Viaje a Guantánamo: una semana en la famosa colonia penal de Estadounidense
Un periodista se dirige a la base naval y centro de detención estadounidense
buscando verdades que no deberíamos ver
Por Moustafa Bayoumi
The Nation
Julio 11, 2022
Traducido por El Mundo no Puede Esperar 25 de octubre de 2022
Sabri Al Qurashi, sin título (detenido encadenado), 2012.
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Si es tu primera visita a Guantánamo, podrías ser perdonado por esperar que la prisión más notoria pareciera más una
colonia penal encuartelada que un suburbio durmiente en el sur de California.
Pero cuando te das cuenta de que la instalación de detención está escondida en
una esquina lejana de su base naval de 45 millas cuadradas y lo que puedes y no
ver será determinado completamente por el mismo gobierno estadounidense que te
invitó a observar las comisiones militares ahí, llegas a la conclusión de que
tu semana en este territorio ocupado de cuba probablemente será un poco extraña.
Si crees en presagios y premoniciones, podrías ser
capaz de ver venir algo así. En ese caso, probablemente deberías considerar
algo significativo en lugar de algo solo extraño que, mientras tú y el resto
del equipo pequeño de medios estaban esperando ser admitidos a la Base de la
Fuerza Aérea Andrews (Joint Base Andrews) en Maryland a las 6am para abordar el
vuelo a Guantánamo, la película The Matrix estaba siendo proyectada,
por razones desconocidas para ti, en la televisión del cuarto de espera.
Si es tu primera visita a Guantánamo como miembro de la prensa, te dirán que, como requerimiento, debes mostrar tus credenciales
a donde vayas. Después de llegar a la base, te darás cuenta de que los miembros
de la prensa son los únicos que usan algo alrededor del cuello, haciendo que
los demás volteen a verles el pecho y preguntando repetidamente para quién
trabajan. Varios días después, cuando te encuentres buscando algo que comer en
el boliche de la base naval, un hombre con vestido de civil que parece ser
miembro del ejército se acercará a ti y te preguntará “¿Te hace sentir mal que
nadie quiera platicar contigo por eso que traes alrededor del cuello?” A lo
cual respondes “¿Te dieron la instrucción de no hablar con los medios?” A lo
cual responderá con media sonrisa “No estoy contando, pero sí estoy contando”.
Incluso si es tu primera visita a Guantánamo, sabrás que, desde el 11 de enero del 2002, el gobierno
estadounidense ha encarcelado a 780 hombres y niños musulmanes (el más joven en
Guantánamo tenía 13 años). Habrás leído un estudio del 2006 de los primeros 571
detenidos, que descubrió que el 86% de ellos no fue capturado por las tropas
estadounidenses sino entregadas a las fuerzas de coalición en Afganistán o Irak
en un cínico intercambio de recompensas monetarias. También sabrás que, de los
780 detenidos en total, más de 730 han sido liberados, la mayoría jamás
habiendo sido acusados de algún crimen. Al momento de tu visita, leerás que 38
hombres siguen en Guantánamo (aunque el nombre ahora es 36), ya que un hombre, Sufiyan
Barhoumi, fue recientemente repatriado a Argelia y otro, Assadullah Haroon Gul,
fue enviado de vuelta a Afganistán, ahora controlado por los talibanes). Y
sabrás que de esos 38 (ahora 36), 19 están en detención, aunque ya fueron
aprobados para ser liberados por el gobierno estadounidense. Tu pregunta acerca
de este facto será reemplazada por el conocimiento de que otros cinco hombres
están siendo mantenidos en detención indefinida porque el gobierno
estadounidense dice que todavía son demasiado peligrosos para ser liberados,
pero el gobierno no los ha acusado de algún crimen. Y sabrás que diez hombres
actualmente enfrentan cargos en un sistema de comisión militar establecido para
enjuiciar “enemigos extranjeros y belicistas no privilegiados”, como la Ley de
Comisiones Militares del 2009 se refiere a ellos. Has venido a observar que las
mociones y audiencias previas a juicio para uno de estos hombres.
“¿Qué es exactamente una comisión militar?” te preguntarás antes de llegar a Guantánamo. Habrás leído en el sitio de la
Oficina de Comisiones Militares que son “una forma de tribunal militar
convocado para enjuiciar individuos por conducta ilegal asociada con la
guerra”. Puedes ver, en el sitio web, cómo Estados Unidos ha usado versiones de
comisiones militares durante o después la guerra revolucionaria, la guerra
México-americana, la civil estadounidense y la primera y segunda Guerra
Mundial. El objetivo de esta lista, crees, es ilustrar el legado legal de las
comisiones militares, pero todo lo que te mostrará, realmente, es que, para un
país joven, Estados Unidos tiene una larga historia de guerras.
También recordarás una oración que se repite seguido,
del juez Robert H. Jackson, jefe del consejo para Estados Unidos en los juicios
de Nuremberg en 1945: “Jamás debemos olvidar que el testimonio sobre el que juzgamos
a estos acusados hoy es el testimonio sobre el que la historia nos juzgará
mañana”. Y te darás cuenta que los juicios de Nuremberg tomaron 10 meses en completarse.
