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No los detiene la SB170

Indocumentados continúan su travesía por el lado de Arizona, a pesar de la ley que da poderes a la policía para indagar el estado migratorio de las personas

Francisco Castro
HOY
7 de mayo de 2010

A pesar de la aprobación de la SB 1070 en Arizona, inmigrantes indocumentados continúan optando por cruzar la frontera por este sector para ir en busca del "sueño americano".

Muchos dicen que saben de esta legislación, la cual dicta que las autoridades del orden local y estatal interroguen a las personas sobre su estado migratorio si es que tienen alguna razón para sospechar que el interrogado está ilegalmente en el país, pero agregan que la necesidad es más poderosa que cualquier ley y que cualquier riesgo que podrían enfrentar.

Son casos como el de José Torres, de Sinaloa, México, que con tres pequeñas bocas que alimentar y ante la falta de trabajo en su natal Los Mochis, no tuvo más remedio que buscar el sustento para su familia en el norte una vez más.

Esta es la cuarta vez que el hombre de 32 años de edad toma está decisión, llevando como compañero de viaje a su primo, Epifanio Valdez, de 27 años. Ambos descansaban el martes en la plaza central de Altar, Sonora, antes de iniciar los tres días de camino que regularmente toma cruzar el vasto e inhóspito desierto que sirve como frontera entre México y Estados Unidos, en el sur de Arizona.

Altar, un pequeño poblado a una hora y media de camino de Nogales, Arizona, es el punto central donde inmigrantes de todo México y Centro América se juntan en su intento por alcanzar suelo estadounidense. Por estos tiempos, hay pocos inmigrantes en Altar, resaltó Kat Rodríguez, de la Coalición de Derechos Humanos en Tucson, Arizona, quien acompañó a HOY en su visita a este pueblo.

"No creo que sea por la SB 1070, a veces llegan muchos migrantes de una vez y a veces lo ves así como está hoy [con pocos inmigrantes]", dijo la activista, quien visita este paraje continuamente para informar a los migrantes sobre los derechos que tienen en caso sean detenidos por Inmigración. De este pueblo, cuya economía se basa totalmente en las necesidades de estos viajeros, salen cientos de personas todos los días en unas vans que las llevan por un camino de tierra hasta el poblado de Sásabe, donde los "coyotes" los guían hacia el "otro lado". Ese viaje en van cuesta actualmente 1,000 pesos (alrededor de 85 dólares). La "pasada" la harán por sí solos, pues dicen que ya conocen el camino.

"Uno sale bien cansado.. muy apenas", manifestó Epifanio, al hablar de los tres días de camino. Hace dos años que José y Epifanio no pasan por estos caminos, pero sí se han dado cuenta que las cosas han cambiado. "Está más difícil", dijo José. "Hay más vigilancia, cuesta más dinero ir de aquí para allá [de Altar a Sásabe]".

Al igual que hace dos años, ambos se dirigen a la pizca de chiles en los campos de Bakersfield. Esa temporada, que dura unos cuatro o cinco meses, les permite enviar 400 dólares semanales a sus familias y al final terminan regresando a México con unos 2,000 dólares de ahorro.

No está nada mal cuando comparan su situación en Sinaloa. "No hay trabajo", dijo José, quien labora en la construcción o el campo cuando está en México. Para poder hacer el viaje, los dos pidieron dinero prestado con un interés del 20% mensual, los cuales se acumulan, pasen la frontera o no. Por eso la necesidad de llegar lo más rápido a California y empezar a ganar dinero.

"Tenemos que hacer la lucha otra vez. No nos queda otra", dijo José. "Es mejor arriesgarse a comparación de quedarse acá y no ganar nada". Esto a pesar de los ruegos de sus esposas, que dicen que ya no quieren que se arriesguen en la travesía.

"No quieren que uno venga, que se arriesgue la vida, que lo maltraten, pero hay que buscarnos la vida", manifestó Epifanio. Ambos dijeron que han escuchado sobre la ley SB 1070; no obstante dijeron que esa legislación no les impedirá que vayan en busca de opciones para dar una vida mejor a sus familias.

"Uno va a trabajar, no va andar robando, haciendo daño", respondió Epifanio, al preguntársele qué opinaba de dicha legislación. "No quieren que uno venga, pero [los estadounidenses] no se miran en el campo levantando la cosecha". José y Epifamio dijeron que regresarán a México una vez que termine la cosecha, para pasar otra temporada con sus familias.

