La revelación más aterradora de WikiLeaks: cuánto nos miente nuestro
gobierno
Fred Branfman 09 de enero de 2011
“Por más que trato, no puedo escapar al sonido del sufrimiento. Quizás,
cuando sea un anciano, acepte el sufrimiento con despreocupación. Pero no ahora;
todos los hombres en la plenitud de sus vidas, si tienen convicciones, están
obligados a actuar”. Julian Assange, 2007, en su blog.
¿Cree Ud. que está en el mejor interés de los estadounidenses permitir que un
pequeño grupo de líderes, unilateralmente, asesinen, mutilen, encarcelen y/o
torturen a quienes quieran en cualquier parte del mundo, sin el conocimiento ni,
mucho menos, la supervisión de los ciudadanos o de la comunidad internacional?
Y, a pesar de su demostrado récord de omisión de su deber de proteger a los
Estados Unidos – de Indochina e Irán e Irak – ¿cree Ud. que debería permitirse
que se extiendan, clandestinamente, las guerras sin un debate público informado?
Si así fuera, estaría Ud. traicionando los principios sobre los que se fundaron
los Estados Unidos, poniendo a su nación en peligro y mostrando una clara
sumisión “poco estadounidense” a una autoridad que no le rinde cuentas a nadie.
Pero si uno se opone al poder autocrático, debe apoyar a Wikileaks y a los otros
grupos que intentan detener el homicidios en masa que está cometiendo el
Ejecutivo estadounidense en el extranjero y su omisión de proteger a los
estadounidenses en casa.
Estos dos temas fueron oficialmente vinculados, por vez primera, cuando el ex
–Comandante estadounidense en Afganistán, General Stanley McChrystal,
explícitamente dijo que el asesinato de civiles aumenta, y no reduce, la
cantidad de personas que juran vengarse de los estadounidenses; y, por ello,
implementó políticas – desde entonces abolidas por el General Petraeus – para
reducir el número de civiles asesinados por los soldados estadounidenses.
McChrystal dijo que “por cada persona inocente que asesinamos, creamos 10 nuevos
enemigos”. Al decir esto, dejó en claro que matar a civiles no era solamente un
tema meramente moral y de crímenes de guerra, sino –en el mundo interdependiente
de hoy– también una amenaza para la seguridad nacional de los Estados
Unidos.
Con todo lo importante que es la libertad de expresión, lo que verdaderamente
se discute con la controversia de Wikileaks es el tema de si, efectivamente, el
Ejecutivo estadounidense está protegiendo a su pueblo a través de los homicidios
en masa que avala en el extranjero. Los funcionarios del Poder Ejecutivo
justifican el perseguir y amenazar de muerte a Assange por el argumento de que
él ha dañado la “seguridad nacional” estadounidense. Si McChrystal está en lo
cierto, sin embargo, lo que representa una verdadera amenaza a la seguridad
nacional ha sido la última década de homicidios en masa ocasionados por el
Ejecutivo estadounidense en Irak, Afganistán y Pakistán, revelado más allá de
cualquier duda por Wikileaks.
El hecho aterrador es el siguiente: ya sea que Ud. crea que los ataques del
11 de septiembre de 2001 se debieron a un incomprensible fanatismo o a reclamos
genuinos, lo que es muy probable es que el asesinato de miles de musulmanes por
las líderes estadounidenses desde 2001 será la causa –Dios no lo permita– del
próximo 11/S. El terrorista suicida en Suecia, que, recientemente, estuvo
peligrosamente cerca de tener éxito, grabó un mensaje diciendo que “así,
también, morirán sus hijos, hijas, hermanos y hermanas, como mueren nuestros
hermanos, hermanas e hijos”. El bombardero de Times Square expresó similares
sentimientos, y es probable que los responsables de las muertes de
estadounidenses en el futuro también estarán motivados por la venganza por los
cientos de miles de musulmanes de cuyas muertes son responsables los líderes
estadounidenses desde 2001.
