos 500 iraquíes en un cercado con alambre de púas mientras las familias miraban desde el otro lado de la calle. Luego un "hombre enmascarado" fue caminando por las filas de detenidos, indicando "sí" o "no" con un gesto del pulgar. Cuando terminó, amarraron y llevaron a 50 hombres, cuyos presuntos delitos escribieron en la mano. Ewing dijo que no tiene idea qué les pasó después a los 50 detenidos. Comentó: "Para mí es difícil creer que los iraquíes que vieron eso puedan tomar en serio nuestra versión de la justicia y la democracia".

En conclusión, dijo con ironía: "La única guerra que nuestro país ha librado con éxito es la guerra de propaganda dirigida a sus ciudadanos".

* El testimonio del ex sargento Kristopher Goldsmith el domingo fue uno de los más impactantes porque describió la tremenda transformación personal que experimentó tras ver y participar en los crímenes de lesa humanidad.

Goldsmith relató que el 11 de septiembre, como adolescente vio el humo que salía de las torres gemelas; al día siguiente, había dicho en una pizzería que había que diezmar con bombas nucleares a todo el Medio Oriente. Dijo sin rodeos: "Me alisté para matar a gente".

A los 19 años, le mandaron a la ciudad Sadr. Dijo: "Al llegar a Irak, aprendí rápidamente que no era como lo había imaginado". Presentó imágenes de video de iraquíes que estaban examinando los cadáveres ensangrentados, mutilados y torturados de sus compatriotas. Observó que los soldados estadounidenses muchas veces mandaron las fotos y los videos de iraquíes muertos a sus familiares para hacer alarde de que habían matado. Hoy, a veces sus amigos le piden acompañarlos a ver películas de horror como Saw IV: "Les digo que no, que eso es lo que veo cuando miro esas películas. Y no puedo con la memoria".

Además de los asesinatos, Goldsmith señaló otros crímenes cometidos contra el pueblo iraquí. Dio el ejemplo del toque de queda que los soldados estadounidense impusieron a los residentes de la ciudad Sadr y dijo que debido al intenso calor, el toque de queda era igual que tomar rehén a toda la ciudad. Dijo: "Básicamente, durante los meses de verano le ciudad Sadr fue una prisión. Los 3.2 millones de residentes de la ciudad Sadr eran prisioneros de guerra".

Dijo también que más de una vez vio que los soldados estadounidense le negaron el acceso al hospital a mujeres embarazadas.

Al regresar a Estados Unidos, Goldsmith quedó tan perturbado por lo que había visto y hecho en Irak que empezó a tomar demasiado. Luego, cuando Bush anunció el "aumento" de tropas en enero, le mandaron regresar a Irak. El Día de los Caídos del 2007, un día antes del despliegue para Irak, Goldsmith trató de suicidarse. Al final, le dieron de baja con una nota de que el intento de suicidio se consideraba "mala conducta".

Al concluir su testimonio, Goldsmith dirigió unas palabras a sus comandantes: "Tengo un solo mensaje para ustedes, y eso es algo que se entiende internacionalmente por todo el mundo: la paz". Con los dedos hizo un "v", el gesto de paz. Para algunos, tal vez les parezca una protesta relativamente débil, y eso es comprensible, pero hay que recordar que se trata de un hombre que hace menos de siete años abogaba par aniquilar a todos los habitantes del Medio Oriente.

* El testimonio de Dahr Jamail, unos de los pocos periodistas verdaderamente heroicos e independientes y que arriesgó la vida para decir la verdad sobre la guerra de Irak, nos emocionó y nos enfureció especialmente, al hablar de la matanza de civiles en Faluya en 2004. Dijo que cuando llegó a Faluya en abril de ese año, una de las primeras cosas que observó fueron los huecos de bala en las ambulancias; hacer blanco de los médicos y los chóferes de ambulancia obviamente es reprensible moralmente, pero también es una violación del derecho internacional. Jamail habló con médicos del hospital General de Faluya que le dijeron que los soldados habían matado a 736 personas en la ciudad y que la mayoría eran civiles.

Pero lo que pasó en Faluya en noviembre de 2004, poco después de la reelección de Bush, rebasó por mucho lo ocurrido en abril. Durante la operación "Furia Fantasmal", se declaró que toda la ciudad era una zona de fuego libre, y Jamail dijo que las fuerzas estadounidenses mataron a unos 5,000 iraquíes; otra vez, la gran mayoría eran civiles. Agregó que el Pentágono calculó que de 30,000 a 50,000 civiles estaban en la ciudad cuando el sitio estadounidense comenzó. Jamail dijo que durante el sitio, Estados Unidos usó bombas de dispersión y fósforo blanco, también prohibidos por leyes internacionales.

