Abusaron de mí los estadounidenses
en Afganistán y sigo detenido en Guantánamo- la CPI (Corte Penal Internacional)
está en lo correcto en hacerlos responsables
Ahmed Rabbani | marzo 11, 2020
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 26 de marzo de 2020
Si los Estados Unidos no permiten que su propia gente
sea objeto al mandato del estado de derecho en dichos casos, ¿cómo serán otros
encontrados responsables?
Me he acostumbrado a que me pateen en el estómago. De pronto las patadas se detienen. Ayer me enteré de
que la Corte
Penal Internacional (CPI) accedido a investigar crímenes de
guerra cometidos en Afganistán por las fuerzas estadounidenses.
Mis torturadores estadounidenses la “prisión negro” en Kabul creyeron tener
impunidad a lo que me hicieron. Ahora existe la posibilidad de que pudieran ser
encontrados responsables. Es, de hecho, un momento histórico: los torturadores
estadounidenses podrían enfrentar justicia internacional por primera vez.
Fui una de las cien personas en presentar una queja,
aunque fui el único de Guantánamo y
en hacer público su nombre. Entiendo el por qué los demás quisieron mantenerse
en el anonimato, pero yo no tengo miedo a las represalias. ¿Qué me podrían
hacer que no me han hecho ya?
Los estadounidenses pagaron una recompensa a los
paquistaníes por mí, después de que les dijeron que yo era un terrorista
conocido llamado Hassan Gul. Me llevaron en avión, encadenado, desde Karachi a
la “prisión negro” en Kabul y abusaron de mí en maneras inexplicables por 540
días y noches. Sorprendentemente capturaron, tiempo después, al verdadero
Hassan Ghul, pero lo dejaron ir mientras, yo, el inocente chofer de taxi, fui
entregado a Guantánamo en donde 17 años después, aquí sigo. No existe discusión
alguna de los hechos: el senado de los Estados Unidos confirmó mi maltrato en
su reporte del 2014 de tortura de la CIA.
La CPI promete “hacer responsables a quienes
cometieron crímenes y ayudar a prevenir a que sucedan nuevamente”. Dicen que
“no Podemos lograr esta meta por nosotros mismos” y les piden ayuda a otros.
Así, junto con otros, me aventuré y estuve dispuesto a
retar a la nación más poderosa de la Tierra, aunque yo todavía estoy en sus
garras y todavía soy abusado por ellos.
He estado en huelga de hambre por más de seis años,
protestando pacíficamente mi detención sin juicio. Cada día aquí en Guantánamo
me alimentan forzosamente en una manera increíblemente dolorosa, descrita como
un trato “cruel, degradante e inhumano” el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los derechos humanos. En otras palabras, mi tortura continúa.
Mis abogados entregaron evidencia a los fiscales que
condujeron una investigación debería seguir adelante. Pero después el panel de
la CPI los anuló. Pensé que terminaría, como todo lo demás y los Estados Unidos
me pueden torturar con impunidad, desde una prisión negro a Guantánamo. Pero
estoy feliz de que la revisión de la CPI de ayer prueba que no es el caso.
No hay mucho que yo pueda hacer aquí en Guantánamo. No
puedo ver a mi esposa. Nunca he tocado a mi hijo Jawad, que nació poco después
de que yo fuera secuestrado. Pero he podido pintar con algunos materiales que
me han traído mis abogados. Así que pensé que una cosa que puedo hacer para los
jueces, para expresarles mi agradecimiento por su valor, es pintar para ellos. Dibujaré
a mi esposa y a mis hijos sentados en el piso. En frente de ellos, soldados estadounidenses
arrastrándome del cabello hacia Guantánamo. Estaré encadenado y amarrado. Mi
ropa será rasgada mientras soy humillado ante todo el mundo. Me gustaría que la
corte pusiera mi cuadro en algún lugar del edificio, para mostrar lo que su
trabajo significa para las víctimas de estos crímenes.
Existe un principio más amplio aquí, que es muy
importante: si los Estados Unidos no permiten que su gente sea esté bajo el
estado de derecho cuando torturan prisioneros, ¿cómo podrán ser encontrados
responsables otros? Nos obliga a hacer una pregunta: ¿Qué evitaría que Vladimir
Putin, presidente de Rusia, asesinara a quienes no le caen bien en las calles
de Londres? ¿Por qué no dejaría de usar armas químicas contra su gente el
presidente de Siria, Bashir al-Assad?
No estoy interesado en la venganza en contra de la
gente que me amarró las muñecas y me dejó colgado en un hoyo oscuro por días
interminables, gradualmente dislocando mis hombros. No quiero exigir que sean
enviados a prisión. No pido dinero. Si fuera ordenado que se me pagara un
millón de dólares por cada año que he pasado siendo abusado, no sería
suficiente para compensarlo. Pero yo sería feliz con tres palabras: “lo
sentimos mucho”. Y sería feliz si mi propio sufrimiento pudiera ser expuesto
para que nadie más atravesara esta pesadilla, jamás.
Aquí
está la publicación original en independent.co.uk
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