Un plan de caza de terroristas muestra que EE.UU.
seguirá agregando nombres a sus listas de asesinatos
Greg Miller The Washington Post 29 de octubre de 2012 Traducido del
inglés para Rebelión
por Germán Leyens
Durante los últimos dos años, el gobierno de Obama ha estado desarrollando en
secreto un nuevo plan para perseguir terroristas, una lista de objetivos para la
próxima generación llamada “matriz de disposición”.
La matriz contiene los nombres de presuntos terroristas ordenados según un
recuento de los recursos a utilizar para rastrearlos, incluidas sentencias
selladas y operaciones clandestinas. Funcionarios estadounidenses dicen que la
base de datos tiene el propósito de ir más allá de las actuales listas de
asesinatos, delineando planes para la “disposición” de sospechosos más allá del
alcance de los aviones no tripulados estadounidenses.
Aunque la matriz es un trabajo en curso, el esfuerzo por crearla refleja un
escenario de realidad en las filas del contraterrorismo de la nación: Las
guerras convencionales de EE.UU. se están desacelerando, pero el gobierno espera
seguir agregando durante años nombres en sus listas de asesinato o captura.
Entre altos funcionarios del gobierno de Obama, existe amplio consenso de que
es probable que semejantes operaciones se extiendan por lo menos por una década.
En vista de la forma en que& al Qaida se sigue expandiendo, algunos
funcionarios dicen que no se vislumbra un final claro.
“No es posible que matemos a todo el que quiera dañarnos”, dijo un alto
funcionario del gobierno. “Forma& parte necesariamente de lo que hacemos… No
vamos a terminar en 10 años y obtener un mundo en el que todos se den las manos
y digan: ‘Amamos a EE.UU.’”
Esa línea de tiempo sugiere que EE.UU. ha llegado solo al punto medio de lo
que se conoce como la guerra global contra el terrorismo. Las listas de ataque
que se consideraron medidas finitas de emergencia después de los ataques del 11
de septiembre de 2001, constituyen ahora instalaciones fijas del aparato
nacional de seguridad. Los ficheros se expanden y contraen al ritmo de los
ataques de aviones no tripulados, pero nunca llegan a cero.
Mientras tanto, surge amenazadoramente un hito significativo: La cantidad de
combatientes y civiles muertos en la campaña de aviones no tripulados durante
los últimos 10 años excederá pronto de 3.000 personas según ciertos cálculos,
sobrepasando la cantidad de personas que al Qaida mató en los ataques del 11 de
septiembre.
El gobierno de Obama ha pregonado sus éxitos contra la red terrorista,
incluida la muerte de Osama bin Laden, como logros representativos que hablan a
favor de la reelección del presidente. El gobierno ha dado pasos vacilantes
hacia una mayor transparencia, reconociendo formalmente por primera vez el uso
por EE.UU. de aviones no tripulados armados.
Menos visible es la medida por la cual Obama ha institucionalizado la
práctica altamente confidencial de asesinatos selectivos, convirtiendo elementos
& ad hoc & en una infraestructura de contraterrorismo capaz de
sustentar una guerra al parecer permanente. Los portavoces de la Casa Blanca,
del Centro Nacional de Contraterrorismo, la CIA y otras agencias se negaron a
comentar sobre la matriz u otros programas de contraterrorismo.
Hay funcionarios que reconocen en privado que el desarrollo de la matriz
forma parte de una serie de actividades, en Washington y en el exterior, para
empotrar los instrumentos de contraterrorismo en una política de EE.UU. a largo
plazo.
El consejero de contraterrorismo de la Casa Blanca, John O. Brennan, quiere
codificar el enfoque del gobierno de generar listas de captura/asesinato como
parte de un esfuerzo más amplio para guiar a futuros gobiernos a través de los
procesos de contraterrorismo adoptados por Obama.
El director de la CIA, David H. Petraeus, presiona a favor de una expansión
de la flota de aviones no tripulados armados de la agencia, dijeron los
funcionarios estadounidenses. Esta propuesta, que necesitaría la aprobación de
la Casa Blanca, refleja la transformación de la agencia en una fuerza
paramilitar y deja claro que no tiene la intención de desmantelar su programa de
aviones no tripulados y volver a su enfoque previo al 11 de septiembre en la
recolección de inteligencia.
