Personal Sobresaliente: Marie, Interna de la
Oficina Nacional
Ronnie Moore 3 de julio de 2011
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 04 de agosto de
2011
Como hija de médicos que en la década de 1980 suministraron vacunas y otros
cuidados de salud a la gente de Afganistán y el Yemen, Marie creció en una
cultura de servicio y conciencia social, con pasión por la justicia.
Ahora como estudiante universitaria, Marie escogió a El Mundo No puede
Esperar como la organización a la cual quería dedicar su tiempo y pasiones, por
lo que vino desde Francia a servir como interna en la Oficina Nacional de la
Ciudad de Nueva York.
“Para mí, se trata de servir y de luchar contra los crímenes y la tortura.
Deseo ayudar a alcanzar una verdadera democracia, transparencia y la rendición
de cuentas en el gobierno”, afirma. “Por ese motivo vine a El Mundo No Puede
Esperar”.
El momento de la verdad para Marie fue cuando leyó sobre el campo de
detención/reclusión de la Bahía de Guantánamo. Fue entonces cuando supo que
quería trabajar con El Mundo No Puede Esperar. Ella afirma: “Cuando comencé a
leer sobre Guantánamo, pensé: ¿Cómo puede ser que en los Estados Unidos haya
tortura y desprecio por los derechos humanos? Estoy profundamente preocupada por
esto. Si esto hubiera pasado en otro país, el mundo occidental se levantaría en
armas, pero como sucede en Estados Unidos, no hay consecuencias”.
A pesar de haber llegado sólo pocas semanas antes de la redacción de esta
nota de estímulo, Marie ya está inmersa en muchas actividades esenciales de El
Mundo No Puede Esperar, incluso el Proyecto No Somos Tus Soldados, dedicándose
plenamente al trabajo y desarrollando materiales, el "War Criminals Watch"
(Observatorio de Criminales de Guerra), actualización del website,
desempeñándose como foto-reportera para cubrir protestas, recaudación de fondos
y donde quiera sea necesitada.
Marie afirma que ella aprende algo nuevo todos los días y actualmente quiere
ganarse la vida haciendo mejor el mundo. Aunque dice que no será un medico como
sus padres, espera honrarlos con una eterna mentalidad de servicio. El Mundo No
Puede Esperar siente orgullo de tenerla en sus filas y no existe ninguna duda de
que ella hace orgullosos a sus padres.
Cuando se le preguntó cómo se siente con su trabajo en El Mundo No Puede
Esperar tres semanas después de haberse iniciado como interna, contesta: “Me
gusta lo que estoy haciendo y no me rendiré porque tengo esperanza y la
esperanza es lo último que se pierde.
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