El caso que estás por presenciar ha estado en audiencias previas a juicio por ocho años.
En tu primer día completo en Guantánamo, tus anfitriones del ejército te pedirán que escuches la orientación para la prensa.
En esta sesión informativa, te dirán educadamente los lineamientos de lo que
puedes y no fotografiar y a dónde puedes o no ir. Una de las oficiales de
relaciones públicas — la que se refiere al gobierno cubano como “nuestros
socios al final de la calle” — te pedirá a ti y a los otros periodistas que
consideren la manera en la que los 5,700 a 6,000 personas que habitan en la
base (de los cuales un cuarto está directamente asignados a la prisión) viven
sus vidas. Somos una comunidad pequeña, te dirá, y nos preocupamos los unos por
los otros. Te contará otras historias, como la clínica animal de nueve millones
que fue construida para cuidar a los perros de servicio y animales domésticos.
(La construcción de la clínica animal se retrasó porque, en el 2019, Trump usó
el recurso para pagar por su muro en la frontera, a pesar de la consternación
de la comunidad de cuidado animal, que se hace llamar Operación Git-Meow).
La oficial de relaciones públicas también va a
presumirte acerca del carácter multicultural y multiétnico de la gente que
trabaja en la base, mencionando la mezquita al pasar. Expresarás interés en la
mezquita y preguntarás cuántos musulmanes viven ahí. Ella te dirá que no sabe
y, a cierto punto, alguien del grupo de prensa dirá con ironía “por lo menos
38”. Te atragantarás ante la broma de humor negro y no verás que la oficial de
relaciones públicas sonría ni apenas.
Primeras imágenes: Los primeros prisioneros en Guantánamo, arrodillados, amordazados
y con los ojos tapados, en un área de espera en el Camp X-Ray mientras esperan
a ser procesados. (Shane McCoy / Greg Mathieson /
MAI / Getty Images) |
Si es tu primera visita a Guantánamo, hay probabilidad de que a cierto punto le preguntes a la oficial de
relaciones públicas asignada a ti si es posible ver el lugar original del Camp
X-Ray. Ya sabes que el Camp X-Ray es en donde estuvieron los primeros veinte
detenidos de la guerra contra el terror cuando llegaron a Guantánamo. Todavía
recuerdas la icónica foto de un detenido, el que estaba encadenado y de
rodillas en la grava, con sus manos cubiertas por guantes sobredimensionados,
con sus gafas de protección obscurecidas en sus ojos. Pero siempre son los
overoles naranjas de Bob Barker que sobresalen en la foto. También sabes que la
prisión era una serie de jaulas al abierto, completamente expuestas a los
elementos. Incluso los zoológicos ofrecen más protección a los seres vivos bajo
su control, recordarás haber pensado.
Bienvenida a Gitmo: El soldado de primero Robert Devlin muestra los amarres usados para
transportar detenidos al Camp X-Ray, 2002. (MAI /
Getty Images) |
Después recuerdas al prisionero recientemente
repatriado, Mohammed al-Qahtani, que llegó a Guantánamo sufriendo de
esquizofrenia. Al-Qahtani fue sujeto a lo que el gobierno llama “primer plan
especial de interrogación” en Camp X-Ray. Piensas en las maneras, mientras estuvo
en X-Ray, en las que soportó lo insoportable: 48 días de privación del sueño,
interrogaciones que con duración de hasta 20 horas seguidas, desnudez forzada,
“grooming” forzada, humillación sexual, humillación religiosa, posiciones de
estrés prolongadas, golpizas, amenazas con perros militares y mucho más.
Descubres que tu mente no es del todo capaz de invocar lo que tal combinación
de horrores debe de sentirse.
Un día, la oficial de relaciones públicas finalmente
te lleva en coche al lo que era Camp X-Ray. Te das cuenta de que el gobierno
estadounidense ha, en varias ocasiones, buscado destruirlo, pero también hay
una orden judicial del 2005 para preservarlo: después de todo, es una posible
escena de crimen. Cuando escuchas que en el 2018 el gobierno dij que podía ser
destruido porque el FBI había creado una versión digital en 3D del sitio,
descubres que tu mente regresa a The Matrix. Pero no ha sido demolido.
Sabes esto porque lo estás viendo desde la ventana del coche. Es más pequeño de
lo que imaginabas y decrépito. También está extrañamente cerca de la calle y
tal vez un cuarto de milla de un barrio suburbano. Las torres de guardia siguen visibles.
La oficial de relaciones públicas se disculpa y dice
que sus jefes han dicho que “no fotografías”. Es difícil reconciliar este
comando con la preocupación de seguridad nacional. Existen legiones de fotos
del Camp X-Ray en el internet y el ruinoso campo ha estado abandonado por mucho
tiempo, con torres de guardia visiblemente vacías.
