Obama campeón deportador de indocumentados
“Justicia sin misericordia es crueldad” —Santo Tomás de Aquino
Zeituni Onyango, la tía del presidente Barack Obama, ya puede respirar
tranquilamente en su modesto hogar de Boston.
La orden de deportación que pendía sobre ella desde 2004, fue anulada por la
corte de Inmigración y le han concedido asilo político en los Estados Unidos. La
alegría de Zeituni, que vivía en los Estados Unidos desde 2000 sin papeles, fue
compartida y envidiada por los casi 20 millones de indocumentados que continúan
bajo permanente peligro de detención, encarcelamiento y expulsión del país.
A todos les gustaría ser primos, tíos y ahijados de Barack Obama. Sin
embargo, su realidad es diferente en este país donde la campaña antiinmigrante,
orquestada por los republicanos con el apoyo implícito del gobierno, se hace
cada vez más intolerante, racista y xenofóbica.
Mientras, Obama ni se acuerda de sus promesas de legalización ni las
exhortaciones al pueblo cuando declaraba que “América no tiene que tener ningún
miedo a los inmigrantes” y que “los nuevos inmigrantes latinos solamente
favorecerán al enriquecimiento de nuestro país”. También dijo el 28 de junio de
2008 “we must recognize the humanity of immigrants: because we are all
Americans. Todos somos americanos. And in this country, we rise and fall
together”.
Bastó un año, y al igual como a George W. Bush ese sentimiento se desvaneció
del alma, del cerebro y de los gestos de Barack Obama. Ahora resulta que su
administración está en vías de deportar la cifra récord de 400 mil personas en
2010, un 70 por ciento de los cuales son indocumentados no criminales capturados
en agresivas redadas y operativos policiales locales, estatales y federales.
La linda y justa frase de Obama “todos somos americanos”, excluyó de facto a
los indocumentados, arrojándolos a la inseguridad, desconfianza y el miedo. Sin
embargo, el silencio cómplice de la prensa y del resto de habitantes fue
sacudido hace unos días cuando, por milagro apareció la voz de una niña de 7
años de edad, Daisy Cuevas, de padres peruanos, quien increpó inocentemente a
Michelle Obama durante su visita a su escuela en Silver Spring (Maryland): “mi
mamá dice que Barack Obama está sacando a todos los que no tienen papeles” y al
recibir la respuesta de la primera dama que el gobierno está trabajando para que
“la gente pueda estar aquí con los documentos adecuados”, le contestó quejosa y
procupada: “¡pero es que mi mamá no tiene documentos!”.
La inocencia de la niña transmitió al mundo el miedo con que viven los
inmigrantes día a día, siendo sus hijos los primeros catalizadores y también
víctimas de la inseguridad. Daisy fue bautizada inmediatamente por los medios de
comunicación como “el rostro de los indocumentados” y “la vocera de los
indocumentados”. Pero de allí no pasó nada. El gobierno se quedó tan mudo como
Michelle Obama. Pero el susto de la madre de Daisy, Natalia Julca, que se
desempeñaba como empleada doméstica, fue tan grande al verse descubierto su
estatus ilegal, que se ha escondido junto con su hija temiendo la persecución
policial.
Por el momento el Departamento de Seguridad Nacional dice que no emprenderá
acciones contra la madre de la niña, pero nadie sabe cuánto durará esta
tolerancia oficial ni qué pasará con Daisy y su mamá, tan pronto como ambas
dejen de ser noticia.
Vicky.Pelaez@eldiariony.com
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