El Comando Conjunto de Operaciones Especiales de EE.UU. [JSOC], que realizó
la incursión que mató a bin Laden, ha transferido equipos de comandos a
presuntos puntos álgidos terroristas en África. Un tosco puesto avanzado de
EE.UU. en Yibuti se ha transformado en una rampa de lanzamiento de operaciones
de contraterrorismo en todo el Cuerno de África y en Medio Oriente.
El JSOC también ha establecido un centro secreto de fijación de objetivos al
otro lado del Río Potomac en Washington, dijeron algunnos funcionarios
estadounidenses actuales y antiguos. Las células de elite de fijación de
objetivos han estado tradicionalmente& ubicadas cerca de las primeras líneas
de sus misiones, incluidos Irak y Afganistán. Pero el JSOC creó una fuerza de
tareas de la “región de la capital nacional” que está a 15 minutos de la Casa
Blanca para que pueda estar involucrada más directamente en las deliberaciones
sobre las listas de al Qaida.
Estos hechos fueron descritos por actuales y antiguos funcionarios de la Casa
Blanca y del Pentágono, así como de agencias de inteligencia y contraterrorismo.
La mayoría habló bajo condición de anonimato debido a lo delicado del tema.
Estos componentes de contraterrorismo se han basado en un fundamento legal de
asesinatos selectivos que el gobierno de Obama ha discutido con más amplitud
durante el año pasado. En una serie de discursos, funcionarios del gobierno han
citado bases legales, incluida la autorización del Congreso para el uso de
fuerza militar otorgado después de los ataques del 11 de septiembre, así como el
derecho de la nación a la autodefensa.
Los críticos afirman que esas justificaciones se han debilitado a medida que
la campaña de aviones no tripulados se ha expandido mucho más allá del núcleo
central de operativos de al Qaida responsables de los ataques en Nueva York y
Washington. Dichos críticos también señalan que el gobierno todavía no confirma
la participación de la CIA o las identidades de los que& asesinados. Ciertos
ataques se cuestionan en la actualidad desde el punto de vista legal, incluidos
los asesinatos del año pasado en Yemen del miembro de al Qaida Anwar al-Awlaki,
nacido en EE.UU.,& y de su hijo de 16 años.
Expertos en contraterrorismo dijeron que la dependencia de asesinatos
selectivos se "auto-perpetúa" y que produce innegables resultados a corto plazo
que pueden ocultar costes a largo plazo.
“El problema del drone es que es como tu cortadora de césped”, dijo Bruce
Riedel, ex-analista de la CIA y consejero de contraterrorismo de Obama. “Hay que
cortar el césped permanentemente. En cuanto se deja de cortar vuelve a
crecer”.
Una base de datos en continuo desarrollo
EE.UU. lleva a cabo actualmente múltiples programas de aviones no tripulados,
incluidas patrullas militares reconocidas por EE.UU. en zonas de conflicto en
Afganistán y Libia y vuelos de vigilancia secretos de la CIA sobre Irán.
Los ataques a al Qaida, sin embargo, se realizan según programas letales
secretos que involucran a la CIA y el JSOC. La matriz fue desarrollada por el
Centro Nacional Antiterrorista [NCTC] bajo el antiguo director Michael Leiter
para aumentar las listas de asesinatos separadas pero solapadas de esas
organizaciones, dijeron los funcionarios.
El resultado es una sola base de datos, en continuo desarrollo, en la cual
están catalogadas biografías, ubicaciones, asociados conocidos y organizaciones
afiliadas. Igualmente lo están las estrategias para desbaratar los objetivos,
incluyendo solicitudes de extradición, operaciones de captura y patrullas de
aviones no tripulados.
La decisión de Obama de cerrar las prisiones secretas de la CIA acabó con un
programa que se había convertido en una fuente de menosprecio internacional,
pero también complicó la persecución de los terroristas. A menos que un
sospechoso apareciera en la mira de un drone en Pakistán o Yemen, EE.UU. tenía
que esforzarse para decidir qué hacer.
“Teníamos un problema de disposición”, dijo un ex-funcionario de
contraterrorismo estadounidense involucrado en el desarrollo de la matriz.
Se pretende que la base de datos identifique contingencias y cree un menú de
operaciones que defina el papel de cada agencia en caso de que un sospechoso
aparezca en un lugar inesperado. “Si está en Arabia Saudí, que lo detengan los
saudíes”, dijo el ex-funcionario. “Si viaja en el exterior a al-Shabaab [en
Somalia] lo podemos detener mediante barcos. Si está en Yemen, matarlo o hacer
que los yemeníes lo detengan”.
