Niños desesperados viajan 3.000 kilómetros en busca de
seguridad:
Ahora se encuentran con un nuevo terror: la policía de "Seguridad"
Nacional
Actualizado 17 de enero de 2016 | Periódico Revolución |
revcom.us
El 23 de diciembre el gobierno de Obama anunció que el Departamento de
Seguridad Nacional lanzará una ola de redadas armadas en cientos o quizás miles
de hogares de todo Estados Unidos a partir de este mes de enero. El
Washington Post informó: “Detendrán a adultos y niños dondequiera que
los encuentren y los deportarán inmediatamente”.
El blanco de estos ataques serán los padres y sus hijos quienes en 2014
huyeron para salvarse la vida por la violencia infernal, así como la pobreza
extrema, en sus países de origen en Centroamérica: Honduras, El Salvador y
Guatemala. En muchos casos, las pandillas armadas o la policía ya habían
violado, asesinado, secuestrado, torturado o desaparecido a un hijo, un hermano
o una hija.
La violencia era tan aterradora que algunos ni siquiera se atrevieron a ir a
casa para recoger sus identificaciones o fotos familiares. Se echaron a huir con
sus hijos, un poco de dinero, la ropa que llevaban puesta. Muchos de los que no
pudieron huirse ellos mismos enviaron a sus hijos adolescentes por su cuenta. Se
emprendieron el peligroso viaje de 3.000 kilómetros a través de México, donde
miles serían violadas o robados por pandillas o la policía, y cientos morirían
en un viaje que podría durar semanas o meses. Viajaron encima de los trenes,
caminaron por la selva y el desierto, vivieron con miedo cada minuto de cada
día.
Arriba: Niños migrantes, detenidos al tratar de
cruzar la frontera, durmiendo en el piso de una celda de detención en
Brownsville, Texas, junio de 2014. Foto AP |
El fin de semana del Año Nuevo, el Departamento de Seguridad de la Patria
llevó a cabo la primera oleada de redadas armadas en busca de refugiados
centroamericanos, allanando casas en Georgia, Carolina del Norte y Texas, y
llevando bajo custodia a 121 mujeres y niños. A los detenidos los transportaron
a centros de detención cerca de la frontera con México, donde los procesan antes
de forzarlos a regresar a la violencia y el peligro en los países de que
huyeron. Las acciones de los agentes de inmigración son totalmente ilegales. Sin
órdenes de arresto, irrumpieron en las casas de los migrantes, tras mentir sobre
el motivo de la visita y amenazar con arrestar a los presentes si no les
abrieran la puerta. Una vez adentro, se llevaron a cualquier persona que no les
presentara una tarjeta de identificación.
Una familia describió que se les tocaron el timbre a las 4:30 de la mañanita;
luego se alumbraron con reflectores cada ventana de la casa, y después unos
agentes armados les esperaban al acecho por horas. Cuando al fin una persona
dejó la casa, lo pararon. Como los agentes no tenían el derecho legal de entrar
a la casa sin una orden judicial, le mintieron, diciendo que querían registrar
la casa para ver si estaba un hombre que era buscado por el gobierno. El
migrante todavía se negó a dejarlos entrar, así que amenazaron que “negarse a
colaborar con el departamento de policía podría llevar a su arresto”. Cuando el
migrante al fin cedió, los agentes irrumpieron en la casa, demandaron las
tarjetas de identificación de los presentes y llevaron a una mujer salvadoreña y
sus dos hijos. |
Cuando por fin llegaron al Río Bravo, la frontera entre Estados Unidos y
México, pensaron que habían llegado a puerto seguro. Miles de ellos buscaron y
se entregaron a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos pidiendo el asilo. Se
podía ver el alivio en sus rostros cuando los detenían, creyendo que
iban a tratar con justicia sus peticiones, obviamente legítimas, de quedar en
Estados Unidos en condición de refugiado.