Esto no es, por supuesto, una justificación de tales ataques. Todo ataque
contra civiles, ya sea por los Talibanes o por el General Petraeus, es
absolutamente injustificable y representa un crimen de guerra. Pero, si de lo
que hablamos es de la manera de mejorar la seguridad nacional, es vital que
hablemos racionalmente del modo más prudente y sensible de evitar más ataques –
que, en este caso es parar de crear las cantidades de personas que quieren
vengarse de los estadounidenses. Si el General McChrystal está en lo cierto,
cada estadounidense debería temblar ante el peligro a largo plazo que ha creado
para los Estados Unidos la última década de guerra contra el mundo musulmán.
Porque, si tan solo 1/100 del 1% de los mil seiscientos millones de musulmanes
del mundo se sienten con derecho a atacar a los Estados Unidos en venganza por
el indecible sufrimiento que los Estados Unidos han causado a los musulmanes
desde el 11 de septiembre, por ejemplo, el Ejecutivo estadounidense habrá creado
160.000 musulmanes comprometidos con asesinar a estadounidenses.
Nada es más emblemático del servicio que Assange está haciéndole al pueblo
estadounidense que el titular del N.Y. Times del 25 de julio que
anunciaba la publicación de los Afghan War Logs de Wikileaks: “La
realidad de la guerra en Afganistán es más sombría [que lo que cuenta] la
historia oficial”.
Así, el N.Y. Times no solamente reconocía que Wikileaks le había dado
a los estadounidenses información vital sobre la guerra que su propio gobierno
les estaba negando, pero que esta información no se la había dado los medios de
comunicación, ya que, si hubieran estado hacienda su trabajo, después de todo,
el “decano” estadounidense, y no Wikileaks, debió haber revelado hacía mucho
tiempo que la guerra en Afganistán era más “sombría de lo que la historia
oficial sugería”. El titular de The Guardian del mismo día, acentuó la
noticia: “Fuga masiva de información revela la verdad de la ocupación”, en otras
palabras, la verdad contraria a las mentiras del Ejecutivo estadounidense.
Estos “Bitácora de la Guerra en Afganistán”, como la bitácora de la guerra en
Iraq, luego, y todo el material de la última divulgación de Wikileaks de los
cables diplomáticos, revelan, ante todo que el esfuerzo guerrero del Ejecutivo
estadounidense está marcado por un gran engaño del pueblo estadounidense –
particularmente, en lo que respecta a (1) la gran cantidad de muertes civiles
que están causando los Estados Unidos y (2) el argumento de estar siguiendo una
“estrategia contra-insurgencia” diseñada para instalar un gobierno Afgano
democrático. Las historias del Times y del Guardian describen cómo
estos documentos oficiales de los Estados Unidos revelan la manera en que el
Ejecutivo estadounidense le ha mentido constantemente al pueblo
estadounidense.
- ASESINATO DE CIVILES POR LOS ESTADOS UNIDOS: “Un enorme escondrijo
de documentos secretos militares estadounidenses brindan una imagen devastadora
del fracaso de la guerra en Afganistán, revelando la forma en que las fuerzas de
la coalición han asesinado a miles de civiles en incidentes no reportados”
(Guardian). “Incidente por incidente, los informes parecen la sección
policial de un diario de tercera por la miríada de maneras en que fueron
asesinados los civiles afganos – no sólo en ataques aéreos sino en solos y
parejas – en tiroteos en las carreteras o en los poblados, en ‘errores’ o en
fuegos cruzados, o en caóticos momentos cuando un conductor afgano se acercaba
demasiado a los convoyes y puntos de control” (N.Y. Times). “La coalición
de la OTAN en Afganistán ha venido utilizando una unidad “negra” secreta de
fuerzas especiales, la Task Force 373, para cazar objetivos, para asesinarlos o
arrestarlos sin juicio... las bitácoras revelan que la TF 373 también ha
asesinado a hombres, mujeres y niños civiles e, incluso, a policías afganos que
se le cruzaron en el camino” (Guardian).
