El incremento de las operaciones especiales
La guerra secreta de EEUU en 134 países
Nick Turse
TomDispatch.com
23 de enero de 2014
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Actúan en el resplandor verde de la visión nocturna en el Suroeste Asiático y acechan por las junglas de Suramérica. Arrebatan
hombres de sus hogares en el Magreb y disparan
contra militantes fuertemente armados en el Cuerno de África. Sienten la espuma salada cuando vuelan al ras de las
olas desde el turquesa del Caribe al azul intenso del Pacífico. Llevan a cabo
misiones en medio del calor agobiante de los desiertos de Oriente Medio y en la congelada
Escandinavia. La administración Obama está emprendiendo una guerra
secreta por todo el planeta cuya magnitud total no se había revelado nunca del todo, hasta ahora.
A partir del 11 de septiembre de 2001, las fuerzas de Operaciones Especiales de EEUU han ido creciendo de forma
inimaginable tanto en efectivos como en presupuesto. Más revelador ha sido, sin embargo, el aumento en los
despliegues de operaciones especiales a nivel global. Esa presencia –en estos
momentos en casi el 70% de las naciones del mundo- proporciona nuevas pruebas
del tamaño y alcance de una guerra secreta que se está librando desde
Latinoamérica a las tierras más remotas de Afganistán, desde las misiones de
entrenamiento con sus aliados africanos a las operaciones de espionaje lanzadas
en el ciberespacio.
Según consta, en los últimos días de la presidencia Bush, las
fuerzas de Operaciones Especiales se desplegaron
en 60 países por todo el mundo. En 2010, ese número había aumentado a 75, según Karen DeYoung y Greg Jaffe del
Washington Post. En 2011, el portavoz del Mando de Operaciones
Especiales (SOCOM, por sus siglas en inglés), el coronel Tim Nye le dijo a TomDispatch que la cifra total llegaría a 120. En
la actualidad, esa cifra es aún más alta.
En 2013, las fuerzas de elite de EEUU se desplegaron en 134 países
del planeta, según el comandante Matthew Robert Bockholt, de Asuntos Públicos
del SOCOM. Este aumento del 123% durante los años de Obama demuestra cómo,
además de las guerras convencionales y de la campaña con aviones
no tripulados de la CIA, la diplomacia pública y el extenso
espionaje electrónico, EEUU se han involucrado en otra importante y
creciente forma de proyección de poder más allá de sus fronteras. En gran
medida llevada a cabo en la sombra por las tropas de élite de EEUU, la inmensa
mayoría de estas misiones tienen lugar lejos de miradas indiscretas, del escrutinio de los
medios o de cualquier tipo de supervisión externa, aumentando las posibilidades
de represalias imprevistas y consecuencias catastróficas.
Industria en crecimiento
Establecido formalmente en 1987, el Mando de Operaciones
Especiales ha crecido velozmente en la etapa posterior al 11/S. Se ha informado
que el SOCOM va camino de alcanzar los 72.000 efectivos en 2014, de 33.000 que
eran en 2001. La financiación para el mundo ha saltado también de forma
exponencial a medida que el presupuesto de referencia para 2001, 2.300 millones
de dólares, alcanzó los 6.900 millones en 2013 (10.400 millones de dólares, si
se añade la financiación suplementaria). Los despliegues de efectivos en el
extranjero se han disparado asimismo, de 4.900 hombres por año en 2001 a 11.500
en 2013.
