"La oscuridad": el templo de las más salvajes
torturas de la CIA en Kabul
La CIA y el Pentágano se han visto obligados a publicar 274 documentos que revelan las condiciones de
este centro clandestino de detención y las brutales prácticas durante los interrogatorios
James Mitchell y Bruce Jessen, los hombres que diseñaron el régimen de tortura, han
conseguido evitar ir a juicio
Larry Siems
eldiario.es/The Guardian
15 de octubre de 2017
Un miembro de Amnistía Internacional (AI) sostiene un cartel en el que se lee: "La
tortura es un crimen" EFE
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Noviembre de 2002
Rahman en calcetines y pañales; al supervisor le preocupa una posible hipotermia.
Rahman es sometido a 48 horas de privación del sueño, maltrato, duchas de agua fría y otras torturas, pero
sigue sin ceder.
Sometido a condiciones de bajas temperaturas y un mínimo de comida y sueño... confundido por la
deshidratación y el cansancio.
Un mensaje por cable recomienda el uso de privaciones en el entorno de manera continua junto a
interrogaciones 18 horas al día.
Un lingüista de la CIA pregunta a qué temperatura tiene lugar la hipotermia.
19 de Noviembre a las 22:00 horas
Control de guardia - Rahman está vivo
23:00 horas
Control de guardia - Rahman está vivo
20 de noviembre a las 04:00 horas
Control de guardia - Rahman está vivo
08:00 horas
Control de guardia - Rahman está vivo
10:00 horas
Control de guardia - Rahman está muerto
...
...
...
Había 20 celdas en la prisión; cada una de ellas, una
caja de zapatos de hormigón. En 16 de ellas los prisioneros estaban encadenados
a una anilla de metal en la pared. Las cuatro restantes tenían como objetivo
privar de sueño a sus ocupantes, de pie y encadenados por las muñecas a una
barra por encima de sus cabezas. Los que estaban en las celdas
"normales" tenían un cubo de plástico; los otros llevaban pañales.
Cuando no había pañales los guardas improvisaban alternativas con cinta
americana, o los encadenaban desnudos. Las celdas no tenían calefacción,
permanecían oscuras como la boca de un lobo día y noche, con música a todo
volumen 24 horas al día.
"El ambiente era muy bueno", declaró John "Bruce" Jessen a un investigador de
la CIA en enero del 2003, dos meses después de interrogar en las instalaciones
a un prisionero llamado Gul Rahman. "Desagradable, pero seguro".
En noviembre del 2002, Jessen, uno de los dos psicólogos
asalariados que diseñaron las "Técnicas de Interrogatorio Mejoradas"
de la CIA, pasó 10 días en la prisión secreta cerca de Kabul, Afganistán. Cinco
días después de su partida encontraron muerto por hipotermia a Rahman, desnudo
de la cintura para abajo y encadenado al frío suelo de cemento.
En agosto, la familia de Gul Rahman y las de Mohamed Ben
Soud y Suleiman Abdullah Salim, dos supervivientes del centro clandestino de
detención de la CIA en Afganistán, llegaron a un acuerdo extrajudicial con
Jessen y James Mitchel. La demanda contra los psicólogos de la CIA buscaba una
indemnización por tortura.
Al resolver la disputa, Mitchell y Jessen evitaron un
juicio que hubiese llevado a la luz de un juzgado estadounidense qué ocurrió en
la prisión "Cobalt", su nombre en clave, pero conocida por sus
prisioneros como "la oscuridad".
Sin embargo, mucha información que los demandantes
esperaban que fuese mostrada ante un jurado se ha hecho pública en 274
documentos que la CIA y el Pentágono se han visto obligados a desclasificar y
publicar durante la entrega de pruebas anticipadas contemplada el derecho
procesal americano, en el cual se puede exigir la presentación de pruebas antes
de la celebración del juicio.
