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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

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Voz religiosa contra el fascismo cristiano

Rabino da la alarma sobre los "cristócratas"

Revolución #039, 19 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us


El rabino James Rudin es el principal asesor interreligioso del Comité Judío Estadounidense y es miembro del consejo directivo. En el pasado, fue presidente del Comité Internacional Judío de Consultas Interreligiosas. Desde 1969, ha participado en diálogos entre evangélicos y judíos y se ha reunido con figuras religiosas como Pat Robertson y el papa Juan Pablo II (en 10 ocasiones). El rabino Rudin tiene un mensaje:

"Estoy convencido, a pesar de que Estados Unidos tiene una población grande, diversidad religiosa y garantías constitucionales y jurídicas sobre la separación del estado y la iglesia, de que estamos ante un peligro claro: una campaña para transformar el país permanentemente en una nación religiosa, donde por ley domine una forma del cristianismo sobre las demás comunidades religiosas".

En otras palabras, como dice el título de un capítulo de su nuevo libro, The Baptizing of America (El bautizo de Estados Unidos): "Ojo, estamos en guerra".

Da la alarma, ¡pero no es alarmista!

Rudin reconoce que sus colegas y amigos le dicen "alarmista", y por eso se puso a reunir evidencias para respaldar su posición. Rudin llama "cristócratas" a los promotores de esa marcha hacia la teocracia. Los cristócratas son de las iglesias evangélicas y fundamentalistas, pero no todos los evangélicos y los fundamentalistas son cristócratas.

"Un cristócrata no tiene confianza en el pueblo ni en los líderes de las zonas urbanas de Estados Unidos; la diversidad demográfica le parece una amenaza; prefiere lo que en su opinión es la seguridad y la pureza espiritual y física de las crecientes zonas exurbanas y el campo rural tradicional, donde la mayoría son blancos. Un cristócrata cree que un compromiso con Jesús como salvador personal es absolutamente necesario, pero que no es suficiente en el mundo de hoy. Para que Estados Unidos sobreviva, le parecen imprescindibles el arrepentimiento nacional, y no simplemente individual, y el reconocimiento de Jesús como gobierno máximo de la nación cristiana". [nuestro énfasis]

Rudin describe una "república cristócrata" que no dista mucho de lo que está pasando hoy: un solo partido (republicano) básicamente gobierna el país; enmiendas constitucionales prohíben el aborto y el matrimonio entre personas del mismo género, y permiten rezar en la escuela; los cristócratas dominan las fuerzas armadas, los medios de comunicación, los tribunales y toda esfera de importancia en la sociedad; los impuestos financian programas de bienestar público "administrados directamente por grupos religiosos, la gran mayoría cristócratas".

En un capítulo del libro, Rudin describe el "dominionismo" y el "reconstruccionismo cristiano", que son el cemento ideológico del movimiento cristócrata.1 Cita al Dr. Bruce Prescott, un pastor presbiteriano opuesto al reconstruccionismo cristiano, que "catalogó los seis ‘proyectos básicos’ de dicha ideología: 1) hacer que los Diez Mandamientos sean la ley; 2) reducir el papel del gobierno a defender los derechos de propiedad; 3) pagar diezmos a agencias eclesiásticas para financiar la asistencia pública; 4) cerrar las cárceles y restaurar la esclavitud como castigo; aplicar la pena de muerte a los delitos que recibieron ese castigo en el antiguo Israel, como la apostasía [renuncia a la religión], la blasfemia, el homicidio, la violación, la mala conducta de los niños, no guardar el día de descanso, la sodomía y la brujería; 5) cerrar las escuelas públicas y hacer responsables a los padres por los estudios de sus niños; 6) fortalecer la familia patriarcal".

Rudin cita un comentario de Prescott de que en 2002 ya se habían dado pasos importantes en cada uno de esos aspectos, con la excepción del cierre de las cárceles. Prescott agregó:

"Esos logros se deben a su alianza con el Partido Republicano y los cristianos conservadores, y a su participación en el proceso político... Los reconstruccionistas comprenden que, tarde o temprano, habrá oposición a la clase de sociedad que quieren crear... cuando eso ocurra, creo que algunos estarán dispuestos a aprovechar la oportunidad para tomar las armas y hacer otra guerra civil... que [para ellos] tendrá una justificación moral y teológica...".