Una reciente
investigación de TomDispatch, consultando documentos del gobierno en código abierto y comunicados de prensa, así como
informaciones de prensa, encontró pruebas de que las fuerzas de
Operaciones Especiales de EEUU se habían desplegado o se habían implicado con
ejércitos de 106 naciones de todo el mundo en 2012-2013. Sin embargo, a lo
largo de más de un mes que duró la preparación de ese artículo,
el SOCOM no facilitó estadísticas exactas sobre el número total de países en
los que se habían desplegado efectivos especiales: Boinas Verdes y Rangers,
SEAL de la Marina y comandos de la Fuerza Delta. “No las tenemos a mano”,
explicó Bockholt del SOCOM en una entrevista telefónica cuando el artículo
estaba casi listo. “Tenemos que ponernos a buscar entre muchas cosas. Y lleva
mucho tiempo hacer eso”. Horas después, justo antes de la publicación,
respondió a una pregunta que se le había hecho en noviembre del año pasado. “Las Fuerzas de Operaciones
Especiales se desplegaron por 134 países” durante el año fiscal de 2013,
explicaba Bockholt en un email.
Operaciones Especiales globalizadas
El pasado año, el jefe del Mando de Operaciones Especiales, el Almirante William McRaven explicaba su
visión respecto a la globalización de las operaciones especiales. En una
declaración ante el Comité de Servicios Armados del Congreso, dijo:
“USSOCOM está mejorando su red global de Fuerzas de Operaciones
Especiales a fin de apoyar nuestras relaciones interinstitucionales y socios
internacionales para poder disponer de conocimientos situacionales ampliados de
amenazas y oportunidades emergentes. La red posibilita una presencia pequeña y
persistente en lugares cruciales y facilita las posibilidades de actuación
donde sea necesario o conveniente…”
Aunque esa “presencia” pueda ser pequeña, el alcance e influencia
de esas fuerzas de Operaciones Especiales son otra cuestión. El salto del 12% en los
despliegues nacionales –de 120 a 134- durante el mandato de McRaven refleja su
deseo de poner las botas sobre el terreno por todo el planeta. El SOCOM no cita
las naciones implicadas, alegando las sensibilidades de la nación anfitriona y
la seguridad de los efectivos estadounidenses, pero los despliegues que
conocemos arrojan al menos algo de luz sobre el alcance total de las misiones
que el ejército secreto de EEUU está llevando a cabo.
Por ejemplo, los pasados abril y mayo, el personal de Operaciones
Especiales tomó parte en ejercicios de entrenamiento en Yibuti, Malawi y las
islas Seychelles, en el Océano Índico. En junio, los SEAL de la Marina
estadounidense se unieron a fuerzas iraquíes, jordanas, libanesas y otros
aliados de Oriente Medio para realizar simulacros bélicos irregulares en Aqaba,
Jordania. Al mes siguiente, los Boinas Verdes viajaron a Trinidad y Tobago para
poner en marcha pequeñas unidades de ejercicios tácticos con las fuerzas
locales. En agosto, los Boinas Verdes entrenaron a marineros hondureños en técnicas de
explosivos. En septiembre, según las noticias
de la prensa, las fuerzas de Operaciones Especiales de EEUU se
unieron a tropas de elite de los diez países miembros de la Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático –Indonesa, Malasia, Filipinas, Singapur,
Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Myanmar (Birmania) y Camboya-, así como con
sus homólogos de Austria, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, China, India y
Rusia, para llevar a cabo unos ejercicios contra el terrorismo, financiados
conjuntamente, que se celebraron en un centro de entrenamiento de Sentul, al
oeste de Java.
En octubre, las tropas de elite de EEUU llevaron
a cabo incursiones con comandos en Libia y Somalia, secuestrando a un sospechoso de terrorismo en la
primera nación citada mientras los SEAL mataban al menos a un militante en la
segunda antes de que la respuesta armada les expulsara.
En noviembre, las tropas de Operaciones Especiales llevaron a cabo operaciones
humanitarias en Filipinas para ayudar a los supervivientes del tifón Hayan. Al siguiente mes, miembros
del 352º Grupo de Operaciones Especiales realizó un ejercicio de entrenamiento en el
que participaron 130 pilotos y seis aviones en una base aérea de Inglaterra, y
varios SEAL de la Marina resultaron heridos cuando participaban en una misión de evacuación en Sudán
del Sur. Los Boinas Verdes entraron el 1 de enero de este año en una misión de
combate junto a tropas de elite afganas en el pueblo de Bahlozi, provincia de Kandahar.