Estos documentos, la mayoría previstos para servir como
pruebas en el juicio, aportan la mejor descripción hasta la fecha de las
calamidades por las que pasaron los tres hombres en aquella mazmorra de la CIA,
y de cómo tuvieron la mala suerte de que sus vidas se cruzaran con el apogeo y
la caída de James Mitchell y Bruce Jessen, los hombres que diseñaron el régimen de tortura.
Dos soldados trasladan a un detenido en un campo de prisioneros de Guantánamo. Foto: Wikimedia
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"Hicimos una lista"
El camino para lograr que un psicólogo admitiera haber
trabajado para la CIA y haber sido quien desarrolló los mecanismos de
interrogación comenzó un año antes, a principios del 2002, cuando Jessen y
Mitchell escribieron un artículo titulado "Cómo responder a la resistencia
de Al Qaeda a
las técnicas de interrogación".
El artículo vio la luz, con modificaciones, por primera
vez durante el juicio y desarrollaba métodos para reconocer si los prisioneros
estaban utilizando técnicas de resistencia y "estrategias para elaborar
contramedidas".
El artículo estaba basado en una lectura de ambos
profesionales del Manual de Manchester, una guía para extremistas
que incluye una sección sobre los brutales interrogatorios que los reclutas
pueden experimentar en los centros de detención de los regímenes autoritarios.
El manual combina consejos como "quedarse tranquilo tanto mental como
psicológicamente y mantenerse alerta", con instrucciones prácticas sobre
cómo responder ante las torturas.
En su artículo de contramedidas, Mitchell y Jessen toman
todos estos consejos como estrategias de resistencia. Repetir siempre la misma
historia, pedir un abogado, quejarse por las condiciones de detención, pedir
atención médica, denunciar las torturas: todo esto, según estos profesionales,
"revela que los miembros de Al Qaeda de alta exposición tienen un nivel
sofisticado de entrenamiento de resistencia".
El hecho de que el artículo comenzara con la advertencia
"No somos expertos en la cultura árabe ni en la organización de Al
Qaeda" no afectó el entusiasmo con que fueron recibidas sus ideas.
Durante la primavera del 2002, ambos psicólogos intentaron
vender sus técnicas para vencer la resistencia de los combatientes de Al Qaeda,
Jessen al Pentágono de Estados Unidos y Mitchell a la CIA.
Acompañaron sus presentaciones con ilustraciones en PowerPoint donde utilizaban
lo que ellos llaman "la metáfora del círculo", un diagrama que
plantearon como "una forma efectiva de pensar el comportamiento de
resistencia".
En su declaración previa al juicio, Jessen insistió en
que los métodos de interrogación que él y Mitchell presentaron para vencer las
técnicas de resistencia no incluían tormentos físicos y que se ajustaban a la
Convención de Ginebra. Sin embargo, en abril, Jessen diseñó un "boceto de
explotación" que incluía meter a los prisioneros en celdas insonorizadas
en centros de detención secretos que estaban fuera del alcance de la Cruz Roja,
la prensa, los Estados Unidos y los observadores internacionales. Unos meses
después, "Jim y yo entramos a un cubículo", recordó Jessen en su
declaración. "Él se sentó frente a una máquina de escribir y juntos
hicimos una lista" que se convirtió en las técnicas avanzadas de
interrogación de la CIA.
Abu Zubaydah, preso de Guantánamo torturado por la CIA // Departamento de Defensa de Estados Unidos
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Abu Zubaydah
Los mensajes de la CIA que se presentaron durante el
juicio establecen una crónica de la aplicación de estas técnicas durante los
interrogatorios a los que la CIA sometió a Abu Zubaydah, que sufrió 83 veces la
técnica de "waterboarding", un ahogamiento simulado. Mitchell se unió
a los interrogatorios unas semanas después de Zubaydah, que fue capturado
en marzo en Pakistán, fuera llevado al primer centro de detención clandestino
de la agencia en Tailandia, y muchos de los intercambios entre su equipo y las
oficinas de la CIA hacen pensar que el caso fue una prueba piloto de las
técnicas.
