El Pentágono enviará celda tamaño extra
grande a Guantánamo para la cama de hospital del detenido en el juicio de
al-Qaeda
Carol Rosenberg
De McClatchy | artículo original
14 de enero de 2019
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 27 de febrero de 2019
BASE NAVAL DE LA BAHÍA DE GUANTANAMO, Cuba — el
Pentágono enviará una celda con acceso para personas con discapacidad en donde
quepa la cama de hospital y silla de ruedas que puedan permitir al criminal de
guerra acusado vivir ahí durante el juicio mientras intenta recuperarse de las
varias cirugías de columna vertebral.
El plan de “pijamada” del Camp Justice representa un retroceso en la política de detención de
Guantánamo, que estipula que los acusados tienen que regresar cada noche
después del juicio a dormir al Camp 7, la prisión top secret para los ex
detenidos de la CIA.
La crisis de salud de un detenido de 57 años llamado Abd al Hadi al Iraqi que ha crecido desde el verano del 2017 ha frustrado los esfuerzos de dos jueces del cuerpo de la
marina de llevarlo a juicio.
El viernes, el fiscal Johnathan Rudy, mayor del Cuerpo
de Marines, anunció el plan de añadir una celda extra grande video monitoreada
y con línea telefónica a la corte. Eso significa de Hadj podrá observar los
procesos desde la celda con una cama de hospital adyacente si es que se siente
muy mal para sentarse y poderles llamar a sus abogados si quiere hablar con
ellos.
El prisionero de Guantánamo Abd al Hadi al Iraqi, quien dice que su verdadero nombre es Nashwan
al Tamir, posa en una foto para la Cruz Roja Internacional en el 2014. La
fotografía fue tomada para su familia y proporcionada por sus abogados.
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El comandante de los guardias de la prisión, el coronel
del ejército Steven G. Yamashita testificó el viernes
que la celda llegará a Guantánamo en marzo.
“Él podrá tener su silla de ruedas ahí, al igual que su cama de hospital. Tendrá su excusado con lavabo. Sabes, si no tiene los
barandales apropiados o rieles de sostén, los instalaremos. Así que sí, debería
acomodarlo bien”.
Hadi, un recluta del ejército iraquí en los 80’s, está acusado de comandar y pagar insurgentes que atacaron a
los Estados Unidos y sus aliados así como a trabajadores de ayuda civiles, en
la invasión post 11/9 en Afganistán. Capturado en Turquía en el 2006, llegó a
Guantánamo en abril del 2007 y fue acusado en junio del 2014. Podría enfrentar
una sentencia de por vida si es encontrado culpable.
Hadi, quien dice que su verdadero nombre es Nashwan al Tamir, llegó a Guantánamo con
una enfermedad degenerativa de espalda, según sus abogados. Su condición
empeoró en custodia estadounidense hasta que sufrió incontinencia en su celda
en septiembre del 2017. Con un huracán dirigiéndose en su contra, el Pentágono salió en desbandada un equipo de
neurocirujanos para tratarlo. Otras cuatro operaciones le siguieron, la última
en mayo del año pasado.
La semana pasada en la sala de justicia, Hadj se sentó rígidamente en una silla de rehabilitación acolchonada, usando un uniforme de
prisión color blanco, con un gorro en su cabeza y calcetines de hospital en sus
pies. Se levantó pocas veces y, cuando lo hizo, utilizó una caminadora para
transferirse a la silla de ruedas que les permitiría a los guardias del
ejército trasladarlo adentro y afuera de la corte.
Su caso ha representado un acertijo particular para el juez. En otros casos de Guantánamo, el juez ha ordenado el uso de una celda de
FCE (celda de extracción forzada), una técnica de encadenamiento para llevar a
un cautivo de manera restringida, pero el juez de Hadj, el teniente coronel del
Cuerpo de Marines Michael Libretto ha seguido el consejo médico acerca de que
el tratamiento anteriormente mencionado empeoraría la condición del detenido.
Así, cuando en alguna ocasión Hadj se ha negado a asistir por dolores de espalda enloquecedores y otros malestares relacionados y
se negó a firmar documentos renunciando a atender, algunos jueces de cortes de
guerra han solicitado argumentos legales o que se tomaran testimonios en
ausencia del acusado.
El espacio extendido en la celda le permitirá al prisionero, por primera vez, pasar noches en el espacio llamado
Camp Justice, algo a lo que un comandante de las fuerzas de seguridad se opuso en otro caso de comisiones
militares por problemas que ocasiona a la logística y seguridad. El predecesor
de Yamashita, el coronel del ejército Steve Gabavics testificó en una audiencia secreta el 16 de diciembre del 2016 acerca de la
imposibilidad de dejar que otro cautivo de la CIA, supuestamente el que
bombardeó un USS Cole, Abd al Rahim al Nashiri, que pasara las noches en el
complejo, invocando preocupaciones de personal, calidad de vida y seguridad.
Según el testimonio en el juicio de Hadj, el prisionero toma Percoset y Valium cuando lo necesita para lidiar con el dolor
de espalda y espasmos musculares que provocan que su cuerpo se convulsione y se
le contorsione la cara. Uno de estos episodios duró una hora en una de las
sesiones de la corte, después del cual fue llevado en ambulancia a la unidad de
atención, terminando la sesión de manera abrupta en noviembre.
Su neurocirujano testificó de manera anónima la semana pasada, que el prisionero que usa caminadora y silla de ruedas se encuentra
curado gracias a la cirugía pero que continúa a tener dolor y espasmos que tal
vez jamás desaparezcan. Para una de las audiencias, llevaron una cama de hospital a la sala de justicia y
después de darle a Hadj analgésicos para los dolores de espalda, quedó tan
adormecido que los guardias tuvieron que sacar al público de la galería de
espectadores, bajar las luces de la corte y dejarlo dormirse en un receso
extendido. Sus abogados dijeron que le pareció degradante estar en una cama con
espectadores observando así que llevaron una pantalla para su privacidad.
La nueva celda con accesibilidad para silla de ruedas es parte de una expansión del complejo de Camp Justice que costará alrededor de 19 millones de dólares en
donde actualmente se lleva a cabo la audiencia del caso de conspiración del 11
de septiembre de Hadj. El juicio de USS Cole se encuentra en pausa mientras que
una corte más alta maneja los desafíos tanto de la parte acusatoria como de la defensa.
Un portavoz de la corte de guerra, Ron Flesvig, fue incapaz de estimar el costo de la nueva celda, que es la sexta y más grande del
complejo.
Más del caso en nuestra guía de juicio exclusiva.
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