Los funcionarios se negaron a revelar las identidades de los sospechosos
incluidos en la matriz. Mencionaron, sin embargo, la captura el año pasado del
supuesto operativo de al Qaida Ahmed Abdulkadir Warsame en la costa de Yemen.
Warsame fue detenido durante dos meses a bordo de un barco estadounidense antes
de que lo transfirieran a la custodia del Departamento de Justicia y lo
presentaran ante un tribunal federal de Nueva York.
“Warsame era un caso clásico de ‘¿Qué vamos a hacer con él’?” dijo el ex
funcionario del contraterrorismo. En casos semejantes, la matriz contiene planes
que incluyen qué navíos estadounidenses se encuentran en la vecindad y qué
acusaciones deberían ser preparadas por el Departamento de Justicia.
“Evidentemente, había gente en Yemen que teníamos en la matriz”, así como
otros en Pakistán y Afganistán, dijo el ex-funcionario del contraterrorismo. La
matriz era una manera de estar listos si se movían. “¿Cómo encaramos a esos
sujetos en tránsito? No íbamos a disparar un drone si circulaban por Turquía o
Irán”.
Los funcionarios describieron la matriz como una base de datos para
desarrollo, aunque su estatus no está claro. Algunos dijeron que no se ha
implementado porque es demasiado engorrosa. Otros, incluidos los funcionarios de
la Casa Blanca, del Congreso y de las agencias de inteligencia, la describieron
como un proyecto que podría ayudar a EE.UU. a adaptarse a la estructura
transformista de al Qaida y a sus esfuerzos por explotar la agitación en el
Norte de África y Medio Oriente.
Un año después de que el secretario de Defensa, Leon E. Panetta, declarara
que el núcleo central de al Qaida está cerca de la derrota estratégica, los
funcionarios ven una serie de amenazas emergentes más allá de Pakistán, Yemen y
Somalia, los tres países donde han tenido lugar casi todos los ataques de los
aviones no tripulados de EE.UU.
La Primavera Árabe ha trastocado la& cooperacón contraterrorista de
EE.UU, en algunos países, incluyendo Egipto, donde los funcionarios de EE.UU.
temen que al Qaida pueda echar nuevas raíces. La afiliada de esa red en el Norte
de África, "al Qaida del Magreb Islámico", se ha apoderado de territorio en el
norte de Mali y ha adquirido armas& de contrabando a través de Libia.
“Egipto me preocupa siempre", dijo un alto funcionario del gobierno. “Mirad
Libia, Argelia y Mali y luego a través del Sáhel. Se trata de espacios
territoriales tan amplios, con fronteras abiertas y capacidades militares, de
seguridad e inteligencia prácticamente inexistentes”.
Perfeccionando los asesinatos selectivos
La creación de la matriz y la institucionalización de las listas de
asesinato/captura reflejan un cambio al mismo tiempo psicológico y
estratégico.
Antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001, EE.UU. era retidente a la
idea de los asesinatos selectivos. La comisión del 11 de septiembre informó
sobre de queel gobierno de Clinton había dejado pasar una serie de oportunidades
de atacar a bin Laden en los años anteriores a los ataques, antes de la
existencia de los aviones no tripulados armados. El presidente Bill Clinton
aprobó una serie de ataques de misiles crucero en 1998 después de los atentados
de al Qaida a la& embajadas de África Oriental, pero después de vastas
deliberaciones el líder del grupo escapó del peligro.
En la actualidad los asesinatos selectivos son tan rutinarios que el gobierno
de Obama ha pasado gran parte del año pasado codificando y ajustando los
procesos que los sustentan.
Este año, la Casa Blanca eliminó un sistema en el que el Pentágono y el
Consejo Nacional de Seguridad tenían roles superpuestos en el análisis de los
nombres que se agregaban a la lista de objetivos de EE.UU.
Ahora el sistema funciona como un embudo, que comienza con propuestas de
media docena de agencias y se va restringiendo a través de capas de revisión
hasta que las revisiones propuestas se colocan sobre el escritorio de Brennan y
después se presentan al presidente.