Crees que estás razonablemente bien informada acerca
de esta prisión (oficialmente referida como JTF-Guantánamo, en donde “JTF”
quiere decir Fuerza Conjunta de Guantánamo). Sin
embargo, el procedimiento que vienes a presenciar involucra a un hombre del cual
jamás has escuchado antes. Existe algo significativo en esto, piensas. Desde
que fue activado el centro de detención en la “guerra contra el terror”, con el
secretario de defensa Donald Rumsfeld, jactándose con orgullo ante el mundo
acerca de la creación de Bush, Guantánamo ha logrado un destacar
extraordinariamente, operando como un sitio de visibilidad brillante mientras
envuelta, de manera simultánea, en invisibilidad — el lugar más famoso del
mundo que representa las actividades clandestinas más infames de Estadounidense.
¿Qué representa Guantánamo, piensas, sino un lugar al
que te han hecho dirigir la mirada, pero sin permitirte verlo?
Te preguntas cómo una visibilidad/invisibilidad
similar va en díada con los hombres detenidos. Algunos son globalmente reconocidos
por su supuesta infamia, mientras que otros son destacan tanto como un gato
negro en un cuarto obscuro. Piensas en el hombre que está en juicio (aunque
todavía no hay juicio, sólo audiencias previas interminables, desde que fuera
acusado en el 2014) y acerca de su casi invisibilidad. Ahora, especialmente
mientras Guantánamo se esfuma todavía más de la mirada pública, vuelves a darte
cuenta de cómo la invisibilidad funciona como el primer paso a ser olvidado
para siempre.
El gobierno estadounidense llama Abd al Hadi
al-Iraqi al hombre cuyas audiencias estás aquí para presenciar. Él se
hace llamar Nashwan al-Tamir. Un reporte de la CIA lo identifica como “Nashwan ‘Abd al-Razzaq ‘Abd al-Baqi (verdadero
nombre)”. Sus carceleros probablemente lo llaman “026”, los últimos tres
nombres de su Número Serial de Internamiento o Internment Serial Number,
que es 10026. Los detenidos son referidos por los dos o tres últimos nombres de
su ISN, según las memorias de los ex empleados y ex detenidos en Guantánamo.
Mientras, descubres que las etiquetas en los uniformes de los miembros de
servicio desplegados a JTF-Guantánamo no tienen nombres, pero no es igual con
otros miembros de servicio en la base, cuyos nombres están escritos a lo largo
de su pecho. En lugar de eso, las letras en estas etiquetas se refieren a
funciones, como “ISGF” por Internal Security Guard Force. Un recuento
publicado dice que, por lo menos a cierto punto, a los miembros de JTF-Guantánamo
les dieron la instrucción de llamarles a los hombres en su custodia “detenidos”
y no “prisioneros” porque eso “hubiera podido ser interpretado como prisioneros
de guerra”, evocando a las Convenciones de Ginebra. El nombre del sitio en
donde estos juicios que todavía no son juicios se llevarán a cabo es Camp Justice.
Un día en Guantánamo, te encuentras hablando con Mark Denbeaux, el legendario abogado de Guantánamo y uno de los que
representan al primer cautivo de la CIA post 11/9 Abu Zubaydah (nombre dado:
Zayn al-Abidin Muhammad Husayn). Ya sabes que Abu Zubaydah fue torturado casi
hasta la muerte en sitios negros de la CIA alrededor del mundo. También sabes
que el equipo de interrogación buscó y recibió “garantías razonables” del
cuartel general de la CIA “que [Abu Zubaydah] permanecería en aislamiento e
incomunicado por el resto de su vida”. Te das cuenta de que Abu Zubaydah ya
pasado 20 de sus 50 años en la Tierra “sin comunicación significativa con el
mundo exterior”, como su abogado escribió en un reporte para la Suprema Corte.
Has leído la decisión de la Suprema Corte, publicada el 3 de marzo del 2022, en
la que los jueces repetidamente etiquetaron que lo que le sucedió a Abu
Zubaydah fue “tortura”. Recuerdas que el Comité Selecto del Senado en
Inteligencia y el Consejo de Seguridad de la ONU creen que jamás fue un miembro
de al-Qaeda. Sabes que jamás ha sido acusado de algún crimen. Sabes que
sigue en Guantánamo. Mientras platicas con Denbeaux en el Camp Justice, le preguntarás acerca del sitio y le
escucharás decir “¡no es justicia, pero es un campo!”.
