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Los respetables criminales de guerra de Estados Unidos

Rev. William Alberts
De CounterPunch | artículo original
21 de junio de 2019

Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 5 de agosto de 2019


Fuente: BasilioC – dominio público

Una historia del Boston Globe resalta el regreso de las alumnas del Wellesley College Madeleine Albright y Hillary Clinton para la reunión de los aniversarios 60 y 50 respectivamente, de su generación. La historia dice que “sus primeros días en Wellesley College fueron marcados por la incertidumbre y el sentirse fuera de lugar”. La presidenta del Wellesley College Paula A. Johnson, les hizo preguntas por más de una hora con la audiencia dándoles a “Albright y Clinton una recepción entusiasta que incluyó una ovación de pie”. ¿Qué creó una respuesta entusiasta? Albright y Clinton “animaron a la audiencia a hablar y tomar acción para protestar la amenaza de fascismo del gobierno del presidente Trump”. (“En Wellesley, Madelaine y Hillary Clinton motivaron protesta, acción política”, por Laura Crimaldi. Nueve de junio del 2019).

“Levanten la voz y tomen acción para protestar por la democracia. Ok. El país ciertamente necesita ser protegido de “la amenaza de fascismo con el presidente Trump”, pero tanto honrar las “ilustres carreras” de Madeleine Albright y Hillary Clinton es todo un comentario en The Boston Globe y Wellesley College junto con la selectiva moralidad de muchos estadounidenses. Trump podrá servir para distraer la atención de los crímenes de guerra cometidos por otros respetables líderes políticos estadounidenses, como Madeleine Albright y Hillary Clinton.

Considera a Madeleine Albright. La ONU impuso sanciones draconianas sobre Irak, presionada por los Estados Unidos y Gran Bretaña después de haber invadido Kuwait. Antes que eso, en 1989, Irak tenía, según reportes, la mortalidad más baja en infantes del mundo, así como cuidado médico y educación universal y gratuita”. (“Paying the Price: Killing the Children of Iraq,” johnpilger.com, 1-15-05). La extraordinaria salud en Irak fue gracias a que el ex presidente Saddam Hussein nacionalizó los vastos recursos petrolíferos del país y a que invirtió algunos de esas ganancias en la gente iraquí. Esta política no se vendió bien con las corporaciones de petróleo en el Oeste, que veían las reservas de crudo de ese país como una mina de oro controlable y penetrable.

Las sanciones le impidieron a Irak importar suministros de alimentos, medicinas y otras necesidades. Una encuesta realizada por dos científicas, la Dra. Mary Smith Fawzi y Sarah Zaidi, encontró que “casi 576,000 bebés iraquíes habían muerto desde el final de la guerra del Golfo Pérsico por las sanciones económicas impuestas por el Consejo de Seguridad. (“Iraqi Sanctions, Kill Children, U.N. Reports,” por Barbara Crossette, The York Times, 1 de diciembre de 1995).

En 1996, la embajadora estadounidense en la ONU, del presidente Bill Clinton, Madeline Albright apareció en el programa de la CBS 60 Minutes con la reportera Lesly Stahl, quien dijo “Hemos escuchado que medio millón de niños han muerto por las sanciones contra Irak. Digo, son más niños de los que murieron en Hiroshima y, sabes, ¿vale la pena pagar este precio? Albright contestó “Creo que esta fue una decisión muy difícil, pero el precio…consideramos que el precio vale la pena”. (“The price is worth it,” por Edward S. Herman, msuweb.montclair.edu). Evidentemente la gran crítica que recibió por sus palabras, la llevaron a disculparse años después, pero no por las sanciones brutales contra Irak que ella ayudó a implementar como embajadora ante la ONU.

Edward S. Herman, un economista americano que ya murió, investigador y crítico social, escribió que “el radio de muertes de niños iraquíes en los bombardeos del WTC/Pentágono era mejor que 80 a 1” pero “la prensa mainstream y los intelectuales no le dieron importancia a la racionalización de Albright de este asesinato masivo”. Su interés es acerca de “quién”, no “por qué”. Herman preguntó “¿Acaso no es moralmente espeluznante, incluso escalofriante, que él, un historiador liberal y la gran masa de ciudadanos compatriotas, puedan enfocarse en tal angustia e indignación de sus 6,000 muertos, mientras ignoran, o les desinteresa o aprueban, los asesinatos de su gobierno en el extranjero? También dijo “porque la prensa hace invisible la muerte de 500,000 niños, la indignación producida por la intensa cobertura de las víctimas de los bombardeos del WCT/Pentágono no surge por parte suya…La prensa…no están interesados en las causas”. Concluyó “Esto refleja el trabajo de un sistema de propaganda de excelente calidad”. (Ibid)

Evidentemente la presidente del Wellesley Collage no le hizo preguntas a la ex embajadora Madeleine Albright acerca de las sanciones de la ONU por parte de Estados Unidos ni de la muerte de 500,000 niños iraquíes. El “excelente sistema de propaganda” estaba obviamente demostrado en el Wellesley College — y el The Boston Globe.