Los llamados en videoconferencia que antes eran convocados por el almirante
Mike Mullen,& entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, ahora son
discontinuos. Los funcionarios dijeron que Brennan consideró que el proceso no
deberían dirigirlo& los que aprietan el gatillo en los ataques.
“Lo que ha cambiado es que en lugar de que lo haga el jefe, John dirige la
reunión”, dijo Leiter, ex-jefe del NCTC.
El gobierno también ha elevado el papel del NCTC, que estaba concebido como
un organismo calificador de datos de amenazas y no tiene capacidad operativa.
Bajo Brennan, que fue su director fundador, el centro ha emergido como
coordinador de ataques.
Otras entidades tienen muchos más recursos concentrados en al Qaida. La CIA,
el JSOC y el Comando Central de EE.UU. tienen cientos de analistas dedicados a
la franquicia de la red terrorista en Yemen, mientras el NCTC tiene menos de dos
docenas. Pero el centro controla una función clave.
“Es el guardián de los criterios”, dijo un ex-funcionario del
contraterrorismo estadounidense. Quiere decir que está a cargo de seleccionar
nombres de las bases de datos de al Qaida para las& listas de los objetivos
basándose en criterios dictados por la Casa Blanca.
Los criterios son confidenciales pero se centran en temas evidentes: ¿Quiénes
son los dirigentes operativos? ¿Quiénes son los facilitadotes clave? Un pedido
típico de la Casa Blanca dirigirá al NCTC a generar una lista de operativos de
al Qaida en Yemen involucrados en la realización o la planificación de ataques
contra personal de EE.UU. en Saná.
Las listas se revisan a intervalos trimestrales regulares durante reuniones
en la sede del NCTC que involucran a analistas de otras organizaciones,
incluyendo a la CIA, el Departamento de Estado y el JSOC. Los funcionarios
subrayan que esas sesiones no equivalen a la aprobación de adiciones a las
listas de asesinato, una autoridad que está limitada exclusivamente a la Casa
Blanca.
Si no hay objeciones –y los funcionarios dicen que han sido raras– los
nombres se presentan a un panel de funcionarios del Consejo Nacional de
Seguridad presidido por Brennan que incluye a los directores adjuntos de la CIA
y del FBI, así como a máximos funcionarios del Departamento de Estado, el
Pentágono y el NCTC.
Obama aprueba los criterios para confeccionar las listas y los ataques de
aviones no tripulados fuera de Pakistán, donde las decisiones de cuándo disparar
las hece el director de la CIA. Pero aparte de la presencia de Obama en las
reuniones del “Martes de Terror” –que generalmente se dedican a la discusión de
amenazas y tendencias del terrorismo en lugar de la aprobación de objetivos– la
participación del presidente es más indirecta.
“El presidente nunca iría a una reunión de adjuntos”, dijo un alto
funcionario de la administración, aunque hubo participantes que recordaron casos
en los cuales Brennan salió de la sala para obtener instrucciones de Obama sobre
temas que el grupo no podía resolver.
El proceso de revisión se comprime, pero no se deja de lado, cuando la CIA o
el JSOC tienen información convincente y un marco muy estrecho para atacar,
dijeron los funcionarios. Este enfoque también se aplica al desarrollo de
criterios para los “ataques firmados”, que permiten a la CIA y al JSCO atacar
objetivos sobre la base de modelos de actividad –carga de un vehículo con
explosivos, por ejemplo– incluso cuando las identidades de los que serían
muertos no son conocidas.
Un enfoque según modelos
Para tratarse de un gobierno que es el primero en adoptar los asesinatos
selectivos en una amplia escala, los funcionarios parecen sentirse confiados en
que han elaborado un enfoque que sea tan sano burocrática, legal y moralmente,
que las futuras administraciones seguirán el ejemplo.
Durante el debate presidencial del lunes, el candidato republicano Mitt
Romney dejó claro que continuará con la campaña de aviones no tripulados. “No
podemos salir de esto matando”, dijo, pero agregó posteriormente que Obama tenía
“razón al aumentar el uso” de ataques de aviones no tripulados y que él hará lo
mismo.
A medida que Obama se acerca al final de su período, los funcionarios dijeron
que la lista de asesinatos en Pakistán ha disminuido a menos de 10 objetivos de
al Qaida, de una cantidad previa de dos docenas. La agencia apunta ahora muchos
de sus ataques de Predator a la red Haqqani, a la que acusan de atacar a las
fuerzas de EE.UU. en Afganistán.