Un hecho que descubres acerca del Camp Justice que te molestará y
fastidiará es que el camp ha sido construido en el mismo lugar, el viejo campo
aéreo McCalla, en donde era un almacén que utilizaban los haitianos que
buscaban asilo en Estados Unidos. Recordarás el golpe de Estado en Haití en
1991, que derrocó al primer presidente electo democráticamente del problemático
país caribeño. Decenas de miles de haitianos huyeron de su país por seguridad,
con más de diez mil detenidos por la Guardia Costera estadounidense antes de
llegar a las orillas de su país y puestos en una ciudad masiva de tiendas de
campaña en el territorio en donde actualmente te encuentras. Leerás acerca de
los haitianos que cumplieron con el estándar estadounidense para asilo y que
fueron forzosamente probados por VIH. Aprenderás que cientos de VIH positivos
que buscaban asilo fueron movidos a un campo separado, Camp Bulkeley, el
primer campo de detención de VIH y estuvieron detenidos ahí casi 18 meses
mientras los Estados Unidos se negaban a aceptarlos. Te enterarás cómo se
resistieron los detenidos, cómo se organizaron los activistas, cómo los
abogados demandaron al gobierno, que eventualmente cerró el Camp Bulkeley
y los otros campos. Pero la detención indefinida de haitianos en Guantánamo,
descubrirás, sería el presagio para el argumento legal de los abogados que
crearon la política para detener a los prisioneros de la “guerra contra el
terror” en detención indefinida. Reflexionas acerca de esta tierra en la que
estás de pie, una tierra silenciosa llena de memorias de confinamiento y
control, una arqueología compuesta de múltiples niveles sedimentados de
angustia y desesperanza.
El primer Gitmo: un refugiado haitiano es detenido en Guantánamo en 1992 después de
escapar la violencia del golpe de Estado contra el presidente Jean-Bertrand
Aristide. (Steve Starr / Corbis via Getty Images)
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Cuando llegas a la sala de audiencia en el Camp Justice para las audiencias previas a juicio, estás ahí para observar,
pasarás por varias medidas de seguridad y después te sentarás en la galería de
observación. Los siguientes señalamientos estarán pegados en las paredes: “no
binoculares ni otros dispositivos de ampliación visual”, “no lentes de
protección”, “no pláticas clasificadas en esta área” y tu favorito “no hacer
dibujos, bocetos, garabatos, etc.” Estás separada del tribunal por cristales a
prueba de sonido. Cuando comiencen los procesos, escucharás todo lo que está
sucediendo en frente de ti, pero con un retraso de 40 segundos, que es, en
realidad, un periodo de tiempo que te joderá la cabeza. La razón para el
desfase, de dice, es que, si de desglosa información clasificada, entonces los
de la galería sólo escucharán estática. Esta situación lleva a tener una
experiencia discordante y asincrónica. Por ejemplo, cuando el juez entra a la
sala, el miembro uniformado del JTF-Guantánamo que te está observando observar
el juicio le dará instrucciones a los de la galería para que se levanten.
Cuando el juez se sienta, cosa que podrás ver, todos se sientan. Cuarenta
segundos después, escucharás al juez decir “pueden tomar asiento”. Ya estarás sentada.
Monitores de video arriba de tu cabeza proyectan la audiencia a la galería de observación con el vídeo y audio
sincronizados. Te darás cuenta de que la tendencia natural es ver los procedimientos
en los monitores, en donde se ven más reales, en lugar de lo vivo y directo en
frente de ti. Te preguntarás si tu sentido de la realidad empieza a sufrir.
Mientras observas las comisiones militares en acción, te das cuenta de que los juicios jamás se tratan de la culpabilidad o
inocencia de los acusados. Cada juicio, en donde sea, sin importar el tipo de
tribunal, es primero y más que nada un juicio del sistema que se usa para
adjudicar la culpabilidad o inocencia. La persona acusada puede ser encontrada
culpable o no, pero si el sistema falla su propia prueba de justicia, entonces
en realidad somos todos los condenados.
En el curso de tu investigación para tu viaje, sabrás de aquel momento en el 2013, durante audiencias pre-juicio para los
cinco acusados de los ataques del 11/9, cuando el audio y el vídeo del tribunal
fue abruptamente cortado, mucho para la sorpresa del juez del juicio, los
abogados en la sala e incluso el oficial de seguridad designado por la corte.
Después fue asegurado que la CIA estaba observando de manera remota e inició la
censura, una capacidad desconocida incluso para el juez en ese momento. Leerás
acerca de cómo, en el mimo año, se descubrieron dispositivos para escuchar en
objetos que parecían detectores de humo en los cuartos en donde los abogados
defensores se reunían con sus clientes. El gobierno admitió, posteriormente, haberlos colocado ahí.
Te darás cuenta de que, en el 2015, un intérprete que traducía para la defensa fue expuesto por haber trabajado
previamente en “sitos negros” de la CIA en el extranjero, después de que los
hombres en el juicio lo reconocieran en la corte. Escucharás de parte de la
defensa cómo evidencia rutinariamente es retenida para ellos, sin sanción del
tribunal hacia el comportamiento de la fiscalía. Leerás que en estas comisiones
militares, los acusados no pueden ver parte de la evidencia utilizada en su
contra para condenarlos y los abogados defensores no pueden ni siquiera
discutir tal evidencia con sus clientes para determinar si algo es remotamente
cierto o preciso.