* Jasón Lemieux, ex soldado de la Infantería de la Marina que cumplió tres turnos en Irak, relató que la matanza indiscriminada de iraquíes tenía el visto bueno de sus superiores desde el principio de la invasión. Dijo: "Cuando llegamos a Bagdad, la cadena de mando me dijo explícitamente que podía disparar contra cualquiera que se me acercara y que me hiciera sentir incómodo si esa persona no se moviera inmediatamente en respuesta a una orden, a pesar de que no hablo árabe". Durante una batalla en 2004 en la provincia de Anbar, su comandante declaró que todo iraquí que estaba en la calle debe tratarse como un "combatiente enemigo". El mismo oficial le dijo después a la unidad de Lemieux que habían matado a cien "enemigos". "Que yo sepa, eso incluía a toda la gente que mataron simplemente por caminar en una calle de su ciudad" -- dijo Lemeiux.

Con el tiempo, las normas de combate cambiaron tanto que cargar una pala, estar en un techo y hablar por teléfono celular o tener binoculares, o estar afuera después del toque de queda se consideraban razones adecuados para que dispararan los soldados. En un incidente, Lemeiux dijo que vio a un marine disparar alocadamente contra automóviles que estaban a centenares de metros del lugar donde había estallado una bomba.

El testimonio: Ponen al descubierto los sistemáticos crímenes de lesa humanidad

*>El ex soldado de la Infantería de la Marina Jon Turner empezó su testimonio arrancando de su pecho las medallas de guerra y tirándolas al suelo. Durante los siguientes quince minutos, explicó sus motivos por hacerlo. Nos hizo sentir el horror de la guerra de Irak cuando presentó un video en que su comandante se jacta claramente: "Creo que acabo de matar a la mitad de la población del norte de Ramadi. A la mierda con el papeleo, pues de todos modos no importa". Turner presentó fotos de un carro salpicado de pedazos del cerebro de su dueño iraquí asesinado.

Turner dijo que su primer muerto confirmado fue el 18 de abril de 2006, cuando le disparó a un civil que acaba de regresar a casa, frente a su amigo y su padre. Su comandante le felicitó, como era la costumbre cuando un soldado le quitara la vida por primera vez a un iraquí. Demostró una foto del tercer muerto confirmado, un hombre que andaba en bicicleta.

Al igual que otros ex combatientes, Turner habló de los allanamientos de casas a las 3 de la mañana que aterrorizaban a la población iraquí. Tras abrir la puerta a patadas, los soldados brutalizaban a las familias. Dijo: "Si los hombres nos daban problemas, nos encargamos de la situación de la manera que fuera necesaria, sea asfixiarlos o empujarles la cabeza contra la pared".

Terminó con una apología emocional al pueblo de Irak: "Hasta que la población se entere de lo que está pasando en esta guerra, todo seguirá pasando y la gente seguirá muriendo".

Por último, la guerra y la ocupación se presentaron a través de los ojos de una adolescente iraquí, Zamzam. El sábado, se presentó una entrevista en video de la joven de 16 años. Zamzam dijo que había huido de su país para ir a Damasco [Siria] tras el terror inflingido a su familia durante el allanamiento de su casa en Bagdad en 2006. Describió que estaba durmiendo en un cuarto con su madre y su hermana en preparación para un examen en la mañana, y que todas se despertaron sobresaltadas cuando una bomba hizo estallar la puerta. Al ir a la cocina, vio a seis soldados. Asustada, trató de esconderse en su cuarto con sus hermanas, pero los soldados empujaron la puerta y la obligaron sentarse en el vidrio roto. Más tarde, vio que le amarraron a su hermano y lo llevaron para abajo.

Uno de los momentos más conmovedores del testimonio de Zamzam fue cuando describió una conversación que tuvo con uno de los soldados estadounidenses. Zamzam le preguntó: "¿No era posible tocar la puerta? Yo la habría abierto". El soldado le dijo que ella era muy joven y no lo podría entender.

Zamzam le preguntó: "¿Y si yo hubiera hecho algo así a tu casa en Estados Unidos?" El soldado solo seguía respondiendo que ella era demasiada joven para entender.