Pero si las cosas no mejoran en México, dijeron que volverán a buscar el sustento del otro lado de la frontera el próximo año. Según Mario Escalante, vocero de la Patrulla Fronteriza para el Sector Tucson, la aprobación de la ley SB 1070 aún no ha tenido algún efecto en el flujo migratorio por esta zona.

"Para nosotros no ha cambiado nada", expresó. "Las cosas están como de costumbre". Así también lo expresó Sarah Launius, del grupo No More Deaths (No más muertes), que provee ayuda humanitaria a inmigrantes que cruzan la frontera. "Tal parece que todavía no se ha corrido la voz, que no son bienvenidos en Arizona", dijo Launius.

Intento fallido Abundio Luna Rangel se quedó cortó en su intento por llegar a Nueva York. Inmigración lo detuvo el lunes junto a cinco inmigrantes de Puebla, México, que lo acompañaban en su travesía. El martes por la mañana, el grupo que lideraba Rangel, quien vivió en la Gran Manzana por tres años, consideraba sus opciones mientras descansaban en la plaza central de Altar.

"Creo que nos vamos a regresar porque ya no hay dinero", dijo Rangel, visiblemente desilusionado. Cada uno había pagado 1,300 pesos (alrededor de 110 dólares) para viajar en camioneta desde Altar a Sásabe donde un "coyote" les cobró 1,500 dólares para ponerlos en suelo estadounidense. Ese costo incluía dos intentos por el precio de uno, pero el grupo aún debatía si volver a probar suerte o regresarse a casa.

Los más jóvenes, que iban por primera vez, optaban por seguir adelante. "Hay que 'rifársela', hay que sufrir. Si uno quiere algo se lo tiene que buscar, pase lo que pase", dijo Hugo García, el más joven del grupo con 18 años y quien parecía el más animado por la aventura.

"Ya pedimos prestado [dinero] para venirnos. Si tienes pinches ganas de venirte, hay que seguirle", acordó Froylán González, de 21 años de edad. Pero Rangel se mostraba menos ilusionado. "Ahorita no se puede cruzar", dijo. "Ya está muy canijo".

Sin dirección Humberto Martínez no sabe a dónde va llegar si tiene éxito cruzando la frontera. "Donde haya trabajo", es la respuesta de este originario de Veracruz, México, de 54 años, que no tiene familiares o conocidos en Estados Unidos, a donde se dirigía por primera vez. Trabajador del campo en su tierra natal, Martínez decidió buscar mejor vida en "el norte" para sus cuatro hijos.

"El salario es muy bajo y no hay trabajo todos los días", dijo mientras esperaba, en una de las muchas casas de huéspedes de Altar, a que su coyote le indicara el día propicio para empezar el camino. Lo único que sabe del cruce es que el "coyote" le dijo que serían tres días de camino y que se alistara un garrafón de agua. Martínez dijo que no tenía miedo de lo que le podría pasar, ni de que lo agarrara la "migra". Y estaba decidido a intentar cruzar cuantas veces fuera necesario para lograr su objetivo.

"Uno queda con el compromiso del dinero y hay que pagarlo", dijo y agregó que había pedido prestado 30,000 pesos (alrededor de 2,500 dólares) para hacer el viaje. Una vez en suelo estadounidense, dijo que no le importaría trabajar de lo que fuera y que esperaba pasar unos dos años antes de regresarse con su familia.

En Los Ángeles, mientras tanto, activistas comunitarios opinaron que la SB 1070 no detendrá la inmigración indocumentada hacia Estados Unidos, vía Arizona. "Creo que la ley no va a impedir que la gente siga cruzando por Arizona, se vienen por una necesidad muy grande. Hay tanta pobreza, que se vienen sabiendo que pueden morir en el camino", dijo Gloria Saucedo, de Hermandad Mexicana de Panorama City. " Lo que sí pienso es que la ley los va a obligar a utilizar otras formas de llegar y a poner su vida en mayor peligro". "Por el momento va a ser más difícil que los inmigrantes escojan Arizona para cruzar, definitivamente", expresó por su parte Francisco Moreno, director de Comunidades del Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM). "No creo que esto reduzca en un cien por ciento el cruce, pero sí lo va a disminuir considerablemente". fcastro@hoyllc.com


 

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