Verás la cama de hospital en la parte de atrás de la
sala antes de que presenten al acusado Nashwan al-Tamir. Después hablarás con Susan
Hensler, la líder civil del consejo de defensa y ella te dirá que su cliente
sufre de una condición degenerativa de columna vertebral. Cuando fue capturado
en Turquía en el 2006 y llevado a un sitio negro de la CIA, explica, él les
informó a los agentes que tenía una enfermedad seria. “Utilizaron esto en su
contra” y se negaron a darle el cuidado apropiado. Después, en el 2010,
personal médico en Guantánamo diagnosticó independientemente a su cliente con
la enfermedad y era sabido que necesitaba cirugía. Sin embargo, por años,
le negaron el cuidado. Luego, el 5 de septiembre del 2017, colapsó en su celda y un equipo de
especialistas fue volado a la base naval desde Estados Unidos para realizar una
seriade cirugías y prevenir parálisis. Todavía necesita otra cirugía, explica Hensler.
“Mi cliente vive con dolor increíble”.
Descubrirás el reporte del 2109 elaborado por Doctores
para los Derechos Humanos (Physicians for Human Rights) sobre el cuidado médico
en la prisión. “El neurocirujano del Sr. al-Tamir testificó que, como resultado
de su rápida sucesión de cirugías de columna, el Sr. Al-Tamir puede sufrir de
neuropatía, dolor crónico y espasmos musculares por el resto de su vida”,
leerás, junto con esta frase: “la situación de cuidado médico en Guantánamo no
es sustentable y debería esperarse que empeore rápidamente con el tiempo, ya
que el impacto de la tortura y la detención indefinida exacerbara las
complicaciones médicas asociadas con el envejecimiento.
¿Prisión para siempre? Un soldado estadounidense desciende de la torre de
vigilancia en Camp Delta en 2010, un año después de que Obama prometiera su
cierre. (John Moore / Getty Images)
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No son solo los detenidos los que han envejecido. El
centro de detención también se está deteriorando lentamente. Sabes esto porque
varios abogados defensores para otros clientes también están en Guantánamo la
misma semana que tú, aunque sus casos no están siendo escuchados. Los abogados
han venido porque el gobierno les permite a los abogados y sus clientes visitar
Camp 7, que ha caído en mal estado. (A los periodistas jamás se les ha
permitido visitar Camp 7).
Has leído que existen múltiples prisiones en JTF-Guantánamo.
Después del Camp X-Ray está Camp Delta, que inicialmente contenía Camps 1,2, 3
y eventualmente el 4. Camp 4, a donde los detenidos que cooperaban en sus
interrogaciones eran enviados, abrió en el 2003. Era menos restrictivo que los
Camps 1, 2 y 3. Los prisioneros vivían comunalmente, usaban blanco en lugar de
naranja, y les daban más privilegios que los otros camps. Una prisión más
permanente, Camp 5, que fue diseñada sobre el modelo de prisiones de seguridad
máxima en Estados Unidos, abrió en el 2004. Camp 6 fue construido en base a una
cárcel en Lenawee, Mich y estaba destinada a ser una instalación de seguridad
media. Abrió en el 2006 y costó 37 millones de dólares, pagada a un subsidiario
en Halliburton.
Y luego está Camp 7. Aprendes que abrió en el 2006, en un lugar alto-secreto, aunque
algunos han dicho que se puede ver vía satélite en la web. Aprendes que la CIA
administraba el Camp 7, su propio sitio negro en la base. Descubres que albergó
a los llamados “detenidos de alto valor” después de que fueran transferidos de
otros sitios negros de la CIA alrededor del mundo a JTF-Guantánamo en 2006.
En el 2021, fueron movidos al Camp 5. (Por lo menos tres
abogados defensores de casos distintos, te dirán que etiquetar alguien como detenido de alto valor es casi
completamente arbitrario, que la designación tiene que ver menos con la persona
siendo etiquetada y más con le hecho incómodo de que estuvieron en custodia del
grupo RDI de la CIA, que significa “Rendition, Detention, and Interrogation”
(Rendición, Detención e Interrogación). En corto, los prisioneros que fueron
torturados por la CIA fueron clasificados como detenidos de alto valor).
Los abogados están visitando Camp 7 para reunir
evidencia de cómo fueron tratados sus clientes y tal vez poder argumentar
después que las declaraciones realizadas por sus clientes en Camp 7 deberían
ser excluidas del juicio, ya que Camp 7, un sitio manejado por la CIA, era tan
similar a otros sitios negros que las confesiones hechas ahí deben ser consideradas
hechas bajo tortura o condiciones equivalentes a. Los abogados también podrían
argumentar que las condiciones de confinamiento eran tan terribles ahí que
cualquier futura sentencia por parte de las comisiones debe considerar esas condiciones.
Unos pocos días después, le preguntas a Susan Hensler
acerca de Camp 7. No te puede dar muchos detalles porque son clasificados. Te
dice que estar en las celdas de Camp 7 fue “como estar en un ataúd”. Se está “cayendo”, explica. Había “heces de animales por
todos lados”. Una tarántula fue encontrada en frente de la celda de un viejo
cliente suyo. Todo el lugar, dice, “estaba lleno de cosas muertas”.