En Yemen, la cantidad de combatientes de la lista ha variado entre 10 y 15,
dijeron los funcionarios, y no es probable que vaya a bajar pronto a un solo
dígito, aunque este año ha habido 36 ataques aéreos estadounidenses.
La cantidad de objetivos de las listas no es fija, dijeron los funcionarios,
pero fluctúa cuando se ajustan los criterios. Los funcionarios defendieron el
sistema aunque reconocen que hay una erosión en el calibre de los operativos
colocados ante las miras de los aviones no tripulados.
¿Es tan buena la persona que actualmente ocupa el Número 4, como la que
ocupaba ese número hace siete años? Probablemente no”, dijo un exalto
funcionario de contraterrorismo involucrado en el proceso hasta principios de
este año. “Pero eso no significa que no sea peligroso”.
Al concentrarse en refinamientos burocráticos, la administración ha evitado
en gran parte la confrontación con temas más fundamentales respecto a las
listas. Las dudas internas sobre la efectividad de la campaña de aviones no
tripulados son casi inexistentes. Lo mismo vale para las alternativas
evidentes.
“Cuando uno se basa en una táctica particular, comienza a convertirse en el
centro de su estrategia, se puede ver la bocanada de humo y desaparece”, dijo
Paul Pillar, ex-director adjunto del centro de contraterrorismo de la CIA.
“Cuando institucionalizamos ciertas cosas, incluidos los asesinatos selectivos,
se cruza un umbral que dificulta que se vuelva atrás”.
Durante una década, las dimensiones de la campaña de aviones no tripulados
han sido impulsadas por objetivos a corto plazo: la degradación de al Qaida y la
prevención de un ataque subsiguiente, en gran escala, en suelo
estadounidense.
Es más difícil medir los efectos secundarios –incluida la medida en la que
los ataques generan más enemigos de EE.UU.– pero las consecuencias serán más
importantes si la campaña continúa durante 10 años más.
“Estamos ante algo potencialmente indefinidos”, dijo Pillar. “Tenemos que
prestar una atención particular, tal vez más de lo que lo hemos hecho
colectivamente hasta ahora, a los pros y los contras a largo plazo de los
métodos que utilizamos”.
Los funcionarios del gobierno de Obama han tratado a veces de provocar debate
sobre durante cuánto tiempo puede la nación emplear las listas de asesinatos.
Pero los funcionarios dijeron que las discusiones se convirtieron en calles sin
salida.
En un caso Mullen, ex-jefe del Estado Mayor Conjunto, volvió de Pakistán y
relató un acolarado enfrentamiento con su homólogo, el general Ashfaq Parvez
Kayani.
Mullen dijo a los funcionarios de la Casa Blanca y del contraterrorismo que
el jefe militar paquistaní había exigido una respuesta a una pregunta
aparentemente razonable: Después de cientos de ataques de aviones no tripulados,
¿cómo es posible que EE.UU. siga trabajando según una lista de “los 20
principales”?
El tema volvió a aparecer después de la incursión estadounidense que mató a
bin Laden. En el intento de reparar una desavenencia con Pakistán Panetta,
director de la CIA, dijo a Kayani y a otros que a EE.UU. le queda solo un puñado
de objetivos y que podría reducir la campaña de aviones no tripulados.
Un alto asistente de Panetta rebatió este hecho y dijo que Panetta mencionó
la reducción de la lista de objetivos durante su viaje a Islamabad pero no
presentó la perspectiva de que los ataques de aviones no tripulados puedan
terminar. Dos ex-funcionarios estadounidenses dijeron que la Casa Blanca dijo a
Panetta que evitara toda mención de compromisos que EE.UU. no estuviera
dispuesto a cumplir.
“No queríamos entrar al tema de listas ilimitadas”, dijo un exalto
funcionario de contraterrorismo de EE.UU. que pasó años supervisando las listas.
“Existe este aparato creado para encarar el contraterrorismo. Sigue siendo útil.
La pregunta es: ¿cuándo dejará de ser útil? No lo sé”.
Karen DeYoung, Craig Whitlock y Julie Tate contribuyeron a este informe.
Fuente: http://www.washingtonpost.com/world/national-security/plan-for-hunting-terrorists-signals-us-intends-to-keep-adding-names-to-kill-lists/2012/10/23/4789b2ae-18b3-11e2-a55c-39408fbe6a4b_print.html
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