"Ojo, estamos en guerra"

Rudin enlaza muchas de esas ideas en el capítulo titulado "Ojo, estamos en guerra", que resume la historia del ascenso de los cristócratas y el papel de George W. Bush. Describe las divisiones del movimiento evangélico, en particular en la Convención Bautista del Sur, y cita a Bill Moyers (pastor de ella).

Moyers escribió en 1999 que "durante los últimos 20 años, los bautistas reaccionarios forjaron una alianza para dominar uno de los principales partidos políticos y fomentar un programa de oración escolar, y subvenciones y privilegios gubernamentales para su religión. Su primera estrategia, y la más exitosa, fue llegar a controlar la Convención Bautista del Sur... [para tener] una sede de poder".2 Nótese que la Convención Bautista del Sur dice tener más de 16 millones de feligreses en 37,000 iglesias. Con la adición de otras iglesias evangélicas, y los miembros y clérigos reaccionarios de la iglesia católica y otras iglesias convencionales, estos son los soldados rasos y oficiales de campaña del movimiento.

En varios capítulos, Rudin delinea el plan cristócrata para las relaciones íntimas, las escuelas, los hospitales y laboratorios médicos, los tribunales, los espacios públicos y el trabajo. En cada esfera, Rudin analiza el extremismo del plan y la lógica que los hace ver en cada victoria un motivo para luchar más. Como se ilustró en el artículo de Revolución de la semana pasada,3 los fascistas cristianos consideran que el aborto es el primer paso hacia la eliminación de toda forma de control de la natalidad. Rudin describe esa lógica en cada aspecto del plan.

Rudin recalca que los cristócratas no quedarán satisfechos con reformas; están resueltos a "recobrar a Estados Unidos". Rudin dice: "El cristócrata cree que la república estadounidense fue la ‘ciudad resplandeciente’ y que en las últimas décadas ha perdido su norte y sus fundamentos morales, políticos, culturales y religiosos. Cree que es imprescindible una transformación radical de toda esfera de la vida estadounidense para que la nación cumpla su ‘destino manifiesto’ y se ‘salve’ de la ‘secularización’ implacable que ocurre por toda la sociedad".

El libro de Rudin tiene muchos puntos fuertes, por ejemplo su discusión de las raíces culturales de este fenómeno y sus propias experiencias como adolescente; pero también tiene puntos débiles. Hay que notar que Rudin no es radical. Es anticomunista y liberal; apoya el estado de Israel y la posición dominante de Estados Unidos. En eso, obviamente tenemos un gran desacuerdo. Pero como una figura religiosa que ha trabajado por la tolerancia entre gente de diferentes creencias y que tiene un conocimiento profundo de los "cristócratas", su análisis —y el de varias otras figuras religiosas que hemos publicado en Revolución — merece la atención de toda persona preocupada por la amenaza de una teocracia.

Notas

1. Ver el artículo del número 33 "Dominionismo: Ten miedo, ten mucho miedo, ¡El futuro que tenemos que parar!" en revcom.us.

[Regrese al artículo]

2. Ese proceso tuvo un gran avance en el 2000, cuando la Convención Bautista del Sur adoptó la declaración "Fe y Mensaje Bautista". La Convención siempre se había distinguido por la independencia de sus pastores; pero esa declaración dio tanto poder a la jerarquía que el ex presidente Jimmy Carter, reconocido bautista sureño, criticó la "rigidez de esa conformidad forzosa", que excedía a la iglesia católica. En los últimos años, la Convención ha cambiado o ha revocado sus enseñanzas tradicionales sobre la separación de la iglesia y el estado (que eran parte de su doctrina) y la "doctrina de guerras justas" (las nuevas enseñanzas concuerdan más con la política de guerra del gobierno de Bush). También ha reafirmado las escrituras bíblicas que mandan la subordinación de la mujer al hombre y otras posturas reaccionarias.

[Regrese al artículo]

3. Ver "La moral del derecho al aborto... y la inmoralidad de los que lo atacan" en revcom.us.

[Regrese al artículo]


 

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