- FRECUENTES ENCUBRIMIENTOS DE ASESINATOS DE CIVILES POR LAS FUERZAS
ESTADOUNIDENSES: “Los informes indicaban, repetidamente, que los muertos no
eran bombarderos suicidas ni insurgentes, y muchos de los casos no fueron
reportados al público en su momento” (N.Y. Times). “Los War Logs
muetran cómo los infantes de marina presentaron informes manipulados de un
incidente en el que asesinaron a 19 civiles... No serán castigados”
(Guardian). “Las bitácoras detallan cómo las fuerzas especiales
estadounidenses soltaron seis bombas de 1 tonelada en un propiedad donde creían
que se escondía una ‘persona de alto valor’; despeus de ‘asegurarse de que no
hubiera afganos inocentes en el área’. Un comandante estadounidense reportó que
habían muerto 150 talibanes. Los comuneros, sin embargo, reportaron que murieron
300 civiles” (Guardian).
- LOS ESTADOS UNIDOS Y UN GOBIERNO AFGANO CORRUPTO ESTÁN ALIENANDO A LOS
CIVILES AFGANOS Y PERDIENDO LA GUERRA: “Los documentos ilustran en un
mosaico de detalle por qué, después de que los Estados Unidos han gastado más de
$300 mil millones en la guerra en Afganistán, los talibanes están más fuertes
que en ningún momento desde 2001... los reportes dan un recuento desalentador de
la policía afgana (que) son frecuentemente descritos como ‘de temer’, incluso
odiados, por los civiles afganos. Los reportes, también, narran episodios de
brutalidad policial, corrupción –menor y a gran escala–, extorsión y
secuestros... El precio de la guerra –reflejado en el creciente volumen de
víctimas civiles– han dejado a los estadounidenses buscando cooperación y apoyo
de una población afgana que se encuentra cada vez más hastiada, resentida,
temerosa y alienada... Las crecientes operaciones especiales [estadounidenses]
han avivado el resentimiento de los afganos –por su falta de coordinación con
las fuerzas locales, por las bajas civiles que frecuentemente ocasionan y la
total falta de rendición de cuentas” (N.Y. Times)
Cuando se publicaron las bitácoras de la guerra en Irak 3 meses después,
revelaron aún más información impactante, particularmente que los soldados
estadounidenses habían entregado a civiles iraquíes a la policía iraquí,
sabiendo que serían horriblemente torturados con taladros eléctricos, ácidos y
otros dispositivos antes de ser salvajemente asesinados. Ellen Knickmeyer, jefa
de la oficina del Washington Post en Bagdad en 2006, escribió que estas
revelaciones significaban que los funcionarios estadounidenses habían mentido de
manera rutinaria a los medios estadounidenses –y al pueblo estadounidense– al
decir que no estaban enterados de estos asesinatos en masa. Los líderes
estadounidenses también mintieron constantemente al declarar que no estaban
contabilizando las bajas civiles, cuando, de hecho, sí lo estaban haciendo. Dado
que el derecho internacional hizo a los líderes estadounidenses responsables de
proporcionar ley y orden en el Irak ocupado, estos cables de Wikileaks también
han revelado que los líderes estadounidenses tienen una gran responsabilidad por
estos crímenes de guerra, que están entre los peores desde la II Guerra
Mundial.
En pocas palabras, tanto las bitácoras de Guerra de Irak como las de
Afganistán han revelado que la totalidad del poder Ejecutivo estadounidense es
una “vasta máquina de mentir”, como el periodista David Halberstam describió a
las fuerzas armadas estadounidenses en su declaración jurada en el juicio de CBS
contra Westmoreland. Hay que entender que “verdad” vs. “mentiras” no es ni
siquiera una categoría operacional dentro del Poder Ejecutivo o en las fuerzas
armadas. El propósito de comunicarse con el público no es proveerle información
verídica sino, más bien, hacer avanzar “la misión”. La gente que se comunica con
el público obtiene sus empleos y son ascendidos en base a su habilidad para
inducir al público al error, engañar, “voltear la noticia” y mentir. Jamás han
sido funcionarios del Poder Ejecutivo por decirle la verdad al pueblo
estadounidense, y, de hecho, muchos fueron castigados o despedidos por hacerlo.