Habrás investigado los cargos en contra del acusado en este caso y te das cuenta de que está acusado de crímenes que suenan
como si fueran impuestos en el S. XIX: perfidia, traición y negación. Ese es el
lenguaje de la justicia militar, supones, mientras deseas que hacer guerra es
igual de arcaico. Lees el documento de los cargos en su contra con esos
crímenes y te das cuenta de que los cargos cubren una década, de 1996 al 2006.
El acusado supuestamente fue un enlace de al-Qaeda y los talibanes y alguien
que “coordinó operaciones de al-Qaeda con los talibanes y otros grupos
asociados y operaciones de personas en contra de las fuerzas estadounidenses,
de coalición y civiles en Afganistán y Paquistán”, incluyendo planear el
asesinato del entonces presidente paquistaní, Pervez Musharraf. Los planes y
acciones del hombre acusado son supuestamente haber asesinado o herido civiles
y fuerzas de coalición en Pakistán y Afganistán y también, supuestamente, haber
lidereado un grupo de miembros de al-Qaeda para ayudar a los talibanes a
destruir estatuas históricas de Buda en Abiyán, Afganistán. Te preguntas cuánto
de esto, si algo, es verdad, destacando cómo el objetivo de cualquier tribunal
debe ser separar la verdad de las mentiras y la justicia de la venganza.
Desde la galería de observación del tribunal,
testificarás, a través de tres niveles de vidrio a prueba de sonido, horas de
cuestionamiento, pero las preguntas serán dirigidas al juez en el caso de
US v. Hadi al-Iraqi. Descubrirás que es el quinto juez en este caso y que esta es su
primera vez en Guantánamo. En cuanto al Código de Uniforme de Justicia Militar,
te dicen, las comisiones militares darán la oportunidad para que el fiscal y
defensa le apliquen voir dire al juez, para cuestionarlo y determinar su
imparcialidad. Mucho del día se va en esto. Escucharás, con los 40 segundos de
retraso, cómo Susan Hensler le pregunta al juez:
¿Tiene algún familiar musulmán?
No lo tengo.
¿Tiene amigos musulmanes?
No que yo pueda identificar.
¿Ha leído algún libro sobre el islam?
Sí, bueno, en la red más amplia, diría que he leído The Looming Tower, que podría decir que alcanza a
discutir el islam.
Te preguntas acerca de los americanos que no tienen siquiera conocidos musulmanes y cuyas lecturas sobre
el islam están limitadas a un libro sobre terrorismo.
Sistema en juicio: el juez que preside, el capital naval J. Kirk Waits, dirigiéndose a Abd
al-Hadi al-Iraqi durante su comparecencia en el 2014. (Janet Hamlin, court artist / AP Photo)
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Ya haber tenido cinco jueces en el caso que,
ocho años después, continúa en audiencias previas a juicio parece mucho,
pensarás. Después escucharás a Hensler explicar cómo “el primer juez en nuestro
caso…aplicó para un trabajo en el Departamento de Justicia en el 2014. Este
hecho no salió a la luz hasta cinco años después, en el 2019”, dirá, “y, como
resultado de eso, el año pasado el tribunal de apelación determinó que teníamos
derecho a rehacer todo el caso”. El cuarto juez en el caso, descubrirás, se fue
después de que el FBI le ofreciera una beca. Tampoco discutió al tribunal que
había aplicado para la beca con una agencia de orden público. “Con respecto a
las comisiones militares, es ampliamente aceptado que son un fracaso”, dirá
Hensler. “¿Cuántos años llevamos en esto?” He estado en este caso por casi
cinco años y estamos más lejos de la línea de inicio y mucho más lejos del
juicio que cuando comencé hace cinco años”. Comienzas a preguntarte en qué dirección
viaja el tiempo cuando estás en la bahía de Guantánamo.
Empezarás a preguntarle a casi todos lo que conoces
cuánto han estado en Guantánamo. Escucharás acerca de los “residentes de
categoría especial” (SCRs por sus siglas en inglés) pero no tienen permitido
hablar con nadie. Estos son cubanos que trabajaron en la base entes de la
revolución cubana y sintieron que no podían regresar a sus hogares después de
que las relaciones se amargaran entre el gobierno cubano y los americanos a
principio de los 60. Les ofrecieron la oportunidad de quedarse en la base y
muchos eventualmente obtuvieron la ciudadanía estadounidense. Algunos se
mudaron a los EE.UU. pero otros escogieron continuar a vivir en la base. Hoy,
te dicen, hay 17 SCR todavía, la mayoría en sus 70s y 80s. Conoces al
trabajador jamaiquino que te dice que ha estado ahí por 35 años, aunque regresa
a Jamaica frecuentemente. Jamaiquinos, filipinos y (más reciente) africanos del
este son “TCNs” (nacionales de países terceros por sus siglas en inglés) que
trabajan en la base, sirviéndoles comida a los americanos y podando su pasto. A
muchos les pagan una fracción del sueldo mínimo federal, te dicen y lees lo
mismo, pero las reglas que firmaste obedecer para visitar la base indican que
no puedes entrevistar a ninguno de estos empleados. Una persona — no un
guardia, pero alguien asociado con las comisiones militares — te dice que lleva
6 años en Guantánamo. Eso es mucho tiempo. Asienta con la cabeza.
