worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


¿Otra marcha hacia la guerra?

22 February 2012
Matt Taibbi
Tomado de Reader Supported News

http://progreso-semanal.com/

Como periodista, hay un rumor que uno puede detectar una vez que las restricciones normales del oficio se han relajado, un olor de carnada fresca en las aguas que nos empujan por el camino de la guerra. Muchos años después del desastre de Irak, ese olor ha regresado, esta vez con Irán.

Se puede sentir: muchos de los periódicos y de las emisoras de TV que vimos a la cabeza de la carga en los años de Bush han regresado al desván y están desempolvando sus tambores de guerra. La burra personal de CNN, ex profesional de las finanzas entrenada en Goldman, Erin Burnett, salió ayer con una perla de emisión, una jeremiada digna de Rumsfeld contra la amenaza iraní que hubiera cabido perfectamente en los idílicos tiempos de “Saddam está enviando aviones sin piloto contra Nueva York” de fines de 2002. He aquí como el excelente Glenn Greenwald describió la perorata de Burnett:

Es el tipo de cosas que uno produciría si estuviera dedicado a crear una parodia mezquina de tontas estrellas de los medios, hambrientas de guerra y sembradoras del temor, pero que no se atreverían a llegar a ese punto porque querrían que la parodia tuviera visos de realidad, y esto sería demasiado para ser creíble. Realmente fue completa: ¡ADM! ¡Células terroristas congeladas en EE.UU. controladas por Teherán! ¡¡¡Misiles nucleares de largo alcance que llegarían a nuestra patria!!! En comparación con ella, hizo lucir sobrio y razonable al representante Peter King, fanático guerrerista y antimusulmán.

Al igual que a Greenwald, me impresionó en particular la histeria de Burnett acerca del programa nuclear iraní, del cual dijo: “Nadie se cree la aseveración de Irán [que es] con fines pacíficos”. Citó entonces comentarios del Director de Inteligencia James Clapper, los cuales, dijo ella, “hicieron llegar el mensaje”. Pero entonces puso imágenes con la cita de Clapper, la cual es la siguiente:

El desarrollo técnico de Irán… fortalece nuestra evaluación de que Irán es suficientemente capaz de producir bastante uranio enriquecido como para hacer un arma, si sus líderes políticos, en especial el propio Líder Supremo, deciden hacerlo.

En otras palabras, “Si Irán decidiera ser capaz de producir armas nucleares, sería capaz de producir armas nucleares”. A no ser que se me escape algo, esa es una declaración que podría hacerse acerca de casi todos los países industrializados, ¿no creen?

Casi todas las historias recientes acerca de Irán han contenido alguna versión de este tipo de sofisma retórico. El “gancho” noticioso en la mayoría de esas historias es que los informes de inteligencia revelan que Irán está “dispuesto” a atacarnos o ir a la guerra –pero generalmente hay un asterisco junto al titular, y cuando se va a ver el asterisco, dice algo así como “en caso de que nosotros ataquemos primero a Irán”.

Un reporte de NBC también escrito por Greenwald lo dice de la siguiente manera: “En los últimos días los líderes iraníes han amenazado que si son atacados… lanzarían esos misiles contra objetivos norteamericanos”.

Hay un raro conjunto de suposiciones interiorizadas que los miembros de los medios incluyen en historias como estas de Irán. Es más, hay un elaborado sistema de creencias que presionamos para que el público acepte, acerca de cómo otro país puede comportarse con EE.UU. y cómo no puede comportarse. Me recuerda en algo un fragmento en Anna Karenina acerca del sistema de creencias de la nobleza en la época de Tolstoi:

La vida de Vronsky era feliz en particular en el sentido de que poseía un código de principios, el cual definía con certeza inquebrantable lo que debía y no debía hacer… Esos principios, establecidos como reglas invisibles: que uno debe pagarle a un fullero, pero no tiene que pagarle al sastre; que  nunca se debe mentir a un hombre, pero se puede mentir a una mujer; que uno nunca debe engañar a nadie, pero puede engañar a un esposo; que uno nunca debe perdonar un insulto, pero uno puede insultar, y así sucesivamente.

Nosotros tenemos un código similar de caballeros, un “código occidentalizado de potencia”, por así decir, que funciona de la misma manera. En otras palabras, nuestros periódicos y emisoras de TV pueden parlotear miles de veces al día acerca de atacar a Irán y bombardear a su pueblo, pero si tan siquiera un iraní habla de resistir, es considerado “agresivo” y “amenazante”; podemos imponer sanciones a cualquiera, pero si en respuesta el país sancionado suspende los envíos de petróleo a Europa, es “beligerante”, y así sucesivamente.

No estoy defendiendo a Ajmadineyad. Creo que está loco y es un monstruo, y sin dudas no creo que se le deba permitir tener armas nucleares, pero para mí el asunto no tiene que ver en lo absoluto con Irán. Lo que para mí es más preocupante es que hemos interiorizado este “código de caballeros” hasta el punto en que sus premisas básicas ya ni siquiera se discuten.

En otros tiempos, allá por la edad de las cavernas, cuando Noam Chomsky comenzaba a escribir acerca de estas técnicas de propaganda en Manufacturing Consent (La Creación del Consenso), nuestros líderes sintieron la necesidad de ocultar –o al menos edulcorar– estos principios orwellianos. Se asumía que el pueblo norteamericano realmente necesitaba sentir que estaba del lado correcto, y por tanto las potencias extranjeras con las cuales chocábamos siempre eran presentadas como las instigadoras y las agresoras, mientras que nuestro papel en provocar esas respuestas siempre estaba oculto o al menos minimizado.

Pero ahora el público acepta abiertamente un pensamiento circular como que “Cualquier país que se queje cuando amenazamos con bombardearlo es una amenaza que hay que exterminar”.  Puede que esté equivocado, pero tengo que creer que hubo una época cuando ideas como esas sonaban extrañas al oído norteamericano. Ahora parecen tener sentido para casi todos aquí en el país, pero para mí son tan de temer como Ajmadineyad.

Matt Taibbi escribe para la revista Rolling Stone.


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net