Y nada describe mejor la degradación de la democracia en los Estados Unidos que
el hecho de que el público espera que los funcionarios del Poder Ejecutivo
mientan, y que los periodistas incluso traicionen su profesión por defender el
secreto ejecutivo y excoriar a aquellos que revelen las mentiras, como Julian
Assange.
Por lo tanto, es imposible exagerar la importancia de la documentación de
Wikileaks sobre estas mentiras al pueblo de los Estados Unidos. Cuando un
periodista reporta sobre un despropósito del gobierno estadounidense, los
funcionarios del gobierno automáticamente niegan todo y muchos estadounidenses
no saben a quién creer. Pero Wikileaks ha revelado documentos oficiales del
gobierno que prueban que los líderes estadounidenses mienten y cometen crímenes
de guerra. El hecho de que los Estados Unidos hayan tapado el homicidio de
civiles, y que esto esté contribuyendo a que estén perdiendo la guerra, ya no
está abierto a debate. Los desvergonzados políticos y periodistas de carrera que
ignoran diariamente los homicidios en masa cometidos por los Estados Unidos,
mientras exigen el arresto de Assange o, mejor aún, su ejecución, se avergüenzan
a sí mismos, a sus hijos y sus profesiones por su indiferencia a todo
sufrimiento que no es el sufrimiento de los estadounidenses y por su sumisa
servidumbre a un poder ejecutivo ilegítimo.
Pero los documentos divulgados por Wikileaks revelan algo aún más importante:
la absolutamente ridícula acusación de que Assange ha “dañado” la “seguridad
nacional” de los Estados Unidos, según dicen, por revelar información que podría
ayudar al “enemigo”. Es obvio que el “enemigo” sabe que quienes han sido
asesinados por los estadounidenses son civiles. El Poder Ejecutivo
estadounidense obviamente proclama que sólo mata “insurgentes” para mantener en
secreto ante el pueblo estadounidense que, de hecho, asesina civiles, temiendo
que de saberse tendrían que enfrentar protestas que podrían atarlo de manos.
Los documentos de Wikileaks, aún cuando datan de 2009 y antes, también
arrojan mucha luz sobre lo que está ocurriendo hoy en día bajo el general David
Petraeus.
En importante recordar que, después de todo, la controversia de Wikileaks no
es primariamente sobre temas legales abstractos del pasado, sino sobre lo que
está sucediéndoles a seres humanos de carne y hueso hoy. Mientras Ud. lee esto,
miles de afganos y pakistaníes están acurrucados en sus hogares, aterrorizados
por los actos bélicos de los Estados Unidos, de la brutal ofensiva del General
Petraeus en el sur de Afganistán, que se ha topado con un aumento de los ataques
con bombas improvisadas y asesinatos por parte de los talibanes, y que ha
ocasionado que la Cruz Roja emita una inusual advertencia indicando que las
condiciones para los civiles afganos son las peores en 30 años, es decir, ¡tan
malas como durante la invasión rusa! Un reportero canadiense comentaba que el
principal hospital de Kandahar está saturado con heridos civiles y que “algunos
días, el piso está rojo de sangre”.