¿Quiénes son esas personas? En un artículo en el New York Times,
Sonia Nazario describe a una familia:
“En un albergue para migrantes en Ixtepec, México, conocí a July Elizabeth
Pérez, de 32 años, quien sostenía a su hija de 3 años de edad, Kimberly Julieth
Medina, apretadamente en sus brazos, su mirada fija en sus otros dos hijos,
Danny Pérez de 6 años y Naama Pérez de 12 años. Llegó a este refugio después de
huir de San Pedro Sula, ciudad donde creció y trabajó como camarera, pero que
ahora es la ciudad más mortal en Honduras, un país con una de las tasas de
homicidio más altas del mundo. Su objetivo era llegar a Estados Unidos, donde su
madre y abuela viven legalmente en la Florida, a 5.000 kilómetros de
distancia”.
La represión intensificada, con respaldo estadounidense, contra los
refugiados que viajan a través de México ha dado luz verde a los delincuentes y
policías para asediar a ellos. Han secuestrado, para pedir rescate, a decenas de
miles de refugiados de Centroamérica al tratar de llegar a la frontera con
Estados Unidos. Los sobrevivientes relatan que fueron esclavizados trabajando en
los campos de marihuana o forzados a prostituirse.
Pero los gobernantes de Estados Unidos no consideran que estas decenas de
miles de inmigrantes, en su mayoría mujeres y niños pequeños, son seres humanos
— seres humanos desesperados huyéndose de un colapso social. No, lo que los
gobernantes vieron era la posibilidad de una inundación de gente desesperada —
cual gente fuera obligada de una manera u otra por el funcionamiento del
capitalismo-imperialismo a tratar de llegar a Estados Unidos. Así que actuaron
con decisión para sellar las vías de escape de las condiciones
infernales en Centroamérica que ellos mismos habían causado. Durante la década
de los 1980, Estados Unidos, directamente y mediante sus gobiernos títeres,
lanzó y llevó a cabo campañas genocidas en varios países de Centroamérica para
aplastar las rebeliones influenciadas por su rival imperialista, la Unión
Soviética. Estados Unidos ha destruido sus economías por medio del “acuerdo de
libre comercio” impuesto hace una década, y las pandillas han llenado el vacío
económico, dando lugar a países en que pandillas y policías bajo su influencia
manejan territorios vastos.
Entre el 18 de julio de 2014 y el 24 de noviembre de 2015, los tribunales
estadounidenses escucharon 46.956 casos de infracciones migratorias de menores
no acompañados. De los 19.326 casos que los tribunales ya han decidido,
ordenaron deportar a 9.109 niños de regreso a las condiciones terribles que
habían impulsado a sus familias a enviarlos por el desesperado viaje de
Centroamérica a Estados Unidos.
Arriba: Familias centroamericanas, entre ellas
niños pequeños, encima de un tren que atraviesa México hacia Estados Unidos,
julio de 2014. Foto: AP |
A esos refugiados, incluyendo hijos, que lograron alcanzar la frontera con
Estados Unidos les llevaron apuradamente a campos de detención tan inhumanos que
se convirtieron en un escándalo internacional, y los dejaron detenidos allí
durante meses, incluso a aquellos que tenían familiares o comunidades ya
establecidos en Estados Unidos que habían ofrecido a acogerlos. Les hicieron
pasar por un “proceso legal” de audiencias de asilo escandalosamente amañadas en
su contra. Algunas madres que ya habían cruzado con sus hijos se vieron
obligadas a llevar brazaletes electrónicas para seguir sus movimientos y
garantizar que se presentaron para las audiencias. Algunos jóvenes ni siquiera
tienen abogados para representarlos en estas audiencias complejas, y las normas
para demostrar “temor bien fundado de persecución” eran imposiblemente
difíciles. De los 6.100 adultos con niños procesados hasta el 24 de noviembre
de 2015, a casi el 80% les negaron el asilo. De los casi 20.000 niños
no acompañados, a casi la mitad les negaron el asilo.
Ahora estos inmigrantes se enfrentarán a un nuevo terror, la policía de
“Seguridad Nacional”. Vigilarán sus hogares. Luego vendrá el golpe a la puerta,
los hombres armados irrumpiendo, los gritos, las luces deslumbrantes, los niños
y los padres llevados esposados, puestos en aviones y enviados de vuelta a los
mismos lugares de donde se huyeron para salvarse la vida. De las personas
deportadas de regreso a Centroamérica desde principios de 2014, al menos 83
ya han muerto asesinadas, según un estudio realizado por el
Guardian del Reino Unido.