Una serie de intercambios sobre el diseño de las
"cajas de aislamiento" tiene títulos como "comentarios sobre el
posible impacto psicológico de la caja de aislamiento durante el procedimiento
con AZ" y "Más comentarios sobre la construcción y otros detalles de
la caja de aislamiento adicional que se utilizará durante el interrogatorio a
Abu Zubaydah".
Otros informes describen al detalle cómo estas
técnicas se utilizaron en sesiones de interrogación, y su efecto demoledor y
deshumanizante. En una parte de un informe de seis páginas se describe el
"sexto día de la fase agresiva" del interrogatorio a Abu Zubaydah,
que tuvo lugar el 9 de agosto de 2002. "Los interrogadores señalaron
la pequeña caja y le dijeron ‘ya sabes qué hacer’".
"A las 10 de la mañana, el sujeto se sentó en el
suelo y se metió solo en la pequeña caja, sin protestar y sin requerir mayores
instrucciones", escribió el equipo de Mitchell. Durante las siguientes
ocho horas, Abu Zubaydah pasó por diferentes cajas de aislamiento y fue
arrojado contra la pared, una técnica conocida como "walling". Cuando
montaron la estructura para el "submarino", otra vez el interrogador
dijo ‘ya sabes qué hacer’. Al prisionero le dijeron que podía poner fin a las
torturas si decía lo que los interrogadores querían saber, dice el informe,
pero "el sujeto lloriqueó y dijo que no sabía nada".
Ocho días después, un informe enviado desde el
centro de detención clandestino en Tailandia celebraba el éxito de la
"fase agresiva" de tres semanas en el interrogatorio a Abu Zubaydah,
cuyo objetivo había sido "inducir al sujeto a la impotencia total, la
sumisión y la cooperación" y "llegar al punto de haber quebrado
cualquier tipo de voluntad o capacidad del sujeto a resistir o negarse a dar
información". Según escribió Mitchell en el cable, el proceso "puede
utilizarse como modelo para futuros interrogatorios a prisioneros de
importancia".
Mientras Mitchell escribía esto, se estaba terminando de
construir el centro de detención de Cobalt, cerca de Kabul.
Un mes después, cuando los primeros prisioneros pasaban
por sus primeras 24 horas de oscuridad, una circular interna de la CIA
describía el rol que los dos psicólogos tendrían en el programa avanzado de
interrogatorios de la agencia. "Tanto Jim como Bruce podrán realizar la
evaluación directa, llamada examen de estado mental, a los prisioneros en
cuanto hayan sido capturados", decía la circular. Esto permitía
"determinar los mejores métodos de presión física y psicológica que lograr
que este individuo entre en un estado de cooperación lo antes posible".
Para cumplir con los requisitos de las técnicas avanzadas
de interrogación, los interrogadores de la CIA y el Pentágono debían leer el
artículo de contramedidas, mirar la presentación en PowerPoint y
participar de jornadas de entrenamiento en estas técnicas.
"¡Hola, Jim! Me gustó mucho la conferencia,"
comienza un correo electrónico que recibió Mitchell tras una reunión con
"un bonito grupo" de interrogadores, psicólogos y psiquiatras de
Guantánamo. La persona que escribió el correo se queja de Guantánamo, donde
"los prisioneros manejan todo lo que ocurre en el campo y los
interrogadores tienen poco o casi ningún control" y donde "no se
puede aprovechar el shock de la captura, sorprender a nadie
(excepto a los interrogadores) ni desarrollar el sentimiento de impotencia
(excepto en los interrogadores). La persona le pide al psicólogo que mande
copias del artículo a Guantánamo. "Está claro que tú y Bruce se
tienen que involucrar para las cosas se hagan bien".
Imagen del film "The Stuff of Life", realizado por AI Reino Unido, que simula la técnica de
tortura del waterboarding (ahogamiento simulado) © Amnesty International
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Mohamed Ben Soud
Seis meses después, en marzo y abril de 2003, Mohamed Ben
Soud y Suleiman Abdullah Salim se convirtieron en dos de los 39 prisioneros
víctimas de las técnicas avanzadas de interrogación desarrolladas por Mitchell
y Jessen para los centros de detención secretos de la CIA.
