Estoy en huelga de hambre. Sueño con cocinar para mi
familia.
JARED RODRIGUEZ / TRUTHOUT
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Ahmed Rabbani
Truthout
10 de febrero de 2021
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 16 de febrero de 2021
Existen muy pocas libertades en la prisión de
Guantánamo, en donde he estado encarcelado sin cargos ni juicio, referido como
ISN 1461 de Guantánamo por más de 16 años. El derecho a inanición es uno de
ellos, pero incluso aquí, me alimentan de manera forzada, para evitarse la vergüenza
de mi muerte.
En Pakistán, antes de que fuera secuestrado, torturado
y llevado a través de medio mundo encadenado, me encantaba cocinar. No existe
algo más satisfactorio que preparar una comida caliente para tu familia y
compartirla con ellos. Aquí me dejan cocinar para mis compañeros, pero solo en
un microondas y los guardias me pueden quitar todo en cualquier momento. Yo
nunca como lo que cocino. He estado en huelga de hambre por siete años en
protesta a mi detención indefinida. Cuando todo te ha sido arrebatado, esta
pequeña medida de auto determinación significa mucho.
Esta fotografía muestra a Ahmed Rabanni en Karachi,
antes de que fuera vendido por una recompense en el 2002. (Cortesía de Reprieve).
Cortesía de AHMED RABBANI.
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Fui secuestrado de mi hogar el 10 de septiembre del
2002 y vendido por recompensa a los Estados Unidos con una historia falsa de
que yo era un terrorista llamado Hassan Ghul. Como resultado de eso, fui llevado
a una prisión obscura en Kabul y torturado por 540 días. Me negué a decir que
era Hassan Ghul porque no lo era. Eventualmente capturaron a Ghul y porque fue
considerado como “cooperativo”, lo dejaron ir. Regresó a las andadas y fue
asesinado por un dron en el 2012.
Fui entregado a Guantánamo en septiembre del
2004. Intenté obedecer las reglas tontas de la prisión por mucho tiempo antes
de darme por vencido. Comencé la huelga de hambre a principios del 2013 cuando
mi paciencia finalmente se acabó. Dos veces al día, me amarran a una silla de
tortura y meten de manera forzada un tubo de 110 centímetros en mi nariz.
Mis abogados han creado un sitio web en donde, mientras se
acercan los 3,000 días de mi huelga, puedes ver mi gradual desaparición. Pesaba
170 libras (alrededor de 85kg) y ahora peso 80 libras (40kg). Esto significa
que 53 por ciento de mí ha “escapado” de esta prisión. Por supuesto, no puedo
seguir para siempre y espero que no me saquen de aquí en un ataúd, pero tengo
que hacer algo para protestar de manera pacífica.
Esto sería demasiado para el que sea,
pero para un hombre como yo que ama cocinar y comer, es mucho peor. ¿Puedes
comenzar a imaginar la tortura cuando preparo comidas para mis hermanos aquí,
pero yo no como?
Todo lo que tengo para sostenerme son
mis sueños. Cuando salga de aquí sueño con abrir un restaurante y cocinar solo
la comida más original de nuestra sociedad, comida que ha existido por siglos.
Te voy a dar un ejemplo de algo que tal vez quisieras probar.
Lo llamo un “Rabbani” ya que es mi propia versión de una tradición antigua: soy étnicamente Roiga, pero soy
ciudadano paquistaní y viví por muchos años en Arabia Saudita. El nombre de un
platillo similar entre árabes es “harisa” o “hareesa” y es muy picoso. Mi
esposa lo preparaba de la manera paquistaní, llamado “Haleem” y tiene lentejas
y menos picante. Mi innovación fue mezclar las culturas, usando el picante de
Arabia y el sabor de las lentejas de Pakistán.
Espero que no me saquen de aquí en un ataúd, pero tengo que hacer algo para protestar
de manera pacífica. |
Toma todo el trigo y remójalo toda la noche, con casi
la mitad de peso en lentejas. La mañana siguiente por a hervir el trigo y las
lentejas juntas en agua por lo menos una hora, añadiendo algunas especias,
completas, no en polvo, mucha canela, cardamomo y clavo.
Mientras tanto, fríe cebolla, cortada muy fina, en aceite, para empezar, pero generalmente yo le añado mantequilla o grasa
orgánica mientras se reblandece. Luego añade pimienta y jengibre.
Ahora la carne. Cordero era mi favorito con un poco de
grasa. Debe de ser hervido antes hasta que quede suave.
Después mezcla todo por varios minutos. Debe ser hecho
a mano con una cuchara, sobre el fuego, sin usar alguna máquina. Añadir tantita
leche le dará luz al color.
Aquí en Guantánamo no tengo los ingredientes para un
Rabbani, así que cuando cocino para otros hombres, debo preparar con lentejas.
Ayer remojé algunas para que estuvieran listas para después de la llamada con
mi abogado. Un día, cuando regrese a mi esposa y familia en Karachi, espero
poder preparar el platillo de manera apropiada una vez más.
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