Sin embargo, esos despliegues por 134 países no parecen resultar
suficientes para el SOCOM. En noviembre de 2013, el mando anunció que estaba
tratando de identificar a socios industriales que pudieran, bajo la Iniciativa
de la Web Transregional del SOCOM, “desarrollar potencialmente nuevas páginas
en Internet a la medida de las audiencias extranjeras”. Estas se unirían a una
red global ya existente de diez páginas en Internet dedicadas a la propaganda,
dirigidas por varios mandos combatientes y configuradas para que parezcan
cadenas legítimas de noticias, incluyendo CentralAsiaOnline.com; Sabahi,
enfocada hacia el Cuerno de África; un esfuerzo dirigido al Oriente Medio
conocido como Al-Shorfa-com; y otra para Latinoamérica que recibe el nombre de Infosurhoy.com.
El impulso del SOCOM en el ciberespacio se refleja en el esfuerzo
concertado del mando para empotrarse cada vez más profundamente en Beltway. “Tengo compañeros
en todas agencias aquí, en Washington DC, desde la CIA, al FBI, a la Agencia de
Seguridad Nacional, a la Agencia Geoespacial Nacional, a la Agencia de
Inteligencia de la Defensa”, dijo el almirante en jefe del SOCOM, McRaven,
durante un panel de discusión en el Centro Wilson de Washington el año pasado.
Cuando habló en la Biblioteca Ronald Reagan en noviembre, señaló que el número
de departamentos y agencias donde el SOCOM se ha atrincherado es de 38.
134 posibilidades de represalias
Aunque elegido en 2008 por muchos que le consideraban un candidato antibelicista,
el Presidente Obama ha demostrado ser un comandante-en-jefe decididamente
militarista, cuyas políticas han producido ya notables ejemplos de lo que en la
jerga de la CIA se llama desde hace tiempo represalias.
Aunque la administración Obama supervisó la retirada de EEUU de Iraq (negociada
por su predecesor), así como una reducción
de tropas estadounidenses en Afganistán (tras un importante
incremento militar en ese país), el presidente ha encabezado un aumento de la presencia militar
estadounidense en África, una revitalización de los
esfuerzos
en Latinoamérica y un duro discurso sobre un
reequilibrio o “pivote
en Asia” (aunque hasta el momento poco se haya hecho).
La Casa Blanca ha supervisado también una expansión exponencial de
la guerra de EEUU con aviones no tripulados. Mientras el presidente Bush lanzó
51 ataques de ese tipo, el presidente Obama ha ordenado alrededor de 330, según una
investigación realizada por el Buró del Periodismo de Investigación que tiene
su sede en Londres. Sólo el pasado año, EEUU se implicó también en operaciones
de combate en Afganistán, Libia, Pakistán, Somalia, y Yemen.
Las recientes revelaciones de Edward
Snowden sobre la Agencia de la Seguridad Nacional han demostrado la tremenda amplitud y global
alcance del espionaje electrónico estadounidense durante los años de Obama. Y en lo más
profundo de las sombras, las fuerzas de Operaciones Especiales están siendo
ahora anualmente desplegadas a más del doble del número de naciones que al final del mandato de Bush.
Sin embargo, en los últimos años, las consecuencias no deseadas de
las operaciones militares de EEUU han ayudado a sembrar indignación y
descontento, incendiando regiones enteras. Más de diez años después del momento “misión
cumplida” de EEUU, siete años después de su tan alardeado incremento,
el Iraq que EEUU dejó está en
llamas. Un país en el que no
había presencia alguna de Al-Qaida antes de la invasión
estadounidense y un gobierno que se oponía a los enemigos de EEUU en Teherán,
tiene ahora un gobierno central alineado con Irán y dos ciudades en las que
ondean las banderas de al-Qaida.