Ni tampoco las palabras de Osama bin Laden pudieron penetrar ese excelente sistema estadounidense de propaganda. Él escribió una “carta a América” en la que cita las razones del porqué de los ataques del 11/9. Dentro de los pecados del gobierno estadounidense en contra de las naciones musulmanas: “han matado de hambre a los musulmanes en Irak, en donde niños mueren todos los días”, dijo. “Es de pensarse que más de 1.5 millones de niños iraquíes han muerto a causa de sus sanciones y ustedes no mostraron preocupación alguna. Sin embargo, continuó, “cuando tres mil personas suyas murieron, el mundo entero se levantó y no se ha sentado”. (“Full text: bin Laden’s ‘letter to America,’” The Guardian, 24 de noviembre, 2002).

La respuesta del gobierno estadounidense a Osama bin Laden fue enviar al equipo de Fuerzas Especiales a silenciarlo y asesinarlo en su campamento, mientras que el presidente Barack Obama, el vice presidente Joe Biden, y la Secretaria de Estado Hillary Clinton presenciaban su asesinato y el de tres hombres y una mujer desde el Cuarto de Situaciones de la Casa Blanca. El cuerpo de bin Laden fue arrojado al mar para evitar un entierro en el que se pudieran reunir los dolientes y que pudiera ser un lugar de inspiración para más protestas en contra de las políticas imperialistas de los Estados Unidos. (Ver “Death of Osama bin Laden Fast Facts,” CNN Library, www.cnn.com, 18 de abril, 2019).

El asesinato de Osama bin Laden es meramente un ejemplo del silenciamiento del gobierno estadounidense de la gente que se atreve a exponer los crímenes de guerra de América. En el extensivo artículo de In These Times “The Crackdown on Chelsea Manning and Julian Assange Is About Protecting U.S. Empire," (“Las medidas severas en contra de Chelsea Manning y Julian Assange se tratan de proteger al Imperio estadounidense”), Chip Gibbons escribe acerca de los destinos de la whistleblower Chelsea Manning y el editor de WikiLeaks Julian Assange: “la analista de Inteligencia Manning compartió tesoros masivos de los registros de guerra de Irak y Afganistán con Assange, quien los publicó. Vídeos que muestran a soldados americanos cometiendo asesinatos innecesarios de civiles iraquíes, en lo que WikiLeaks llama "Asesinato Colateral”. Gibbons cita el reporte del periodista estadounidense Dahr Jamail acerca de Irak: “Los cables de WikiLeaks de Irak desplegaron la brutalidad de las políticas estadounidenses que durante la ocupación”, (mayo 14, 2019).

Chip Gibbons también cita “Phillis Bennis, una colega en el Instituto de Estudios Políticos”. Ella dijo que “Los registros de la guerra afgana “fueron crucialmente importantes” ya que mostraban que “Afganistán era y continúa siendo un país real en donde cientos de miles, millones de personas sin conexión con el 11/9 serían asesinados o verían sus vidas y las de sus familias destruidas”. Gibbons también resalta que “Los filtraciones de Guantánamo revelaron que el gobierno sabía que tenía presos a 150 hombres inocentes”. (Ibid)

El Sr. Gibbons declara que “este vistazo masivo dentro del aparato de política exterior de los Estados Unidos muestra “el mundo según el imperio estadounidense”, pero, dijo, “para la mayoría de la prensa mainstream, existe muy poca, si es que alguna, verdadera consideración del costo civil de la guerra”. Y “exponer al imperio estadounidense tiene un costo… WikiLeaks actualmente está en la mira del gobierno de Estados Unidos porque retó a este líder de secretos”. (Ibid)

Chelsea Manning pasó siete años en prisión antes de que el ex presidente Obama conmutara su condena de 35 años. Pero ella se encuentra de regreso en prisión por negarse a testificar contra Julian Assange. Él se encuentra en una prisión británica, después de ser perseguido y de haber pasado siete años como refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres. EE.UU. está ansioso de extraditarlo para enfrentar un gran número de cargos bajo la Ley de Espionaje, para, con esto, posiblemente usar el precedente para mermar la libertad de expresión criminalizando a los periodistas que exponen crímenes del gobierno por el bien del público.