Ahora ya puedo escuchar estos reaccionarios idiotas
diciendo: “Ok, Bob, responde a esto: Si este país es tan terrible, ¿por qué
gente de todo el mundo viene aquí? ¿Por qué hay tanta gente tratando de meterse
en vez de salirse?...” ¿Por qué? Yo te voy a decir por qué. Porque han cagado al
mundo aún peor que lo han cagado a este país. En el proceso de adquirir su
riqueza y poder, ellos lo han hecho imposible para mucha gente poder vivir en
sus propios países.
Bob Avakian, Lo BAsico 1:14 |
Los informes de estas redadas programadas siguen un programa estadounidense
que obligó a su “socio”, el gobierno de México, a dar rienda suelta a un régimen
de terror contra los inmigrantes centroamericanos en su intento de entrar en
México o cruzarlo. Estados Unidos dio a México más de $ 80 millones para lanzar
el Plan Frontera Sur. Desplegaron a la policía mexicana para patrullar su
frontera sur con Guatemala. En 2014 llevaron a cabo más de 20.000
redadas en las estaciones de autobuses, hoteles, carreteras y hoteles en la
caza de refugiados “sospechosos”. Construyeron barreras y otras estructuras para
evitar que las personas se subieran encima de los trenes, y para barrerlas de
los trenes si de alguna forma lograron subirse. Algunos policías le dispararon
armas Taser a la gente que estaba encima de los trenes.
El efecto de esto ha sido lo de convertir un viaje ya peligroso en un horror
aterrador. Forzados a abandonar los trenes, niños pequeños, o padres que llevan
niños pequeños, ahora tienen que caminar por terreno difícil y
peligroso. Y obligados a alejarse de las rutas usuales de migración —que tienen
estaciones de paso establecidas por grupos religiosos y caritativos—, ahora
deben viajar por las zonas más aisladas donde se encuentran mucho más
vulnerables tanto a la naturaleza como a los ataques criminales.
La injusticia de la deportación y el horror del viaje impuesto por Estados
Unidos se hacen con un propósito, el de hacer correr la voz entre la
gente en Centroamérica de que aunque sean horribles sus condiciones, no vale la
pena tratar de llegar a Estados Unidos, y si de alguna forma lo lograran, es
probable que los vayan a deportar de todos modos. El Wall Street
Journal informó, “la operación tiene como objetivo enviarles el mensaje a
los que pensaban cruzar que no se les permitirá permanecer en Estados
Unidos”.
En octubre y noviembre de 2015, detuvieron en la frontera mexicana a más de
12.000 personas que viajaban en familias. Esto es más del doble del número de
detenidos en los mismos meses del año 2014.
Arriba: Los inmigrantes de Honduras y El
Salvador, incluidos los niños, después de su detención en Texas al haber cruzado
la frontera, junio de 2014. Foto: AP |
¡Así “resuelve la crisis de refugiados” el gran defensor autoproclamado de
los derechos humanos! Donald Trump, conocido por sus mentiras y amenazas
fascistas a los inmigrantes, se atribuyó el impulso para la decisión de Obama.
Esto es, sin exageración, como un monstruo que fuerza a la gente a regresar a un
edificio en llamas. Y en este caso es el mismo monstruo, el imperialismo
estadounidense, que prendió el incendio.
Sin embargo, las personas siguen llegando porque cuando unos padres ven que
la vida de sus hijos está en peligro, no existe ninguna medida que no intentarán
y no hay riesgo demasiado grande para tratar de protegerlos. Estos refugiados
han tenido que hacer frente a todas las fuerzas oscuras que el imperio
estadounidense ha utilizado para detenerlos.
Toda persona de cualquier nacionalidad y de cualquier situación debería
apoyarlos. Ya es hora, ya ha pasado la hora, para que cada vez más personas en
Estados Unidos defiendan y den la bienvenida a estos refugiados y para que
condenen y opónganse resistencia ferozmente a la barbarie criminal de forzar a
los niños a la muerte, y para hacer todo esto como parte de la preparación para
deshacernos de este sistema monstruoso que sólo puede imponer cada vez más
sufrimiento a la gente aquí y en todo el mundo.
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