"En ese momento" --dijo Zamzam-- "me di cuenta que él era el joven. No podía entenderlo él. Solo aceptó las órdenes de su capitán".

Ahora Zamzam se siente abrumada por desesperación, pues vive sola en un departamento vacío de Damasco sin amigas y sin posibilidades de trabajo ni estudios. Dijo: "No tengo futuro. Lo único que veo en el futuro es oscuridad".

Hacerse oír en medio de las mentiras y las ilusiones

El testimonio enojado, emocionado y vívido de Zamzam, Dahr Jamail y docenas de excombatientes estadounidenses documenta verdades horrorosas al mismo tiempo que el gobierno y los medios de comunicación hace todo lo posible para borrarlas. Para ver la importancia del evento Winter Soldier, solo hay que yuxtaponer ese testimonio a la edición del 19 de marzo del New York Times sobre el 5 aniversario del comienzo de la guerra de Irak. En general, los artículos se centran en el caos y la guerra civil, o los costos exorbitantes de la guerra y la ocupación. Huelga decir que el concepto, y ni siquiera las palabras "crímenes de guerra", no se mencionaron nunca en los artículos. En verdad, si un lector de otro planeta aterrizara de repente en la Tierra y viera la edición del 19 de marzo del New York Times, pensaría que la injerencia de Washington en Irak era para poner fin a la violencia masiva, en vez de llevarla a cabo.

Para dar un ejemplo, el artículo de Max Becherer, "The Lost, in Mind's Eye", lamenta la muerte en Faluya el 11 de diciembre de 2004 del soldado de primera clase Greg Rund de la Infantería de la Marina, sin mencionar lo que Rund y los demás soldados estaban haciendo en la ciudad: es decir, la matanza indiscriminada de miles de iraquíes. Solo el artículo de Stephen Farrell, "Dark Hints Amid the Joy", deja la impresión de una ocupación continua, pero aún aquí la descripción del papel de Washington en Irak es sutil y no menciona los atropellos sistemáticos que sus soldados han cometido contra la población iraquí.

No es de sorprenderse que hasta la fecha el New York Times no ha dicho nada sobre las audiencias de Winter Soldier.

¿Transformará la situación Winter Soldier?

Está claro, entonces, que Winter Soldier: Irak y Afganistán es extremadamente significativo, porque hace mucho para romper el silencio y las ilusiones que demasiada gente del país tiene. Pero importancia no es lo mismo que impacto. No contesta la pregunta que seguramente tienen todos del movimiento antibélico: ¿Tendrá Winter Soldier una gran influencia en el nivel de resistencia a las guerras de Irak y Afganistán, y al gobierno que las libra? ¿Qué naturaleza tendrá esa resistencia?

Muchas veces la gente mira primero los principales medios de comunicación para medir el impacto de un evento. Con unas excepciones notables, hasta la fecha esos medios han mantenido un silencio total sobre Winter Soldier, lo que sorprende aún más porque las audiencias se cerraron a todos menos los medios (y los excombatientes). Hasta el 17 de marzo, no se informó nada en los periódicos New York Times, Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, USA Today, CNN.com y la agencia noticiosa Associated Press. Fox News, que muy a menudo informa sobre eventos antibélicos cuando ningún otro medio lo hace, pero con el fin de tildar de traidores a los organizadores, hizo caso omiso de Winter Soldier.

Entre las raras excepciones a esa regla de silencio mediático sobre Winter Soldiera estaban el Washington Post, y las revistas The Nation y Time, que publicaron artículos en que un tema principal fue el hecho de que los soldados estaban dando testimonio sobre las atrocidades estadounidenses.

Por otro lado, para decir verdad, los medios de comunicación en general tampoco informaron sobre el evento original de Winter Soldier de 1971, como notó Barry Romo, miembro de Veteranos de Vietnam contra la Guerra (VVAW), durante sus comentarios para abrir las audiencias de hoy. Sin embargo, el primer evento de Winter Soldier tuvo un gran impacto en el movimiento antibélico de esa época, al reunir a excombatientes antibélicos de todo el país para intercambiar ideas e impulsar aún más el movimiento de resistencia de los soldados activos.