Hillary Clinton. Su campaña presidencial fue victimizada por WikiLeaks, que diseminó comunicaciones obtenidas de comité de campaña y del Comité Nacional Demócrata. Su respuesta al arresto de Assange fue “Creo que es claro, por la manera en la que salió la acusación, que esto no se trata de castigar el periodismo, sino que se trata acerca de asistir en el piratería de una computadora militar para robar información del gobierno de los Estados Unidos”. (“Hillary Clinton says Assange ‘has to answer for what he’s done,’” por Julie Gallagher, CNN, 12 de abril, 2019). No importa que la información obtenida fuera acerca de los crímenes de guerra de los Estados Unidos que fueron cubiertos.

Clinton también dijo esto acerca de la acusación en contra de Julian Assange: “la conclusión es que necesita “responder por lo que ha hecho”. (Ibid). Ella misma necesita responder por lo que hizo. En el 2002 votó para autorizar la invasión basada en falsedades, innecesaria e ilegal de George W. Bush a Irak y todavía necesita responder por contribuir a este horrible crimen de guerra sin fin. Obviamente la presidenta Johnson, del Wellesley Collage, no preguntó a Clinton acerca de los “4,500 soldados estadounidenses muertos y los miles más permanentemente discapacitados, cientos de miles de muertes iraquíes, la desestabilización de la región con el surgimiento de ISIS y el dramático incremento del déficit federal, resultando en grandes recortes en programas sociales importantes. (“Clinton’s Iraq War Vote Still Appalls,” por Stephen Zunes, progressive.org, 14 de abril, 2016)

Durante su carrera presidencial en el 2016, Hillary Clinton expresó su arrepentimiento por haber votado por la guerra de Irak cuando era senadora de Nueva York. Un obvio y estratégico arrepentimiento porque la base para invadir Irak, las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, había sido ya comprobada como una mentira propagada por la administración de George W. Bush. La realidad reportada en ese entonces: “Clinton ignoró la información dada por los inspectores de la ONU, reportes independientes por parte de analistas estratégicos y artículos en publicaciones refutables de control de armas que retaron las afirmaciones del gobierno”. (Ibid) La elección del 2016 reclamó la perspectiva moral de Clinton.

La “perspectiva” inmoral de Hillary Clinton es vista en su respuesta a Libia como Secretaria de Estado. En el Black Agenda Report, Solomon Comissiong, educador y fundador de Your World News Media Collective escribió que Clinton y Obama “orquestaron la, destrucción de lo que alguna vez fue la nación africana con más altos estándares de vida, ¡Libia!”. Clinton, especialmente, “fue una fuerte proponente y porrista vocal del bombardeo barbárico de Libia, una campaña de bombas que destruyó decenas de miles de vidas civiles”. Como resultado “Libia continua a estar sumergida en un pantano de esclavitud de africanos de raza negra, guerra civil, muerte y destrucción” (“How Barack Obama and Hillary Clinton Contributed to Libya’s Slavery Crisis,” 6 de diciembre, 2017). Los refugiados libios han inundado los países europeos.

Junto con “bombardear Libia hasta el olvido”, el Sr. Comissiong declara que la administración de Obama utilizó “grupos de rebeldes racistas y terroristas para realizar sus acciones sucias en su territorio”. Estos grupos “violan a africanas, torturan y linchan en público simplemente porque fueron vistos como aliados de Muammar Gaddafi, quien les ofreció un lugar seguro a esos mismos africanos negros”. (Ibid)

El Sr. Comissiong dice que la justificación para derribar al ex presidente Muammar Gaddafi se basó en una mentira: “que estaba planeando la muerte de civiles libios”. Su pecado real incluía “resistirse a la máquina neo colonialista de los Estados Unidos con Africom” y convocar a unos Estados Unidos de África…justamente el tipo de líder y (Libyan Jamahiriya) gobierno que EE.UU. odia y ama derrocar”. Comissiong concluye que “ambas partes son imperialistas que no se disculpan por serlo, decididos al dominio global”. (Ibid)

Hillary Clinton da una ventana a su propia alma en respuesta a haberse enterado de que el Cor. Muammar Gaddafi había sido capturado por fuerzas rebeldes, golpeado y sodomizado con una bayoneta. En una entrevista para CBS News, alegremente dijo “Llegamos, vimos y murió” y levantó las manos en un gesto de risa. (“Hillary’s War Crime,” por Paul Craig Roberts, Foreign Policy Journal, 24 de octubre, 2016).

Existe un número de respetables criminales de guerra americanos, en ambos lados del pasillo. El ex vicepresidente y ahora candidato presidencial líder de los Demócratas para el 2020, Joe Biden, junto con otros 28 senadores demócratas, votó para autorizar la criminal invasión de Irak del entonces presidente George W. Bush. El mismo Bush que utilizó su “Jesús cambió mi corazón” profesando fe y mentiras acerca de Sadam Hussein teniendo armas de destrucción masiva para justificar la guerra contra Irak. Todavía es respetable, con una biblioteca y museo con su nombre en la Universidad Metodista del Sur y gran cobertura mediática de su comentario acerca de las falsedades y del nativismo del presidente Trump.