Una intervención de EEUU más reciente para propiciar el
derrocamiento del dictador libio Muammar Gadafi ayudó a empujar a la vecina
Mali, un baluarte apoyado por EEUU contra el terrorismo regional, hacia una espiral
descendente, donde un oficial entrenado por EEUU dio un golpe de Estado que
finalmente produjo un sangriento ataque terrorista contra una planta de gas
argelina, desencadenando una especie de diáspora del terroren la región.
Y, en estos momentos, Sudán del Sur –una nación cuyo nacimiento
pastoreó EEUU y apoyó económica y militarmente (a pesar de depender de los niños
soldado) y que ha utilizado como base
secreta de las fuerzas de Operaciones Especiales-, se está viendo desgarrada por la violencia y se
desliza hacia la guerra civil.
La presidencia de Obama ha presenciado cómo las fuerzas tácticas
de elite del ejército estadounidense se empleaban cada vez más para intentar conseguir
objetivos estratégicos. Pero con las misiones de las fuerzas de Operaciones
Especiales mantenidas bajo estricto secreto, los estadounidenses tienen muy
escasos conocimientos de por dónde se están desplegando sus tropas, qué están
haciendo exactamente o qué consecuencias podrían acarrear. Como el coronel del
ejército retirado Andrew Bacevish, profesor de historia y relaciones
internacionales en la Universidad de Boston, ha señalado: la utilización de
fuerzas de Operaciones Especiales durante los años Obama ha hecho que
disminuyera la responsabilidad militar, ha fortalecido una “presidencia
imperial” y ha preparado el escenario para una guerra sin fin. “En resumen”, escribió TomDispatch,
“poner la guerra en manos de efectivos especiales cercena el tenue hilo entre la guerra y la
política; se ha convertido en la guerra por la guerra”.
Las operaciones secretas de las fuerzas secretas tienen una
desagradable tendencia a producir consecuencias no deseadas, imprevistas y
completamente desastrosas. Los neoyorquinos recordarán bien el resultado
final del apoyo
clandestino de EEUU a los militantes
islámicos contra la Unión
Soviética en Afganistán durante la década de los ochenta: el 11/S. Pero por extraño que
parezca, los que ese día estaban en el lugar del principal ataque, el Pentágono,
parecen no haber aprendido las obvias lecciones de esa letal represalia.
Incluso hoy, en Afganistán y Pakistán, más de doce años después de que EEUU
invadiera el primero y casi
diez años después de emprendiera ataques
encubiertos en el segundo, EEUU sigue aún lidiando con esos efectos colaterales de la Guerra
Fría: por ejemplo, con los aviones teledirigidos de la CIA lanzando ataques
con misiles contra una organización (la red
Haqqani), a la que en la década de 1980, la Agencia suministraba
misiles.
Sin una idea clara de dónde están actuando las fuerzas
clandestinas del ejército y qué es lo que están haciendo, los estadounidenses ni siquiera pueden
reconocer las consecuencias de todo eso y las represalias por nuestras guerras
secretas en expansión mientras estas anegan el mundo. Pero si la historia sirve
de algo, esas consecuencias van a sentirse desde el sudoeste asiático hasta el
Magreb, desde Oriente Medio a África Central, y al final, posiblemente, también
se sientan en EEUU.
En su plan de acción para el futuro, el SOCOM 2020, el almirante McRaven ha tratado de
vender la globalización de las operaciones especiales de EEUU como un medio para “proyectar poder, promover
la estabilidad e impedir los conflictos”. Es posible que el pasado año el SOCOM
se haya dedicado a hacer justo lo contrario en 134 lugares.
Nick Turse es editor-jefe de Tomdispatch.com e
investigador de The
Nation Institute. Es autor de The
Complex: How the Military Invades Our Everyday Lives y de una historia sobre los
crímenes de guerra de EEUU en Vietnam: “Kill
Anything That Moves: The Real American War in Vietnam” (ambos libros
en Metropolitan).
Fuente: http://www.tomdispatch.com/post/175794/tomgram%3A_nick_turse%2C_secret_wars_and_black_ops_blowback/#more
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