Vidas carcomidas por la suciedad
La contaminación consume a las colonias fronterizas de Tijuana que padecen de
innumerables males, producto de la basura que les rodea
- Claudia Núñez/ claudia.nunez@laopinion.com |
- 2009-11-17
- | La Opinión
Segunda parte de una serie
Néstor, enfermo por la contaminación, camina junto a su madre Graciela por
los polvorientos caminos de la colonia donde reside en Tijuana.[Fotos: Aurelia
Ventura/La Opinión] |
TIJUANA, México.— El pecho de Néstor Rodríguez está tan atiborrado de flema
como de excremento el lugar donde juega.
"Es la fregada contaminación", explica la madre en tono frustrado. Con sólo
cinco años, Néstor se imagina que esa cosa, la contaminación, es muy mala porque
todo el año lo tiene escupiendo flema y "tosiendo como perro", comenta. Su voz
se escucha ahogada tras el tapabocas blanco que su madre le puso y que cubre la
mitad de su carita.
Pero en la colonia Terrazas de San Bernardo, a menos de 15 minutos de
caminata del muro fronterizo, que divide las barriadas de Tijuana con la
prospera ciudad de San Diego, abundan los pequeños como Néstor.
Desde las precarias viviendas, hechas de lámina y desechos, los niños
alcanzan a ver una fila de enormes edificios a lo lejos. Es su vecino San
Diego.
Un pestilente río anegado de desechos, animales muertos, llantas, basura y
químicos pasa justo frente a las casas de los pequeños.
El olor de los animales muertos y descompuestos bajo el sol, del excremento,
parece no molestar a los menores que juegan felices entre la inmundicia.
"La mayoría de los habitantes de estas colonias son migrantes que llegaron
con la idea de cruzar para el otro lado, pero se fueron quedando y después se
trajeron a sus familias y comenzaron a poblar estos cañones. Son la mano de obra
barata de las maquilas estadounidenses", explica Miriam López, oceanógrafa de la
agencia Air Island Institute, una organización ambiental no lucrativa con sede
en San Francisco.
En efecto, San Bernardo surgió de la nada. Con residentes de todo México,
pero también de Centro y Sur América.
La contaminación se ha recrudecido en los últimos años con el rápido
crecimiento de Tijuana, una ciudad de poco más de 1.3 millones residentes que
crece a un promedio de 80,000 nuevos habitantes por año.
El gobierno mexicano tiene identificados al menos 109 maquiladoras que usan
químicos tóxicos, solamente en la zona de Tijuana.
La cadena de riachuelos que dan vida al llamado río Tijuana, desemboca justo
al otro lado de la frontera, en los valles de San Diego para luego unirse al
mar.
Este caudal vive ahogado en neumáticos que sus residentes colocan para evitar
que la corriente dañe sus propiedades, pero recientemente a la contaminación del
río se le sumó la perenne cortina de tierra que levantaron las máquinas
excavadoras tras la construcción del segundo muro fronterizo en esta región.
Muchos de los niños del área, como Néstor, enfrentan serios problemas de
crecimiento provocados por la contaminación y suciedad en que viven. Sus lugares
de juego están llenos de excremento y pudrición. (FOTO: Aurelia Ventura/La
Opinión) |
Costras dolorosas en su piel y una infección en los riñones fueron para José
Antonio Rodríguez, un niño de siete años, efecto de la gruesa capa de tierra que
provocó la construcción del muro.
"Lo llevé al doctor y me dijo que era por toda esa suciedad del muro",
explica su madre María, una mujer de dentadura amarilla opaca cuyos hijos y
nietos sufren también un desarrollo deficiente, un síntoma común provocado por
la contaminación, así como exceso de plomo en la sangre, al menos el doble que
lo normal, alergia, asma, abortos y nacimientos prematuros, de acuerdo con el
reporte de la EPA, Frontera 2012.
"Mi nietecita nació ‘rechiquita’, cabía en una cajita de zapatos y se me
logró", narra María, ignorante de que el responsable es medio ambiente.
Zona en extinción
Pero al otro lado de la frontera, los desechos de México le quitan el sueño a
muchos ambientalistas.
La inmundicia que arrastra el río Tijuana amenaza con acabar uno de los pocos
humedales costeros de California que aún sobrevive.
Ecologistas, como Óscar Romo, están luchando por preservar los pantanos del
sur San Diego y proteger la zona de la tierra suelta, la basura y contaminantes
que llegan a través del río de los barrios pobres de Tijuana.
"Esta zona es única en el mundo y ahora más que nunca vive una fuerte
amenaza", declaró Romo, director del programa de la Reserva Nacional de
Investigación del Estuario del río Tijuana.
Hasta ahora más de 90% de los pantanos de California ya se han perdido y las
2,500 hectáreas del llamado estuario de Tijuana, una zona tres veces mayor al
Parque Central de Nueva York, ha permanecido prácticamente inalteradas a pesar
de estar rodeada por el desarrollo en ambos lados de la frontera.
"Resulta frustrante –reconoce López- motivarlos y explicarles que cuiden el
medio ambiente. Nos acercamos a las familias de los cañones y les decimos que
toda esta basura va matar a un parque natural, único y muy bonito que existe al
otro lado del muro, pero la respuesta es triste desde cualquier ángulo, porque
para ellos la prioridad es que van a comer al día siguiente, que van a vestir y
el medio ambiente realmente queda relegado", indicó.
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