Petraeus ha triplicado los ataques aéreos, llevó a 9.000 asesinos
estadounidenses que están matando [a civiles] 24 horas al día, y ha introducido
una cantidad sin precedentes de incursiones nocturnas, similares a los ataques
nazis de las películas de los años 1940s, mientras que soldados estadounidenses
entran a gritos y balas en los hogares de la gente, aterrorizan a las mujeres y
a los niños, y asesinan, hieren, torturan o encarcelan a los hombres
indefinidamente, sin un juicio u oportunidad de demostrar su inocencia. Incluso
el títere estadounidense que funge de presidente afgano, Hamid Karzai, está tan
impactado por los bombardeos aéreos que le ha rogado a los Estados Unidos que
los reduzca, diciendo, “las redadas nocturnas a las casas... Terribles…
Terribles. Una razón seria por la que los afganos están tan desencantados con la
OTAN y con el gobierno afgano… ¿Cómo medir las consecuencias de todo esto en
términos de las vidas de niños y mujeres, perdidas porque los estadounidenses
querían capturar a Talib A. ¿Y quién es Talib A? ¿Es él tan importante que
justifique la muerte de 10 civiles más? ¿Quién lo decide?”
Burlándose una vez más de su pretensión de estar llevando la “democracia” a
Afganistán, Petraeus rehúsa rotundamente a acabar con lo que el líder afgano
describe como la responsabilidad del General por el asesinato de civiles.
Particularmente significativos son los reportes en primera persona divulgados
en Wikileaks del asesinato por estadounidenses de civiles inocentes en los
puntos de control estadounidenses, que substancian la admisión de McChrystal, en
marzo de 2010, de que "hemos asesinado a incontables personas, pero hasta donde
yo sé, ninguna que fuera una amenaza".
Y es que todo esto genera una pregunta básica sobre la gran intensificación
de los bombardeos estadounidenses ordenados por Petraeus. Si las fuerzas
estadounidenses han asesinado ingentes cantidades de civiles inocentes en los
puntos de control, donde los soldados pueden ver a las personas que asesinan a
la cara, ¿cuántas más civiles inocentes está matando Petraeus desde el aire, en
bombardeos en los que no se ve a las personas que mueren?
Y estos documentos de Wikileaks también brindan importante información sobre
la manera en que la intensificación de los ataques de Petraeus al sur de
Afganistán y Pakistán, donde ha ordenado la intensificación de los ataques
robóticos aéreos así como los asesinatos en tierra, está debilitando, y no
fortaleciendo, seguridad nacional estadounidense a largo plazo. Al igual que los
talibanes están más fuertes, hoy, después de que los Estados Unidos han
despilfarrado $300 mil millones y miles de vidas de estadounidenses en los
últimos diez años, a la larga, las tácticas de Petraeus están fortaleciendo, y
no debilitando, a los enemigos de los Estados Unidos. Si Petraeus asesina
suficientes civiles en el sur de Afganistán, el General [de marras] podría
declarar algunos éxitos aquí. Pero no cabe duda de que sus tácticas están
sembrando un torbellino a largo plazo que no solo amenaza la estabilidad de los
gobiernos afgano y pakistaní, sino que representan una amenaza a largo plazo
para los Estados Unidos.
Un mapa de la ONU recientemente publicado por el Wall Street Journal,
revela que los talibanes, usando tácticas de guerrilla clásicas, ha tomado
territorios del norte y oeste de Afganistán, en tanto Petraeus se ha ido al sur,
cediéndoles control sobre más territorio del que tenían antes. “Mapas Internos
de Naciones Unidas muestran un marcado deterioro de la situación de seguridad en
Afganistán durante la temporada de combates de este año, contradiciendo las
pretensiones de la administración Obama de progreso militar desde que empezó el
aumento de las tropas estadounidenses hace un año”, reportó el WSJ.
El N.Y. Times, por su parte, reportó que varios grupos de insurgentes
en Pakistán han respondido a las tácticas de Petraeus coordinando y cooperando
por primera vez, aumentando significativamente la amenaza que representan para
el estado pakistaní. También es obvio, para quien quiere ver, que Petraeus no
puede matar a más "insurgentes" de los que él mismo creará si continúa
provocando a los 41 millones de pashtunis a ambos lados de la frontera
afgano-paquistaní. La población combinada de Vietnam del Norte y del Sur durante
la guerra de Vietnam era solamente de 31 millones, después de todo, pero fue
suficiente para darle batalla a 500.000 soldados estadounidenses.
