"Decisiones Difíciles": Hillary Clinton admite
su papel en el golpe de Honduras
Mark Weisbrot
Público.es
13 de noviembre de 2014
En un reciente artículo de opinión en el Washington Post, la
exsecretaria de Estado Hillary Clinton utilizó una reseña del último libro de Henry Kissinger, Orden
Mundial, para dar a conocer su visión de “mantener el
liderazgo de Estados Unidos en el mundo”. En medio de numerosas crisis a escala
mundial, Clinton pidió volver a una política exterior con propósito, estrategia
y pragmatismo. También destacó algunas de estas opciones de política en su
autobiografía, Decisiones Difíciles, y la manera en que han
contribuido a los retos que la Administración de Obama enfrenta ahora.
El capítulo sobre América Latina, en particular la
sección sobre Honduras, una de las principales fuentes de los niños y niñas
migrantes que están actualmente cruzando la frontera, ha pasado en gran parte
desapercibido. En las cartas a Clinton y a su sucesor John Kerry, más de 100 miembros del congreso han advertido en varias ocasiones sobre el
deterioro de la situación de seguridad en Honduras, especialmente después del
golpe militar en el 2009 que derrocó al presidente democráticamente elegido,Manuel Zelaya.
Dana Frank, experta en Honduras, escribió en ForeignAffairs que el Gobierno
posterior al golpe “recompensó a los partidarios del mismo con puestos altos en
ministerios. Ellos abrieron la puerta, a su vez, para el agravamiento de la
violencia y la anarquía… como las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, la
Organización de los Estados Americanos, y Human RightsWatch han documentado…”.
La tasa de homicidios, ya la más alta del mundo, aumentó en un 50% de 2008 a
2011; la represión política y los asesinatos de los candidatos políticos de la
oposición, organizadores campesinos, y activistas LGBT aumentaron y continúan
hasta el día de hoy. Los feminicidios se dispararon. La violencia e inseguridad
fueron exacerbados por un colapso institucional general. La violencia
relacionada con las drogas ha empeorado en medio de denuncias de corrupción en los servicios de la policía y el Gobierno de
Honduras. Mientras las pandillas son responsables de gran parte de la
violencia, las fuerzas de seguridad en Honduras también han participadoen una ola de asesinatos y otros crímenes contra los derechos
humanos con impunidad.
Sin embargo, a pesar de esto, tanto bajo el liderazgo de Clinton como el de Kerry, la respuesta del Departamento de Estado
respecto a la violencia y a la constante impunidad de la policía y el ejército
ha sido en gran medida solo silencio, junto con la ayuda continua de los
Estados Unidos a las fuerzas de seguridad de Honduras. EnDecisiones
Difíciles, Clinton describe su papel en el periodo posterior al golpe de
Estado que ha llevado a Honduras a esta situación. Su cuenta de primera mano es
significativa no solo porque contiene una confesión verdadera de un hecho
importante, pero también porque contiene un falso testimonio crucial. No vamos
a acusar a nadie de mentir; al igual que los houyhnhnms en Los viajes de
Gulliver de Jonathan Swift, quienes no tenían una palabra
para mentir, solo digamos que ella ha dicho “lo que no es”.
En primer lugar, la confesión: Clinton admite que
ella utilizó el poder de su oficina para asegurarse de que Zelaya no volviera a
la Presidencia. “En los días siguientes [después del golpe] hablé con mis
homólogos de todo el hemisferio, incluida la secretaria [Patricia Espinosa] en
México”, escribió Clinton. “Nosotros establecimos las estrategias de un plan
para restaurar el orden en Honduras y garantizar que elecciones libres y
limpias se celebren rápidamente y de manera legítima, lo que haría que la
cuestión de Zelaya sea irrelevante”.
Esto tal vez no sea una sorpresa para aquellos que
han seguido de cerca el drama después del golpe (ver mi comentario de 2009
sobre el papel que jugó Washington ayudando a que el golpe tenga éxito aquí, aquí y aquí). Pero la historia oficial, la cual fue debidamente aceptada por la mayoría de
los medios de comunicación, era que la Administración de Obama en realidad
estaba en contra del golpe y quería que Zelaya retornara a la Presidencia.
La cuestión de Zelaya era cualquier cosa menos irrelevante. Líderes de América Latina, la Asamblea General de las Naciones
Unidas y otros organismos internacionales reclamaron
vehementemente su regreso inmediato a la oficina. La posición desafiante y
antidemocrática de Clinton provocó un descenso en las relaciones de Estados
Unidos con varios países de América Latina, algo que ha continuado hasta la
fecha. Se ha erosionado la cálida bienvenida y el beneficio de la duda que
incluso los gobiernos izquierdistas de la región le habían ofrecido a la recién
instalada Administración de Obama unos meses antes.
Ahora sobre la “cosa que no es”: Clinton informa
de que Zelaya fue arrestado en medio de “temores de que se estaba preparando
para burlar la Constitución y prorrogar su mandato”. Esto simplemente no es
verdad. Como Clinton debe saber, cuando Zelaya fue secuestrado por los
militares y fue transportado fuera del país en pijamas el 28 de junio de 2009,
él estaba de hecho tratando de poner una votación consultiva en la boleta
electoral, no una votación vinculante. La encuesta iba a preguntar a los
electores si querían tener un verdadero referéndum sobre una reforma de la Constitución
durante las elecciones previstas para noviembre. Es importante tener en cuenta
que Zelaya no era elegible para candidatear en esa elección. Incluso si él
hubiera conseguido todo lo que quería, era cronológicamente imposible que
Zelaya prorrogara su mandato. Pero esto no impidió a la extrema derecha en
Honduras y los Estados Unidos utilizar acusaciones falsas de manipulación de la
Constitución para justificar el golpe.
Además de su audaz confesión y aceptación de la
narrativa de la extrema derecha en el episodio hondureño, el capítulo sobre
América Latina está considerablemente a la derecha de su propia trayectoria en
la región como secretaria de Estado. Esto parece ser un cálculo político.
Clinton corre poco riesgo de perder votos al admitir su papel en hacer que la
mayoría de los gobiernos del hemisferio estén indignados frente a los Estados
Unidos. Por otro lado, hay grupos de interés influyentes y bastante dinero de
campaña para recaudar de grupos de presión derechista con enfoque latinoamericano,
como los cubano-americanos de Florida y sus recaudadores de fondos.
Al igual que los 54 años del fallido embargo contra Cuba, la posición de Clinton sobre América Latina en su candidatura a la
Presidencia es otro ejemplo de cómo la derecha ejerce una influencia
desproporcionada en la política exterior de los Estados Unidos. Como también hemos visto en el caso de la lucha continua de la República
Argentina contra los fondos buitre, estas influencias pueden ser sustanciales
en ciertos momentos en los cuales incluso la mayoría de la clase política
preferiría dejar que prevalezca la razón. Ni que decir del electorado, si es
que tuviera una voz en estos asuntos.
Mark Weisbrot. Codirector del Economic and Policy Research en Washington, D.C. (www.cepr.net).
Presidente de Just Foreign Policy (www.justforeignpolicy.org)
Fuente: http://www.cepr.net/index.php/other-languages/spanish-op-eds/decisiones-dificiles-hillary-clinton-admite-su-papel-en-el-golpe-de-honduras
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