El viernes en la ciudad de Nueva York, en una presentación pública del testimonio, un miembro de la Red Universitaria Antibélica (CAN, siglas en inglés) de la universidad City College describió la cadena de acontecimientos que el primer Winter Soldier desató. Centenares de excombatientes se unieron a VVAW. Dio ímpetu a otras audiencias en todo el país en que los excombatientes dieron testimonio sobre las atrocidades que vieron y cometieron. Con el tiempo, el Congreso convocó una investigación de los crímenes de guerra y los excombatientes le presentaron oficialmente las demandas de poner fin a la guerra e iniciar una petición formal de acusación internacional por crímenes de guerra.

Más de 50 personas, muchos jóvenes de edad universitaria y varios mayores de pelo blanco, asistieron la presentación del testimonio el viernes en la iglesia Judson Memorial. Resultó imposible ver el testimonio por medio de una transmisión en vivo porque el portal de Veteranos de Irak Contra la Guerra se sobrecargaba continuamente, lo que un miembro de CAN atribuyó al hecho de que decenas de miles de personas por todo el país estaban conectándose al sitio para verlo. Otras presentaciones públicas en Nueva York eran más pequeñas: unas 10 personas fueron a verla en Chelsea el sábado por la tarde y solo tres el día siguiente en el centro de Manhattan; no está claro si esos eventos se anunciaron suficientemente o si se los anunciaron con suficiente anticipación. En los diferentes eventos, muchos comentaron que les impactó escuchar mientras los propios soldados denunciaron las atrocidades y que las audiencias contribuirán mucho a desarrollar un mayor sentimiento antibélico. Otras personas no estaban seguras o eran escépticas de que más de un sector relativamente pequeño de la población jamás iba a ver los testimonios.

Cheryl Wertz, de Acción pro Paz del estado de Nueva York, dijo que es difícil predecir el impacto de Winter Soldier cuando las audiencias apenas han concluido y notó que el efecto del primer Winter Soldier no se sintió de inmediato. Dijo: "Cualquier impacto real que tenga no se va a sentir este fin de semana".

Construir más y extender Soldado de Invierno: Irak y Afganistán

Si en verdad el tiempo dirá qué tan grande será el impacto de Winter Soldier en generar una resistencia activa a las guerras de Irak y Afganistán, muy posiblemente no sabremos tampoco qué tipo de influencia tendrá en el movimiento antibélico y en la sociedad en general.

Aquí hay que reconocer las deficiencias de Winter Soldier: Irak y Afganistán, incluso en comparación con el evento original de 1971. Es posible que la decisión de lidiar con esas deficiencias (o no) y cómo, determine el impacto final que tendrá.

La primera deficiencia, y la más destacada, es que mientras los ex combatientes condenaron claramente las guerras y las ocupaciones de Irak y Afganistán, muchos también expresaron orgullo de que habían servido en las fuerzas armadas o al máximo no sintieron una obligación de alzar la voz en contra el servicio militar. Muchos ex combatientes que dieron testimonio parecieron pensar que es posible tratar como cosas distintas su servicio militar y los actos que cometieron durante ese servicio. Unos panelistas hasta surgieron maneras en que los soldados que se oponen a las guerras pero que apoyan a las fuerzas armadas podrían participar en Veteranos de Irak Contra la Guerra (IVAW).

Un repaso breve de la historia militar de Estados Unidos demuestra que las guerras de Irak y de Afganistán distan mucho de ser aberraciones. Para dar unos ejemplos: durante la guerra entre Estados Unidos y Filipinas, las tropas estadounidenses asesinaron y torturaron rutinariamente a los civiles filipinos. Durante la II Guerra Mundial, las fuerzas armadas estadounidenses se convirtieron en la única entidad de la historia del mundo que ha usado armas nucleares, pues dejaron caer dos bombas nucleares sobre poblaciones civiles, lo que mató inmediatamente a cientos de miles de personas y mató a largo plazo a otros cientos de miles debido a su exposición a la radioactividad. Durante la guerra de Vietnam, las tropas estadounidenses decapitaron, violaron, destriparon y torturaron a hombres, mujeres y niños, y mataron a millones de indochinos.

Todo eso sirve para ilustrar que no es un accidente que las atrocidades que los excombatientes de Irak y Afganistán denunciaron durante Winter Soldier habían ocurrido mientras estaban en las fuerzas armadas de Estados Unidos: esos crímenes de guerra son un reflejo del papel de dichas fuerzas armadas en el mundo, sea en la historia o en la actualidad.