El mes siguiente a la muerte de Gul Rahman, se
incorporaron diez calentadores a gas en el pabellón de la prisión, pero poco
cambió respecto de lo que Jessen llamó las "asquerosas" rutinas de
Cobalt. Salim y Ben Soud permanecían en la oscuridad, encadenados todo el día a
la pared o a una barra sobre su cabeza, a menudo desnudos, en celdas donde no
se les permitía dormir. Durante las sesiones de interrogatorios también fueron
sometidos a métodos como golpes, "walling", sumersión en agua helada
y fueron sometidos a horas de encierro en cajas de aislamiento.
Durante el juicio, Jessen y Mitchell argumentaron que,
como ellos no interrogaron directamente a Ben Soud y a Salim, no eran
responsables del tratamiento que recibieron.
Sin embargo, Cobalt había sido diseñado siguiendo sus
instrucciones para un centro de explotación ideal, y después de la muerte de
Rahman todos los interrogadores debían recibir entrenamiento sobre las técnicas
de Mitchell y Jessen. Las experiencias de Ben Soud y Salim parecen haber dado
inicio a una época en que los "interrogatorios avanzados" se
volvieron rutinarios.
Compensaciones económicas, sí; responsabilidad, no
En octubre de 2006, interrogadores de la CIA, psicólogos
y responsables revisaron todas las Técnicas de Interrogación Mejoradas y
prepararon una nueva lista para presentar al Congreso en relación con la recién
promulgada Ley de Comisiones Militares. Uno de los documentos desclasificados
registra que cuatro técnicas fueron eliminadas, entre ellas tres de las que
Salim y Ben Soud sufrieron en Cobalto.
En su libro Interrogación Mejorada, Mitchell hace mención a esta revisión. "Casi de manera unánime, todos
decidimos que para el proceso de condicionamiento tan sólo eran necesarias dos técnicas: el 'walling' y la privación del sueño", escribe
Mitchell. "El resto, aunque daban buenos resultados ocasionalmente, no
eran esenciales. Bruce y yo también creemos que algunas, como la desnudez, las
bofetadas, inmovilizar la cabeza, la manipulación de dieta y el aislamiento en
espacio reducido, eran completamente innecesarias".
Ninguna autoridad de la CIA o del gobierno de George W.
Bush que aprobaron y promovieron los métodos de Mitchell y Jessen han admitido
esto de manera alguna, y sus papeles en el apoyo a los programas de los Centros
de Detención Clandestinos sigue siendo un enigma oscurecido por secciones
omitidas en los documentos que se han hecho públicos.
Muchos de los oficiales de la CIA que participaron en el
programa de tortura de los Centros de Detención Clandestinos fueron contratados
después por Mitchell Jessen y Asociados, que siguieron facturando millones de
dólares a la CIA por servicios de interrogación mucho después de que el
programa llegase a su fin.
El acuerdo al que se llegó la semana pasada constituye el
primer reconocimiento oficial de que se hirió a hombres durante las
"interrogaciones mejoradas" en las instalaciones clandestinas de la
CIA, además de la primera indemnización a víctimas del programa de torturas de
la CIA posterior a los atentados del 11 de septiembre. En un comunicado
publicado cuando tuvo lugar el acuerdo, Mitchell y Jessen dicen: "los
abusos sufridos por el Sr. Rahman, el Sr. Salim y el Sr. Ben Soud son
lamentables", al mismo tiempo que niegan cualquier responsabilidad en
relación con el maltrato a los hombres.
Sin embargo, 15 años después de que Gul Rahman muriese de
frío en una oscura celda, las pruebas reunidas en el proceso previo al juicio
han recalcado la brutalidad e inutilidad de las tácticas llevadas a cabo por
Mitchell y Jessen, y que fueron negadas rotundamente por la CIA hace ya
más de una década.
Traducido por Lucía Balducci y Marina Leiva
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