Los prisioneros que permanecen en Guantánamo, la
mayoría jamás acusado de ningún crimen, han estado ahí entre 14 y 20 años.
Conocerás a una de las abogadas que representa a Ammar
al-Baluchi, otro “detenido de alto valor” y sobrino de Khalid Sheikh Mohammed,
supuestamente el “principal arquitecto de los ataques del 11/9”. La abogada, Alka
Pradhan, describirá un reporte del 2008 por parte de la oficina del inspector
general de la CIA que hoy está desclasificado y que ella y su equipo
recientemente agregaron a los documentos del tribunal. Ella explicará cómo su
cliente no sólo fue torturado sino usado como “utilería” para que los
interrogadores pudieran practicar “técnicas de interrogación mejoradas” (EIT
por sus siglas en inglés) sobre él para entrenamiento.
Habrás leído como la CIA contrató a dos psicólogos —James
Mitchell and Bruce Jessen— para diseñar estas EITs, un eufemismo de tortura,
que incluye “los glopes contra un muro (wallling)” Esta fue una práctica en la que los detenidos se
paraban junto a una pared de madera contrachapada flexible con las caras
envueltas con una toalla. Interrogadores agarraban los extremos de la toalla y
repetidamente azotaban las cabezas de los detenidos contra el muro. Leerás el
reporte, que te confirmará lo que Pradhan dijo: que al-Baluchi fue
repetidamente abusado al punto en el que fueron los interrogadores los que se
cansaron.
Habrás leído previamente que la tortura nunca fue útil
para recopilar información, por la razón obvia de que el que está siendo
torturada dirá lo que sea que quieras escuchar para detener la tortura.
Después, en el reporte en relación con al-Baluchi, leerás cómo “Ammar también
explicó que tenía miedo de decir una mentira y de decir la verdad porque no
sabía cómo la iban a recibir”.
Entenderás cómo Guantánamo es el poblado chico más extraño de América.
Todos compran en el mismo supermercado, el NEX. Queda confirmado cuando Pradhan
te cuenta cuando se “encontró con el Dr. Mitchell”— el mismo Dr. Mitchell que,
junto con Jessen, diseñó las EIT — “en el pasillo de los desodorantes” en el
NEX. “Me miró y me preguntó ‘¿cuál debería de comprar?’. “No me siento
calificada para contestar”, le dijo ella.
Pueblo pequeño, EE.UU.: Un camión escolar pasa junto a un McDonald’s—otro día ordinario en
Guantánamo. (John Moore / Getty Images) |
En la conclusión del primer día de estas audiencias
previas al juicio, el juez declarará un receso de dos meses para la comisión.
Te preguntarás qué se supone que harás con el tiempo que te resta en la base.
Días después, tú y otros miembros de la prensa serán
llevados a ver el cementerio de la base, que requiere permiso especial para
visitar. Te llevarán a una montaña y después de unos bunkers de munición te
encontrarás en un claro con más de 300 lápidas en un sitio viejo de la guerra
española. Te preguntarás si alguna de las tumbas data de ese periodo, pero
ninguna lo es. La más vieja es de 1902, del marino americano nacido en Japón, Kumaji
Makamota. Detrás del cementerio está un área cercada con un letrero simple que
dice “cementerio islámico”, pero nadie parece estar enterrado ahí. (Los restos
de los nueve hombres que han muerto en JTF-Guantánamo han sido repatriados,
lees). Otras lápidas te darán tristeza. Verás algunas que simplemente dicen “refugiado
haitiano desconocido 4 de julio de 1994”, “refugiada haitiana infante sept 27
1994” o parecido y puedes sentir tu corazón romperse adentro de tu pecho.
Después verás un número de lápidas con nombres, fechas de nacimiento y muerte y
una curiosa inscripción debajo. Las tumbas son memoriales de ciudadanos
cubanos, en lo que debe ser considerado territorio cubano, que, sin embargo,
dicen “exiliado cubano”.
Unos días más tarde, llegarás a la base Andrews, en
donde será requerido que llenes una tarjeta de declaración de aduana. La forma
estándar pide que nombres los “países que visitaste en este viaje antes de tu
llegada a los EE. UU”. Le preguntas a tu oficial de relaciones públicas, que
todavía está contigo, qué escribir y él contesta “Cuba”. En Andrews, te
reunirás con oficiales de protección de aduanas y fronteras, incluso si nunca
has estado fuera de la base o has visto a algún cubano en todo el tiempo que
has estado en Guantánamo.
No estarás del todo segura de dónde has estado todo
este tiempo. Nunca se sintió como Cuba. Cuando visitaste la iglesia católica en
la base, que tiene ambas banderas, la cubana y la estadounidense, el padre te
confesó que no son los cubanos ni americanos los que forman la congregación,
sino los trabajadores filipinos. Y el lenguaje que has escuchado mayormente
después del inglés en la base, ciertamente no fue español, sino árabe.