Sin embargo, a la larga, las preguntas más profundas que se derivan para los
estadounidenses de los documentos de Wikileaks van más allá del mundo musulmán.
Si pudiéramos liberarnos de toda una vida de propaganda oficial que nos fuerza a
identificar al Poder Ejecutivo estadounidense con el pueblo estadounidense, la
evidencia bastaría para darnos cuenta de que, en política extranjera y militar,
el Ejecutivo estadounidense es una institución autocrática que no representa a
sus propios ciudadanos, opera, básicamente, a espaldas del Congreso, el Poder
Judicial y con la complicidad de unos medios de comunicación que se han
convertido en un brazo del Ejecutivo, propalando las mentiras antes que
exponiéndolas.
Unos meses después de la decisión del Presidente Obama de enviar 30.000
soldados estadounidenses más a Afganistán en diciembre de 2009, por ejemplo,
sólo el 24% de los estadounidenses quería que fueran más y 43% quería reducir el
número de tropas. Sus deseos fueron ignorados, tal como también son ignoradas
las opiniones de los estadounidenses que, hoy, por un margen de 63 a 32, se
oponen a la continuación de la carrera bélica estadounidense en Afganistán. Y,
como revela Bob Woodward en Obama’s Wars, incluso el Presidente es sólo
un títere cuando se trata de decidir si continúa o no la guerra. Woodward
documenta cómo las fuerzas armadas aplastaron el claro deseo de Obama de iniciar
una gran desmilitarización de Afganistán en 2011. El mes pasado, Obama fue
humillado al ser forzado a endosar una fecha hipotética de retiro en 2014.
La mayoría de estadounidenses está de acuerdo con la declaración de
independencia que dice que los gobiernos derivan "sus justos poderes del
consentimiento de los gobernados". Pero los gobernados sólo pueden dar su
consentimiento si están informados de lo que deben consentir. Esto suena obvio.
Yo no puedo decir que di mi consentimiento para comprarle su computadora
portátil si Ud. me indujo al error al no decirme que estaba descompuesta. Uno de
nuestros principios legales más básicos es que un contrato es nulo e inválido si
una de las partes lo obtuvo bajo falsedades. Al revelar el masivo engaño
perpetrado por el Ejecutivo estadounidense, Wikileaks ha demostrado que tal
Ejecutivo no representa legítimamente al pueblo estadounidense.
Estos documentos de Wikileaks deben hacer preguntarnos: ¿en qué medida los
ciudadanos de una democracia le debemos lealtad a una gavilla de líderes
autocráticos que obtienen el consentimiento de sus ciudadanos mediante una
duplicidad masiva? Y, ¿en qué medida podemos confiar en su juicio o su
decencia?
En los próximos años, los estadounidenses se encontrarán haciéndose tales
preguntas cada vez más frecuentemente en los próximos años, a medida que el
declive económico y los futuros ataques terroristas obliguen a las élites
estadounidenses a llevar a casa este estado mental autoritario que causa tanto
daño en el extranjero. Parece seguro que la democracia estadounidense deberá
enfrentar los desafíos más grandes desde la fundación del país.
Pero es a largo plazo. La pregunta que debemos hacernos ahora es si los
estadounidenses pueden oír el sonido del sufrimiento que sus líderes están
causando fuera, ya que, en este mismo instante, hombres, mujeres y niños
inocentes están siendo asesinados y mutilados en lo que la Cruz Roja ha descrito
como la carnicería de civiles más grande desde que los rusos invadieron
[Afganistán] hace 30 años.
Julian Assange debería ser aplaudido, no perseguido, por escuchar el sonido
del sufrimiento.
¿Lo oímos nosotros?
Fred Branfman denunció la Guerra Secreta Aérea del ejecutivo estadounidense
en Laos, que asesinó ilegal y salvajemente a decenas de miles de inocentes
agricultores laosianos. En años recientes, ha escrito frecuentemente sobre los
actos bélicos del ejecutivo estadounidense para Alternet.
Traducción para www.sinpermiso.info: Antonio
Zighelboim
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