Además de las cuestiones morales levantadas al expresar orgullo por haber servido en un cuerpo militar que comete una atrocidad tras otra, el hecho es que los movimientos de cambio más inspiradores y fascinantes suelen ser los que se enfocan en los problemas de una manera más global: Una resistencia que se limita a condenar una guerra y una ocupación en particular, por crucial que sea esa condena, no puede tener la fuerza impulsora que tiene una resistencia que condena todo el conjunto del militarismo e imperialismo estadounidense que ha producido dichas guerras y ocupaciones.

El testimonio de algunos ex combatientes sugirió un desafío más amplio. Por ejemplo, el acto de Jon Turner, notado arriba, de tirar sus medallas al suelo al comenzar su testimonio y decir: "Hay un dicho: 'Cuando eres marine, es para siempre.' Pero hay otro dicho también: 'Cómete la manzana, ch-- el centro. ¡Ya no trabajo para ustedes!'" [Nota del traductor: En inglés, la palabra "centro" y la palabra "cuerpo militar" se pronuncian iguales.]

El testimonio de Michael Prysner demostró tal vez el mayor coraje del fin de semana. Dijo: "El racismo dentro de las fuerzas armadas ha sido por mucho tiempo una herramienta importante para justificar la destrucción y la ocupación de otros países. Por mucho tiempo lo han aprovechado para justificar la matanza, la subyugación y la tortura de otros pueblos". Vinculó las guerras de Irak y Afganistán al sistema global de imperialismo. Dijo: "A la clase dominante, los multimillonarios que sacan ganancias del sufrimiento humano, solo les importan la expansión de su riqueza y el control de la economía mundial. Entiendan que su poder radica simplemente en su capacidad de convencernos de que la guerra, la opresión y la explotación concuerdan con nuestros intereses"

Prysner terminó su presentación al decir: "Nuestro enemigo no está a 8,000 kilómetros de aquí. Está aquí en este país. Si nos organizamos y luchamos juntos con nuestros/as hermanas y hermanos, podemos parar esta guerra, podemos parar este gobierno y podemos crear un mundo mejor".

Al final, ¿no es más inspirador ese llamado a la acción que "Me opongo a la guerra pero apoyo a las fuerzas armadas"?

La segunda deficiencia de Winter Soldier no es específicamente una debilidad del evento mismo, sino un obstáculo social que hay que superar: el hecho de que, en contraste con el Winter Soldier de 1971, Winter Soldier 2008 no surgió de un movimiento masivo contracultural que podía sostenerlo. Los que han visto el documental sobre el primer Winter Soldier observarán que muchos de los excombatientes que dieron testimonio tenían pelo largo y por lo menos se vistieron muy informalmente, en contraste con Winter Soldier 2008, en que algunos dieron testimonio en camisa de etiqueta y corbata.

El propósito aquí no es identificar los errores de moda de la nueva generación de excombatientes antibélicos. El punto es que parte de la razón porque el Winter Soldier de 1971 tuvo un gran impacto a largo plazo es que ocurrió en el contexto más amplio de un desafío al gobierno y a la autoridad que fue masivo, variado y por toda la sociedad. Ya para el 1971, enormes sectores sociales estaban demandando no solo poner fin a la guerra de Vietnam, sino también poner fin a la opresión de los negros y a la explotación económica por todo el país y el mundo. Esos movimientos para el cambio contribuyeron para darle a Winter Soldier un impulso explosivo que, a su vez, alimentó una mayor oposición a la guerra de Vietnam y contra un conjunto de políticas y acciones opresivas de las que la guerra fue solo una parte.

Así entonces, la cuestión del impacto que Winter Soldier pueda tener en las semanas y los meses venideros se entrelaza con un interrogante mayor: ¿Dará pasos el pueblo estadounidense para repudiar no solamente las guerras de Irak y Afganistán, sino todo el gobierno de Bush que las lanzó? ¿Llegará a ver esas guerras no simplemente como atrocidades aisladas, sino parte de todo un programa de guerra, tortura y represión en nombre del imperio? ¿En 2008, tendra la propagación del color naranja --el color de la resistencia al gobierno de Bush-- el mismo significado que tenía el pelo largo en 1971? A final de cuentas, las respuestas a esos y otros interrogantes determinarán el impacto que tendrá Winter Soldier.

Pase lo que pase, las audiencias de la semana pasada representan un acontecimiento extremadamente importante y proveen una base para mayor resistencia. Si esa base se construye más o no, y cómo, dependerá en gran medida en la creación de una cultura de resistencia que alimenta las audiencias de Winter Soldier y a la vez se inspira en él.


 

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