El arquitecto del programa de torturas de la CIA
testifica a tan solo unos metros de los acusados de planear el 11-S
Margot Williams
The Intercept
31 de enero de 2020
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Un psicólogo que ayudó a diseñar y ejecutar las “técnicas de interrogatorio mejoradas” de la CIA testificó en
audiencia pública el martes por primera vez en relación con el juicio de cinco
hombres acusados de planear los ataques del 11 de septiembre.
“Desde el principio sospeché que terminaría aquí”, dijo James Mitchell ante un
tribunal de la Bahía de Guantánamo. Vestido con un traje gris oscuro y una
corbata roja brillante, Mitchell declaró que aunque podría haber testificado a
través de un enlace de video, había decidido venir en persona. “Lo hice por las
víctimas y sus familias”, le dijo a James G. Connell III, abogado de Ammar
al-Baluchi, uno de los acusados. “No por Vds.”
Y añadió: “Vds. han estado diciendo cosas falsas y maliciosas sobre mí y el Dr. [Bruce]
Jessen durante años".
Mitchell y su colega Jessen habían sido interrogados previamente en declaraciones extrajudiciales juradas grabadas
en video en un caso civil, pero los procedimientos en curso en el complejo de
la corte militar en Guantánamo representan las primeras apariciones en sala
como testigos de los dos psicólogos. El martes, el acusado de ser el arquitecto
de los ataques del 11 de septiembre, Khalid Sheikh Mohammed, se sentó a pocos
metros de los hombres que le sometieron a simulación de ahogamiento (o
submarino) en 183 ocasiones en un sitio negro de la CIA, en Polonia, en marzo
de 2003.
La audiencia del martes conformaba una moción para suprimir las declaraciones
hechas por los acusados del 11 de septiembre cuando estaban detenidos,
incluso después de que se les trasladara a Guantánamo desde los sitios negros
de la CIA. Los abogados defensores alegan que las declaraciones que hicieron
los hombres presos en Guantánamo no fueron voluntarias debido al profundo
impacto de sus torturas previas, torturas que
fueron supervisadas por Mitchell y Jessen.
Las técnicas de tortura aprobadas por la administración George W. Bush fueron
utilizadas por la CIA como parte del programa de entregas extraordinarias,
detención e interrogatorio desde 2002 a 2008. Estos métodos, incluido el
submarino, estaban diseñados para “condicionar” a los prisioneros y que
brindaran información a interrogadores y analistas.
La CIA renunció a esas duras técnicas de interrogatorio en 2009; el informe sobre las
torturas elaborado en el Senado consideró
que el programa violaba tanto las leyes estadounidenses como las
internacionales, y que no podía generar información utilizable para las
operaciones antiterroristas.
Mitchell y Jessen dirigieron una empresa contratante que proporcionó interrogadores y
personal de seguridad al programa de la CIA con un coste de 81 millones de
dólares a lo largo de varios años. Durante ese tiempo, los psicólogos
realizaron personalmente interrogatorios, entrenaron a interrogadores,
participaron y observaron los interrogatorios.
En 2015, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en
inglés) demandó a la pareja en un tribunal federal en Spokane, Washington, en
nombre de dos exdetenidos, así como de la familia de otro prisionero que murió
bajo custodia en un sitio negro. Los dos psicólogos dieron testimonio en ese
caso, que se resolvió fuera de los tribunales en
2017. Los términos del acuerdo siguen siendo confidenciales. En una declaración
conjunta publicada por las partes, Mitchell y Jessen reconocieron “que
trabajaron con la CIA para desarrollar un programa... que contemplaba el uso de
métodos coercitivos específicos para interrogar a ciertos detenidos”, pero
afirmaron que los abusos se produjeron sin su conocimiento o participación y
que, por tanto, no eran responsables de los mismos.
Los coacusados de Mohammed, Walid bin Attash, Ramzi bin al-Shibh, Mustafa
al-Hawsawi y el sobrino de Mohammed, Baluchi, que asimismo soportaron las
técnicas de tortura propuestas por Mitchell y Jessen, estaban también presentes
en la sala del tribunal el martes. No hubo reacciones audibles de los acusados
durante el testimonio de la mañana, que se espera continúe durante la próxima semana.
Las preguntas del martes por la mañana se centraron en el libro de Mitchell de 2016
“Enhanced Interrogation”, escrito junto al exportavoz de la CIA Bill
Harlow, en el que Mitchell se opone con vehemencia a los hallazgos del informe
de torturas del Senado de 2014. En un extraño giro, el libro contiene
información que los abogados de la defensa en el caso del 11 de septiembre
pueden tener prohibido utilizar en función de unas nuevas “directrices de
clasificación” entregadas por el gobierno el jueves pasado y revisadas el
martes por la mañana.
Las directrices, también clasificadas, contienen una restricción a la presentación
de información que pueda considerarse como amenaza para la seguridad nacional.
Por ejemplo, aunque a través de la información contenida en libros y en los
procedimientos judiciales europeos ya se conocen los nombres de los países
donde se ubicaron sitios negros, no se pueden mencionar en la sala de
audiencias de Guantánamo.
Mitchell demostró ser un testigo antagónico. Confirmó que la CIA y el Departamento de
Defensa habían sometido a su libro a una intensa revisión previa a su
publicación, y que antes de las nuevas restricciones nadie había sugerido que
hubiera revelado información clasificada. Según Mitchell, se han vendido ya
entre 40.000 y 50.000 copias del libro.
Cuando se le preguntó cuál sería su reacción ante la afirmación de que la información
contenida en su libro podría dañar la seguridad nacional, respondió: “Mi reacción
sería: comprar los derechos de publicación y sacarlo del mercado”.
Separados por una cortina de la prensa y de los observadores de organizaciones no
gubernamentales, podía escucharse a familiares de las víctimas del 11 de
septiembre expresando su acuerdo con algunas de las irritantes respuestas de Mitchell.
Margot Williams es editora de trabajos de investigación en The Intercept.
Su carrera en el Washington Post, New York Times, NPR y el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación es una de las más
respetadas en el mundo de la información de investigación.
Fuente: http://theintercept.com/2020/01/21/911-trial-cia-torture-guantanamo/
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