Hombre de la nada: un detenido de pie en una celda del Camp 6 del centro de detención
de la bahía de Guantánamo en marzo del 2010.(John
Moore / Getty Images)
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En el vuelo de vuelta, comenzarás a reflexionar acerca de tu estancia en Guantánamo, preguntándote acerca del
sistema de comisión militar y cómo mantener clientes tan inaccesibles para sus
abogados es un obstáculo más que hace que la defensa sea más difícil. Pensarás
acerca del hecho de que algunos hombres enjuiciados en comisiones militares
ahora están en pláticas para acuerdos de declaración. Ya que la mayoría
enfrenta la pena de muerte, estos acuerdos, leerás, quitará de la mesa la pena capital.
En lugar de eso, serán sentenciados a cadena perpetua. La pregunta que
lógicamente le sigue es ¿En dónde?
Los reportes indican que estos hombres se están
negando a ser enviados a una prisión supermax en Estados Unidos. Sus
abogados han dejado impreso en ellos las condiciones de confinamiento de las
prisiones supermax, sabrás, y son fúnebres. Hasta 23 horas al día en
confinamiento solitario. Ellos prefieren quedarse en Guantánamo en donde las
condiciones se han relajado en años recientes. Lees que, incluso antes de ser
movidos al Camp 5, los hombres podían caminar sin cadenas en dos bloques
separados y el encierro estaba generalmente limitado a cuatro horas al día.
Podían disfrutar un área de recreación al aire abierto. Podían rezar juntos y
cocinar comidas para los demás en una pequeña cocina equipada con un
refrigerador, un microondas y una selección de especias.
Mientras tanto, Nashwan al-Tamir jamás ha enfrentado
la pena de muerte. ¿Un acuerdo de cadena perpetua para él? “Ese no sería un
final justo para mi cliente”, su abogado te dirá.
Semanas después, descubrirás que al-Tamir ya firmó el
acuerdo. Leerás la trascripción de la audiencia y te darás cuenta de que aceptó
un acuerdo de culpabilidad de varias ofensas de campo de batalla. El juez le
dijo “Estás acusado de responsabilidad por sustantivos actos criminales
cometidos por una persona que no eres tú. ¿Estás consciente de esto?” A lo cual responderá “Sí, señor”. Estos actos incluyen
el ataque contra “un helicóptero militar médico cuando intentaba evacuar
miembros del ejército estadounidense heridos en el campo de batalla”, de lo
cual, como comandante, es responsable. Aceptará toda la responsabilidad por las
muertes de tres miembros de la coalición en Afganistán que fueron asesinados
por autos bomba o suicidas: un soldado alemán, uno canadiense y “un miembro del
ejército, británico o estoniano”. Se declarará culpable de tener una discusión
con Osama bin Laden y otros cuyo propósito era “forzar a los Estados Unidos y
sus aliados a salir de Afganistán e Irak”. Las acusaciones de explotar budas en
Abiyán y muchas otras ofensas por las cuales fue inicialmente inculpado ya no están.
Te enterarás de que su sentencia probablemente serán
diez años de prisión, pero también leerás que la fase actual de sentencia no se
llevará a cabo por otros dos años. El retraso está explicado como el tiempo que
se le da al gobierno estadounidense para encontrar otro país a donde pueda ser
transferido, preferiblemente uno que pueda darle el cuidado médico que tanto
necesita. Pero pensarás, el retraso también significa que, después de más de 14
años en Guantánamo y, a pesar de la conclusión de su juicio, el hombre
permanecerá en prisión por el futuro cercano.
¿Y la responsabilidad, en todo esto? Te preguntas. ¿Qué justicia portan estas
comisiones? ¿Qué verdades esconden? Comienzas a ver más claramente las maneras
en las que las comisiones militares están designadas no para encontrar la
verdad, sino, más que nada, para proteger a la CIA de divulgación y
responsabilidad por las indescriptibles cosas que ha hecho. Y comenzarás a
preguntarte acerca de tu país, uno que parece esperar que todos olvidemos la
colonia penal de la bahía de Guantánamo, pero también uno que rutinariamente encarcela
gente en confinamiento solitario por 23 horas al día en prisiones en su propio territorio.
¿En dónde, exactamente, estuviste toda esta semana? Es
difícil de decir, pero ahora que estás de vuelta y has comenzado a reflexionar
en lo que has visto, comienzas a sentirte más alienada de tu nación — una rica
y admirable en muchos sentidos, pero también una que parece buscar hacer todo
para evadir la justicia por lo que hace y lo que ha hecho. Y después empiezas a
pensar que tal vez ese sentido de estar exiliado de tu propio país mientras
sigues en su territorio, por más extraño que suene, podría no ser imposible
después de todo.
Moustafa
Bayoumi Moustafa Bayoumi, un profesor
del Brooklyn College, es co-editor del The Edward Said Reader (Vintage)
y autor de How Does It Feel to Be a Problem? Being Young and Arab in
America (Penguin Press).
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