La complicidad de EE.UU. en el crimen
Barbarie en alta mar
Paul Craig Roberts Counterpunch 2 de junio de 2010
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Mientras escribo a las 5 de la tarde del lunes 31 de mayo, todo el día ha
pasado desde los informes temprano por la mañana sobre el ataque del comando
israelí contra los barcos desarmados que llevaban ayuda humanitaria a Gaza, y no
ha habido una reacción del presidente Obama, excepto cuando dijo que tenía que
conocer “todos los hechos sobre los trágicos eventos de esta mañana” y que el
primer ministro israelí Netanyahu había cancelado sus planes para reunirse con
él en la Casa Blanca. Por lo tanto Obama ha convertido a EE.UU. una vez más en
cómplice de los bárbaros crímenes de guerra de Israel. Precisamente como el
Congreso de EE.UU. que votó por rechazar el informe del juez Goldstone sobre los
crímenes de guerra de Israel cometidos durante la invasión de Gaza en enero de
2009, Obama ha rechazado el último acto de barbarie de Israel pretendiendo que
no sabe lo que ha sucedido.
Nadie en el mundo creerá que Israel haya atacado barcos en aguas
internacionales que llevaban ciudadanos israelíes, un premiado con el Nobel,
políticos elegidos, y destacados humanitarios que transportaban medicinas y
materiales de construcción a los palestinos en Gaza, que han estado viviendo en
los escombros de sus casas sin reparaciones o medicinas desde enero de 2009, sin
conseguir primero la aprobación del crimen de su protector estadounidense. Sin
la protección de EE.UU., Israel, un Estado totalmente artificial, no podría
existir. Nadie en el mundo creerá que el aparato de espionaje de EE.UU. no haya
detectado el movimiento de la fuerza de ataque israelí hacia los barcos de ayuda
en aguas internacionales en un acto de piratería, matando a 20, hiriendo a 50, y
secuestrando al resto. La simulación de ignorancia de Obama confirma su
complicidad.
Una vez más el gobierno de EE.UU. ha permitido que el Estado israelí asesine
a gente buena conocida por su conciencia moral. El Estado israelí declara que
cualquiera con conciencia moral es un enemigo de Israel, y cada presidente
estadounidense con la excepción de Eisenhower y Carter ha estado de acuerdo.
La historia israelí, disparatada como siempre, es que los humanitarios en uno
de los barcos se apoderaron de dos pistolas de los comandos israelíes, soldados
altamente entrenados con armas automáticas, y que dispararon contra la fuerza de
ataque. El gobierno israelí afirma que la reacción de los comandos (70 víctimas
según las últimas informaciones) fue una autodefensa justificada. Israel es
inocente. Israel no hizo nada fuera de lanzar a comandos a bordo desde
helicópteros a fin de interceptar un embarque de armas hacia Gaza, transportado
por barcos tripulados por terroristas.
Muchos cristianos evangélicos, con sus cerebros lavados por sus pastores para
que crean que es la voluntad de Dios que los estadounidenses protejan a Israel,
creerán la fábula israelí, especialmente ya que es poco probable que lleguen
algún día a oír otra. Estadounidenses conservadores, especialmente en el Día del
Recuerdo, cuando celebran los hechos heroicos de las armas de EE.UU., admirarán
a Israel por su dureza. Aquí, en el norte de Georgia donde me encuentro por el
momento, he escuchado a varios que dijeron, con admiración: “Ellos, los
israelíes, no aguantan las tonterías de nadie.”
Los estadounidenses conservadores quieren que EE.UU. sea como Israel. No
comprenden por qué EE.UU. no deja de perder el tiempo después de nueve años y no
se lanza y derrota a los talibanes en Afganistán. No comprenden por qué EE.UU.
no derrotó a quienquiera se haya opuesto a las fuerzas estadounidenses en Irak.
Los conservadores están encolerizados porque EE.UU. tuvo que “ganar” la guerra
sobornando a los iraquíes y colocándolos en su nómina. Israel mata a la gente y
después culpa a sus víctimas. Eso atrae a los conservadores estadounidenses, que
quieren que EE.UU. haga lo mismo.
Es probable que los estadounidenses acepten la historia del propagandista
israelí Mark Regev de que los israelíes fueron recibidos con un fuego mortífero
cuando trataron de interceptar un embarque de armas a los terroristas palestinos
de IHH, una organización radical islamista turca bajo la cobertura de la ayuda
humanitaria.
Los estadounidenses nunca sabrán a través de los medios de EE.UU. que el
primer ministro de Turquía Erdogan declaró que los barcos de ayuda fueron
cuidadosamente inspeccionados antes de partir de Turquía y que no había
terroristas ni armas a bordo: “Quiero decir al mundo, a los jefes de Estado y a
los gobiernos, que esas embarcaciones que partieron de Turquía y de otros países
fueron revisadas estrictamente según el marco de las reglas de la navegación
internacional y que sólo estaban cargadas de ayuda humanitaria”.
Turquía es un aliado de EE.UU., miembro de la OTAN. La cooperación de Turquía
es importante para el plan estadounidense de hegemonía global. Erdogan debe
interrogarse sobre la moralidad del protector estadounidense de Israel. Según un
informe en antiwar.com, el
gobierno turco declaró que “futuros barcos de ayuda serán enviados con una
escolta militar para impedir futuros ataques israelíes.” ¿Asesinará la CIA a
Erdogan o pagará a los militares turcos para que lo derroquen? Murat Mercan,
jefe del comité de relaciones exteriores de Turquía, dijo que la afirmación de
Israel de que había terroristas a bordo de los barcos de ayuda fue la manera de
Israel de encubrir su crimen.
Mercan declaró: “Cualquier afirmación de que los miembros de ese barco estén
vinculados a al-Qaida es una gran mentira, porque hay civiles israelíes,
autoridades israelíes, parlamentarios israelíes a bordo del barco”.
El Estado criminal de Israel no desmiente su acto de piratería. La portavoz
militar israelí, Avital Leibovich, confirmó que el ataque tuvo lugar en aguas
internacionales: “Esto sucedió en aguas fuera del territorio israelí, pero
tenemos derecho a defendernos”.
Los estadounidenses, y sus Estados títere europeos occidentales y el Estado
títere en Canadá serán persuadidos por los medios serviles para que acepten la
historia fabricada por la propaganda israelí de que los barcos de ayuda
humanitaria iban tripulados por terroristas que llevaban armas a los palestinos
en Gaza, y que los terroristas que se presentaban como humanitarios atacaron a
la fuerza de comandos israelíes con dos pistolas, palos y cuchillos. Muchos
estadounidenses se tragarán la historia sin problema alguno.
………….
Paul Craig Roberts fue editor del Wall Street Journal y secretario
adjunto del Tesoro en el gobierno de Ronald Reagan. Su último libro, How the
Economy Was Lost, ha sido publicado recientemente por CounterPunch/AK Press.
Se le puede contactar en: paulcraigroberts@yahoo.com
Fuente: http://www.counterpunch.org/roberts06012010.html
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