Añade al todavía respetable vicepresidente de Bush, Dick Cheney, quien acusó falsamente a Irak de tener armas de destrucción masiva y quien fue un gran promotor de la guerra. Cheney escribió, posteriormente, sus memorias, In My Time, que fue un #1 superventas de New York Times.

Incluye al respetable Gen. Colin Powell, Secretario de Estado de Bush, quien le mintió a la ONU acerca de las armas de destrucción masiva de Irak, vendiéndole al Consejo de Seguridad de la ONU el caso para la guerra. Su libro It Worked for Me: In Life and Leadership, está descrito como escrito por “una de las figuras más admiradas de Estados Unidos revela los principios que han moldeado su vida y carrera en unas memorias inspiradoras y fascinantes”.

Luego está el respetable ex presidente Barack Obama cuyo uso de drones ha asesinado innumerables civiles en Pakistán, Afganistán, Irak, Yemen, Siria y Somalia. Obama también creó un “lista de la muerte”, otorgándose la autoridad presidencial de asesinar a quien fuera sin necesidad de un proceso legal debido, incluyendo a ciudadanos americanos, sospechosos de terrorismo. Niños inocentes fueron víctimas del “lista de la muerte” de Obama y sus drones. Abdulrahman, un americano de 16 años, hijo del Imam americano Anwar al-Awlaki, su primo adolescente y otros amigos, fueron asesinados en Yemen por un ataque de drones de la CIA ordenado por Obama dos semanas después de que el clérigo radicalizado al-Awlaki fuera silenciado y asesinado en Yemen, también por un ataque de drones de la CIA. (Ver “Obama Killed a 16-Year-Old American in Yemen. Trump Just Killed His 8-Year-Old Sister,” por Glenn Greenwald, The Intercept. 30 de enero, 2017).

Así como la biblioteca presidencial y el museo de George W. Bush en la SMU, Obama tendrá su Centro Presidencial Barack Obama cerca de la Universidad de Chicago.

El presidente Donald Trump siguió los respetables pasos marcados por Obama, ordenando la redada comando de Navy Seal 6 en Yemen, que resultó en el asesinato de “30 personas incluidas 10 mujeres y niños”, una de las cuales fue “la hija de 8 años de… Imam Anwar al-Awlaki”. (Ibid)

Trump se especializa en brutalizar a niños sin poder y a sus familias para ganancia política. Por eso su promesa de campaña presidencial 2020 de deportar “a millones de extranjeros ilegales”. Con Irán también en su vista de mentiras psicopáticas. La lista de criminales de guerra estadounidenses respetables continua.

Estos criminales de guerra estadounidenses respetables revelan que muchos americanos viven en una realidad alterna en donde los crímenes de guerra de su gobierno, si es que alguna vez son mencionados por la prensa mainstream, son normalmente llamados “errores” y raramente investigados o persistentemente retados. En llamar a América “la nación más grande de la Tierra” y “la nación excepcional” diciendo “Estados Unidos Ante Todo” los presidentes Bush, Obama y Trump atribuyen a su país una superioridad moral que convenientemente sirve para cubrir los crímenes de guerra del gobierno imperialista de los Estados Unidos. Una superioridad moral que muchos cristianos especialmente han sido condicionados a creer por su propia imagen excepcional cristiana. La gente necesita ser rebajada moralmente para justificar su subyugación.

Los respetables criminales de guerra estadounidenses cuentan con la respetable gente de fe. Estos líderes políticos no se pueden salir con la suya y ser honrados en un altos y sagrados lugares sin el alojamiento de la gente de fe. Esto no es para descartar la inmensurable labor que la gente buena de fe realiza, pero cuando se trata de decir la verdad acerca de las criminales guerras globales en contra del llamado “terrorismo” por parte del gobierno de EE.UU. es muy común que la gente de fe permanezca como capellanes respetables del status quo en lugar de profetas para todas las personas. Se trata de poder, no de moralidad.

El Rvdo. Dr. William E. Alberts, ex capellán del hospital del Centro Médico de Boston, es tanto un universalista unitario como ministro metodista. Su nuevo libro The Counterpunching Minister (who couldn’t be “preyed” away) está disponible en Amazon.com. El libro Foreword, Drawing the Line, escrito por el editor de Counterpunch Jeffrey St. Clair. Alberts también es autor de A Hospital Chaplain at the Crossroads of Humanity, que “demuestra cómo es, cómo se siente y cómo huele el cuidado pastoral de primera”, indica la reseña en el Journal of Pastoral Care & Counseling. Su correo electrónico es wm.alberts@gmail.com.


 

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